Quizás
Un día de poco sol y el aire soplando con suavidad meciendo las hojas de los árboles lentamente como en una suave caricia. Era el día perfecto para una cita o para el encuentro de por amantes, pero para el jefe orco era día no era para aquello en cambio tenía que acordar asuntos importantes, asuntos de estado.
Cuando llego a la ciudad de aquella especie en cuales jamás difícilmente confiaría pregunto por aquella persona con la cual tenía que reunirse y le dijeron el lugar donde encontrar a dicha persona. Un hermoso jardín en cual había un gran árbol y bajo el se encontraba "esa" persona dormida.
Thrall se acerco a ella teniendo cuidado de no hacer ruido aunque no sabía la razón por la cual hacia aquello y tomo unos momentos para admirar cada facción de su rostro su blanca piel, sus rubios cabellos, sus labios entreabiertos. Estaba solo a unos centímetros de ella, podría haberla matado si lo hubiese deseado pero no lo hizo; atacar en una situación como aquella seria de un cobarde pero no pudo evitar preguntarse si la hechicera sabría que no atacaría o ella simplemente siempre era así de desprecavida, lo segundo lo descartó casi de inmediato ya un jefe de estado jamás se descuidaría de esa manera, permaneció por un rato admirando la belleza de la joven sin darse cuenta que casi por instinto le acercaba mas al rostro de ella hasta que estando a unos centímetros de ella su ojos se abrieron obligándole a separarse sin saber si la chica había o no adivinado sus intensiones.
El resto del día siguió con la agenda normal de esas reuniones: política, política y mas política, habían muchos problemas entre sus pueblos de los cuales tratar juntos y eso les tomo casi toda la tarde, solo al anochecer terminaron todo aquello y procedieron a despedirse de la forma protocolar de siempre.
El joven orco dio la espalda a la joven para empezar su camino a casa pero después de haber dado unos pasos sintió una suave mano que toco su hombro haciéndole voltear inmediatamente a ver a aquella persona pero solo la vio por unos instantes ya que sus ojos no pudieron evitar cerrarse al percatarse de lo que pasaba, de repente sus labios fueron tocados por los labios de la joven volviendo aquel rose de labios en un cálido y dulce beso que a los dos le hubiese gustado que durara para siempre.
- el primero y el último- fueron las palabras que salieron de la boca de la joven.
El jefe orco no respondió pero asintió con un movimiento de cabeza y se repitió aquellas palabras dichas por Jaina. Finalmente los se dieron la espalda para caminar hacia sus respectivos pueblos, caminando como tratando de olvidar lo que acababa de pasar pero después de recorrer la misma distancia en caminos contrarios detuvieron su paso.
- quizás…-fueron las palabras que salieron de los labios de la joven hechicera humana
- quizás…-fueron las palabras que salieron de los labios del jefe orco.
Quizás si fueran de la misma raza, si no hubiese guerra, si volvieran a nacer quizás podrían estar juntos, quizás su amor no sería un imposible…quizás.
Los jefes de aquellas naciones jamás hablaron de lo que ocurrió aquel día, aunque hubo un testigo que mudo ante la desgracia del aquel amor un imposible marco el lugar donde todo sucedió.
Quizás en el futuro alguien encuentre el lugar, quizás en el futuro se cuente como aquellos dos enamorados sacrificaron su amor por su pueblo, quizás….
