No tengo derecho sobre Full Metal Alchemist ni mucho menos Harry Potter… solo sobre una historia loca que se me ocurrio.
Prometido 1: Violación de seguridad
Mcgonagall corría como su túnica se lo permitía, tenía que asegurar el castillo como el mismo Snape lo está haciendo con el bosque prohibido, sentía el palpitar de su corazón por el esfuerzo… silencio era lo único que podía escuchar sin contar el sonar de sus propios pasos en la dura piedra de los pasillos.
Esta era de las ocasiones en las que odiaba lo impulsivos que podían ser los de su propia casa (agregando que al parecer arrastraron a un estudiante de Revenclaw), escapando para salvar a un colega era algo que caracterizaba a los leones… pero sin pensar en las consecuencias, casi rayando a lo estúpido… a veces se confundía el valor con la estupidez… palabras de su rival de casa, Severus ahora venían a su mente en constante reprimenda.
-Alguna novedad- exigió al ver entrar al susodicho, con una fina capa de sudor signo de que de igual manera se esforzó por su búsqueda de sus estudiantes con la esperanza que no hayan ido a lo que obviamente pintaba como una trampa.
Snape resoplo, con su mueca de indiferencia pero un brillo de decepción en sus ojos –me temo que Potter y compañía fueron directo a la boca del lobo- gruño con su misma voz, aquella que usa para una situación aburrida.
Minerva era de las pocas personas que podía identificar su tono de voz, que aunque aburrida tenía unos tonos de preocupación (que años de convivio afinan) –Por Merlín… espero que los de la orden lleguen a tiempo- convoco un patronus para confirmar que en efecto los estudiantes estaban fuera del colegio.
En un silencio que siempre compartían ambos estrictos jefes de casa, decidieron comenzar su caminata hacia sus dormitorios –porque Potter no tiene un año normal- la animago susurro, negando fervientemente con su cabeza.
El pocionista torció un poco su boca, en una mueca de desagrado eminente, iba a decir una de sus frases célebres contra Potter y sus complejos de héroe, cuando escucho un estruendo proveniente del salón principal por donde estaban pasando, les llamo la atención… con varita en mano por si acaso, ambos profesores se dirigieron a la puerta de dichoso lugar.
Al final terminaron empujando con rapidez por el espectáculo de luces que comenzó a formar en el techo encantado del salón, con la boca muy abierta y ojos expectantes observaron un extraño círculo con figuras en el centro que brillaba entre rayos azules que impactaban en el tejado de madera que era donde se apoyaba… del centro del mismo, como si fuera escupido con cuidado una figura emergió… cayendo estrepitosamente cuando lo que lo sostenía desapareció en un sordo impacto.
Silencio fue lo que siguió, como si aquella magia nunca hubiera estado ahí con el techo levemente dañado como único testigo del acontecimiento… Snape miro a Minerva, con sus ojos en decisión por este intruso que pudo pasar por todos los encantamientos protectores del colegio contra la aparición, ambos comenzaron su acercamiento con varita en alto para repeler cualquier ataque.
-Quien eres y cuál es tu negocio aquí - exigió con su mejor voz intimidadora Snape, con la maldición petrificadora ya en la punta de la lengua esperando que sus reflejos de mortifago fueran de ayuda.
-Responde- Minerva con similar mando gruño, sus ojos mostraban decisión al igual que su colega con la tensión de reaccionar ante la hostilidad, no por nada sobrevivió a una guerra.
El extraño se levantó, dándoles la espalda… abrigo rojo con una simbología en negro justo en el centro de la espalda, cabello rubio trenzado hasta casi mediación, a simple vista y por lo poco que la vestimenta mostraba… se podía juzgar con buen físico, pero parecía ajeno a las amenazas mientras parecía checarse suponiendo que para ver si estaba bien.
-QUIEN ERES- gruño ahora en voz alta Snape, aquella que solo alza cuando el inútil de Longbottom exploto un caldero afectando la clase de pociones.
El intruso pareció tener un escalofrió, como si apenas se diera cuenta que no estaba solo ante su obvia inspección por el lugar, volteo a observarlos y con un salto estaba en una posición que se caracterizaba como defensa muggle… pero eso no era lo peculiar, sino la juventud que expresaban sus rasgos y los anormales ojos dorados en un ceño aún más fruncido, la presencia era tan intimidadora que podía haberlos hecho correr… pero no a estos profesores.
-Vuelvo a repetir… quien eres y que haces aquí- con voz siseante de Snape, tan lenta como si fuera la serpiente lista para lanzar el veneno, con su varita tan apretada que los nudillos casi blancos era la evidencia que era un milagro que esta no se partiera a la mitad.
Pero el chico solo alzo la ceja como confundido e inclino su cabeza, pero su mirada se desvió ante las varitas con algo de incredibilidad… al poco tiempo se doblaba de la risa, como si hubiera visto la más estúpidas de las acciones… pero esto solo logro cabrear más a este estricto y peligroso dúo que no dudo en lanzar un hechizo paralizante en su dirección.
El joven salto con agilidad y facilidad, sus gestos volvieron a la seriedad mientras ahora estaba parado en modo defensivo justo en la mesa de profesores… dijo algo en un idioma ajeno al conocido.
Minerva solo negó con la cabeza observándolo entre angustiada por los reflejos envidiables e intrigada por lo que fuera que les haya dicho –no entendemos- lo dijo lo más lento posible, con otro movimiento de su cabeza.
-Que haces Minerva… solo hay que someterlo- el pocionista gruño en voz baja, porque a comparación de su colega era más difícil lograr que ceda con su hostilidad menos ahora que sabe la habilidad acrobática del mocoso.
El animago aun con su varita en alto, resoplo… porque para ella ese era un niño (un hábil niño), pero si hubiera querido matarlos lo hubiera hecho en el momento en que esquivo sus encantamientos.
El rubio resoplo, murmurando algo en su extranjero idioma, alzando las manos en rendición después de un análisis critico por esos dorados ojos al asunto… aunque un gesto de alivio se mostraba en sus rasgos, como si hubiera esperado una peor situación que estar siendo custodiado por hechiceros hábiles… aunque noto un brillo de burla para las varitas, algo que pasaron por alto por ahora.
XXXXX
Gringotts estaba tranquilo, después de todo estaba cerrado por ahora, aunque aún estaban trabajando algunos… el más seguro de los lugares, el primer lugar antes de Hogwarts, sobre todo aquellos que se encargan de las maldiciones para alguna de las bóvedas más antiguas del banco mágico.
La humedad de ser subterráneo, la magia que rodeaba, las diferentes formas de seguridad que cada "cliente" tenia, dependiendo de la riqueza que aseguraban eso era parte de la estructura de un amplio lugar como ese.
-Porque hoy- rezongo Bill Wesley deprimido por no haber acudido al llamado de la orden, pero bajo el estricto manejo de los tacaños jefes del lugar, era primordial la vigilancia de sus trabajadores más a alguien foráneo… asi que escapar no era su opción.
No supo de que iba la clara alerta de emergencia, pero sabía que era el ministerio el lugar de encuentro… perdiéndose de la posible acción que estaba esperando por años (no es que le gustara la guerra y esas cosas… solo sea por condición), después de todo habia dejado Egipto para ser oficial miembro de la orden.
La bóveda parecía inutilizable desde que el señor Flamel murió, pero aun sus descendientes eran exigentes en el mantenimiento de la misma aunque ya no contaran con su mayor tesoro… la piedra filosofal.
Las riquezas por montones exhibidas en los estantes ya con telarañas, el dinero en montañas clasificadas por peso arrinconadas en cada esquina y el lugar donde la joya descansaba, vacío desde la destrucción a manos de Dumbledore.
-Vámonos muchacho- gruño uno de los tacaños jefes, con esa mirada de desconfianza no borrada a pesar de saber que era uno de los más justos y honrado de sus trabajadores.
Bill suspiro, posiblemente debería de cambiar de trabajo, pero bueno a el le gusta lo que hace independientemente del trato que le dan, pero un sonido detuvo la retirada de ambos… mirando hacia el techo distante como rayos azules comenzaron a formarse.
-QUE HICISTES- exigió su pequeño jefe con la cara deformada de la acusación e ira, apuntándolo con su huesudo dedo para empezar a castigar por su insubordinación.
Wesley levanto las manos –yo no fui… mi varita no la he sacado- dijo con la inocencia en sus gestos, pero el sonido seguía ahí… encima de ellos, volvieron su vista hacia ese punto donde un circulo brillante con extraños símbolos se formaba y de el parecía expulsar algo que cayo pesadamente en el suelo… justo donde estaba, muy apenas esquivándolo.
El jefe se acercó intrigado, porque ahí justo en medio de la cámara, con humo de la aparición estaba una armadura… rígida e inerte, con una patada precautoria de Bill (al cual se le ordeno dársela) se dieron cuenta que estaba vacía.
-No sé quién hiso un trabajo tan anticuado…- indico con su instinto de juzgar artesanías, rodeándolo como critico -y como logro llegar hasta aquí…- gruño el pequeño jefe de orejas puntiagudas, deteniendo su paso –pero señor Wesley… considérelo su pago por sus horas extras esta semana ya que obviamente no pertenece a la familia Flamel- concluyo con sonrisa maliciosa, saliendo del lugar dejando a un mudo mago.
-Tacaño- gruño Bill indignado por dichoso pago, con un resoplido comenzó a flotar el objeto para llevarlo al lugar donde se aparecerán… seguramente Sirius podría exhibirlo junto con todas sus reliquias en la mansión Black, pensó consolador aunque seguramente su Madre va a querer derrumbar Gringotts por la injusticia a su hijo mayor.
Asi el mago salió con la armadura, con el casco bajo el brazo rumbo al carro donde su maldito jefe reía complacido por "cumplir" con su mejor trabajador… ignorando el sello de sangre que tenía dentro, ni preocupándose de la procedencia de dicho artefacto… después de todo, era su pago y no podía quejarse sin perder su trabajo.
Su mayor preocupación, era que la emergencia de la Orden hubiera acabado con una victoria para ellos.
XXXXX
Harry estaba jadeando, puede que sea a causa de la falta de su condición física o los dolores constantes de cabeza por la cicatriz maldita que se burlaba de este por haber caído en una trampa.
Ahí entre estantes de profecías, que caían estrepitosamente en la oscuridad del departamento de misterios, escuchaba a sus compañeros detrás corriendo con la misma dificultad entre la penumbra iluminada solo por las esferas.
Neville, Luna, Ginny, Ron y Hermione siendo perseguidos por mortifagos a causa de una profecía con su nombre y del señor oscuro.
Llegaron a una puerta, sin medir consecuencias la abrió de golpe solo para sentir la caída libre en un grito de grupo, deteniéndose a solo centímetros del suelo para caer de golpe.
-Todos bien- pregunto al sentarse con rapidez, algunos quejidos pero siempre afirmativos, un suspiro de alivio para pararse y ver a su alrededor con curiosidad además de precaución.
Ahí en medio el piso se elevaba entre roca que contrastaba con el mármol oscuro de paredes y suelo del resto del ministerio, con un marco que se alzaba misterioso justo en el centro… pero lo más extraño no era ese marco ni mucho menos los susurros que provenían de este… sino la mujer que los miraba interrogante pero con un aire salvaje en toda su esencia aun silenciosa.
-Quien es usted- exigió Hermione con varita en mano, después de todo no estaban siendo perseguidos por nada… pero Luna hiso que bajara el arma mágica que era mirada con burla por la señora.
Una alta mujer de cabellos negros al igual que sus ojos, ropas que podía catalogar como muggles pero lo más desconcertante era que les hablaba como si ellos entendieran con un tono demandante que hacía temblar por la intensidad de la mirada.
-No entiendo- susurro cohibido Neville, a pesar de haber enfrentado mortifagos a sus espaldas… esta señora te hacía sentir que la muerte era segura si la decepcionabas.
Un resoplido acompañado de un gruñido por parte de la mujer, que torció su cuello en un tronido para relajarse aunque un escalofrió por parte de Ron por la rudeza de esta simple acción.
Por un momento fue silencio, que fue roto por la llegada entre humo de los mortifagos que desarmo a cada uno de sus compañeros con rapidez aunque Neville ya no contara con su varita que fue rota tiempo atrás… amontonándose a espaldas del único armado…. Que era Harry.
-Señora…- grito Luna dándole señas que se acercara, pero esta no obedeció pues estaba mirando algo molesta aquellas nubes oscuras que sobrevolaban el área… cuando cada uno de los humos se fue instalando alrededor de los jóvenes… pasando por alto a la extraña.
-Por fin… - Bellatrix se hiso presente con una sonrisa maniaca al grupo que estaba ahí, aun sin sus armas mágicas con el brillo valiente y osado de sus jóvenes rostros –bien Potter… entrega eso si no quieres que tus amiguitos mueran- indico inocente, con pucheros que solo acrecentaban ese loco sentido.
Un aplauso resonó en todo el lugar, los mortifagos voltearon dándose cuenta que habia alguien ahí con ellos… esta tenía un gesto divertido siguiendo con sus sonidos con las manos –un sucio muggle aquí- indico uno de ellos, que era Rodolphus Lestrange.
-Vaya basura entre nosotros… -otro también replico con repulsión que era aún palpable debajo de su máscara, la señora habia puesto sus manos en la cadera para nada afectada por los insultos (que obviamente no entendía).
La extranjera simplemente se abrió paso entre los mortifagos, con mirada soberbia y brazos ahora cruzados en su pecho, la altura era asombrosa (si se le comparaba con la única mortifago femenino) pero los siervos del señor oscuro se apartaban con asco… como si fueran a pegarle alguna enfermedad con solo estar cercas.
-La basura se puso en un lugar donde pueden ver el inicio de una purificación- alardeo Bellatrix con su varita en mano, sonriendo en grande por aquella que se ponía enfrente de los estudiantes de manera protectora… aun con la intención de Harry, este fue dejado atrás con una simple mirada homicida de esta que por alguna razón tuvo que obedecer.
La mujer se trono los dedos, diciendo algo en voz bastante amigable con una brillante sonrisa… que después cambio por el gesto más amenazante que cualquiera haya visto… Bellatrix lanzo el primer hechizo pero este no llego, cuando una pared de piedra se elevó como escudo… por encima de esta la extraña salía despedida con la sonrisa más sádica que opacaba las propias de los mortifagos.
Harry y el resto después de salir de su estupor por ver aquella mágica acción que los salvo a todos… se asomaron por los lados de esa pared con temor, viendo la primera masacre de mortifagos SIN VARITA… era como ser protegidos por un oso rabioso a sus crías… ellos siendo las afortunadas crías.
Patadas, golpes, algunos siendo arrastrados para ser lanzados a otros como proyectiles humanos… gritos de agonía por las extremidades rotas, ninguno tan rápido como para hechizar a la fiera o siendo interceptados con una agilidad envidiable… las risas roncas de la mujer.
-Estoy seguro… que está exigiendo más- Ron trago grueso, mientras la mujer pateaba a un mortifago con una expresión de insatisfecho evidente.
-Esto son las artes muggle de defensa…- pregunto inocente Luna, ganando una mirada de Ginny que solo tenía la boca abierta.
- tartamudeo Hermione aun con ojos precautorios a su salvadora, Bellatrix habia gritado pero fue callada por una sandalia… fuera cómico sino el porque la mortifago fue enviada al otro lado de la sala con esa simple acción.
-Todo este tiempo pensé que eran indefensos- Neville con sus ojos abiertos por ver tremenda proeza, su instinto de preservación le habia indicado que estaba frente a alguien peor que los mortifagos.
Pero las discusiones no terminaron cuando luces blancas comenzaron a llegar presentando a cada miembro de la orden, aunque esto no fue el centro de su atención… sino aquel circulo que se formó en el aire entre rayos azules… expulsando a un hombre.
La salvadora no presto atención a los recién llegados, se centró en el solitario hombre que tanteaba el suelo como si no pudiera ver, aun con sus ojos abiertos pero extrañamente vacíos de luz… este hablaba asustado hasta que le respondió la señora ahora con una mirada triste ayudándolo a ponerse de pie, el hombre se puso tenso cuando dijo algo como explicando y esta le contesto en voz baja… dando un grito de frustración, al parecer no le gusto la respuesta tapándose los ojos.
-Que sucedió aquí- pidió Tonks con curiosidad, viendo aquel intercambio entre los desconocidos pero más aún los cuerpos de los mortifagos que gemían de dolor con sus piernas o brazos en posiciones imposibles.
-Eso es lo que sucedió- señalo Harry a la pareja que seguía platicando pero ahora más bajo, soltando suspiros de vez en cuando.
-Son muggles- gruño Alastor incrédulo de que esto fuera a causa de personas no mágicas.
-Corrección… solo fue ella- índico Neville apenado enfrente del que debió haber sido su maestro de cuarto año.
-Seguro…- pregunto curioso Sirius aunque decepcionado por perderse la acción –hombre… entonces a agradecer- sonrió.
El resto de la orden estaban alrededor de la pareja con miradas desconfiadas, otros tantos como Kingsley y Tonks se ponían a ayudar a inmovilizar a los mortifagos (o curar sangrados como este caso).
El último Black se acercó sin esperar ninguna respuesta, levantando las manos con una agradable sonrisa… pero un golpe de una sandalia lo detuvo, cayendo entre quejidos –por morgana- gruño, todos alerta.
-Quieto ahí hombre… quien eres tú y porque te diriges a mí con una sonrisa- gruño la mujer, dejando sorprendidos a los adolescentes porque ahora si entendían.
Pero la risa sardónica de alguien detuvo cualquier posible altercado… todos tuvieron un mal presentimiento, cuando Voldemort se hacía presente en el lugar.
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En una sala blanca una armadura habia estado discutiendo con la esencia blanca de otro ser, cuyo único que se identificaba era una sonrisa excepcional –listo… la barrera del idioma asimilada- aseguro el ser, cuya voz podía retumbar en todo el lugar pero a la vez no sabiendo de donde exactamente.
-Porque haces esto… que pretendes- pidió amablemente la armadura, que ahora estaba desconectada de su cuerpo físico… llevándolo enfrente de la verdad, donde tuvo que desistir de ser uno con su carne a causa de la debilidad que presentaba.
-Diversión… simple diversión- aseguro el ser blanco con otra aliviada carcajada –pero disfrútenlo… que mi pequeño aspirante a dios volverá a llamarlos- trono sus dedos al momento en que la puerta detrás de este se abría, llevándoselo sin responder exactamente lo que quería ni las intenciones –tómenlo como un extra por sus constantes visitas- aclaro.
Alphonse Elric solo suspiro, mientras era arrastrado nuevamente a la realidad… o lo que fuera donde se encontrara, aunque era oscuro y no tenía su casco… un grito lo saco de su registro del lugar que parecía desordenado y muy pequeño –oh lo lamento… yo- pidió a una señora pelirroja con otro joven del mismo color de cabello que lo señalaban con unos palos –me podrían dar mi casco- si pudiera sonreír lo haría, pero silencio fue lo que recibió.
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Bien primera entrega de un proyecto largo, todavía no segura hasta donde abarcara ni cuanto tiempo tomara la actualización (espero que semanalmente si la mente no se me cierra).
Espero que hayan adivinado quienes eran… después de todo no se llama sacrificios por nada.
Neah20 fuera y deseando que las ninfas no se vayan.
