Después de leer vuestros comentarios y de mucho pensar, he decidido empezar por este fic, porque aparte de ser el más corto, es el que lleva más tiempo esperando desde que pedí permiso a su autora. Se titula L'ombre et la lumière, escrito por Kyriam Anam. En español lo titularé La luz y la oscuridad. Espero que os guste.
Una noche, un pensamiento, sentimientos
¿Cómo podría encontrarse ahí, en la cocina de Regina Mills en mitad de la noche después de otra pesadilla y habiendo dormido en el sofá del salón?
Por Henry, solo podía ser eso, la única razón por la que, después de que todo el mundo hubo recuperado sus recuerdos, ella se hubiese instalado en esa casa aceptando dormir en un sofá y pasando sus días en compañía de su hijo y de la ex alcaldesa. Es la única razón, ¿verdad? Si no, ¿por qué estaría ella ahí?
Con la maldición rota, mucha gente quiere la muerte de la Reina Malvada, y como prueba, el altercado que hubo delante de la casa de esta. Si Emma no hubiera intervenido, estaba segura de que la habrían asesinado.
Henry, a pesar de todo lo que haya podido decir sobre Regina, se preocupaba por ella, después de todo es aún su madre. Él ha decidido quedarse con ella y Emma para protegerlo no tuvo elección que venir a esta gran casa con él.
Pero, en su interior estaba esa vocecilla, esa vocecilla que le murmuraba cada vez que estaba cerca de la morena que no era solo para proteger a Henry, sino también para proteger a Regina.
Después de todo, ella habría podido dejar que los habitantes la capturaran, y no meterse por medio, pero prefiere decirse que es su sentido de la justicia el que la guía antes que otra cosa para poder dormir por las noches.
Bebió otro sorbo de agua y contempló el cielo estrellado por la ventana de la cocina.
Hacía apenas un año ella vivía en un mundo normal, corría detrás de la gente que había desaparecido y estaba sola. Y ahora vivía en medio de personajes de cuentos de hadas, había reencontrado a su hijo, descubierto quiénes eran sus padres y viviendo en casa de la Reina Malvada.
Su vida entera había dado un giro de 360 grados y todavía no sabía si era algo bueno, todo era confuso para ella.
Vivió 28 años sin saber por qué había sido abandonada y ahora que sabía la razón, no podía evitar echarles la culpa.
Y además estaba toda esa historia de la familia que ella jamás conoció y que la pone incómoda en presencia de sus padres.
Sus padres…Ellos no aceptaron muy bien su decisión de venir a vivir aquí, aunque se lo esperaba.
Cuando vuestra única hija, a la que no habéis visto en 28 años, decide mudarse a la casa de la mujer responsable de toda vuestra infelicidad, no os tomáis a bien la noticia.
Y frases como ella va a intentar matarte o no podemos confiar en ella habían salido disparadas en el apartamento de Mary Margaret.
Aunque habían puesto muchos argumentos, nada hizo cambiar de opinión a la bella rubia.
Ella no iba a dejar a su hijo solo aquí cuando algunos podrían intentar vengarse de Regina y además ella debía proteger a la ex alcaldesa, después de todo aún era la sheriff.
«¿No duerme, Miss Swan?»
Emma se sobresaltó ante el sonido de la dulce voz de la morena y se dio la vuelta para hundir sus ojos en los marrones de la mujer, instantáneamente se perdió en ellos. Hipnotizada por la mirada de Regina, no se dio cuenta de que esta se había acercado y le había hecho una pregunta.
«Miss Swan, ¿se encuentra bien?»
Finalmente bajó a tierra y para su asombro pudo ver inquietud en el rostro de la ex alcaldesa.
«Euh…Sí, sí. No es nada, solo una pesadilla, la misma cada noche. Lo siento si la he despertado»
«Oh, no, no ha hecho ningún ruido, no podía dormir, es todo. Ya sabe, con la maldición rota y la gente que intenta matarme es difícil conciliar el sueño»
«Mientras yo esté aquí, no serán tan estúpidos como para atacarla, en todo caso yo no les dejaré hacerlo»
«¿Por qué protegerme?»
«Quizás sea la Reina Malvada para ellos, pero para mí aún es la madre de Henry y él la necesita. Ha cometido errores, les ha hecho daño, a mí también me lo ha hecho, pero al contrario que ellos, yo comprendo por qué. Por culpa de mi madre, perdió a su único amor y no se puede decir que su madre haya sido buena con usted, así que comprendo el rencor que la invadió aunque eso no excuse lo que hizo. Le prometió a Henry que iba a cambiar y yo la creo porque sé cuándo me mienten y cuando usted se lo dijo, estaba determinada a hacerlo. Nunca podrá reparar lo que hizo, pero aún puede hacerse perdonar. No sé por qué, pero quiero creer en usted»
«Gracias…»
Un incómodo silencio se instaló en la estancia, evitaban cada una la mirada de la otra.
La rubia quizás había hablado demasiado, pero era verdad, sin saber por qué, ella quería creer en ella, quería creer que podía cambiar y convertirse en esa mujer amable que su madre le había descrito antes de que la muerte de Daniel lo cambiara drásticamente todo. Esa mujer la intrigaba, y ella debe confesarlo, la atraía. Por supuesto, la Reina Malvada será siempre una parte de Regina, pero ella puede recuperar una parte de luz.
Henry siempre le había dicho que su madre representaba la oscuridad y ella, la Salvadora, la luz.
Quizás con su ayuda y la de Henry, la oscuridad que rodea a la morena pueda desaparecer, quizás como en los cuentos de hadas, ella podría ser su caballero blanco.
Finalmente, se atrevió a poner sus ojos sobre el cuerpo de la ex alcaldesa, su mirada se detuvo en las caderas de la morena, la parte más baja del cuerpo de la morena que podía ver detrás de la superficie de trabajo. Acarició con sus ojos el cuerpo de Regina, subiendo por sus caderas hasta sus senos, deteniéndose en ellos, imaginando la sensación de sus manos sobre ellos, de su boca acariciando la suave piel. Después sus hombros y su cuello, imaginándose la suavidad de su piel bajo sus labios, los puntos sensibles de la mujer. Y finalmente, los propios labios de la morena, tan carnosos y atrayentes. Ella tenía que besar tan bien.
Ella se removió y se abofeteó mentalmente, ¿en qué estaba pensando?
Era necesario que durmiera toda una noche.
Regina se dio cuenta de su conmoción y de su fatiga.
«Sería mejor que nos fuéramos a acostar, las dos estamos agotadas. Buenas noches, Miss Swan»
Se dirigió a la puerta de la cocina, pasando por el lado de Emma, rozándola. Esta se estremeció ante el contacto y respiró a pleno pulmón el perfume de la ex alcaldesa. Manzana, esta mujer huele deliciosamente a manzana.
Antes de que esta última dejara la estancia, la rubia la detuvo posando una mano sobre su brazo.
«Emma» Percibiendo la mirada interrogadora de la morena, ella continuó «Llámeme Emma»
«Muy bien, Emma. En ese caso creo que usted puede llamarme Regina»
La ex Reina Malvada reanudó la marcha y antes de franquear la puerta, escuchó susurrar a la sheriff
«Buenas noches, Regina»
Solo esa pequeña frase envió un estremecimiento a la columna de la morena que no comprendió el porqué, así como su corazón acelerándose y un calor instalándose en su bajo vientre.
¿Cómo podía la sheriff tener tal efecto sobre ella? Una fina sonrisa apareció en sus labios y finalmente dejó la cocina.
Las dos se acostaron más conmocionadas que nunca.
Una semana había pasado desde que la maldición había sido rota y la calma, poco a poco, había vuelto a la ciudad. La gente había vuelto a sus trabajos y a sus costumbres a pesar de su inquietud. Después de todo, la maldición se había roto, pero sin embargo, seguían aún en Storybrooke.
De momento, nadie había intentado atacar a Regina desde el altercado en el que la rubia y sus padres habían intervenido.
Dos días después de esa noche en la que se habían encontrado solas en la cocina, sensaciones y pensamientos extraños las recorrían.
Y ahora hacían de todo para no encontrarse a solas en un lugar por miedo a sentir de nuevo eso y no poder resistirse.
Es por eso que cuando Henry se marchó al colegio, Emma decidió pasar su sobremesa en la comisaria, pretextando papeleo.
Regina se encontró entonces sola en la gran mansión, y se sorprendió al escuchar el sonido del timbre a media tarde.
Se levantó sin ganas del sofá donde estaba acurrucada y caminó hasta la puerta.
Miró por la mirilla por miedo a las represalias de los habitantes, después de todo, de momento nadie la había atacado porque la sheriff había estado permanentemente junto a ella y Henry.
El miedo se apoderó de ella cuando vio que era Gold quien estaba detrás de la puerta, sin duda venía a vengarse después de que haberse reencontrado con Belle.
Estaba sola, sin poderes, ni ningún medio de defensa, si quisiera matarla, lo haría sin ningún problema.
Finalmente, es así como acabaría la Reina del Mal, asesinada porque en este mundo era demasiado débil.
«Majestad, abra, ¿de qué tiene miedo?»
Podía escuchar el sarcasmo en la voz de Rumpelstilskin. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero este era muy diferente al que sintió aquella noche con Emma.
No tenía elección, tendría que abrirle la puerta, pero lo hizo no sin terror.
Una vez la puerta abierta, se encontró de frente a un Gold sonriente, lo que la puso más a la defensiva.
«¿Qué quiere Rumpel?»
«Oh, creo que sabe muy bien lo que quiero, Regina» Dio un paso hacia ella, señalándola con el dedo «Secuestró a Belle, me hizo creer que ella estaba muerta. Y aquí, en ese mundo, la mantuvo encerrada durante 28 años dejándola con sus recuerdos. Así que no me diga que no sabe lo que quiero»
Por supuesto venía a matarla, ¿qué otra cosa?
Se acercó un poco más a ella.
«Le he prometido a Belle que no la mataría. Al menos no con mis manos»
Agarró el antebrazo de la morena y presionó un objeto contra la palma de su mano.
Sus ojos se desorbitaron de espanto.
«¿Es lo que…?»
«Sí, querida. Es lo que nadie puede evitar…El destino. Le prometo que el suyo será muy desagradable»
Ella lo empujó violentamente, pero demasiado tarde, el mal ya estaba hecho, sobre su palma el símbolo de su fin, de su pérdida.
Pronto el espectro vendría a por ella, pronto le robaría su alma.
Pronto estaría muerta.
Sentada en el sofá de su salón, el mismo sofá en que cada noche dormía Emma, contemplaba su mano y la marca del ladrón de almas grabada en su piel.
Sabía que no había ningún modo de escapar a eso, no se le podía matar y aquí, en este mundo, ella no tenía ningún poder para protegerse.
No pudo evitar pensar en Henry, su hijo. Todo lo que esperaba es que él no estuviera delante cuando el espectro atacara. Ver cómo le roban el alma a alguien no es algo que se pueda olvidar.
Y a continuación sus pensamientos derivaron inexorablemente hacia la bella rubia, en esos últimos días se habían acercado, haciendo un esfuerzo por Henry.
Pero tenía que reconocerlo, desde aquella noche, hacía dos días, ella ya no lo hacía solo por su hijo, sino también por Emma. No sabe cómo la rubia puede hacerle sentir eso, esos escalofríos cuando la roza, hacerla enrojecer cuando la mirada de la sheriff se posa sobre su cuerpo, su corazón que se acelera y ese calor en su bajo vientre. No había sentido eso desde hacía mucho tiempo, de hecho desde Daniel e incluso ahora tenía la impresión de que era más fuerte y eso la aterrorizaba. No podía apegarse a la Salvadora. Y sin embargo, ¿ya no era demasiado tarde?
De repente, resonó un trueno y el viento golpeó las ventanas, sintió cómo el suelo temblaba ligeramente y lo supo. El espectro estaba de camino.
El frío invadió la casa y se hizo un profundo silencio.
A continuación la puerta de la entrada se abrió violentamente, ella saltó y se refugió en una esquina del salón. Un segundo más tarde, estaba ante sus ojos, acercándose peligrosamente a ella.
El miedo la paralizó en el sitio, no esbozó ningún gesto para escapar, de todas maneras no podría esquivarlo, estaba condenada.
En seguida, comenzó a succionarle el alma. Que te succionen el alma no es algo agradable, te sientes arrancada de tu propio cuerpo y este se sumerge en un profundo dolor. Y además piensas en tu pasado, en tus errores, en la gente que amas. Y una imagen importarte te viene a la mente, la última, la que puede ser tu más grande esperanza, tu más grande felicidad, tu luz, tu amor.
Ahí, ante los ojos de Regina Mills, que iba a morir de un instante a otro, se presentó la imagen de Emma, más bella y sonriente que nunca.
Y se dio cuenta en ese momento, en ese preciso momento, que finalmente podía poner una palabra a lo que sentía.
Amor.
«¡Aquí!»
Sintió el calor de una llama cerca de ella y vio cómo el espectro se alejaba. Sus piernas cedieron bajo su peso en el momento en que comprendió que alguien había llegado para salvarla y había hecho huir al ladrón de almas. Esperaba caer contra el suelo, pero en lugar de eso, sintió un cálido cuerpo contra el suyo.
«¡Regina!»
Lo último que vio antes de perder el conocimiento fue la mirada preocupada de su bella rubia.
«¡Quédate conmigo!»
Cuando abrió los ojos, no comprendió al principio dónde estaba. Después sintió un colchón bajo ella y mirando la habitación donde se hallaba, reconoció su habitación.
Todo su cuerpo estaba entumecido y dolorido, habría dado cualquier cosa por volverse a dormir, pero la amenaza del espectro pesaba aún sobre ella. Dándose cuenta de eso, se sentó de un impulso en la cama, pero una mano sobre su hombro la obligó a volverse a recostar.
«Parece que la Bella durmiente del bosque se ha despertado por fin» Regina respondió con un simple gruñido «Debería ir con calma, después de lo que ha vivido, su cuerpo está aún débil»
Regina giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los de la sheriff, sentada en el borde de su cama.
Recordó las últimas palabras de la rubia y un calor la invadió.
«Gracias…»
«Oh, no fue gran cosa, solo hacer que un monstruo venido de no sé dónde, huyera»
«Idiota»
La sonrisa de Emma se agrandó aún más y sin darse cuenta se acercó un poco más a la morena.
«Una idiota que le acaba de salvar la vida»
«Sí y ya le acabo de dar las gracias»
El silencio se instaló en la habitación durante algunos minutos. La ex alcaldesa vio a Emma moverse con expresión vacilante, comprendió que quería preguntarle algo y verla moverse de esa manera comenzaba a irritarla, así que decidió romper el silencio en primer lugar.
«Venga, haga su pregunta en lugar de andarse por las ramas»
«Oh…bien…euh…Me pregunto en qué estaba pensando cuando esa cosa la atacó» Ante la mirada perpleja de la morena, decidió explicarse «Cuando llegué al salón, mi instinto me guio y cogí lo primero que se me ocurrió para hacer huir a esa cosa, pero no pude evitar darme cuenta de que usted tenía una sonrisa en sus labios»
Regina se quedó estática, pensando cómo responder a su pregunta, cuando lo único que la obnubilaba mientras el espectro robaba su alma era Emma. No respondió y desvió la mirada. La rubia comprendió que no tendría la respuesta, así que decidió levantarse para avisar a sus padres de que Regina se había despertado. En el momento de salir de la habitación, cuando tenía la mano en el picaporte, dispuesta a cerrar la puerta tras ella, la ex alcaldesa decidió responder.
«Pensaba en usted»
Emma cerró la puerta en un estado de asombro, quedándose delante de ella un momento para recuperarse.
Finalmente, asimiló la respuesta de Regina, después de todo, cuando había visto a la morena siendo atacada, su corazón se había saltado un latido y todo lo que quería hacer era salvarla y tenerla en sus brazos.
Inspiró profundamente y bajó las escaleras para reunirse con sus padres.
Era absolutamente necesario encontrar un modo de salvarla.
Entre el momento en que Regina había venido a su encuentro para encontrar un plan y el momento en que se pusieron manos a la obra, las dos mujeres no se encontraron una sola vez a solas, cosa que no dejó a la rubia la posibilidad de hablar con Regina sobre lo que había dicho.
Y ahora que se encontraban en el ayuntamiento de la ciudad esperando a que el ladrón de almas hiciera su aparición, Emma no podía evitar estar inquieta por la bella morena.
¿Qué haría si no lograban salvarla? Ella no lo soportaría.
Fue arrancada de sus pensamientos por la voz de su padre.
«¡Ya viene!»
Él encendió su antorcha y Emma se acercó a Regina que intentaba reactivar el sombrero sin éxito.
David prendió fuego a la barandilla para poner una barrera entre el espectro y ellos y les gritó que se dieran prisa.
«No funciona» Regina estaba a punto de perder las esperanzas.
«¿Cuál es el problema?»
«La magia. Es diferente aquí»
Emma puso su mano sobre el brazo de Regina para hacer que mantuviera la calma y que se concentrara y sin haberlo prevenido, la morena sintió la magia correr a través de ella.
El sombrero comenzó a girar y un humo violeta salió de él, en pocos segundos un portal se había creado, ahora solo había que hacer que el espectro entrara en él.
David fue empujado y el espectro se precipitó sobre Regina.
«¡Regina!»
La sheriff la empujó antes que este pudiera alcanzarla y el ladrón de almas cayó en el portal, pero antes de desaparecer arrastró a la rubia con él.
«¡No!» Ella no podía perderla, ¡ahora no!
Regina saltó al portal detrás de la rubia, no deseando sino estar a su lado.
Snow y Charming quisieron seguirlas, pero ante de poder entrar, el portal se cerró, llevándose con él a su hija, a la Salvadora, y a la Reina Malvada.
