Hola de nuevo, espero que os guste esta nueva historia. Está inspirada en un fan-art que encontré en Internet (la imagen de cubierta), no sé quién es el autor pero si alguien lo sabe que me lo diga y así lo mencionaré. Serán capítulos cortos pero intensos, espero que los disfrutéis.


Primero lo sintieron en sus entrañas, una leve opresión en el ambiente. Luego bajo sus pies, un temblor que amenazaba sus vidas.

Antes de darse cuenta, los tres compañeros corrían para intentar salvarse del desastre.

Los escombros y las estalactitas que caían del techo dificultaban su estrepitosa huída. La oscuridad que les rodeaba en la profunda gruta hacía que dar un solo paso pudiese ser casi tan peligroso como no darlo y morir aplastado pero tenían que salir de allí; la cueva se estaba derrumbando por momentos, la montaña entera se caía sobre sus cabeza y en ese momento, lo único que podían hacer era correr.

Usopp encabezaba la marcha, gritando y rogando a todos los dioses que conocía para que les ayudasen a encontrar la salida antes de que el techo cediera en su totalidad.

Tras él, gritando incluso más y maldiciendo a todos los posibles culpables de la catástrofe, corría Nami, cuyo sentido de la orientación era lo único que podría sacarles del apuro.

Por último, Sanji se mantenía alerta para proteger a sus compañeros de los cascotes más grandes que cayeran de lo alto sin embargo, eso no era suficiente y los tres ya tenían a esas alturas la piel llena de heridas y arañazos por culpa de las afiladas estalactitas que se precipitaban sobre ellos cada vez a más velocidad.

Fue cuando ya casi llegaban a la ansiada salida cuando todo se vino abajo, literalmente.

De un momento a otro, la oscuridad se hizo más profunda, las rocas que caían, más grandes y abundantes y de pronto, todo acabó.