Ningún descubrimiento
se haría ya,
si nos contentáramos
con lo que sabemos
Prologo:
Amada mía:
He tomado el riesgo de escribirte esta carta rogando que al llegar a tus manos en vez de dejarla a un lado me des la oportunidad de explicarme en ella, es la única forma que tengo de hablarte ahora que te niegas a verme.
No sabes cuanto lamento lo ocurrido hace una semana, se que la noche de nuestro compromiso debía ser un hecho importante, un momento maravilloso para los dos, sin embargo no fui capas de comportarme a la altura de las circunstancias, lastime tus sentimientos y eso es imperdonable.
Ya han pasado varios días y aun así no pierdo la esperanza de volverte a ver y estar juntos aunque sea un solo instante, no me importa por que serán suficientes para alimentar mis esperanzas y saber que aun tengo la oportunidad de conquistar tu corazón, y que esta tristeza que siento no será mas que el deseo ferviente de estar junto a ti…
Nunca me había sentido así, y creeme cundo te juro que jamás podré hacerte daño, se que dentro de toda esta frialdad que estas acostumbrada a ver y a la cual tanto desprecias hay un amor que cada día que pasa se hace mas fuerte, te amo eso es muy cierto, pero estoy lejos de poder lastimarte y hacerle daño a lo que mas amo en la vida
Hablas en tu silencio, que casi puedo descifrar lo que dices; estas tan asustada que tienes miedo de que te engañe, que juegue contigo, no quieres entregarte por que temes sufrir, y te comprendo, entonces no puedo consolarte y sufro por tu silencio.
Pero en mi caso es diferente y solo al mirarte te respondo: Te amo con todo mi corazón y es todo lo que tengo por decirte .Eres mi única esperanza, mi ilusión más grande es tenerte a ti como mi amada. Pero como vez aquí estoy yo, no se lo que piensas, solo estoy sentado esperando tu respuesta, no tengo miedo porque he dejado intacta, prendada mi ilusión en tus manos porque mis tiempos están en tus brazos.
Amada mía, solamente quiero jurar el amor que te tengo ante Dios como lo habíamos previsto y que el intercambio de nuestros votos de amor queden sellados en nuestros corazones.
Shinomori.
Misao termino de leer la carta y miro extrañada a Kaoru que parecía al borde del llanto; a pesar de que había comenzado la lectura en voz alta cada ves la joven había ido bajando mas la voz hasta casi convertirla aun un susurro por lo cual los tres tenían las cabezas tan pegadas que mas parecía que estuvieran llevando a cabo un acuerdo secreto que la simple lectura de una nota.
-Esto es… esto es muy triste- dijo Kaoru antes de que algunas lagrimas cayeran de sus ojos azules, Sanosuke puso cara de resignación y le ofreció un pañuelo de papel que la joven acepto antes de romper en llanto.
-¿Me puedes explicar que es lo triste que tiene esa carta? Por lo que yo entendí es solo un idiota que intentaba que su novia no lo dejara, seguramente había hecho algo para que ella se enfadara.
-Si tuvieras la mitad de la sensibilidad que tenía el quizás pudieras entenderlo, Sanosuke, pero eso seria como pedirle a una roca que diera agua.
Misao volvió a mirar la carta y dejo que sus amigos siguieran discutiendo. Aun no entendía el significado de su visita a ese sitio, era verdad que la casa de su abuela era suya pero para eso no tenia ningún sentido el puñado de cartas de la cual apenas había leído solo la primera.
Su abuela había muerto hacia poco mas de tres meses, para Misao fue una de las perdidas mas dolorosas de su corta vida, aquella mujer había sido una parte fundamental en ella y ahora el saber que volvía a aquel lugar después de doce anos sin que su abuela estuviera se el hacía aun mas doloroso.
La casa era antigua, pero se mantenía en excelente estado, según los relatos de su abuela, aquel lugar había pasado de generación en generación, en aquella casa se habían guardado grandes y terrible secretos y sus paredes eran el recuerdo de romances trágicos, apasionados y tormentosos y a pesar de que a la joven no le hacia aún gran ilusión vivir en aquel sitio, el hecho de que su abuela hubiera vivido hasta su muerte allí no le permitía venderla.
Por ese motivo al terminar la escuela ese año decido pasar los dos siguientes meses en aquel pueblo apartado de todo y tomar control de sus posesiones, al año entrante ya entraría a la universidad y le seria imposible pensar en otra cosa que no fuera sus estudios, así que Misao junto a su dos mejore amigos se encontraban allí para decidir que se haría con aquel lugar.
Kaoru Kamilla era la mejor amiga de Misao, a diferencia de ella que era mas inquieta y atrevida, Kaoru era un sinfín de sentimientos y sensibilidad. Obsesionada con las historias románticas y en busca constante del hombre de sus sueños, su amiga resultaba una buena dosis de humor y nostalgia cuando se estaba lejos de casa.
Por otro lado, Sanosuke Sagara, era el caso opuesto de Kaoru. No era un joven insensible pero tampoco era su toque personal, para Sano las cosas se basaban mucho mejor en la lógica, el mismo insistió en acompañarlas esos dos meses ya que temía que su dos amigas cometieran mas de alguna locura y terminara perdiéndolas en aquel viaje infernal como solía llamarlo.
Así que por ese motivo Misao estaba ahora en casa de su abuela, mirando un montón de cartas las cuales no tenía ni la menor idea de quien demonios eran y un cofre en la mano que le había dejado el abogado cuando fue buscar las llaves, esa mañana. Esa era su herencia, se dijo ella con una sonrisa.
Abrió el cofre y sintió como se le llenaban los ojos de lágrimas al ver la letra clara y delicada de su abuela, tomo la carta con dedos temblorosos y la leyó.
Mí querida Misao:
Cuando leas esta carta yo ya no estaré a tu lado para darte fuerzas, pero tu nunca las necesitaste porque siempre has estado llena de ellas, es por eso que te he querido tanto.
Al marcharme, te he dejado las cosas de más valor que tenia en esta vida, mi pequeña; mi casa y mis recuerdos, aquellos detalles que me recordaban cadi día quien era y de donde venimos.
Las cartas que tienes en tus manos, pertenecieron a Satsuki, mi abuela, ella siempre fue una mujer dulce y al igual que tu llena de alegría, pero desgraciadamente la vida fue mas injusta con ella que con el resto de nosotros y es por eso querida mía, que en mi ultimo deseo te suplico que limpies su memoria y de por una ves por todas cierres el circulo. Se que lo que te pido no es fácil, pero cuando sepas el porque de mi petición me entenderás.
Te deseo la mejor de las suertes en tu búsqueda, algo que yo comencé pero que las fuerzas que cada dic escapan a de mi cuerpo no me permitió terminar, pero me voy tranquila sabiendo que dejo esto en las mejores manos, y que tu, mi dulce niña lo conseguirás.
Misao dio vuelta la carta miles de veces y al no ver nada mas escrito en ella se sintió frustrada y moleta, Sano se la quito de las manos untes de que pudiera hacer algo y la leyó. Cuando concluyo la miro ceñudo.
-¿Cerrar el circulo? ¿Limpiar el nombre de su abuela? No entiendo nada- le dijo Sanosuke mientras le pasaba la nota a Kaoru.
-Yo tampoco entiendo lo que desea decirme con eso, ni siquiera se que tienen que ver estas castas con eso… -Misao se mordió el labio y corrió a tomar con cuidado la siguiente carta. Leía solo las primeras líneas buscando a quien pertenecieran, cuando al fin encontró el nombre de su tatarabuela en el encabezado sintió que el pecho se le oprimía de la emoción.
-¿Has descubierto algo, Misao?- Kaoru se sentó a su lado llena de inquietud y le tendió su vaso con agua.
Misao bajo la vista al remitente y sonrió.
-Estas cartas le fueron enviadas a mi tatarabuela por mucho tiempo, las enviaba un hombre que al parecer era su prometido.
-Tu tatarabuelo- le dijo Sanso con seguridad, pero al ver a Misao negaba se sorprendió-. ¿Quien entonces? ¿Su amante?
- Eso un no lo sabemos, solo se que se apellida Shinomori y que si el y mi tatarabuela no se casaron debe haber sido por algo, lo que debemos averiguar es el por que para así saber como limpiar su nombre.
-Si es que existe una forma- dijo Kao-. Puede que haya hecho algo imperdonable para su época.
-Pero puede que haya sido acusada de forma injusta como mi abuela lo creía, estoy segura de que es así.
-Entonces, ¿que haremos ahora?- preguntó Sano apoyándose en el marco de la puesta del espacioso y solitario salón.
-Simple, si mi tatarabuela vivió aquí toda su vida supongo que Shinomori también lo hizo aunque solo fuera por un tiempo. Tendremos que buscar más información y descubrir el gran secreto, todo un reto para nuestras vacaciones, ¿no les parece?
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Hola a todas, aquí estoy con una nueva historia a ver como resulta, ya de a poco se irán aclarando las ideas, lo prometo. Agradezco de antemano a todas las que leen, un beso y nos leemos la próxima semana, ciao.
