¿Cuánto hace que empezó esto? Posiblemente no le encuentres una fecha concreta.
"Cuenta la leyenda que antes de la aparición de los primeros humanos aparecieron en la tierra los animales como peces en el mar, aves en el aire y los reptiles que caminaban en suelo firme. Pero en el mar había más criaturas de las que se cree. Los peces vivían en armonía con otras especies marinas, se decía que estas criaturas eran poderosas. Ellas tenían medio cuerpo de pez y otro medio de humano, Se las llamó sirenas. Ellas podían vivir tanto en la tierra como en el mar no tenían lugar al que pertenecer Vivian en libertad. Las sirenas eran conocidas como las protectoras de los piratas, se dicen que ayudaban a los piratas en sus grandes aventuras por el Grand Line."
-Pero abuelo, ¿como pueden ayudar a los piratas? Si ellos son los malos- dijo un niño sorprendido por la historia que le contaba su abuelo.
-Eso es lo que dice la leyenda.
-Pues las sirenas son tontas, ¿por que no nos ayudan a nosotros que somos los buenos? Yo me encargaré de coger a todas las sirenas para que no ayuden a los piratas y las ordenaré que nos ayuden a nosotros.- dijo el niño con decisión.
El niño se levantó de las rodillas de su abuelo y se dirigió hacia el lado opuesto del barco para subir la pesca.
El abuelo, que andaba lentamente por la cubierta con su bastón se acercó a la barandilla de la cubierta para poder mirar el mar.
El anciano señor sonrió al ver pasar las olas y el viento que las movía.
-Que pasa Seing, ¿porqué estas tan entusiasmado?- dijo uno de los marineros que estaba en la cubierta trabajando.
-El voy a atrapar a las sirenas para que no ayuden a los piratas.
- No me digas que te ha contado la historia de las sirenas- el niño asintió con los mofletes hinchados.
-Abuelo, - dijo el marinero- no le engañe al niño, todos sabemos que esa historia es solo una leyenda popular para alimentar a los piratas a buscar el One Piece.
-Si, hay que ser tonto para creerse que una criatura como esa exista.- dijo otro de los marineros.
El abuelo no les hizo caso.
-¡Claro que existen las sirenas, el abuelo nunca me mentiría!- dijo el niño a los hombres que estaban allí.- Cuando sea mayor me uniré a la armada y las secuestraré, lo tengo decidido.
-Bueno, pero hasta entonces ayúdanos con la pesca.- dijo el marinero lanzándole un cabo al niño.
Los hombres del barco pesquero comenzaron a subir la carga al barco y a guardarla en su lugar.
El anciano siguió mirando el mar sonriendo, recordando los tiempos en los que surcó el mar con su banda.
-"Buenas noches Mireia, cuídate mucho, seguro que tú nieta ya está hecha una mujercita"
El anciano guardó en su bolsillo un collar de concha que le era muy preciado para él, después de eso volvió a su dormitorio y se quedó profundamente dormido.
