Los personajes no me pertenecen y no tengo intención de adueñarme de ellos. Solo los utilizo para usos lúdicos. Eso ha sonado mal.

Ahí va. ¡Espero que la disfrutéis!

¡She's so cold!

Un don Juan innato. Esa es claramente la frase que mejor define a James Potter. Siempre dispuesto a darse un revolcón momentáneo en los rincones más oscuros de Hogwarts. ¿Con quién? Eso es lo de menos.

Lily lo ve. Siempre lo ve. No porque se fije en él a todas horas y, desde luego, tampoco porque lo siga por los pasillos mientras lo observa sin ser vista (ella no lo espiaría nunca).

Lo que Lily se pregunta a menudo es Dímelo tú Remus ¿Por qué se acuesta con tantas chicas si dice estar enamorado de mí? Y la respuesta siempre es Porque siempre le rechazas y si fuera por ti seguiría siendo virgen.

Y lo dice como si fuera una exageración. Como si ser virgen fuera peor que asesinar a tu mejor amigo. Y ella se pregunta que tiene de malo eso. Que especie de pecado imperdonable es ser virgen para que hasta Remus –prefecto y, en teoría, hombre sensato- le de importancia.

Por eso tiene miedo. Siempre lo ha tenido. A que James Potter se canse de ella cuando descubra que no tiene la más mínima experiencia sexual. Que es virgen y que, por lo tanto, ha cometido ese horrible crimen que, en una escalera de prioridades, todos creen que está antes que asesinar a tu mejor amigo. Sí señores, Lily Evans tiene pánico porque no se siente capaz de excitar ni a un pervertido.

Pero eso no lo sabe nadie, solo ella y su maldita conciencia que le recuerda día y noche que no debe importarle esa tontería, que James Potter es estúpido y que todos los estudiantes de Hogwarts se preocupan por banalidades como ser o no ser virgen cuando deberían prestar más atención a sus estudios.

Lily Evans no es cotilla. O, al menos, no lo era. Se pregunta cuando empezó a interesarse por los comentarios que hacían sus compañeras de mesa y siempre llega a la conclusión que fue en quinto curso. Curso que, curiosamente, coincide con la edad en que las hormonas de los adolescentes se revolucionan. Cosa que implica, inevitablemente, que empieza la actividad sexual de los estudiantes y Potter está dentro de ese grupo de estudiantes. Si analizamos el hecho de que el chico en cuestión (estúpido, caradura, depravado…) se acuesta con todo ser que tenga un hueco entre las piernas, podemos llegar a la aterrante conclusión que se acuesta con las chicas que tiene al lado de la mesa. Y si recordamos que esas chicas son cotillas con todas las letras y que lo cuentan TODO, entendemos que Lily Evans- prefecta, estudiosa y mujer de armas tomar- escucha cotilleos para enterarse, ni más ni menos, de que se siente al hacer el amor con James Potter.

Mierda, soy patética, se dice a menudo. El chico que derriba todas sus barreras le dice día sí día también que salga con ella y ella lo rechaza por miedo. Miedo no, pánico a que se sienta decepcionado y la deje como a tantas otras. Pero Lily se siente aún más estúpida cuando escucha conversaciones de lo que sería follar con James Potter porque ¡joder! Necesito saberlo o cuando lo sigue haciendo lo posible para que él no la descubra.

Lo odia. También le gusta pero antes que eso lo odia. No solo por estar con otras cada día mientras le promete a ella amor eterno. Lo odia por ser tan perfecto y, ante cualquier otra cosa, por saber que lo es y tener razones más que necesarias para creerlo. Siente que ella es la única persona que le recuerda de vez en cuando que no lo puede conseguir todo y aceptar salir con él sería como darle la razón. Decirle sin preámbulos que es el mejor. Que puede pedir lo que quiera que lo tendrá en un santiamén.

No lo voy a permitir, alguien tiene que recordarle de vez en cuando que no lo puede conseguir todo. Por eso Lily se limita a soñar con él, a pensarlo a todas horas. Su mente evoca la imagen de James Potter aunque ella no quiera. Es algo inconsciente.

A veces se atreve a fantasear con el por las noches, mientras su mano hace el trabajo sucio dentro de las bragas. Una vez pasado el orgasmo se echa a llorar. Se siente dentro de un círculo vicioso e incapaz de salir de él. Se siente en lucha continua con ella misma, pesando en una balanza las razones para decirle que sí, que se muere por salir con él y las razones para decirle que no y guardar intacto su orgullo.

En eso está pensando –como siempre- cuando traviesa los jardines de Hogwarts para dirigirse al campo de quiditch. Hoy entrena Griffindor. Hoy entrena James Potter. Debe esconderse para ver el entrenamiento puesto que nunca le daría a Potter la satisfacción de verla allí, en el campo, mirándole.

Lo ha hecho más de una vez. Es relativamente fácil. Solo tiene que llegar hasta la parte interior de las gradas y, luego, mirar el espectáculo a través de los asientos, haciendo maniobras con el cuello para que estos no le tapen la imagen de Potter. Una acción realmente patética para una chica patética se recrimina. Pero prefiere no pensarlo y limitarse a mirar, de todos modos, nadie lo sabe, solo ella y su maldita conciencia.

Rara vez se atreve a entrar en el vestuario de chicos cuando ellos están en el campo. Prefiere no caer tan bajo. Eso puede ser malo hasta para su propio orgullo aunque nadie más lo sepa, pero hoy es un día especial. Un día que parece más desesperado que los demás. Puede que sea ella la que está desesperada y no el día. ¿La razón? Fácil, James Potter todavía no le ha pedido que salga con ella y YA son las cinco de la tarde.

Así que con la cabeza tan alta como la acción que va a hacer se lo permite, entra en el vestuario de chicos. Y busca. Y encuentra ni más ni menos que el rincón de James, justo en medio del banco. Al lado debe estar Sirius, delatado por el desorden.

Lily primero mira, no se atreve a tocar aún. Observa con atención la túnica de James, sus botas negras y la bufanda de Griffindor, colgada. Luego pasa un dedo por la bufanda y sin poderse contener la huele. Olor a James, olor a hombre mezclado con alguna colonia que consigue despertarle todos los sentidos. Una combinación perfecta. Perfecta como él.

Abre la bolsa de deporte y ve la ropa limpia de James. Una mano que parece ser la suya coge los boxers del chico y se los guarda en el bolsillo, de recuerdo. Se recrimina por lo que acaba de hacer pero prefiere dejarle todas las culpas a esa mano incontrolable que actúa por su propio pie aunque siga pareciendo ser la suya.

Avergonzada, decide salir rápido del vestuario con tanta, tantísima mala suerte que empieza a llover. Ve que los chicos del equipo descienden rápidamente hacia el suelo y empieza a hacer cálculos sobre si tendrá tiempo suficiente de huir. Cuando termina los cálculos descubre que hubiera tenido tiempo si no se hubiera quedado parada como un pasmarote calculando. Mierda, ¿qué hago? Así que se mete dentro del armario donde guardan las escobas justo a tiempo para no ser vista. Y guarda silencio. Si alguien la descubre ahí será su perdición. Lo sabe.

Entran todos los chicos menos James, corriendo, totalmente mojados. Luego llega Potter gritando.

-¡¿Dónde vais cobardes?! El entreno no ha terminado. Sois peores que unos mierda gatos asustadizos, ¿Acaso os da miedo un poquito de agua?

Todos se quejan. Su orgullo griffindor hace que salte la alarma cuando los comparan con unos "mierda gatos asustadizos" pero no parecen dispuestos a volver bajo del agua.

Lily suplica en silencio que le hagan caso a James, que vuelvan a entrenar, que no se queden ¡por favor! Pero parece que va a ser un mal día puesto que Potter suspende el entrenamiento cuando suena un trueno que más bien parece una bomba atómica.

Todos se desnudan para ducharse y Lily Evans –que lo ve todo por la abertura del armario- solo tiene ojos para James. Solo puede mirar su falta de pudor a la hora de desnudarse, su torpeza cuando intenta quitarse los calcetines. Esa torpeza tan atractiva y natural. Su cuerpo desnudo. ¡Dios! Parece caliente aunque esté mojado. A Lily se le suben los colores pero pronto decide que debe ponerse un límite. No quiere ser una maniática pervertida así que, con un esfuerzo razonable, se obliga a cerrar los ojos.

-¿Qué pasa James? ¿Se te ha escondido la polla con el frío y la lluvia? ¿Dónde vas con esta birria?- Sirius y sus palabras, siempre dispuestas a herir el orgullo, hacen acto de presencia. Todos ríen mientras entran en la ducha. Y a Lily solo le faltaba esto: Los típicos comentarios masculinos.

Mierda, ¿acaso nadie se entera de que ella está ahí intentando no mirar? Sirius no me lo pongas más difícil.

- ¿Quieres ver como crece Black? Tú solo acércate.- Los jugadores vuelven a reír, ya dentro de las duchas.

Utiliza un tono de voz tan indecente que Lily cree que debería estar prohibido. Que es un pecado. Y ella solo quiere salir porque Un minuto más aquí y no vivo para contarlo.

Sirius y James entran -¡Por fin!- a las duchas entre comentarios indecentes sobre sus apreciados miembros y cuando Lily se dispone a salir…

- Hola chicos.

Entra Remus que ha venido a buscarles después del entrenamiento. Medita seriamente la posibilidad de salir a hablar con Remus y decirle que no le diga nada a James sobre su estancia en el armario de las escobas. Solo hay un problema y es que no se le ocurre ni una sola escusa para explicarle a Lupin lo que ha pasado. O le cuento la verdad o nada. ¿Conclusión? Nada, mejor me quedo.

Entonces James Potter empieza a cantar. "¡I'M SO HOT FOR YOU, YOU ARE SO COLD!" Lily oye el suspiro resignado de Remus -"Merlin…"- y la queja de Sirius – "Tío, cállate joder. Estás destrozando los Rolling Stones, ¡es un crimen con pena de muerte!"-.

Se oyen múltiples quejas de los otros jugadores que ya van saliendo de la ducha y saludan a Remus pero a James no le importa porque parece de lo más feliz cantando en la ducha, según él "Algo que todo el mundo debería hacer para descargar tensiones".

Lily vuelve a cerrar los ojos, no está dispuesta a ver a nadie desnudo contra su voluntad. Además, se recrimina, tampoco estoy tan desesperada, me da igual.

James sigue bajo el chorro de agua y su "I'm so hot for you" resuena en los oídos de Lily que no puede evitar pensar que James tiene razón. Que él es demasiado caliente para ella que no sabe nada sobre sexo y solo se dedica a mirar y admirar desde el anonimato.

Poco a poco oye – porque no mira, tiene los ojos cerrados- que los jugadores de cursos inferiores van desapareciendo con un "James, tío cállate ya" o "Sirius haz algo para que tu amigo deje de poner en evidencia su nulo oído musical" y luego "adiós Remus" con un respeto que solo se puede tener por Remus Lupin.

Finalmente Sirius sale de la ducha con una toalla enrollada en la cintura. Lily abre los ojos y rápidamente vuelve a cerrarlos. No quiere volver a ver a un chico desnudo en su vida.

- ¿Qué hay Remus?- Pregunta Black a modo de saludo.

- Agotado. Llevo toda la tarde estudiando. Petter aún sigue en ello.-

Lily piensa que Remus es el que más vale la pena de los cuatro, el más centrado y Petter el que más se esfuerza. Un esfuerzo que, por desgracia, muchas veces no es reconocido. Sirius y James sacan mejores notas que él estudiando una cuarta parte. Pobre Petter.

- Lunático, estudias demasiado. Vamos a tener que desterrarte de los merodeadores si sigues así. Y a Petter también.

-Algunos se preocupan por su futuro, Black.- No es que Remus se dirija a Sirius por su apellido pero la amenaza de ser desterrado requiere medidas inmediatas.

Sirius hace un gesto con la mano para quitarle importancia al futuro "Se trata de vivir el presente, gilipollas" y se encara a las duchas.

- ¡James tío deja de tocarte pensando en Lily y sal de una maldita vez! ¿Porque siempre eres el último?- Grita Sirius. Y a Lily le da un vuelco el corazón. Sabe que no es verdad. Que James no se está masturbando mientras piensa en ella pero no puede evitar preguntarse si lo ha hecho alguna vez. No pienses en eso, Lily, al menos no ahora que él está saliendo de la ducha tal y como dios lo trajo al mundo.

No entiende en que momento ha abierto los ojos pero tiene que forzarse -por decimocuarta vez- para cerrarlos. No los vuelvas a abrir, Lily, así no tendrás que esforzarte en cerrarlos, se aconseja a ella misma.

- Cierra el pico Black, no hace falta que me toque a mí mismo, ya me tocan otras suficiente.- Demasiado te tocan, piensa Lily – cuando quiero y como quiero- añade el muy creído. Lily odia esos comentarios, los odia porque son la pura verdad.

- Vaya pues ayer por la noche no parecía que no te tocaras… De hecho creo que hasta oí como gemías el nombre de cierta pelirroja.

Y a esa cierta pelirroja se le para el corazón –aunque sigue con los ojos cerrados-. No puede ser. Sus mejillas empiezan a arder y su mente evoca la imagen del chico con gafas, por la noche y haciendo eso. Eso que ha dicho Sirius que hacía pensando en mí.

- Cierto, a veces es inevitable. – confiesa como si nada. Lily no puede evitar abrir los ojos de nuevo. Lo ve de espaldas buscando en su bolsa de deporte. Mierda, ¡los boxers! Oye que James se queja y refunfuña porque no encuentra unos calzoncillos que está seguro de haberse llevado. Y finalmente cede y se pone los tejanos sin nada debajo.

- Por cierto, James- dice Remus- Ayer Lily me volvió a preguntar porque te acuestas con todo el mundo si dices que la quieres.

Voy a matar a Remus. Ya veo que se lo larga todo. Y yo pensando que en él se podía confiar…

- Pues dile que pienso en ella cuando me acuesto con otras.- dice James con una sonrisa traviesa en la cara. Remus entorna los ojos y Lily se indigna desde el cuarto de escobas.

-No digas tonterías, James, si le digo eso se va a espantar.- Apunta Remus, con bastante exactitud.

- Pues a mí me funciona decir eso. A las chicas les encanta creer que pienso en ellas cuando lo hago con otras. Es una escusa para que te dejen tirarte a tantas como quieras.- Dice Sirius satisfecho.

Cerdo. Y lo peor es que James se lo piensa y llega a la conclusión de que Sirius tiene razón.

Vaya par de idiotas. Y parece que Remus piensa lo mismo que ella.

- Me alegro que a ti te funcione, Sirius, pero Lily es diferente y, James, si quieres conseguirla tendrás que empezar a hablarle en serio.

Remus, no digas que soy diferente, no ahora que estoy escondida dentro de los vestuarios masculinos, y Lily se da un cabezazo contra la puesta del armario, castigándose a si misma. Cabezazo que acalla la replica de james- seguramente un Pero si yo siempre le hablo en serio- .

- ¿Habéis oído algo?- Pregunta James.

No, chicos, no. No habéis oído nada, es producto de vuestra imaginación. ¡Marcharos!

Ellos cuchichean, hablan en voz baja y ella no puede oírlos. Lily está empezando a sudar y a enrojecer y poco le falta para ponerse a temblar.

Finalmente, hablan.

-Anda, vámonos ya, se está haciendo tarde.- Suelta Sirius.

Gracias, Sirius, Gracias.

-Eso, eso, es hora de irse.

Recogen sus cosas y se alejan de su campo de visión. Oye como cierran la puerta al irse. Lily suelta todo el aire contenido pero decide esperar dos minutos de seguridad antes de salir.

Finalmente abre la puerta del armario con lentitud. Aún no se ha recuperado del susto. Asoma la cabeza y los ve. A los tres. Escondidos dónde ella no podía verlos por la rendija. Mirándola. Sirius sorprendido, Remus con mirada crítica y un poco decepcionada, como si se esperara eso de cualquier chica menos de ella, y James con diversión y una chispa de emoción. Se le para el corazón.

-¿Lily?- La voz de Remus hace que ella mire hacia abajo, arrepentida.

-Vaya, Evans, no esperaba que fueras tú nuestra nueva admiradora.- Suelta Sirius con descaro.

Lily no sabe que decir. No sabe como actuar en esta situación. Nadie le ha enseñado a salir de apuros como este. Mierda, mierda, mierda. ¿Y ahora qué hago? ¿Qué digo? Su celebro busca una escusa más o menos creíble y válida pero no la encuentra.

- Sirius, no creo que haya venido a verte a ti. Vámonos, esto no es cosa nuestra.- No, Remus, no. No me dejes sola con James. No ahora. Suplica ella interiormente.

- Claro que es asunto mío. A mí también me ha visto desnudo. ¿Verdad Lily?

Sirius, te voy a matar, piensa Lily y murmura algo parecido a "serás gilipollas" mientras James sigue callado, mirándola y sonriendo. Sonrisa que se empieza a volver maliciosa.

Remus coge a Sirius por la manga y se lo lleva fuera del vestuario mientras este se queja porque quiere quedarse. "¿Porque nos vamos en la parte más interesante?" y Remus se despide de ella y de James ignorándolo por completo.

Cierran la puerta y la situación sería tensa si Potter no estuviera sonriendo. Es él quien rompe el hielo.

-¿Puedo saber que hacías escondida en el vestuario masculino, mirándome?- pregunta James con esa sonrisa socarrona en la boca aunque con un tanto de incredulidad en la voz.

-¿Qué te hace pensar que te estaba mirando a ti?- Responde ella con otra pregunta.

Y levanta la cabeza tanto como puede, sin dejarse dominar. La han pillado con las manos en la masa pero se ve forzada a conservar su orgullo hasta en esta situación. Más que nunca en esta situación. No va a rendirse y a decirle todo lo que hace tiempo que esconde. Total, ya nada puede ir peor.

- Me lo hace pensar el hecho de que tienes mis calzoncillos guardados en el bolsillo.

Sí que puede ir peor.Nunca pienses que ya no puedes caer más bajo.

Las mejillas de Lily se encienden aún más. Mira los boxers negros que sobresalen de su bolsillo y se cruza de brazos, enfadada con ella misma. Aunque lo pague con él. James a su tiempo aumenta aún más su sonrisa, si eso es posible.

Quiere apagar la sonrisa de Potter. Esa que le está diciendo No lo niegues, estas loca por mí. I que no se equivoca.

Viendo que no hay escusa posible opta por quedarse callada e irse de allí lo más rápido posible pero cuando está saliendo, James vuelve a hablar.

-No tienes porque espiarme dentro de un armario, Lily. Ya sabes que puedes desnudarme cuando te de la gana.

Otra vez ese tono indecente que provoca diversas reacciones en ella. La primera es, por supuesto, de indignación y rabia, ¿Cómo se atreve? La segunda, aplacada por la primera, es un poco más vergonzosa, es la tentación de acercarse y hacer lo que él le ha dicho que puede hacer cuando quiera. Quiero desnudar a James Potter, (pero no debo). Lily lo encara.

-Para que lo sepas, cuando te estabas desnudando he cerrado los ojos. Además, no tengo porque darte explicaciones.

¿Qué coño le vas a explicar si está todo clarísimo? Piensa ella.

- Entonces supongo que tampoco quieres explicarme porque me sigues a todas partes creyendo que no te veo, ¿no?- insiste James.

No está dispuesta a darle la razón, a ceder ante él. Puede que no haya más de una manera de interpretar sus acciones, puede que James Potter no tenga ni una sola duda sobre sus sentimientos respecto a él, pero una cosa es que lo sepa y otra muy distinta es decírselo. James, me gustas. Desde hace mucho. Eres un maldito creído pero no puedo evitarlo. Quiero verte desnudo y deseo tocarte, por eso te espío.

NO. Se niega a decirle la verdad. Es más fácil huir.

-Vete a la mierda, Potter.- Y sale del vestuario, sin mirar atrás. Sin mirarle. Andando demasiado rápido para parecer natural, con algo de torpeza.

-¡Lily Evans, eres una maldita orgullosa y eso es lo único que te impide ser feliz! - Grita él con rabia y desesperación en la voz.

Pero Lily no se gira. Ni siquiera da señales de haberlo oído. Y James no lo entiende. No entiende que debe estar pasando por esa cabecita pelirroja para hacer cosas tan contradictorias. James cada día le pide que salga con él y ella lo rechaza sin ningún tipo de tacto. Luego lo sigue, ¡lo espía! Creyendo que nadie la ve. Y hoy se la encuentra en el armario de las escobas, dentro del vestuario masculino y con sus calzoncillos en el bolsillo. Calzoncillos que, por cierto, se ha llevado.

Lily Evans, me confundes.

Pero no se va a rendir. Si cree que la va a dejar en paz lo lleva claro. Es su último año en Hogwarts y no se ira de este colegio sin ella. Aunque sabe que si quiere conseguirla tendrá que cambiar y si algo tiene claro es que conseguir a Lily Evans es lo que más desea en este mundo.

Fin.

Hay posibilidad de segunda parte pero, como todo, depende del éxito de la primera. Así que si la quieres, deja un comentario. ;)

Lasonrisamedelata.