Accidente en la piscina
Bendito día soleado, pensé con una sonrisa. Hoy era un inusual día de calor en Forks, donde siempre había lluvias y muchas nubes.
Pero hoy, el mal tiempo, nos había dejado un descanso y había venido el Sol, como lo extrañaba…
Me dirigía a la piscina de Port Angeles, dado que por el clima, en Forks no hay.
Me acompañaban Alice y Rosalie, mis mejores amigas desde que tengo memoria.
-¡Que ganas tengo de tirarme a la piscina!- dijo Alice con sus típicos saltitos.
-Y no sabes las ganas que tengo de tirarte- murmuremos Rosalie y yo a la vez, provocando que nos riéramos y Alice se enfurruñara, pero no le duraba mucho, era muy buena amiga.
Aparque mi coche en el aparcamiento de la piscina y nos encaminemos a comprar las entradas. La piscina era espectacular, enorme.
-Whao, cuanto hace que no veo una piscina- dije estúpidamente emocionada.
-Ya lo se, Forks no es precisamente un lugar muy tropical- dijo Rose con ironía.
Caminemos hacia al césped para depositar nuestras toallas. Por suerte cogimos un lugar con sombra y muy cerca de las zonas de sol, para que Rosalie y Alice lo tomaran.
-Nos vamos al agua- dijeron Rose y Alice al unisonó- ¿Vienes?
-Ahora iré, un momento- dije buscando las gafas y cremas.
-Ok.
Al poco rato me encaminé yo al agua, por sorpresa no estaba fría, estaba perfecta.
Pero de golpe una persona me empujó y caímos los dos al agua. Con esfuerzo logré sumergirme y pude mirar al causante.
Era un chico de no más de 18 años con el pelo cobrizo y ojos de color esmeralda.
-Lo siento- dijo intentando disimular la risa.
-¡No te rías!- le dije tirándole agua a la cara y yéndome tan deprisa como pude al otro lado de la piscina.
-¡Oye! He dicho que lo siento, pero ahora verás- y en un tiempo récord, algo o mejor dicho alguien, me cogió de un pie y me hundió en el agua.
Por más que pataleaba no me soltaba y cuando lo hizo me tiré encima de él para hacerle una aguadilla. Pero el pudo más y me la devolvió.
-¡Eso no se vale, tienes mas fuerza que yo!- dije indignada.
-No haberlo buscado- dijo carcajeándose.
-Umpf…-dije sentándome en el bordillo de la piscina y cruzándome de brazos.
-Lo siento de verdad, soy Edward. ¿Y tú?
-Bella- contesté
-Hermoso nombre, te pega- me dijo con una sonrisa en la cara.
Y como era costumbre, me sonrojé y me fui de allí con un Edward riéndose detrás.
Me dirigí a mi toalla, y Alice y Rose enseguida me acribillaron a preguntas.
-¿Quién es él? ¿Cómo se llama? ¿Vive aquí? ¿Te gusta?
-Un momento- dije con la cabeza echa un lio- de una en una. Él es Edward, no lo se si vive aquí y por favor, no me gusta, lo acabo de conocer.
-Ahh- dijeron poco convencidas.- Bueno nosotras también hemos conocido a alguien, el príncipe de nuestras vidas.
Y me señalaron a un chico rubio, Jasper, el que le gustaba a Alice, y uno con el pelo negro, Emmett, el que le gustaba a Rose. A su lado estaba Edward, que me sonrió con una sonrisa traviesa. Yo como una niña pequeña, le saque la lengua y el se carcajeó provocando la mirada de todos hacia a él y hacia a mi.
-Que bonita pareja- dijo Rose.
-Pesada- refunfuñé.
De nuevo me dejaron sola en la toalla y se fueron con sus nuevos novios. Porque estaba claro que les gustaban de verdad y nos los dejarían escapar.
-¿Me puedo sentar?- me pregunto una voz por detrás.
Me giré y me encontré a Edward. En ese momento me pude dar cuenta de lo hermoso que era.
-Claro- le dije inmediatamente.
Edward y yo estuvimos toda la tarde hablando sobre nosotros y conociéndonos mejor.
Más tarde hizo mucho calor y me compre un helado.
-Yo también quiero- me dijo Edward con una sonrisa de corderito en la cara.
-Pues cómprate uno- contesté.
-Dame un poquito- me presionó.
-No.
-Venga.
-No.
-Tú lo has querido- dijo.
Y cuando vi esa sonrisa maliciosa en su cara, me levanté y comencé a correr con él pisándome lo talones.
No corrí ni 10 metros cuando ya lo tenía encima de mí. Y sin más le dio un bocado a mi helado.
-¡Oye, que es mío!- dije divertida.
-Ahora no.
-¡Jo! Ahora me he quedado sin, tendré que comprar más.
-No hace falta- y de golpe, estampó sus labios contra los míos. Pude apreciar el sabor a chocolate en ellos y eso creo la mejor experiencia de mi vida.
-Mucho mejor- dijo ronroneando.
-Y que lo digas- y no pude evitar volver a probar esos labios de mis sueños.
Os puedo asegurar que adoro ese día en que el sol salió en Forks. Porque si no fuera por ese día, no hubiese conocido a mi hoy marido y futuro padre de mis hijos.
Por cierto, ¿A que no sabéis que helado es mi preferido?
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¿Qué os parece?
Otro oneshot, haber si creo una historia mas larga :D
Estoy con la idea de una y tengo otra en mi perfil. Haber como van.
Un beso!
