Capitulo 1
"Mil lagrimas he derramado, pero a pesar de
todo, soy afortunada de tenerte."
Standing out in the rain, need to know if it's over, 'cause I wont leave you alone.
Era un día lluvioso. El viento soplaba fuerte y los arboles reaccionaban ante eso. Las nubes tapaban el hermoso azul del cielo con un gris melancólico. En un pequeño pueblito cerca de la costa oeste de México, vivía una pequeña niña de diez anos con su madre. Su padre Reita Tendo había muerto hace muchos años ya. Ella nunca lo llego a conocer pero aun así le afectaba no tener un hombre ni padre en su vida. Ella solo tenía a su hermosa y adorada mama. Pero parece que la suerte no había estado de su lado últimamente. Recientemente su madre había muerto en un accidente automovilístico. Fue tan rápido. Tan aterrador que solo le dolía el acordarse de esa escena, pero era inevitable.
*Flashback*
Era un día precioso, el cielo tenía un tono azul profundo y un sol brillante, aunque con algunas nubes grises que se miraban a lo lejos amenazando con estallar en cualquier momento, pero eso no le quitaba la hermosura al día. Además no solo era eso. Todos estaban felices. Los oficinistas caminaban a sus trabajos, los niños uniformados corrían a clases, la gente empezaba a abrir sus negocios, y todos con una sonrisa. La felicidad acaparaba a todos el día de hoy y eso no excluía a una joven madre que caminaba apresurada con su hija de diez anos.
-¡Corre mama, ya quiero desayunar que se me hace tarde para la escuela!- gritaba la niña de cabellos azulados, largos hasta llegarle hasta donde la espalda pierde su nombre, ondulados de una forma casi perfecta. Ella iba corriendo mientras agarraba a su madre de la mano, la cual le era difícil seguirle el paso a su hija.
-¡Ariana! ¿Podrías ir más despacio? ¡No tengo la edad para andar corriendo por toda la ciudad!-gritaba la mujer en forma de reproche mientras empujaba el tumulto de gente que quería pasar para llegar a sus destinos.
-¡Es que quiero desayunar! Tengo hambre y no tengo ganas de ir al instituto con el estomago vacio. ¡Y ya se hace tarde!-replico la jovencita.
-¿Entonces porque no desayunaste en casa?-pregunto su madre indignada y cansada de empujar a tanta gente para poder seguirle el paso a su hija, pero tenía que seguir, la niña aun le llevaba la delantera.
-Porque quería ensenarte un lugar. Hablando de eso aquí es.- la pequeña paró en seco y miro con emoción el lugar que quedaba al otro lado de la calle. Era un lugarcito pequeño y escondido, casi parecía que lo habían hecho a propósito. Desde lejos se veía un lugar acogedor y a la vez apetitoso. Ariana sonreía. Volteo a ver a su madre.-¡Vamos, no puedo esperar a que veas este lugar!- grito para luego echarse a correr. De lo que no se dio cuenta era que un camión a gran velocidad venia hacia ella. Tocó la bocina repetidas veces.
-¡Ariana no!-grito su madre en desesperación al ver en la situación que estaba su hija. Por un segundo todo el mundo pareció haber dejado lo que estaban haciendo para ver lo que estaba pasando. La muchacha reacciono ante el grito agudo y asustado de su madre. Se giro para ver el camión que en segundos la iba a chocar. Estaba mareada. En shock. No entendía nada. Hasta que sintió que la empujaban, lo que causo que callera violentamente en el contén. Su vista se nublo y veía todo negro. Se recupero en milésimas de segundos, tiempo suficiente para verle la cara a su madre por última vez. Vio como sus labios se movían diciéndole "Te amo".
-¡MAMA!-gritaba la niña adolorida, indefensa y confundida. Pero ya era tarde. El cuerpo de su madre había sido atropellado. Volvió a perder la visión pero esta vez fue inevitable perder la conciencia, mientras suspiraba repetidas veces el nombre de su madre,-mama, mama, mama…
*Fin Flashback*
-¡Mama! ¡Mama! ¡Mama!- se levanto de un tirón de su cama. Se había quedado dormida.
-Aurora, mi niña, ¿estás bien?- le pregunto su nana después de entrar apresuradamente por la puerta.
-Estoy bien nana, solo…solo fue una pesadilla.-al decir esto último su voz se quebró y rompió a llorar.
-Ay tesoro.-dijo con lastima la vieja mientras se sentaba al borde de la cama y abrazaba a la niña, acariciando su sudada cabellera a causa del susto.
-La extraño nana. La extraño demasiado, y lo peor es que todo fue mi culpa si en primer lugar yo no...-fue interrumpida por su nana.
-No Ariana-dijo con voz firme pero tierna. La miro directo a los ojos mientras sostenía la pequeña cabeza entre sus manos.-No vuelvas a decir eso en tu vida. Tu mama murió salvándote la vida, ¿y así se lo pagas? ¿Crees que dio su vida para que te la siguieras lamentando? Murió para que tú puedas vivir. Para que pudieras vivir feliz- hizo énfasis en esta última palabra.- Ahora, ¿crees que tu madre le gustaría verte así?-pregunto.
-N...N-no,-dijo tímidamente la aludida.
-Entonces no lo estés querida. Disfruta tu niñez. Haz algo productivo. Hazlo por ti…hazlo por ella.-ante esa última frase Ariana levanto sus ojos, que hasta ese momento habían permanecido viendo hacia un punto indefinido. Era cierto. Iba a hacer enorgullecer a su mama y a su nana. No sería una inútil amargada. ¡No señor! Seria alguien prospero y feliz. Haría todo lo posible por lograrlo. Lo iba a hacer por ellas dos.
SEIS ANOS DESPUES
-¡Miguel! Tráeme la escoba por favor. ¡Y empieza a atender a los clientes de una buena vez que ya están llegando!-dijo un viejo canoso mientras le gritaba a un muchacho que no pasaba de los veinte, notablemente molesto.
-Si, papa- respondió el joven muchacho de cabellera negra un tanto irritado.-Creo que te entendí lasprimeras siete veces, ¿sabes?-dijo en un tono sarcástico.
-Entonces porque no haces lo que te pid..ah!-fue interrumpido ya que una chica que pasaba por la acera a una velocidad demasiado rápida como para frenar le dio un buen empujón cuando se topo con el señor canoso que salía con la escoba para barrer la acera que estaba en frente de su negocio.
-¡Lo siento señor Santana!-se disculpo la chica en ropa deportiva que en ese momento corría de espaldas para verle la cara al viejo que ahora negaba con la cabeza con una media sonrisa.-¡Buenos días Miguel!-le dijo al chico que ahora yacía en el umbral de la puerta con una sonrisa moviendo su mano en señal de saludo.
-¿Que tal Ari?-fue su respuesta.-Ella nunca se cansa, ¿no?
-Ariana, Ariana ¿qué haremos contigo? Eres una revoltosa.-dijo el viejo canoso ignorando la pregunta de su hijo mientras con una sonrisa veía el camino por donde se había ido la muchacha.
Mientras tanto una joven esbelta de unos dieciséis años corría a toda velocidad por las calles de México. Llevaba ya una hora corriendo por toda la ciudad. Cuando se había cansado giro sobre sus talones y se dirigió a su casa. Vivía en una residencia muy moderna con su nana la cual la había cuidado y criado desde que nació. Sus padres habían muerto pero le habían dejado un buen dinero a su merced. No se podía quejar, vivía muy bien en comparación con muchas personas que se encontraban en la misma situación de ella.
Entro a su departamento y le anuncio a su nana la cual estaba en la cocina preparando el desayuno, que había llegado de su carrera matutina.
-¿Qué tal tesoro?-saludo la vieja mientras le dedicaba una sonrisa a su querida ahijada.
-Estoy bien nana. ¿Qué tal tu?
-Yo bien. ¡Oh, pero mira que tarde es!-dijo la anciana mirando el reloj. -Sera mejor que te vayas a cambiar para la escuela, se te hace tarde.
Ariana obedeció al instante. Se ducho y se puso su uniforme que consistía en una falda ancha un poco más arriba de las rodillas azul marino y una camiseta blanca que tenía el escudo de la escuela "Concepción Inmaculada" en el lado derecho. Tomo su mochila y se apresuro a salir cuando una voz la detuvo.
-¿No piensas desayunar?
-La verdad no nana. Es que de verdad estoy tarde y esta vez el Sr. Montero no me dejara entrar a clases.-dijo como suplicándole que la dejara ir.
-Está bien linda, pero prométeme que comerás algo, ¿eh? No quiero que enfermes.- respondió su nana en un tono preocupado. No sabía porque pero esas palabras la estremecieron. Le hizo sentir un cosquilleo en el estomago. Tal vez otra persona lo hubiera considerado estúpido, pero ella no. Se sintió la chica más afortunada del planeta tierra, que aun con todo lo que le había pasado, la vida le había regalado la mejor nana del mundo.
-Lo prometo nana.-dijo la joven dedicándole una sonrisa mientras se le acercaba para darle un abrazo y un beso en la mejilla.-Te amo nana, eres la única persona que me queda en esta vida y te agradezco todo lo que has hecho por mí, aunque no sea tu hija biológica, me cuidas como si lo fuera. Gracias de verdad.-dijo con los ojos llenos de emoción. Su nana al principio estaba sorprendida, no se lo esperaba, pero finalmente sonrió y acaricio la mejilla de su ahijada.
-No solo te he cuidado como si fueras mi hija, te amo como si fueras mi hija y quiero lo mejor para ti.-volteo a ver el reloj-Pero ahora vete que se te hace tarde.
-¡Ay! Se me había olvidado. ¡Adiós nana!-dijo mientras salía casi corriendo.
-¡Adiós! ¡Cuídate y no olvides desayunar linda!-grito para que la escuchara.
-¡Esta bien!-se oyó a lo lejos.
NOTA: Holaaaa! Espero que les haya gustado el cap! Dejen reviews! :)
