Capricho
- Papá, papá, papá, papá.
- No.
- Papá, papá, papá, papá ¡Papaaaaaaaa!
- No, Scorpius ¡No!
Un hombre alto y rubio caminaba por le callejón Diagon junto a su pequeño hijo de seis años. Era la copia exacta de él. Su piel pálida brillaba al sol y un par de ojos grises lo miraban caprichosamente.
Draco Malfoy había discutido esto con su hijo millones de veces, pero él insistía.
- Papá, papá, papá, papá ¡Lo quiero! ¡Lo quiero! ¡Lo quiero!- Dijo el niño deteniéndose mientras la gente que pasaba por el Callejón Diagon los esquivaba con bufidos molestos, tomó un respiro y Draco sonrió al darse cuenta que se había cansado y se iba callar, pero su hijo no cedió. - Papá, papá, papá, papá ¡Lo quiero! ¡Lo quiero! ¡Lo quiero!-
- ¡No Scorpius!- Gritó frustrado el rubio y maldijo por no tener un hijo mudo.
- ¿Por qué no?- Scorpius frunció el ceño su padre nunca le negaba nada y esta no sería la excepción.
- ¡Porque no!- Dijo su padre cansado y arrastrando las palabras.
- ¡Lo quiero! ¡Lo quiero! ¡Lo quiero!- Dijo el niño dando saltitos enojado - ¡Lo quiero! ¡Lo quiero! ¡Lo quiero!-
Draco frunció el ceño, esto debería ser un castigo por todos sus errores de juventud. Suspiró agotado.
- No lo tendrás Scorpius. – Dijo seriamente, pero a Scorpius no le importo.
-Pero…
- ¡No lo tendrás y punto!- Dijo y lo tomó de la mano para que siguiera caminando.
-Papá…
- ¡No! – Gritó el hombre exasperado y se giró para mirar a su hijo que sonreía maliciosamente con un brillo en los ojos.
-Hagamos un trato- Comenzó el niño y al ver que su padre lo iba a interrumpir le lanzó una mirada de reproche- Tú me lo compras y yo no le digo a mi dulce madre que no te gusta su comida y que cuando te manda el almuerzo al trabajo la botas o la regalas- Comentó sonriendo- Y no le digo que la excusa que usas todas las cenas, esa que tiene que descansar es solo para que cocinen los elfos- Agregó el pequeño rubio levantando una perfecta ceja y sonriendo de lado. Un gesto que había heredado de su padre.
Draco abrió los ojos sorprendido y juró mentalmente alejar a su hijo de sus chismosos empleados.
- ¿Me estas amenazando?- Preguntó entre divertido y asustado por la reacción de su esposa.
- No, claro que no. Pero mi mamá se va ha enojar mucho- Contestó moviendo la cabeza aparentando estar afligido.
Media hora más tarde Draco Malfoy salía de la tienda de mascotas con un maldito hurón blanco y un muy sonriente Scorpius. El rubio mayor sonrió, su hijo era muy astuto.
- ¡Gracias papi!- Dijo eufórico el niño – Se va ha llamar Saltador, el hurón Saltador- Agregó y la sonrisa de Draco desapareció. Tenía que encontrar la forma de desaparecer ese maldito hurón de su vista.
Disclaimer: El grandioso mundo de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.
Anteriormente había subido esta historia, ahora está re-editada y espero les agrade ¿Qué les pareció?
