¡Hallo!
Hola, soy Hime, nueva en el fandom, y si bien quería que mi primer fic largo fuera Gale; me salió Nalu y ya c:
Es la primerísima vez que escribo de ellos, so... no tengo experiencia. Por favor, si ven errores/OC/whatever, me dicen porque lo importante siempre es mejorar.
Clasificaciones; Universo Alterno, Natsu x Lucy, romance, drama.
Sin más, los dejo con el prólogo.
Disfruten.
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Keeper.
—Lucy, no lo hagas... —los oscuros ojos de Natsu le rogaban, la mantenía afirmada del brazo, pidiendo más tiempo, una oportunidad.
La chica se zafó del agarre de su novio, sus mejillas empapadas en lágrimas, lo miró de reojo y la sangre de Natsu se heló. Su mirada estaba llena de dolor. Dolor que él mismo le había provocado.
Lucy se acercó al armario, abrió la maleta y echó todo lo que reconoció como suyo en ella; ropa, libros, hojas sueltas llenas de historias que ella misma había creado, historias con él. Con Natsu. Todo fue vaciado en aquella no tan diminuta maleta lo más rápido que pudo.
El chico se encogió en el suelo, las lágrimas cayeron por sus mejillas, sus manos se hundieron en su cabello de manera desesperada, no sabía qué hacer para que no lo dejara.
Hubo silencio, silencio y más silencio mientras la chica se movía de un lado para otro sin contener las lágrimas llevándose consigo todo rastro de si misma de aquel departamento.
—Lucy... —repitió de nuevo desde la entrada, ella estaba en la cocina llevándose un poco de comida— Por favor... Cariño...
La joven rubia ponía todo de si misma en hacer oídos sordos a cada palabra, no podía quebrarse más de lo que ya se había quebrado hasta ahora.
El chico de cabellera rosa se levantó finalmente del suelo, hasta llegar donde ella. Solo pudo abrazarla.
Pero su corazón estalló cuando ella lo alejó, incluso Lucy podía jurar que oía los trozos cayendo uno por uno. Sabía el daño que le hacía, pero ambos se harían más si se quedaba.
Cuando Lucy volteó a verlo, se veía decidida. Rota, pero decidida.
Tomó la maleta y abrió la puerta. Natsu la detuvo a medio camino. Cuando ella se volteó para pedirle que la dejara ir, él la besó.
No hizo nada, no le correspondió ni se alejó. Sólo memorizó sus labios por última vez.
Luego, él se alejó, y ella salió tras la puerta.
Lo último que vio de ella fueron sus lágrimas.
.
.
.
—¡Lu-chan! —gritó la chica de cabellera azulada a su lado, la afirmó del brazo y la tiró hacia atrás, regresándola de golpe a la realidad, un camión por poco la arrolla— ¡Tierra llamando a Lucy!
La rubia, de ahora veintiséis años parpadeo varias veces.
—Perdona, estaba pensando en un caso —mintió descaradamente, su amiga Levy no le creyó.
—Vale.
Lucy y Levy se separaron en una esquina, Lucy con destino a su bufete de abogados y Levy hacia el edificio en el que trabajaba, luego al almuerzo se juntaría de nuevo en el Starbucks que quedaba a mitad del trabajo de ambas.
—¡Suerte! —se desearon al unísono.
Lucy maldijo su gran memoria de abogada para recordarlo todo, rozó sus propios labios con las yemas de sus dedos, rápidamente sacudió la cabeza.
¡Dios! Hacía años que no pensaba en aquel chico, hacía años que no recordaba los labios de Natsu sobre los suyos.
Pero eso no importaba en esos momentos, ya que estaba atravesándo las puertas de vidrio y tenía que recordar qué caso debía exponer.
Saludó a Kinana, la secretaria, con una sonrisa y tomó el ascensor, marcó el piso cinco.
Sacó el móvil de su bolso y le escribió un texto a Levy un poco antes de llegar a su piso, el ascensor se detuvo en el piso cuatro.
Las puertas se abrieron y un chico con gesto despreocupado se subió al ascensor, su mirada se clavó en Lucy. Al sentirse observada, dejó el móvil dentro de su cartera y se fijó en el chico del ascensor.
Sus ojos se abrieron de par a par, contuvo la respiración.
El cabello del chico era de un tono rosa, sus ojos oscuros. Llevaba una característica bufanda blanca.
Oh, mierda.
—Lu... —el ascensor se abrió en el siguiente piso y ella huyó rápidamente. El chico quedó en shock viendo como se iba, una vez más.
Cortito al ser el prólogo, ¡gracias por leer!
Bueno, eso.
Bye-bee.
Hime-chii.
