Una nueva historia! Pero Two-sahot, ya estoy actualizando la otra hehe –la linchan-

Harry Potter no me pertenece.

Solo los dos

Era un día soleado en el instituto de Hogwarts, donde todos los estudiantes asistían a su primer día de clases en el año. Para unos ya se había vuelto normal, pues ya habían ingresado antes, para otros no. Ese era el caso de Harry Potter, un niño que nunca había escuchado de dicho lugar, pero que por decisión de sus padres, había tenido que dejar su antigua escuela y entrar a esta. El niño estaba muy nervioso e intranquilo al no conocer a nadie de allí, pero ya sabría como arreglárselas.

Sus padres se habían despedido cariñosamente de él mientras lo dejaban en el su salón de clases, él estaba en sexto curso de escuela. Todos hablaban amistosamente mientras el se encontraba en una esquina del aula, leyendo pacíficamente un libro que le había regalado su tío Remus,

-¿Leyendo "Les miserables" a tan temprana edad? Interesante, ¿cómo te llamas?-preguntó una niña detrás del libro, que al dejarlo a un lado, pudo ver su rostro. Lo miraba muy curiosa.

-Soy Harry Potter ¿y tú?-dijo, tendiéndole la mano

-Hermione Granger, mucho gusto.-respondió la niña, tomándola.

-Un niño nuevo y ya lo andas acosando, niña rara.

-No es de tu incumbencia, Weasley.

Harry simplemente se dedicaba a observarlos atentamente, parecía como si la niña de cabellos desordenados y el joven pecoso y pelirrojo de conocieran desde hace mucho pero no se llevaran tan bien como lo hacen el resto de estudiantes.

-¿Me mostrarían la escuela? no conozco este lugar.

-Permíteme a mí, el heredero de los Malfoy, Draco Malfoy, darte una cálida bienvenida a Hogwarts y no dejarte caer en manos de un pobre como Weasley o una loca niña como Granger.-dijo un niño, apareciéndose entre los tres. A Harry lo único que le llamó la atención fueron sus ojos grises, pero luego regresó a la realidad, el chico a pesar de presentarse como alguien elegante y de clase alta, había sido un completo grosero con los que recién conocía y no se juntaría con esa clase de personas.

-Lo siento pero… el solo hecho de respirar tu mismo aire me está en enfermando y si no es de mucha molestia, ¿puedes retirarte por favor?

El niño de cabellos engominados frunció al instante el ceño y sus mejillas se volvieron rojas como el tomate, a él nunca lo habían rechazado y todos querían estar con el, específicamente el único al que había estado esperando para que entrara a su colegio lo ignoraba ¿y le pedía que se fuera? Las iba a pagar y bien caras, pero por el momento solo se retirarían sin decir palabra, Harry Potter va a suplicar por él un día de estos.

Hermione y Ron no aguantaron las ganas de reírse al instante después de que Malfoy se haya marchado. El niño nuevo había hecho el show de sus vidas.

-Gente como el en este colegio, Harry, es mejor tenerla de lejos.

-No podremos tener mucho, pero haremos de tus años los mejores, compañero.

-Ojala y en la ceremonia de mañana quedes en Gryffindor.

-¿Gryffindor?

-Es una largar historia, por ahora prestémosle atención a la señorita y luego recorramos el colegio, ¿si?

-Vale.

Dos horas de explicaciones por la señorita McGonagal

Harry agradecía que todo ya haya acabado y que por ser el primer día, el resto de horas eran libres de poder hacer lo que querían sin romper las reglas. Entonces los tres niños emprendieron su viaje por todo el enorme lugar.

Le enseñaron el Gran Comedor, que era donde podían tomar los alimentos. Las aulas de clases para cada asignatura, el gran campo de Quiddicht, los baños tanto de estudiantes como de prefectos, el bosque prohibido, las salas comunes dependiendo a que grupo sea seleccionado. Todo eso y ya había sonado el timbre de salida, cosa que dejó algo deprimido a Harry, después de pensar que ese colegio estaba seriamente arrepentido de haberlo dicho, pero ahora estaba realmente enamorado de su instituto, era como si este tuviera magia.

Al estar afuera esperando a que sus padres fueran a recogerlos, le llamó mucho la atención un grupo de niñas que rodeaban a un niño. Viéndolo más atentamente el chico tenía buena pinta. Cabellos entre lacios y ligeramente rizados, ojos rojos como el rubí, pie blanca como porcelana y más que todo, una sonrisa muy encantadora.

-Tom M. Riddle, séptimo año, muy popular entre niños y niñas menores, iguales o mayores que él, se lo conoce por su gran carisma y además es muy inteligente, sus padres son ricos, es como describir a un niño perfecto, está en el grupo de los Slytherins.-susurró a lado suyo, Hermione. La chica había adivinado sus inquietudes y había respondido cada una de estas, era muy inteligente.

-Humm.-se limitó a responder, no quería dar tales impresiones, el primer día ya que mañana sería uno nuevo y quizás, pueda escuchar más sobre el niño que tenía un aura de misterio.

Sus miradas chocaron, quizás se la paso mucho tiempo viéndolo centrado en sus pensamientos, rápidamente la dirigió donde Hermione.

-Que no te intimide, solo déjalo ser con su "fama", luego te acostumbras.

Varios días más tarde…

A Harry no se le dificultó hacer varios compañeros en su colegio y todos de diferentes tipos de grupos. Él había quedado en Gryffindor y eso le hacía muy feliz, porque así podría estar más cerca de sus amigos en las horas de recreación. En tan solo unos días ya tenía dos admiradoras, una era la hermanita de Ron y la otra era una asiática de Ravenclaw, también había una chica que la consideraba muy interesante, también de Ravenclaw, Luna es su nombre y en cada que se topaban, conversaban hasta el atardecer.

Lo que le preocupaba al pequeño león era que en esos mismos días también había notado todo lo que hacía Tom Riddle y lo fantástico que podía llegar a ser, pero prefería ser su admirador secreto sin crear tanto bullicio como el resto de alumnos que podían resultar ser muy molestos de vez en cuando. El chico también era atlético y había sido acreedor de muchos premios, tanto en el deporte como en las materias, sin duda alguien ejemplar.

Se conformaba con ver sus logros de lejos, el niño realmente se veía feliz y eso le agradaba. Puesto que no era como Malfoy, alguien que siempre presumía y se creí más, el joven de ojos rojos, siendo lo grande que es, disfruta consigo mismo, las mismas personas son las que se le acercan como parásitos.

Y otra vez, como si se tratara del destino, volvieron a cruzar miradas. Esta vez Harry no se puso nervioso, sonrió para sí mismo y abandonó el gran comedor, dejando con el ceño ligeramente fruncido al alumno estrella.

Aquel día había sido tranquilo para el heredero Potter, había interactuado mucho con otras personas con las que no tenía oportunidad a veces, había terminado sus tareas pendientes en la biblioteca para tener el fin de semana libre junto a sus padres, su padrino Sirius y su tío Remus, también vería si podía ir un rato al parque de diversiones con Ron y Hermione a despejar la mente.

La tarde estaba nublada y en pocos minutos, unas gotas de agua empezaron a aparecer en el suelo, Harry rápidamente saco su paraguas y esperó calmadamente a que sus padres fueran a recogerlo. Pudo escuchar varios chillidos de niñas y al instante, pudo saber que se trataba de Tom. Ellas no lo dejaban ni aun que lloviera.

Pero de un momento a otro el chico salió de entre todas y se dirigió con notable agilidad hasta la calle donde había una… ¿serpiente? El muchacho al parecer, sin una razón explicable, salió a su rescate. Pero ni un segundo de que estuvo frente a ella un carro a gran velocidad apareció y, Harry junto con todas las admiradoras y varios estudiantes que aún estaban el colegio, pudieron ser testigos del atropello de Tom Riddle.

Todo era sangre, se pudo escuchar un gemido desgarrador por parte del héroe. El paraguas del portador de redondos anteojos calló al piso y este sin duda corrió en rescate de su superior. Al llegar allí, quedó impactado, el cuerpo aun respiraba, pero toda la zona estaba llena de sangre, la enorme serpiente cubría todo el cuerpo del niño, como protegiendo a su cría. Tenía miedo de acercarse, para su suerte la ambulancia había llegado lo más rápido posible.

Y pensó que esa sería la última vez que lo vería.

Pero no fue así.

Un mes después.

Estaba ansioso, muchos rumoreaban que ese día volvería Tom Riddle y también quería verlo y tener el valor de hablarle por primera vez en su vida. Ya había preparado una conversación para no sentirse nervioso ante él. Eran las 7:30 am y el carro elegante que se estacionaba frente a la escuela principal del colegio era de los Riddle. Poniendo un pie y el otro enyesado, junto con unas muletas, el niño salió.

Pero no era quién todo el mundo esperaba.

El chico ahora tenía vendada la mitad de rostro, enyesado un brazo y también su pierna, su mirada era fría y atemorizante. Sus cabellos antes perfectamente ordenados ahora eran un desastre. Para el colegio entero, ese no era el Tom Riddle que habían conocido, pero para Harry, sentía como si estuviera viendo al verdadero que siempre esperó ver en su forma natural.

Su encanto se había ido y su alma quedaba reflejada tal y como era.

Por la pronta manifestación, todos prefirieron ignorarlo y hacer como si no lo conocieran. Al niño de mirada esmeraldas le enojo mucho eso, ¿Entonces así realmente eran sus fans? ¿Lo abandonaban cuando ya no había más brillo en aquel ser? Cuan desgraciados eran entonces. Y por si fuera poco, después de haber percibido eso Tom, su mirada se ensombreció más de lo que ya estaba, Riddle sin embargar decidió caminar hacia la entrada como si no le importara.

Pero Harry tenía algo en mente, no dejaría a alguien tan asombroso en la oscuridad.

Primer recreo, reunión de grupos.

En la primera oportunidad que obtuvo Potter para salir corriendo de su salón la aprovecho para seguir al chico de un año antes y así fue. Pero no contó con que un grupo de alumnos de años superiores lo acorralaran para comenzar a golpearlo sin piedad, tuvo que cubrir sus ojos para no ser totalmente testigo de aquella injusta paliza.

-Te lo mereces Riddle, idiota

-¿Ya no tienes a todo tu grupo alrededor para defenderte? Es una lástima que te hayan dejado, ya no vales nada

-Púdrete en tu miseria, "defensor de serpientes" hahahaha

Y el grupo despareció antes de que algún profesor los encontrara. Tom no dijo nada al respecto, solo se quedó sentado en el suelo por un buen tiempo, lo bueno es que estaba en azotea y así podía recibir todo el viento que quisiera sin tener que recibir la burla de más personas. Harry en cambio, decidió aparecer.

-H-hola…-saludó con nerviosismo, a lo que Tom le respondió con una mirada helada.

-¿También vienes a burlarte? Pierdes tu tiempo, realmente los comentarios no me importan.

-No vengo a hacer ese tipo de tonterías, si es lo que piensas

-¿Entonces qué?

-V-viene a sentarme a almorzar aquí

-¿Un Gryffindor? ¿No deberías andar con los leones mejor? Ustedes se ven mejor en su madriguera…

A Harry le estaba molestando un poco la actitud del niño, pero era comprensible si lo pensaba mejor. Todo el día había estado recibiendo burlas, golpes y miradas de pena, obviamente no lo vería bien si se le acercaba. Sus pensamientos fueron cortados cuando vi a la misma serpiente que Tom había salvado en el día del accidente, esta se le acercó y se quedó a una distancia considerable, observándolo mientras emitía pequeños silbidos de su boca. Lugo volvió hacia donde estaba Riddle y se enroscó alrededor de su cuello.

-Oye ten cuida…-

-Dice que no tienes malos sentimientos, que eres un cría pura y además, tienes ancestros iguales a los míos, que pequeño es el mundo Nagini.-susurró y la serpiente asintió.

Harry lo miraba dudoso, a su corta edad no podía entender a qué se refería el muchacho que admiraba, pero dejo no más ese tema a un lado y se dispuso a tomar el jugo de calabaza que su madre le había preparado.

-Está bien si solo puedo verte no más, al menos ahora es más cómodo que tener que enfrentar esa multitud que siempre estaba contigo.

-Si pude notarlo, tú eras ese niño que siempre me seguía con los ojos, ahora que no tengo nada, ¿qué te trae por aquí?

-Tú, pero no tienes por qué tomarme en cuenta si no quieres, ya te lo dije, con esto me basta no más.

Tom dejó la conversación hasta ahí y también tomó de sus alimentos, a veces miraba de reojo a Harry y notaba que este seguía muy nervioso, pero más se enfrascaba en otra cosa que mirarlo a él. Cuando sonó el timbre se despidió y salió rápidamente de la azotea, evitando contacto de miradas.

-Nagi. Invesstiga ssobre él, querida.

-ssi, amo.

.

Los días pasaron y Harry siempre iba a la azotea para tomar su lunch junto a Tom sin decir nada. Quería hablarle de muchas cosas, pero para estabilidad del chico prefería quedarse callado de ser posible, así no le sería de mucha molestia a su mayor. A veces Riddle hacia que lo siguiera para caminar por el bosque, las personas los miraban, pero ninguno decía nada, solo caminaban recibiendo mucho aire fresco, a veces lluvia, o hasta un sol abrazador pero no matador.

-Tú… ¿Nunca te vas a cansar de seguirme?

-No, siempre estaré contigo, ¿mi presencia te molesta?

-En realidad, ahora no.

-Hahaha ¿"Ahora no", dices? Rompes mi corazón, Riddle.

-Tom, dime Tom y si quieres, Su alteza Tom.

-Oh disculpe usted, Oh Todo Poderoso Su alteza Tom, por mi ineptitud.

-No tienes por qué disculparte, joven pordiosero, quedas perdonado.

-Haha…

-hahah

-hahahahhaha.-rieron al mismo tiempo y cayeron al piso.

-¿Tom Riddle con sentido del humor?

-Tú eres el único incrédulo aquí, Harry,

-¿Cómo sabes mi nombre?, nunca te lo he dicho

Tom no se percató de lo que había hecho y ahora tenía que arreglarlo sin vacilar, después el niño lo interrogaría y no quería lidiar con muchas preguntas un mismo día.

-Una vez que tú amiga esa, te llamaba.

-No es amiga esa, se llama Hermione.

-Sí, como sea.

Al ser la hora de la salida mambos separaron sus caminos y cada quien tomo su respectivo carro. Harry pudo observar que el de Tom era mucho más elegante y con estilo, quedaba muy bien con su forma de ser y le agradaba tanto que el chico no fuer presumido, aunque si algo con complejos de dominador.

Entro a su auto y al instante miro por la ventana trasera que tenía este, el carro de Tom había ido por otra dirección, eso le ponía muy triste. Ya que, aunque no fuera de muchas palabras, el estar solo con él, su presencia y sus ojos, lo hacían sentir muy cómodo y no tenía la necesidad de sacar un tema, simplemente ser. Él solo pensar que Tom algún día pueda aceptarlo como amigo suyo le hacía feliz. Cuando ese día llegara, no lo dejaría ni un minuto solo, jugaría mucho y se divertirían demás, porque los amigos son eso, ¿no?

Y así, con una pequeña sonrisa trazada en sus labios, Harry Potter sé que quedó dormido en el coche de sus padres, soñando, con un futuro grandioso junto a su nuevo amigo.

Y vaya amigo.

.

Al día siguiente Harry terminó rápido sus tareas en la biblioteca y se fue corriendo a la azotea para conversar un rato con Tom, pero no había rastros de vida allí. Fue al bosque y tampoco estaba, se escondió en la sala común de Slytherin pero no lo encontró. Fue por los balos, la sala de los menesteres, su aula, pero fue en vano. Por donde quiera que vaya no encontraba a Tom y eso estaba empezando a molestarle.

-¿Acaso buscas a…Tom Riddle?-preguntó, un niño detrás suyo, entonces volteó y notó que nunca había visto a ese chico antes. Portaba el sello de Hufflepuff, era muy blanco y tenía pecas, ojos azules oscuros y cabello negro azulado, su mirada no demostraba nada y cuando le hablo, se escuchó mu hueco.

-Si…estoy algo agotado, pero de verdad quiero verlo

-Pues, está enfermo y en su casa por si quieres saber.

-Oh, entonces, iré a verlo a la salida

-Bien.

-Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?

-Mi nombre no importa ahora, vete de aquí, Riddle te necesita.

Dicho eso el niño desapareció de su vista, dejando con muchas a dudas a Harry en su cabeza más decidió dejar ese tema a un lado y correr a recoger sus cosas para ir a ver a Tom. El problema era, pues, no sabía dónde vivía este, ¿sus padres lo sabrán?

Al llegar a la estación, se subió al carro y saludó a sus padres con un beso, luego prosiguió a sentarse tranquilamente en su respectivo asiento y, con algo de recelo, les preguntó a sus papás:

-¿Conocen a los Riddle?

-¿Conoces a los Riddle?-le preguntó su padre

-No, solamente al hijo, es un buen niño

-Querido… ¿Es la hora de decirle?-susurró Lily en el oído de James.

-No, aún está muy joven

-¿Qué tanto murmullan ustedes?

-Oh, nada cariño, por cierto ¿Qué sucede con ellos?

-¿Podrían llevarme a su casa? ¿La conocen?

James y Lily se miraron, el sudor empezó a recorrer su frente y las manos de Lily temblaban un poco. El patriarca decidió tomar la palabra.

-Sí, pero hijo, ¿Por qué quieres ir donde ellos?

-Ah, pues Tom enfermó y quiero ver cómo está.

-No creo que podamos ir…a decir verdad, creo que Sirius y Remus vienen hoy hahaha, ¿No, James?

-Oh, Lily, ¿cómo me había olvidado de eso?

-Mienten, ellos están de viaje con mi primo, por lo tanto no pueden cancelar sus vacaciones para venir a una reunión

Ambos suspiraron, pensaban que su hijo caería y ya no preguntaría más sobre el tema, pero se equivocaron. Entonces James se estacionó en el parqueadero más cercano y se giró para hablar cara a cara con su hijo.

-¿En serio quieres ir, hijo?

-¡Sí!

-Pero James…

-Nosotros también tenemos que discutir con la señora Merope, Lily.-susurró, Lily perezosamente asintió. Su hijo no era ajeno a las actitudes de sus padres, prefirió quedarse callado y dejar que su papá lo guie hasta la mansión Riddle, estaba conforme con lo que sea con tal de ayudar a su amigo.

.

Pudo notar que ya estaba llegando por que su padre había vuelto a estacionarse y esta vez en frente de una enorme y elegante casa, podía deducir que esa era la tan esperada mansión. Su madre le ayudó a salir del auto y fueron cogidos de la mano hasta la puerta principal, donde al tocar su padre el timbre, una voz anciana le respondió al instante.

-Buenas tardes, ¿Con quienes tengo el honor de hablar y a quiénes quieren dirigirse ustedes?

-Familia Potter Evans, hemos venido a visitar a la familia Riddle Gaunt.

-… ¿Potter Evans?...

El señor no volvió a decir más y la puerta se abrió para la familia. Todos pasaron y la puerta volvió a cerrarse tras de sí, al instante el mismo señor que los atendió se apareció frente a ellos, mostrando a un mayordomo de avanzada edad.

-Mi señora permitió su pase al instante y ahora los espera en la sala principal, síganme.

Los Potter asintieron y caminaron por el extenso pasillo cubierto de cuadros en las paredes. Había un retrato de un apuesto señor junto a un niño y otro al lado. Otros en donde estaba Tom sonriendo mientras jugaba. Harry tenía ganas de preguntarle al mayordomo quienes eran todas esas personas, pero el semblante de este no le daba toda la confianza para poder hacerlo.

-Pasen.-dijo, abriendo las enormes puertas y mostrando una sala muy amplia y fresca, llena de adornos elegantes. En uno de los muebles, estaba sentada una señora y Harry podía deducir, que se trataba de la madre de Tom.

-James, Lily que sorpresa recibirlos esta tarde, ¿vinieron a tratar sobre "ese tema" junto con su hijo? ¡Nunca tuve el honor de verlo después de que naciera!-expresó, levantándose del mueble y dirigiéndose hacia la familia. Entonces Harry pudo observarla mejor, era muy hermosa pero no se parecía en nada a su amigo, excepto por los ojos, eran igual de rojos que los Tom. Ella lo observaba muy sonriente y le extendió la mano.

-Mi nombre es Merope, mucho gusto en conocerte Harry, eres muy lindo

-S-si…mucho gusto igual.-respondió Harry, aceptando la mano ofrecida.

-Merope, mi hijo vino a visitar al tuyo porque está enfermo en estos momentos, ¿le permitirías pasar? Mientras tanto nosotros podemos conversar… tú sabes.-comentó James, deseando que la anfitriona entendiera su mensaje e instantáneamente, está accedió.

-¡Por supuesto! Es una lástima que mi esposo no se encuentre en estos momentos. Thousand, acompaña a Harry a la habitación de Tom.

-Entendido mi señora, jovencito, sígame.

Y así, Harry siguió al mayordomo dejando atrás a sus padres, los cuales tomaron asiento junto con la madre de Tom y se dispusieron a conversar. ¿Qué era todo ese lio que estaban ocultándole? Se encargaría de que le explicaran lo que estaba sucediendo, pero más importante ahora, era saber cómo estaba su compañero.

Al llegar a la habitación el mayordomo toco la puerta y al rato se escuchó una voz muy reconocida por el pero algo ronca diciendo "pase". Entonces el mayor le abrió la puerta y le dio paso al cuarto de Tom, luego la cerró cuando ya estaba dentro de esta.

-Thousand, dile a mamá que ya no se preocupe.

-Sí, su alteza real hahaha

Tom al escuchar aquella voz se levantó rápidamente de la cama y no podía creer lo que veía. Era Harry, ¡Harry! Y lo estaba viendo en su peor estado, débil, cansado y rojo por la fiebre, ¿cómo es que se había enterado? Tenía ganas de echarlo de su habitación, pero sabría que su terquedad no se lo permitiría. Potter se acercó a su cama y lo primero que hizo fue tocarle la frente.

-¡Pero si estás ardiendo Tom! Quédate ahí, yo te cuidaré el rato que pueda estar aquí.-dijo sonriente.

-¿Viniste con tus padres?

-Sí, están conversando con tu mamá, espero que se demoren

-Humm

El hecho de ser cuidado por Harry hacia que en cierta forma, su cabeza se relajara y su cuerpo igual. No quería que se tome las molestias y tenías un sinfín de sirvientes que podrían hacerlo, peor como él insistía en hacerlo. El niño se dirigió a su baño y a los pocos segundos apareció con su toalla otra vez fresca y mojada, se la colocó suavemente en su frente y volvió a arroparlo. Aprovechando que había un silla al lado de la cama, se sentó en estas y se dedicó a observarlo.

-¿Sabes, Harry? Serías una buena esposa.-pronunció con algo de dificultad, pero lo suficientemente claro para que su acompañante le entendiera. El niño de ojos verdes se sonrojó al instante.

-¿Q-que? ¡Y-yo no seré ninguna esposa, es más, seré novio de Ginny Weasley, es muy guapa y divertida!-respondió, aunque muy en el fondo él sabía que solo la veía como una hermanita.

-Tendré que eliminarla…-susurró Tom para sí mismo, sus ojos se habían vuelto más fríos que de costumbre.

-¿Ah? ¿Dijiste algo, Tom?

-Qué ha de ser muy amada.-dijo, dedicándole una sonrisa

-Sí que lo es, sus padres, sus hermanos y hay varios chicos que ya quieren pretenderla hahaha

-Sí, bueno… ¿Cómo te enteraste que estaba enfermo?

-Un chico de Hufflepuff me lo dijo, creí que eran amigos.

-No conozco a nadie de allí o bueno, no me acuerdo.

Después de un arto a Tom dejó de tomarle asunto al misterioso chico que le había avisado a Harry y en enfrascó más en ver a este que parecía muy cansado y ya de apoco estaba cabeceando. Quería decirle que si quería, podía acostarse un rato con él, pero la misma fiebre lo venció y el también quedó dormido. Lo último que pudo ver fue la cabeza de Harry recostada en la fila de la cama y este tomándole la mano. Tom deseó que a si fuera para siempre.

.

Al despertarse ya no sentía la cálida mano de Harry, sino una más fría, podía conocer de quién se trataba, pero el solo hecho de saberlo le fastidiaba, ¿Dónde se había metido Potter? Se supone que tenía que estar cuidándolo como había prometido. Abrió los ojos de golpe y dirigió una mirada gélida a la persona que lo acompañaba.

-Vamos, Vamos, ¿acaso estás decepcionado? ¿No estás feliz de ver a tu padre después del viaje que tuvo que emprender?

-¿Y Harry?

-¿Hablas de los Potter? Acabaron de irse, tu madre y ellos tuvieron buena charla, ahora es hora de decirte a ti sobe el tema, supongo.

-¿De qué?

-Que te lo diga Merope, yo aún tengo asuntos que atender con la empresa y ya sabes, tu algún día tendrás que hacer lo mismo, así que ve preparándote. Ah, y por lo que he notado, el tema te ha de gustar mucho.

-Humm

Después de aquella corta charla con su padre, el mayor se retiró de la enorme habitación y dejo solo a su hijo. Este, acostumbrado ha a la actitud siempre reservada de su padre no dijo nada y esperó a tranquilamente a que su madre subiera para que le discutiera sobre el dichoso tema, que en el fondo, si lo tenía un poco curioso.

Casa de los Potter.

Después de la charla que tuvieron los padres de Harry con Merope, ninguno había soltado una sola palabra en el camino a casa y Harry estaba extrañado. Lucían menos nerviosos que hace horas, pero su madre tenía la mirada perdida en otra parte menos en la tierra.

Lily había preparado la cena y todos se sentaron a comer en la mesa. James miraba a Lily, le hacía señas con los ojos para que se dirigiera a Harry y el por sorpresa para ellos, lo noto.

-Hijo, ¿cómo conociste a Tom?

-Al principio solo lo conocía por imagen, pero luego del accidente que tuvo… no sé, al ya no ver gente alrededor de él me sentí más seguro de mí mismo en acercarme a él y lo hice, al principio él no me quería cerca suyo, pero término acostumbrándose.-terminó diciendo con una amplia sonrisa.

-Lo…. ¿quieres mucho?

-Podrá ser un gruñón con complejo de superioridad, pero no es malo y sí, ¡lo quiero mucho! Después de todo, es mi amigo.

-Creo que ha sido mucho por el día de hoy cariño, será mejor que ya vayas a tu habitación bañarte y luego a la cama, ¿sí?

El niño asintió después de haber acaba la comida, agradeció por esta y subió a su cuarto como le había ordenado su padre. Después de haber quedado solos, Lily recogió los platos con cuidado para luego dirigirse a la cocina, James la detuvo.

-No se puede evitar, Lily.

-Es solo un niño… no sé qué hacer.

-Merope dijo que lo dejemos en sus manos, creo que podemos confiar en ella.

.

A la mañana siguiente Harry se despertó más animado que los anteriores días. Tenía el presentimiento de que hoy si podría ver a Tom, ya que antes de retirarse a rastras con sus padres, había verificado que la fiebre de este había bajado considerablemente y que su rostro al dormir, se veía lleno de paz. Realizo su rutina. Primero se bañó, luego se cepillo bien el cambio, se puso la ropa que s padre le había tenido preparada, tomo el desayuno y se lavó los dientes. Espero a que su padre alistara el auto y partió para el colegio.

Al llegar a este saludó a sus amigos y se dispuso a conversar un rato hasta que llegase la profesora y pasaran las clases. Harry ansiaba poder encontrar Tom en la azotea, estaba exagerando al sentirse solo por un día, pero el hecho de no verlo lo entristecía mucho y ya se estaba acabando el año, tendrían menos oportunidad de verse y explotaría todo el tiempo que se le sea posible.

Pero no estaba.

Hizo el mismo recorrido que ayer, pero aun así no estaba. Tal vez sus suposiciones estaban equivocadas y lo dejaría así, su amigo tenía que descansar. Tenía fe de que volvería mañana, quizás no con una sonrisa y esperando un fuerte abrazo, pero volvería sin duda alguna.

-Harry.

Como si Merlín lo hubiera escuchado, el heredero de los Riddle ahora estaba enfrente de él en la entrada del colegio. Con una sonrisa de medio lado y su típica mirada de superioridad, apoyado en la puerta. Las personas que estaban por los alrededores se quedaron mirándolo, pero luego siguieron su camino sin decir nada, para el resto de alumnos ver a Harry y a Tom juntos era como ver a dos plagas indeseables, excepto por los amigos de Harry, claro está.

-¡Tom Su Señoría Riddle!-exclamó con sarcasmo, corriendo hacia donde él estaba.

Al estar frente a él podía ver que detrás de este estaba el auto que siempre o recogía, parecía estar esperándolo.

-¿Su alteza, tan rápido viene y se va?

-Harry…estoy feliz.

-¿A qué se debe?

-Te lo explicaré luego…-pronunció con lentitud y en voz baja, fue acercándose más a donde Harry estaba hasta quedar cara a cara con este, lo veía fijamente.

-¿Q-q-que sucede?

-Desde la primera vez que nos conocimos que no de trabas.

-Es que estás muy cerca, Tom.

El menor cada vez se perdía en la fragancia que desprendía su amigo, era muy abrumadora. Aunque solo pudiera verde le un ojo, este era suficiente para hacer que se perdiera en él. Y entonces, sintió que unos suaves labios se posaron encima de los suyos, lentamente y con deseo, se iban moviendo. Pero Tom, al ver que este no le correspondía, decidió romperlo.

-No preguntes el por qué, simplemente espérame.

-Tom… qué….

Harry quería detenerlo pero sus piernas no se movían de su lugar y el mayor ya estaba nuevamente en el auto. Harry no entendía que es lo que estaba sucediendo, no sabía por qué Tom se estaba yendo, su cabeza estaba repleta de preguntas.

Y al final de cuentas, no pudo hacer nada.

.

En el aeropuerto, Tom esperaba a que su padre llegase a tiempo para coger el vuelo. Sentado en una de las mesas de un café un chico apareció frente a él, se dio cuenta que era de su mismo colegio y pertenecía a los de Hufflepuff.

-Debes de ser tú.

El chico de cabello tenía la mirada vacía, pero aun así sonrió cuando se dispuso a responderle.

-Dave White, estoy para servirle.

-Humm… ¿Cómo puedo estar yo seguro de eso?

-Cuidaré a Harry Potter todo el tiempo que sea y cuando usted vuelva, el será solo suyo.

Ahora era Riddle quien sonreía, para ser la primera vez que se encontraban, el chico sabía muy bien cómo iba el asunto y eso le agradó mucho.

-Entonces, digno y leal Hufflepuff, cuento contigo con esa tarea.

-Sí, mi señor.

-Pero si llego a ver que tiene un solo rasguño o alguien está pretendiendo con él, no creo que la recompensa sea buena para ti.

-Déjemelo a mí

Si por algo se caracterizaba Tom, era porque podía leer a la perfección los ojos de las personas. Mirándolo fijamente, queriendo encontrar temor en sus ojos o alguna mentira, pero no pudo haya nada, los ojos de aquel chico no demostraban nada, solo lealtad, algo muy característico de su grupo.

-Trata de no causar problemas, nos vemos.

-Sí, señor.

El slytherin tomo sus maletas y se dirigió hacia donde estaba su padre in mirar atrás. Tardaría unos años en regresar, pero valdría la pena si así podría obtener todo lo que quisiera y más por el hecho de que, una oportunidad del mileno se le había sido concedida, ¿quién en su sano juicio la rechazaría? El no, por supuesto.

-Harry…estás en mis manos.

Continuará…

Me disculpo con los seguidores de mi otra historia, pero esta idea la planteé y de repente empecé a escribir sobre ellos sin parar, este será un two-shot y espero que es guste.

Cualquier sugerencia pueden decírmela, soy toda vista ;)

Nos vemos,

Lin.