Darkness Over Eden
Chapter I Exordium
"¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora!
¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones!
Tú que dijiste en tu corazón; Al cielo subiré,
Por encima de Dios alzaré mi trono,
Y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte"
Isaís 14.12-14
La casa en el 3-17-5 de la prefectura de Shizuoka, Honshu, es una casa convencional, de pintura blanca y líneas tradicionales orientales, con 2 ventanales que le daban la bienvenida a su nueva vida. No tuvo tiempo de contemplar con atención el lugar, sólo vio destellos verdes mientras era arrastrada al interior de la casa.
La soltaron de forma brusca en el salón, en ese momento se permitió mirar a la persona a su lado; una figura menuda de belleza etérea, de cabellos negros largos y ojos aperlados, piel de porcelana, sus ojos captaron algo más. La belleza etérea estaba manchada de algunos cardenales en los brazos, pero sin duda se encontraba en mejor estado que el resto. Oyó un sollozo a su espalda y apretó los dientes, no era momento para llorar, no ahora.
La belleza etérea empezó a temblar y ella apretó más los dientes, sus manos buscaron el dobladillo de la sencilla camiseta de algodón blanco que traía puesta, escuchó una orden y no se movió permaneció quieta. Otro sollozo y está vez el sonido de un golpe, otro sollozo y otro golpe, y la belleza etérea temblaba con mayor fuerza. En un instante, se abrió la puerta de madera oscura que conectaba la casa con el jardín, apareció una mujer rubia de delicado aspecto, pero de ojos fieros y expresión dura, detrás de ella iba un hombre de semblante aburrido con las manos en los bolsillos, de cabellos negros recogidos en una coleta alta.
Más sollozos y está vez no pudo identificar de donde provenían, ¡tontas!, ¿acaso no lo comprendían?, no era momento para llorar. La rubia sonrió y se posicionó en un lugar estratégico para ver y que la vieran, ella supo que no era la primera vez que hacia eso, el hombre aburrido estaba detrás de la mujer, sin prestar atención.
- Las cosas son sencillas, señoritas- habló la mujer con un dejo de ironía en su voz- tienen una deuda que pagar, mientras lo hacen, ustedes nos pertenecen, si son listas no habrá actos de valentía innecesaria… - hizo una pausa y miró a la belleza etérea que estaba junto a ella- Hyuga, tu hermana Hanabi se encuentra terminando elemental en Inglaterra, ¿verdad?
En está ocasión la belleza etérea, no, Hyuga, comenzó a llorar, había entendido el mensaje, todas lo entendieron, y aun así alguien gritó, alguien exigió saber por qué estábamos en ese lugar, la respuesta hasta ella la conocía, porque eran tontas, ingenuas, inocentes, llenas de sueños y confiadas. Y de nuevo se escuchó un golpe que silenció la voz, apretó con más fuerza el dobladillo de su camiseta, estaba segura que volvería escuchar como golpeaban de nuevo, un gritó y una respuesta: ¡calla, puta!, cuando la puerta se abrió por segunda vez, no levantó la mirada sintiendo miedo. Observó como unas botas negras pasaban frente a ella.
- Dosu, deja de golpearlas- una voz profundamente masculina inundo el lugar- por cada golpe, pierdo dinero- su voz era plana, sin revelar emoción alguna- Temari, ¿has hecho la selección?
- Aún no…- la mujer que respondía al nombre de Temari, guardó silencio
- Bien
Ella siguió con la mirada agachada, negándose a mirar a algún otro lado que no fuera la pequeña grieta de la madera a sus pies, como si el sujeto de la voz masculina hubiera dado una orden silenciosa, a su alrededor empezó el movimiento, los hombres que las habían vigilado y sometido desde el aeropuerto hasta la casa se movían, vio en la esquina derecha a 2 jóvenes de diferentes edades, complexiones y rasgos físicos.
- Trenton- de nuevo silencio y movimiento- Dutchess, Bronx…
Y de pronto, ella lo supo, las estaba clasificando, como si fueran ganado, les estaba asignando un lugar, para qué no lo sabía, y el miedo volvió con mayor fuerza, no sólo eran 5 mujeres que llegaron con ella, eran más… eso era lo que sus ojos captaron cuando llegó a la casa, ¿se atrevería a pensar en un número?
- Tailandia…- ante sus ojos aparecieron las botas negras, no levantaría la vista, le dolían las palmas de las manos por tener incrustadas las uñas en ellas- China, Zhengzhou- su destino estaba sellado, junta a ella la mujer etérea era señalada para China también, las botas desaparecieron de su vista pero a sus oídos le llegó la voz del hombre- Vienen conmigo, Kimimaro y Tayuya se harán cargo de esta zona.
- Tsk, problemático…- un sonido junto a ella, la sobresaltó, levantó la mirada temerosa, el hombre de semblante aburrido se encontraba junto a ella- caminen- ordenó.
Antes de empezar a caminar, escuchó a sus espaldas la voz del hombre que respondía al nombre de Dosu. Una cosa era sospecharlo, imaginar sobre lo que sucedería con ellas, otra estar tan cerca de descubrirlo en carne propia. Ella agrandó los ojos presa de la sorpresa y el pánico, parecía un buen momento para perder la cordura, la realidad la había aplastado como una losa de acero.
- ¿Podemos jugar con alguna?
- Asegúrense de que no sea virgen- fue la respuesta de Temari, quien ya estaba en la puerta
Atravesó la puerta con la cabeza agachada, se encontraba limitada en sus movimientos por Temari y el hombre de coleta, no se encontraba atada aún, cuando escuchó un gritó proveniente de la casa, una mujer pidiendo ayuda entre sollozos. Ella perdió la cabeza, no quería saber lo que venía después, dejó de pensar con claridad, Hyuga junto a ella hipaba y temblaba violentamente. Estaba corriendo, corriendo hacia ninguna parte, su respiración agitada, sus cabellos estorbando su vista y repentinamente estaba en el pasto, luchando por aire, el golpe le había sacado el aire de los pulmones, se obligó a recuperarse, a intentar voltear y luchar contra su atacante, no tuvo tiempo cuando todo se volvió negro.
- Tsk, tsk, siempre tan ruda- se levantó sacudiéndose con desgana los pantalones. La mujer rubia le veía con burla.
- Nunca son buenas niñas- contestó ella- ¿debo serlo yo?, Shikamaru
- Se supone que debes ganártelas, no aterrorizarlas- señaló el hombre con expresión de fastidio- por lo menos al principio
- Estoy intentando una nueva táctica- Temari se encogió de hombros, mientras veía a unos pasos como metían a la camioneta a una joven de largos cabellos negros con destellos violetas- China no estaba en mis planes
- China nunca está en nuestros planes- murmuró Shikamaru, levantando el peso muerto de la joven a la que Temari noqueo segundos atrás- de nuevo a las ligas mayores- escuchó un suspiro resignado.
Temari con sus ojos aguamarina observaba con detalle a la joven inconsciente, de complexión delgada, frunció el ceño, siempre eran más fuertes de lo que aparentaban, rasgos finos, aunque tenía una frente bastante amplia, lo que más le llamaba la atención era su largo cabello rosa, por un momento se permitió equiparar el color con el algodón de azúcar de las ferias, no había visto sus ojos, lo que le causaba cierta curiosidad y molestia a partes iguales. Algo que le gustaba a Temari y a Shikamaru era observar los ojos de las mujeres que llegaban a Japón, la mayoría de las veces con sólo verlas sabían si el fuego era parte de ellas y cuánto tiempo durarían.
Algunas habían pensado que Temari sería su aliada y Shikamaru su cómplice, para descubrir con dolor que la mujer de aspecto áspero y el aburrido hombre no las consideraban más que una mercancía, algo que puede ser usado y desechado. Desempeñaban su papel perfectamente.
La mayor parte del viaje de Japón a China lo paso semi-inconsciente, tenía fragmentos de recuerdos no definidos, borrosos e inservibles, abrió los ojos resistiendo el impulso de llevarse una mano a la cara, sabía que no estaba a salvo, la oscuridad cerrada se lo indicaba, se encontraba en una cama y seguía con la ropa con la cual había salido de Hungría. Un movimiento en la habitación la puso en alerta, fue demasiado tarde cuando su cerebro registró un calor extraño a ella, un aroma a madera, tierra mojada y té verde inundó su olfato, sus manos buscaron desesperadas la libertad, intentó mover las piernas, el peso sobre ella le impedía cualquier movimiento.
Sintió la respiración calmada de su atacante, después como repartían besos en su cuello, por un momento olvidó la situación, por un momento se dejó embriagar por la madera y la tierra mojada. Y la sobriedad vino a ella cuando lo sintió frotarse y una mano ajena en su seno, se revolvió con fiereza, y sus dientes encontraron donde clavarse. No hubo ningún sonido proveniente de su agresor, sólo un fuerte escozor en su mejilla derecha. Así como estaba apresada fue liberada, se movió todo lo rápido que su cuerpo adolorido le permitía, intentando escudarse en un rincón de la cama.
Sus ojos bailaban frenéticos, sus pupilas dilatadas intentando acostumbrarse a la oscuridad, la calma que mantuvo en las últimas 24 horas estaba hecha añicos, sin embargo se negaba a llorar, escuchó un chasquido y una lámpara en la esquina de la habitación se encendió, frente a ella se encontraba un hombre vestido de negro de los pies a la cabeza, sus ojos azabaches carentes de simpatía, su cabello negro- azulado cayendo sobre su frente, sus rasgos varoniles y atractivos, pensó que era el tiempo de estar frente a Lucifer.
- Déjame ir- su voz salió estrangulada por el miedo- déjame ir, no diré nada- silencio de parte del hombre que la observaba, eso la dio un poco de valor- soy Haruno Sakura, mi familia, mi familia te dará lo que quieras…
El hombre frente a ella sonrió de lado, como si lo que hubiera dicho lo encontrará gracioso.
- No eres una Haruno- la joven de cabellos rosas abrió los ojos grandemente al reconocer la profunda voz masculina: el dueño de las botas negras en Japón. Los ojos negros brillaron peligrosamente- te has convertido en mi esclava - su voz mantenía un inquietante tono neutro, plano- será divertido verte rogar.
Sakura Haruno apretó los dientes fuertemente, sus ojos verdes desprendieron un chispazo de rabia que no pasó inadvertido para el hombre, algo en la postura de ella cambió y él volvió a mostrar esa sonrisa de lado turbadora. A pesar de que hacía mucho tiempo que no recordaba lo que era ser una Haruno, negar y negar una y otra vez su origen, en ese momento precisamente lo recordaba, su cuerpo lo demostraba y su semblante también, la joven podía ser tonta, infantil y caprichosa pero nunca cobarde; alzó la barbilla desafiante, aun sintiendo el escozor en la mejilla.
- No rogaré- soltó desafiante, una carcajada le heló la sangre, apretó los puños.
- Veré tu alma quebrarse- una promesa oculta en las palabras, una promesa de sumisión, dolor, sangre y perdición
El cuerpo varonil la sometió por segunda vez, con rapidez y violencia, los ojos esmeralda se encontraron con los azabache y ella no pudo hacer nada.
- Bienvenida al infierno- su aliento quemándole la cara- Sa-ku-ra
Su cerebro tomó el control junto con sus instintos; sobreviviría a esto, saldría de esa situación, sobreviviría a la oscuridad que le imponía y ella misma se encargaría de matar a ese ser… si eso significaba sumirse en las tinieblas que así fuera.
- Es simple: que vea lo que sucede, trátala como quieras- Shikamaru empujó a la pelirrosa para que diera un paso al frente- sólo hay una orden: no la toquen.
La mujer de ojos rojos miró a la joven de los pies a la cabeza, frunciendo automáticamente el ceño, hacia 5 años que no llegaba una orden de ese tipo.
- Entonces, ¿qué hago con ella?- preguntó Kurenai- ¿la pongo a servir café?- ironía tiñendo su voz.
- No me interesa si sirve café o lava baños, sólo no la pongas de rodillas delante de nadie- habló Temari- Uchiha-dono la quiere.
Y Kurenai entendió; no se le educaría como a las demás, sólo se le enseñaría el terror de esa vida, por el momento, la pequeña joven era afortunada, algún día agradecería haber llamado la atención de Uchiha-dono o quizás no.
La pelirrosa era tirada por un pasillo, Kurenai no había articulado palabra, así que sólo se escuchaban los pasos resonar por el lúgubre pasillo. Ella no tenía fuerza para intentar pelear, después de su encuentro con Lucifer, había permanecido en cautiverio tiempo indefinido, comiendo un potaje asqueroso que había deducido era avena y un vaso de agua con gotas de limón.
Pudieron ser días o semanas- pensó Sakura, de alguna manera agradecía el haber salido de esa habitación, y ahí estaba siendo arrastrada y probablemente trasladada de un lugar a otro.
Al final del pasillo había otra nave, en una pared se veían más de 30 puestos con cortinas azules, e inmediatamente un escalofrío la recorrió, se situaron en una carpa blanca en la que se encontraba un hombre alto, de complexión atlética, cabello plateado, su postura era despreocupada y parecía amable a simple vista, vestía de negro y un cubre-bocas del mismo color le tapaba más de la mitad de la cara, parecía el encargado de aquel sitio tan lúgubre. En ese momento, ella relacionó el negro con esa gente, desde la mujer rubia de nombre Temari hasta ese apuesto hombre. No pudo seguir pensando en trivialidades cuando en su campo de visión apareció una chiquilla no mayor a los 13 años, detrás de ella iba un adulto vestido con ropa sport y otro con vestimentas azul oscuro, la chiquilla se acercó a la carpa blanca junto con el adulto vestido de azul.
- Ha ofrecido por la chiquilla 100,000 yuanes- dijo el hombre a una de las mujeres que se encontraban en la carpa blanca.
- 15 minutos, le puede quitar la ropa- contestó la mujer guardando el dinero en una caja de metal, la niña tomó de la mesa un paquetito y un rollo de papel, Sakura se atrevió a mirar por primera vez al rostro de la niña, encontrando un camino de lágrimas ya secas.
Vio a la niña dirigirse a los puestos, detrás de ella el sujeto con ropas sports, ella ahogó un gemido, más de la mitad de los puestos estaban ocupados. A pesar de las decenas de personas y los diversos esfuerzos que se realizaban en la nave, sólo se escuchaban los sonidos de cremalleras y zapatos.
No había ruido humano en absoluto.
Notas:
Es una historia corta que he venido masticando desde hace años. En ocasiones, somos indiferentes al dolor y sufrimiento humano, a veces no somos conscientes o nos negamos a creer, pero existen monstruos allá fuera, y la trata de personas es un tema delicado del cual sabes mucho o nada, no soy una experta en el tema, y de hecho puedo asegurar que mi información es escasa, sólo puedo decir que este es un fanfic y no necesariamente recrearé hechos reales o crueles, los personajes pueden tener exceso de OCC o no y tintes románticos o no. Puedes dejar un comentario para enriquecer el escrito y a la autora.
