[Shingeki no Kyojin o 'La bella y la bestia' no me pertenecen. Ésto solo es una ADAPTACIÓN MÍA.

Espero les guste~]


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Érase una vez, en una tierra lejana, un joven príncipe vivía en un imponente castillo.

Tras haber tenido una niñez solitaria y oscurecida por la guerra, el príncipe era estricto, frío y muy desconfiado.

Una noche de crudo invierno, una anciana encapuchada llamó a las puertas del castillo, ofreciendo una rosa a cambio de refugiarse durante la noche. El príncipe, que no confiaba en absolutamente nadie, no sintió pena por la pobre anciana y la rechazó inmediatamente. Ella le preguntó si es que acaso su corazón era tan frío que no lograba sentir algo de compasión por ella. El príncipe respondió diciendo 'que no era su problema' y la echó de nuevo.

Entonces la anciana se quitó la capucha rebelando realmente a una bella hechicera, que habló suave, pero firmemente: "En tu corazón no hay ni un rastro de amor, es tan frío que no puede albergar sentimiento alguno...salvo desprecio" Como castigo la hechicera le lanzó un hechizo, convirtiéndolo así en una bestia, y encantó también el castillo y a todos los que moraban en él.

Enfadado y rencoroso, el príncipe se encerró junto con sus sirvientes en el lúgubre castillo. Su único contacto con el mundo exterior era un espejo mágico que la hechicera le había dejado, con el cual él podría ver lo que deseara.

Sin embargo, había una esperanza para él. La rosa que él había rechazado, resultó ser una rosa encantada que perecería él día en que el príncipe cumpliera 21 años, si antes de que cayera el último pétalo él llegaba a amar verdaderamente a una doncella, y ella le amaba también, el hechizo se rompería. Si no, el hechizo seguiría y el sería una bestia para toda la eternidad.

El príncipe no creía en 'el amor', era conciente de ello y también de su inquebrantable forma de ser. Por eso supo que jamás llegaría a amar a alguien, y aun si llegaba a hacerlo...

¿Quién llegaría a amarlo?...siendo el una bestia...

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La belle et la bête

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Chapitre 1

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El sol comenzaba recién a salir, alumbrando con sus rayos a un pequeño y rústico pueblecillo con casas sencillas y calles empedradas. La actividad en el pueblo ya comenzaba a surgir lentamente, empezaba como cualquier otra mañana. La rutina era la misma, nunca variaba en algo.

Separada de aquel pueblo se encontraba una pequeña casa con un pequeño molino de agua. La puerta principal se abrió y salió agraciadamente una joven muchacha, de cabello corto y marrón oscuro, sus grandes ojos eran de un enigmático verde azulado, enmarcados por unas largas pestañas.

Aquella simpática muchacha era Eren Jäger, una joven de 17 años e hija única. De rasgos sumamente delicados y dulces, pero de carácter rebelde.

Caminó hacia el pueblo con una expresión neutral, y al llegar no pudo reprimir un suspiro al ver que todo era como cualquier otra mañana, no había nada nuevo, nada interesante que ver. Encogiéndose de hombros comenzó su recorrido por aquellas calles mirando a su alrededor.

En la panadería, un hombre sacaba a la vista unos relucientes y sabrosos panes, en la tienda continua; una florería, una joven vendía sus flores recién cortadas a una pareja, un grupo de niños observaba un pequeño teatro de marionetas montado en la calle, un gato dormía placidamente en el alero de una ventana, un perro movía la cola al ver que su dueño se acercaba a darle comida, dos ancianos fumaban pipa sentados en mecedoras, una anciana compraba unas frutas junto a su nieto, una mujer se probaba unos abrigos, una mujer sacudía su ropa desde una ventana, otra mujer recogía la ropa seca, un hombre barría la entrada de su casa, una carretilla pasaba cargando paja...todo era lo mismo de siempre...

Divisó a media calle el lugar al que deseaba ir: la librería. Apresuró el paso con una sonrisa.

Al abrir la puerta, el repique de campanillas le dio la bienvenida junto con la risa de un anciano.

"Oh Eren, que agradable sorpresa" –dijo el dueño de aquel lugar.

"Buen día" –le saludó la muchacha con una sonrisa.

"Pero miren quien está aquí" –comentó otra voz.

"¿Hannes-san?... ¿Qué estás haciendo aquí?" –preguntó confundida.

"Eh? ¿Qué tiene de raro que esté en la librería?" –preguntó intrigado el hombre rubio y de ligera barba.

"Todo..." –rió el anciano.

"Hmmm... ¡Ah! ¡Vine a devolverle esto! –sacó un libro de la canasta que traía consigo y se lo ofreció- acabé de leerlo ayer"

"¿Lo leíste todo en dos días?" –preguntó entre sorprendido y divertido.

"No podía soltarlo –la muchacha se acercó a otra estantería- veamos que me llevaré hoy..."

"Hahaha...toma lo que desees"

"¿Qué estaba leyendo? –Hannes le arrebató el libro al anciano y comenzó a hojearlo- todavía siguen gustándote este tipo de cosas ¿Eh?... cuentos de hadas y fantasía"

"¿Tiene algo de malo?" –preguntó frunciendo el ceño.

"No realmente...pero creo que no deberías fantasear tanto con éstas cosas..."

"¿Qué tiene de malo que quiera conocer lugares tan hermoso como esos o conocer a...?"

"¿Un príncipe?" –se burló.

"¡Yo no dije eso!" –reclamó la muchacha sonrojada y dándole la espalda.

Volvió a prestarle atención a los libros, y entonces vio en una pared un viejo y roto mapa, se acercó con curiosidad y lo extendió para verlo completamente. Reconoció inmediatamente el país cuyas principales ciudades estaban bien marcadas.

"Ah...casi había olvidado que tenía ese viejo mapa ahí" –dijo el anciano.

"Hmm...hay algo raro...creí que las principales ciudades del país eran solo dos...aquí hay tres" –observó la muchacha los tres emblemas ahí ilustrados.

"Eso es porque en un principio eran tres: Sina, la capital principal –señaló el emblema que tenía la cabeza de un unicornio- Rose, el corazón de la actividad comercial–señaló un emblema con dos rosas entrelazadas- y finalmente María, la ciudad de los guerreros" –señaló un emblema con un par de alas.

"¿Qué sucedió con María?"

"Cayó tras una guerra de hace ya muchos años, quedó devastada y luego la epidemia se encargó de llevarse a sus últimos habitantes" –murmuró Hannes con seriedad.

"La epidemia..." –la misma que se había llevado a su madre hace ya años.

"Ahora ya solo quedan Sina y Rose, en la capital ya han logrado implementar una fuerza militar lo suficientemente fuerte para reemplazar a las fuerzas de María"

"Ese emblema...es hermoso" –murmuró Eren colocando su mano sobre la figura.

"Si es verdaderamente hermoso...creo que le llamaban 'Las Alas de la libertad'" –hizo memoria el anciano.

"...libertad..."

"Bueno ¿Ya decidiste qué te vas a llevar?"

"Ah..."

Eren salió de la librería con una sonrisa de oreja a oreja, había escogido un libro que ya había leído unas tres veces antes, y al ver que le gustaba tanto el anciano decidió regalárselo. Sin poder contener las ganas de leerlo, lo abrió mientras caminaba y comenzó a leer las primeras líneas de aquella historia que le gustaba tanto.

Un cuento sobre una muchacha que conocía a un misterioso hombre, al principio ambos no llegan a llevarse bien, pero con el tiempo ambos se enamoran, y ante la posibilidad de perderla el hombre rebela ser en realidad un príncipe y le confiesa sus sentimientos ofreciéndole convertirla en su futura reina. Algo cursi y muy irrealista quizás, pero a Eren le encantaba la forma en que ambos personajes, tras su abrupto primer encuentro, comienzan a ver como es el otro en realidad y comienzan a enamorarse poco a poco.

Caminaba por las calles y leía al mismo tiempo, y asombrosamente no chocaba con nada ni con nadie, como si supiera cual eran los movimientos de las personas de su alrededor las esquivaba agraciadamente. Y por si fuera poco, parecía como si sus pies conocieran solos el camino que tenía que tomar, por lo que no despegaba ni por un momento sus ojos de las páginas.

"Ah...allá va esa muchacha" –comentó una mujer que junto a sus amigas tomaban una taza de té.

"Tan distraída como siempre –comentó otra- con la cabeza en las nubes siempre"

"Si sigue así no va a encontrar un buen marido" –comentó una tercera con tono reprobatorio.

"Bueno, bueno todavía es joven y con ese rostro tan lindo encontrará de seguro alguno que llegue a querer tomarla por esposa"

"Bien es cierto, tiene un rostro encantador, aunque no parece una chica de su edad" –comentó comparando a Eren con un grupo de muchachas que eran de su misma edad aproximadamente. A diferencia de ellas, ella no tenía curvas tan pronunciadas, su figura era delicada y delgada. A parte de eso, vestía un sencillo vestido blanco con un suéter rojo cubriendo sus hombros, con un inocente escote, adornado con una cinta roja. No vestía algo colorido y escotado como aquellas muchachas. Su cabello era bastante corto, y no largo y adornado con cintas como el de ellas. Parecía que si Eren se ponía ropa de hombre, podría fácilmente pasar por uno.

"Oh vamos la belleza no lo es todo" –la defendió una mujer.

"¿Dices que en este pueblo hay alguien que este interesado en ella así como es?"

"Claro que si lo hay..."

A unas pocas calles de ahí, caminaba un hombre alto y de buena musculatura, su cabello era rubio y sus ojos celestes. Poseía una mirada tranquila y seria, y un aspecto elegante y gallardo. A su lado caminaba otro hombre de aspecto algo descuidado, cabello café y ojos marrones, y un muchacho de actitud tímida, de cabello rubio hasta sus hombros y ojos celestes que abrazaba un libro.

"Ah ahí está"

"¡Es él!"

"Tan apuesto y elegante como siempre"

Eran los comentarios que las muchachas que lo veían pasar decían animosamente, todas y cada una de ellas, ansiaban con todas sus fuerzas el ser la afortunada que él tomase como esposa. Los adultos le veían y asentían aprobatoriamente, bien sabían lo caballeroso y firme que era él, conocían su sano juicio y lo bien que tomaba decisiones.

Si, Irwin Smith, era sin lugar a dudas el galán y el hombre más admirado de aquel pueblecillo.

"Tsk eres muy popular" –comentó su compañero descuidado, Mike.

"Es cierto, Irwin-san es muy popular con todos" –comentó el muchacho, Armin Arlert.

"No creo que sea para tanto" –fue lo único que dijo Irwin.

"Claro que lo es, eres el mejor cazador de este lugar –Mike observó como las muchachas se le quedaban mirando- así podrás elegir a cualquier doncella de este pueblo" –rió con sorna.

"Supongo que ahí tienes razón –sonrió Irwin- pero tengo mis ojos fijos en una sola...ah que coincidencia, allí esta"

Eren pasó por esa calle, todavía leyendo su libro y esquivando habilidosamente a las personas. Se detuvo frente a una frutera y dejó de lado el libro para pedirle lo que quería.

"¿E-Eren?" –Armin parecía algo contrariado.

"Si, Arlert. Eren Jäger –dijo Irwin con una sonrisa- es una hermosa, educada y también tiene carácter…me gusta"

"¿Y ya la has cortejado?" –preguntó Mike.

"Lo he intentado, pero es...algo testaruda" –sonrió Irwin.

"Hmm...en realidad no entiendo que es lo que le ves. Todos hablan de ella, es una chica bastante extraña, siempre anda metida en sus libros y su padre..."

"Ah su padre...es por culpa de ese hombre que hablan así de ella. Estoy seguro de que si dejara de estar cerca de él todos dejarían de hablar así ella, ese hombre es una mala influencia para ella"

"Pero...es su familia ¿No?" –dijo Armin algo incómodo. Después de todo, era amigo de la infancia de Eren y por eso, conocía a su padre. En realidad no le parecía tan mala persona, un poco excéntrico quizás...un poco...

"Ah pero si nos casamos, formaremos una nueva familia" –dijo con simpleza.

"Ehh…"

"Ah ya se va..."

Eren le pagó a la señora y continuó su camino retomando la lectura. Irwin sonrió y enseguida fue tras ella, siendo seguido por sus dos acompañantes.

"Eren" –le saludó una vez la hubo alcanzado.

"Buenos días Irwin-san" –saludó la muchacha sin quitar sus ojos de la lectura.

"Eren..."

"Ah Armin –solo entonces apartó el libro y se acercó para saludar a su amigo- que gusto verte"

"Lo mismo digo –interrumpió Irwin acercándose a la muchacha y apartando a Armin- dime Eren ¿no te gustaría ir a algún lado hoy? ¿A salir a caballo? ¿Pasear por las calles?" –le preguntó amablemente.

"Ah bueno...la verdad es que hoy estaré algo ocupada...quizás otro día" –Eren ya había perdido la cuenta de la veces que había usado esa excusa o una muy similar con ese hombre. Junto todas sus fuerzas para no poner los ojos en blanco y lucir cortés.

Irwin no pareció muy contento.

"Eren, tienes que comenzar a salir un poco más, ser más sociable –miró entonces hacia la casa donde ella vivía- no encerrarte en tu casa... junto con tu padre..." –utilizó un tono algo despectivo en la última parte.

"¿qué tiene de malo mi padre?" –preguntó ella entrecerrando los ojos.

"Debes dejar que la gente te conozca mejor –Irwin ignoró su pregunta- sabes, yo me preocupo mucho por ti –la atrajo rodeándole por la cintura, provocando que ella tuviera una especie de escalofrío- quiero que tengas una buena vida, que no te falte nada y que seas capaz de alcanzar la felicidad" –dijo con un tono fervoroso que solo ponía nerviosa a la muchacha.

"A-ah...q-que amable de tu parte... pero ¿Por qué te tomas la molestia?" –preguntó

"Pero porque más podría ser, eres muy diferente de las demás chicas de este pueblo. Y yo creo que con la persona adecuada llegarás a ser feliz"

"A-ah... ¿Qué diablos quiere decir con 'la persona adecuada'?"

"Por eso mismo quiero que..."

"¡Eren!" –ambos giraron a ver quién interrumpía el momento. Eren con alivio e Irwin con fastidio.

Ahí parada se encontraba una muchacha de rasgos orientales, bastante delicados y hermosos. Su cabello era negro y largo, sus ojos eran marrones oscuros. Vestía unos pantalones oscuros, una cazadora y unas botas, junto con una bufanda roja.

"Ah...Ackerman –le saludó seriamente Irwin- ¿Fuiste de caza?" –preguntó observando el saco y el arma que traía consigo.

Su nombre era Mikasa Ackerman, al igual que Irwin era una amiga de la infancia de Eren. Y al igual que Irwin era bastante popular en le pueblo, por un lado por su enigmática belleza y su carácter amable pero ala vez serio. Y por otro lado, por el hecho de que no era muy 'femenina', desde su vestimenta, hasta a lo que se dedicaba diariamente: la caza.

"Si... –le respondió secamente, para luego cambiar de tono a uno más dulce- Eren, traje la comida para la cena de hoy"

"Ah Mikasa, gracias... –Eren se separó de Irwin apresuradamente- lo siento de nuevo Irwin-san pero tenemos mucho que hacer en casa, y también vamos a ayudar a mi padre con..."

"¡Ha! –rió Mike- ¿qué es lo que está tramando el científico loco ese?"

Eren apretó los puños, y miró con desprecio a Mike.

"Mi padre no es ningún loco" –dijo firmemente y se dio la vuelta rumbo a su casa. Mikasa le lanzó una mirada cortante a ambos hombre antes de seguir a Eren. Armin se despidió de ambos algo incómodo y siguió a sus dos amigas. Irwin solo hizo una mueca de molestia y siguió otro camino seguido de Mike. Otro intento fallido...

La muchacha caminaba sin detenerse con pasos algo apresurados, sus dos amigos le seguían en silencio sin saber que decirle. Aquello siempre pasaba, siempre la gente hablaba así de su padre y eso molestaba a Eren...sin dejar de lado que le lastimaba. Después de un par de minutos y a un par de metros de su casa, se detuvo todavía dándoles la espalda.

"...ya estoy harta de esto... –se notaba por su voz ahogada que estaba apunto de llorar-...quiero irme de este lugar..."

"Eren, no tienes que darles importancia –dijo Mikasa- son solo unos imbéciles"

"Si...no debes deprimirte por lo que digan los demás" –concordó Armin.

Eren se quedó unos momentos en silencio y luego se dio la vuelta para sonreírles en agradecimiento.

Ene ese instante algo parecido a una explosión sacudió la casa y humo proveniente del sótano comenzó a elevarse.

"Ay no... ¡Padre!" –Eren corrió de inmediato a abrir las puertas de madera que conducían directamente al sótano. Sus dos amigos le ayudaron también preocupados, pese a que también estaban acostumbrados a esos 'incidentes'.

Cuando abrieron la puerta, el humo les impidió ver al principio que sucedían, aun así Eren se adentró buscando a su padre y tratando de no aspirar el humo. Lo encontró en medio del sótano agitando sus manos para alejar e humo de su rostro, junto a él había una mesa donde habían diferentes instrumentos de vidrio que contenían sustancias coloridas y extrañas.

"¡Padre!"

"Ah... -tosió- Eren...no entres vas a aspirar el humo"

Entre Mikasa y Armin abrieron la ventana del sótano y así el humo se dispersó más rápidamente.

"Tío... ¿que pasó?" –preguntó Mikasa.

"Fue un error mío, confundí un frasco –tosió- se suponía que debía coloca azufre en agua, pero en lugar de eso coloqué sodio metálico y por eso explotó" –dijo rascándose la cabeza.

"¿solo por ser sodio metálico?" –preguntó con curiosidad Armin.

"Si, verás el sodio metálico reacciona violentamente con el agua y produce un gas muy inflamable –colocó un vaso y lo llenó de agua, luego cogió un frasco y con unas pinzas sacó un diminuto cristal, lo dejó caer en el agua y tapó inmediatamente el frasco con un vidrio de reloj, los tres observaron como comenzaba a burbujear peligrosamente y a emitir un chasquido alarmante- ahora vean la reacción –comenzaron a saltar chispas dentro del frasco y luego ardieron unas pequeñas flamas. Sacó una caja de cerillas y encendió una, con cuidado la acercó al borde del frasco y movió ligeramente el vidrio para que dejase escapar algo de gas. La reacción fue inmediata, la llama aumento rápida y violentamente. La apartó apagándola y dejó a un lado el frasco- confundí el frasco de azufre con el de sodio metálico y puse cristales de más y al no percatarme del gas encendí un mechero y..." –dijo la frase en el aire la ver como Eren le observaba.

Esa mirada con aire reprobatorio como si estuviera mirando a un niño que acababa de hacer una travesura y mereciera un castigo.

"Padre..."

"Lo siento, lo siento, no volveré a confundirme, mira –agarró un lápiz y escribió en el frasco de sodio 'PELIGROSO' – así de seguro no me confundiré mas..."

"Ah... –suspiró- no me hagas dar un susto como ese de nuevo..."

"Lo siento, no quise preocuparte...ni a ustedes tampoco –dijo a los muchachos- Eren...cada vez te pareces más a tu madre" –dijo con una leve sonrisa.

"Eh..."

"Cuando tenía accidentes como ese, ella solía regañarme en lugar de atenderme" –recordó con nostalgia.

"Ya veo..." –Eren solo sonrió tristemente.

"Bueno –dijo para cambiar el ambiente- será mejor que continué..."

"... ¿Qué quería hacer por cierto?" –preguntó Armin.

"Ah es para mi experimento para la feria científica, esperen un momento" –comenzó a mezclar sustancias en diferentes envases de vidrio, obteniendo nuevas sustancias de diferentes colores, siempre evadiendo el peligroso frasco de sodio. Estuvo así un par de minutos, emocionándose mientras mezclaba, pesaba y anotaba, a veces revisando las fórmulas que tenía anotadas en una hoja, algunas re-revisadas. Finalmente, encima de la mesa de trabajo quedó un frasco de líquido transparente que parecía agua, con una varilla de vidrio comenzó a agitarlo.

"Hmm... revisaste tus cálculos de nuevo" –observó Eren, que había visto el experimento fallido ya varias veces.

"Si, los revisé dos veces, esta vez pese los compuestos minuciosamente...así que no debería fallar esta vez" –dijo seriamente el hombre.

"¿qué tiene que suceder?" –preguntó Mikasa.

"Debe agregar un indicador y la muestra debe volverse azul y no roja" –dijo de memoria la muchacha.

El hombre cogió un gotero y lo acercó nerviosamente al frasco, los tres se acercaron para ver qué color iba a ser. Dejó caer unas tres gotas y apartó el gotero para acercarse al frasco, los tres también se acercaron contiendo la respiración. La sustancia recién añadida comenzó a distribuirse por la muestra adquiriendo una leve coloración rojiza. Esperaron mirando detenidamente el frasco. Entonces poco a poco el rojo cambió a violeta, y de violeta cambió a azul...

"¡Por fin!" –exclamó aliviado.

"¡Funciona!" –dijo Eren contenta.

"¡Que bueno!"

Los cuatro comenzaron a celebrar en el sótano alrededor de frasco de muestra azul. Después de celebrar un par de minutos más, el padre de Eren comenzó a preparar sus maletas y en un baúl sus correspondientes instrumentos de laboratorio. Partiría ya para la feria, para así volver lo más rápido posible a casa, no le gustaba para nada dejar sola a Eren y a Mikasa, que vivía con ellos al no tener otra familia.

"Estaré de vuelta en un par de días con suerte –dijo su padre sentado en el caballo que jalaba una pequeña carretilla- cuídense mientras no estoy"

"No se preocupe tío, cuidaré de Eren" –dijo Mikasa con una sonrisa.

"Puedo cuidarme sola" –dijo Eren.

"Esta bien, Armin cuídalas por favor" –le encargó solemnemente.

"Lo haré" –dijo el muchacho.

"Nos vemos entonces" –dijo despidiéndose.

"Ve con cuidado padre" –le gritó Eren agitando su brazo.

Más tarde los tres se encontraban en la cocina de la casa, preparaban la cena en silencio cada uno concentrado en su correspondiente labor. Hasta que Mikasa rompió el silencio.

"Armin –le llamó- ¿Por qué siempre andas con Irwin?"

"Eh…ah…bueno es solo que…lo admiro…eso es todo" –admitió algo avergonzado.

"¿Ah? ¿Cómo puedes admirarlo?" –preguntó contrariada.

"Bueno…es solo que…es una persona que es capaz de hacer grandes cambios, tomando siempre la mejor decisión…un líder…"

"Tienes razón" –concordó súbitamente Eren.

"¿Eren?" –Mikasa lucía contrariada.

"Tiene razón Mikasa, hasta las personas del pueblo s han dado cuenta. Irwin-san es una persona admirable, siempre toma las mejores decisiones, tiene la confianza de las demás personas y siempre piensa en lo mejor para todos…es una gran hombre" –dijo con simpleza.

"Eren… Sabes qué el tiene interés en ti ¿Verdad?" –preguntó de golpe.

"¡Eh! No…no puede ser…hay tantas chicas en este pueblo…ugh… no…si, lo sé…" –era demasiado obvio para no darse cuenta.

"¿Qué piensas hacer al respecto?" –preguntó Armin.

"Hmm…"

"Si se te propone… ¿Le dirás que si?" –preguntó apremiantemente Mikasa.

"¡EH! ¡No, claro que no!" –exclamó de inmediato.

"Ah…" –Mikasa pareció aliviarse.

"Bueno…no es que apoye a Irwin-san o algo así –aclaró Armin- pero ¿Por qué lo rechazas si es que te parece un buen hombre?"

"Ah…bueno… -Eren observó el libro que le habían regalado- no lo sé…no es lo que busco…" –fue su sencilla respuesta.

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Ya llevaba bastante tiempo cabalgando, y ya se había alejado bastante del pueblo. Verificaba repetidamente el mapa que había llevado consigo, que tenía marcada la ruta hacia una ciudad cerca de Rose. Aquella ruta pasaba muy cerca de los límites del territorio de lo que antes había sido María. El tiempo fue transcurriendo y cada vez se acercaban más a María, sin que se diesen cuenta.

"Hmmm... que extraño... no nos hemos encontrado con algún pueblo vecino todavía...habré tomado un camino equivocado –dijo en voz alta algo preocupado, llegaron entonces a una bifurcación con unas señales- detente Shallot –le ordenó al caballo- salgamos de dudas..."

Acercó la lámpara de gas que traía consigo y trató de leer lo que decía pero los letreros eran tan viejos que no se podían ver las letras.

Observó ambas rutas, ambas rodeadas de árboles. Pero algo extraño tenía la de la izquierda, a diferencia de la otra los árboles parecían adquirir una apariencia tenebrosa y lúgubre, mientras e al otra eran normales. A demás una fría ventisca provenía de la de la izquierda junto con un sonido de ramas crujiendo algo tenebroso. Él no le tenía miedo a ese tipo de cosas y encogiéndose de hombros y penando que sería un atajo tomó aquel camino, forcejeando un poco con el caballo que parecía no querer ir por aquel lugar.

Siguió una hora aquel camino, sin notar que contad se adentraba en él, el lugar más tenebroso y lúgubre se hacía, aquella fría ventisca incrementaba y de las crujientes ramas de los árboles se asomaban algunos animales de aspecto tenebroso. El caballo cada vez se sentía más intimidad y asustado, pero la mano firme de su dueño le obligaba a continuar.

Sin embargo cuando comenzó a caer la noche y una inesperada nevada comenzó a caer, él recién se dio cuenta de que estaban yendo por un muy mal camino, parecía que se estaban alejando de cualquier posible pueblo cercano. Con fastidio, trato de maniobrar al caballo y la carreta para dar la vuelta y regresar a aquella bifurcación, pero el camino era muy angosto y la carreta chocó contra un tronco hueco.

Del tronco salió una bandada de murciélagos que los rodearon rápidamente espantando así al caballo que comenzó a correr por el camino adentrándose más en aquel tenebroso lugar. El hombre trató desesperadamente de retomar el control de Shallot, pero los murciélagos que volaban a su alrededor se lo impedían, y cuando se salieron del camino hacia un costado, hizo lo imposible para hacerle frenar.

Y lo hizo a tiempo, puesto que se detuvieron e seco frente a un acantilado, unos centímetros más y hubieran caído a una muerte segura. Con calma y lentamente maniobró al caballo para retroceder, y cuando creyó que los problemas ya habían acabado y podría regresar al camino verdadero; un aullido irrumpió el silencio. Se escuchaba bastante cerca lo cual provocó que Shallot se encabritara violentamente, echando al hombre de su asiento y luego corriendo a toda velocidad dejando atrás a su jinete.

Al caer, se había golpeado la espalda contra el frío suelo de piedra, se levantó adolorido y miró a su alrededor dándose cuenta de que estaba totalmente solo.

"B-bien...en momentos como este ha que tomar las cosas con calma...si con cal...ma" –las palabras se le quedaron en la garganta cuando vio no muy lejos de ahí varios pares de ojos que brillaban en la oscuridad. Que lo miraban fijamente.

No tenía que ser un genio para saber que se trataban de lobos y sin pensarlo dos veces corrió alejándose de ellos, escuchando de inmediato un aullido y luego una serie de gruñidos detrás suyo.

Corrió sin un dirección fija, bastaba con alejarse de aquellos gruñidos y pisadas que estaban tras él. Alcanzó a ver, para su alivio, una reja alta y sin duda corrió más de prisa hacia ella, y una vez la hubo cruzado, la cerró con el tiempo justo para retroceder evadiendo las garras y las fauces de los lobos que trataron de tirar abajo la reja y saltarle encima.

"E-estuvo cerca..." –murmuró aliviado y sacando un pañuelo del bolsillo de su abrigo. Se dio al vuelta para inspeccionar dónde estaba y se quedó boquiabierto al encontrarse con la silueta de un gigantesco castillo, con varias torrecillas y un puente que conducía a la entrada principal. En su sorpresa no se percató de que el pañuelo que trató de meter en su bolsillo cayó al suelo.

Comenzó a llover repentinamente y corrió hacia la puerta del castillo esperando que hubiera alguien en aquel lugar. Para cuando llegó a la puerta ya estaba empapado, y tocó dos veces la puerta apremiadamente. Ésta se abrió con un rechinido y sin dudar entró al oscuro lugar.

Todo estaba oscuro y era difícil distinguir algo en aquel recibidor, solo pudo notar las figuras de las peculiarmente tenebrosas estatuas que adornaban el lugar. Tragó saliva algo nervioso y se acercó a la única fuente de luz que había: un candelabro.

"¡Disculpe!... ¿Hay alguien aquí?" –gritó agarrando el candelabro. Si había un candelabro ahí prendido, debía haber al menos una persona por ahí.

Entre las sombras, ocultos tras unas estatuas se encontraban dos personas que veían sigilosamente la hombre.

"Oh mira, un visitante" –murmuró una mujer con cierta emoción.

"Shh...no digas nada...tal vez se vaya..." –le susurró un muchacho.

"¡Perdone la molestia! –gritó el hombre- pero sufrí un accidente y estoy perdido –explicó-quisiera saber si podría darme refugio solo por esta noche, mañana a primera hora partiré de vuelta a mi hogar"

"Oh vamos –dijo la mujer- tuvo un accidente y está perdido –dijo con tono lastimero- tenemos que ayudarle"

"¡Qué crees que va a decir él! ¡No, ahora cállate!" –susurró tapándole la boca con su mano. Ella se quejó y para liberase le mordió la mano, provocando que el muchacho soltara un quejido de dolor.

"¿quién está ahí?" –preguntó el hombre.

"¿cómo está? –le saludó ella saliendo de su escondite y acercándose a él- sea bienvenido y disfrute de su estancia"

"¿quién es?" –todavía no alcanzaba a verla con tan poca luz.

"Ohh perdón, perdón por mis malos modales –entonces alcanzó a verla, se trataba de una mujer de cabello marrón rojizo sujeto en una cola de caballo, usaba lentes y tenía unos ojos color ámbar que le miraban con emoción- mi nombre es Hanji Zöe, un placer" –entonces cuando ella se inclinó para hacer una reverencia, alcanzó a verlos...en su cabeza...un par de cuernos oscuros.

"¡Ah!" –retrocedió entre sorprendido y asustado.

"¡Hanji-san! ¿Pero qué diablos crees que estás haciendo?" –de las sombras salió un muchacho de cabello castaño claro, ojos ambarinos que miraban con molestia a la mujer que sonreía como si nada. Fue más fácil en su caso notar el par de cuernos puntiagudos que salían de su cabeza

"¿qué...qué...son...? –preguntó todavía contrariado- ... ¿Demonios...?"

"¿Eh? No, nada de eso –rió Hanji- es algo...complicado –rió- pero no se preocupe señor, no somos peligrosos" –dijo agitando su mano. Se percató entonces de que las uñas de sus manos eran negras y afiliadas

"¿A si? –dijo sarcásticamente el otro- ¿qué me dices de él?"

"Él debe estar durmiendo, no hay de que preocuparse –dijo Hanji restándole importancia- por cierto él es Jean" –dijo presentándole.

"A-ah...ya veo...eh...de quién están hablando"

"Del amo de este..." –iba a decir Jean

"¡DE NADIE! –le interrumpió- ¡Olvídelo! ¡Mejor venga por aquí, debe estar empapado!" –dijo tomándole del brazo.

"Oye espera ¿A dónde le estás llevando?" –exclamó Jean.

"G-gracias..." –ciertamente él no sabía si salir de ahí huyendo o seguirles la corriente.

Lo condujo hasta una acogedora sala de estar con una chimenea y un cómodo sillón frente al fuego. Hanji lo condujo hasta el sillón y le ayudó a sentarse ceremoniosamente, parecía disfrutar el dar ese trato a alguien. Jean por otro lado se quedó petrificado en la puerta de la sala, y parecía estar a punto de armar un escándalo contra la mujer cuando alguien pasó por su lado velozmente empujando un carrito.

"¡O-oye Petra!"

Se trataba de una mujer vestida de sirvienta, de cabello marrón claro y ojos del mismo color. Al igual que ellos dos, de su cabeza salía un par de cuernos.

"¿Gusta algo de té señor? –le ofreció con una sonrisa- le ayudará a calentarse" –de inmediato sirvió delicadamente un taza de humeante té. Se fijó en sus manos, que eran muy parecidas a las de Hanji.

"A-ah…gracias" –dijo algo intrigado, pero al final la sonrisa de la muchacha lo tranquilizó y aceptó la taza con gusto.

"Y dime buen hombre –comenzó Hanji- ¿Cuál es tu nombre?"

"Ah, mis disculpas. Grisha Jäger, un placer…y les doy las gracias por albergarme"

"Ni lo mencione Grisha, la verdad es que es emocionante –dijo ella con una sonrisa- hace mucho que no teníamos un invitado"

"Intruso" –murmuró Jean.

"¿Qué es lo que le trajo a éstas tierras?" –preguntó Petra también con intriga.

"Ah me temo que tomé el camino equivocado y aparecí por estos lugares. Sufrí un pequeño accidente y perdí mi caballo…de no haber visto este lugar los lobos me habrían atacado"

"Que mal…pero no se preocupe, mañana podrá retomar su camino sin problemas, le ayudaremos. Y a demás ya no será tan peligroso como lo es en la noche"

"¿A dónde se dirigía?"

"A Trost, a una feria de científicos"

"A Rose…ya veo…"

"¿Y de dónde es?"

"Shiganshina"

Jean que hasta entonces había permanecido en silencio y claramente molesto, pareció interesarse y se aproximó a Grisha.

"¿Shiganshina? ¿En serio?" –preguntó.

"Si…me mudé ahí hace un par de años, junto con mi hija y…"

"¡¿Hija?! –Hanji le interrumpió sorprendida- ¿Tiene una hija?"

"Sí, tengo una…"

"E-entonces…"

Antes de que ella terminara su oración, la puerta de la sala se abrió violentamente, provocando que una fuerte ventisca entrara, tan fuerte que apagó el fuego de la chimenea y dejó todo en penumbras. Se escuchó en la estancia unos pasos y luego una voz fría y cortante habló.

"Aquí hay un extraño…"

Hanji se aclaró la garganta.

"Rivaille verás, este pobre hombre tuvo en accidente en el bosque y, como está nevando afuera y hay animales salvajes, lo más correcto sería…" –una cuchilla voló y pasó rozando por su mejilla provocando que la mujer se helara.

"Tú cierra la boca" –gruñó la voz.

"E-esto es malo…" –murmuró Jean retrocediendo hacia la pared trayendo a Petra consigo que miraba con preocupación a Grisha.

Este, no lograba ver muy claramente a su alrededor y trató de buscar al dueño de aquella voz tan amenazante y fría. Sentía ciertamente algo de miedo, pero estaba dispuesto a enfrentar a aquella persona, disculparse por las molestias causadas y de ser necesario retirarse de aquel castillo.

Sin embargo no estaba preparado para lo que vio cuando se giró hacia un costado. Sus ojos se encontraron con unos azules de mirada fría y amenazante, que le observaban como a un bicho al cual se debía aplastar. Al igual que los otros, poseía unos cuernos, pero los de él eran claramente más grandes y afilados. Su cabello era negro azabache, que le daba un toque más tenebroso junto con los cuernos y esos ojos fríos.

"¿Quién eres y qué quieres?" –preguntó aquel ser con voz fría.

"L-lo siento mucho señor, es solo que me perdí y…" –Grisha trató de hablar tranquilamente, pero el aura que desprendía aquel ser lo atemorizaba.

"¿Y creías que podrías entrar aquí y ya? –preguntó avanzando hacia el hombre- yo soy el amo de este castillo y yo decido quien puede entrar aquí…déjame decirte que no eres bienvenido"

"L-lo siewnto mucho…ahora mismo me iré y…" –aquellos cuernos eran más atemorizantes.

"… ¿Qué tanto miras?" –le preguntó con claro odio en su voz.

"N-nada…" –Grisha apartó al mirada y trató de girarse hacia la puerta, pero una larga cuchilla le cerró el paso.

"¿Has venido a ver a la 'bestia del castillo embrujado'?"

"N-no…solo quería un refugio…no fue mi intención…" –miró entonces la mano con la cual sujetaba firmemente la cuchilla, sus uñas eran también negras y afiladas como garras, más que las que había visto antes. Absolutamente todo en aquel hombre era más aterrador…

La mirada de Grisha, de espanto y sorpresa, pareció molestarlo mucho y gruñó molesto.

"De acuerdo…te daré un refugio…solo que no será solo por esta noche, sino para siempre" –y sin decir más alzó su brazo.

"N-no…por favor… –le dio un golpe tan fuerte que en un par de segundos perdió la conciencia. Sin embargo antes de hacerlo, pensó en su familia, en sus dos hijas…en Eren especialmente y se sintió mal por abandonarla de esa forma- …Eren…"

Los tres que habían permanecido en silencio, observaron como aquel hombre comenzaba a arrastras fuera de la habitación al hombre inconsciente. Hanji trató una vez más de hablar.

"A-ah…Rivaille…esto quizás te interese pero él tiene…"

"¡No me importa lo que él tenga! ¡Ahora es un prisionero y lo tratarán como tal!" –les ordenó fríamente.

"Si, amo" –respondieron Petra y Hanji de mala gana.

"Tsk…como sea…" –murmuró Jean.

Aquel aterrador hombre salió de la habitación sin decir más, llevándose a su nuevo prisionero.

"Ay no…y creo que dijo que tenía una hija… ¿Qué va a ser de ella si el no vuelve a casa?" –preguntó Petra preocupada.

"Hmm…quizás saea solo cosa mía pero…si es que ella legara a venir a este lugar para buscarlo…quizás…" –Hanji dejó la oración a medias…

"Quizás tengas razón…pero eso sería una especie de milagro…" –dijo Jean haciéndolo sonar como imposible.

Una doncella…una doncella era lo que necesitaban desesperadamente en esos momentos…el tiempo ya se acababa…

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Continuará…

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Notas de la autora:

Ah bueno…que podría decir?... xD recién hace dos semanas que comencé a ver SnK y el Riren pasó encabezar mi lista de parejas favoritas. Luego se me ocurrió hacer esto y no pude resistirme :3

Esta historia es una adaptación de la película de Disney (como se habrán dado cuenta), no lo sé la idea de ellos dos en esta historia me gusto mucho ;w;

Hmmm algunas aclaraciones:

Lo del sodio metálico y eso, no crean que lo puse ahí porque se me ocurrió, no agarre un libro de química y lo abrí en cualquier página, recién estudié ese fenómeno en laboratorio y decidí usarlo. Verán que después vuelve a aparecer.

Lo de las tres ciudades principales, fue cosa mía; las mezclé con las insignias de las tropas según lo que me pareció mejor, y también lo de la guerra que provoca la caída de María.

En cuanto a la maldición que cae sobre los sirvientes, pues no me pareció convertirlos en objetos así que hice que tuvieran cuernos como los de Rivaille (Me disculparán! Pero a mí me gusta escribirlo así -3-) si alguien se dio cuenta, me inspiré su apariencia en esa historia del Rey Demonio y la Florista, de hecho fue por esa historia que se me pasó por la cabeza en primer lugar hacer esto :3

Bueno…eso sería todo creo…en el siguiente capítulo Irwin intentará pedirle matrimonio a Eren xD Me muero por escribir esa parte~ Y también en el próximo ya se conocerán o3o

Espero que le haya gustado a quien lo leyó~ :'3

Hasta una próxima.

Ligeia~