A/N: Hola. Bueno, con eso de que los drabbles son tan fáciles de hacer, he decidido (gracias a una amable fan del drinny como yo) publicar este corto escrito. Si ya sé...debería escribir historias más extensas, pero próximamente se dará eso :)

Harry Potter, ni sus personajes, lugares, etc., no me pertenecen.


"Infusión de canela"

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—¿Aún no te lo tomas? Eres un malagradecido. —dijo Ginny al regresar a la habitación, su rostro una mezcla de confusión y desaprobación.

Se suponía que serían unas vacaciones perfectas…

—Me rehúso a tomar esa cosa —refutó el joven cruzándose de brazos.

—Se llama té y es un buen…

—Remedio casero de tu mamá, bla bla bla… —interrumpió Draco, e hizo un ademán con una de sus manos —Te dije que era mala idea no traer a Mipsy aquí.

—Mipsy necesita un pequeño descanso, además el té te ayudará a que descanses un poco. —la pelirroja se sentó a la orilla de la cama, cerca del rubio y lo miró —Anda, no te hagas el desentendido, bebe el té.

—Los Malfoys no necesitan remedios comunes para sentirse mejor.

—Lamentablemente no hay nada en esta casa más que esto para que te mejores. —señaló la delicada taza de porcelana que se encontraba en el buró y prosiguió —¿Porqué eres un gruñón?

—No lo sé, tú decidiste casarte conmigo. —una sonrisa presuntuosa se dibujó en el rostro aristocrático y varonil del joven.

—Y también puedo decidir si irme o no.

—Entonces, ¿Me dejaras aquí y me cambiarás por otro, mientras muero de un resfriado en esta solitaria casa con un té de canela?

Ginny se echó a reír.

—Solo te quiero a ti —le dijo en un susurro mientras besaba su frente con ahínco y acomodaba las sábanas donde se encontraba el joven de cabellera rubia —Tanto, que quiero que te mejores y ya sabes qué tienes que hacer, así que no lo repetiré.

Las mujeres que se toman las cosas muy en serio.

Malfoy hizo una mueca de fastidio, y acercándose al buró, tomó la taza que aún se encontraba en una temperatura agradable.

—Yo también te quiero Ginevra.

—Lo sé. —Y la pelirroja sonrió, de esas sonrisas resplandecientes, contagiosas y que alegran el día. —Así me gusta, ahora iré a prepararte un poco de sopa.

Momentos después, el rubio observó con detenimiento la infusión que Ginny le había preparado.

De acuerdo, tal vez nunca estuvo acostumbrado a beber infusiones, si acaso una o dos veces pero en ocasiones especiales. Y ahora se encontraba frente a un remedio muggle, común y de plebeyos…

Hecho por Ginny.

Era un dramático, de eso estaba seguro, además...No pasaría nada, la pelirroja jamás intentaría envenenarlo y bueno, no tenía mal aroma…

Decidió beberlo en varios sorbos y minutos después, no había rastro ya de aquel té de canela.

Mujeres…lo que uno hace por complacerlas.