Buenas, chicos. Escribo un nuevo fanfic con protagonistas principales a Itachi, Sakura y Sasuke y por supuesto Hinata y Naruto. Espero que os guste. Por favor, dejen reviews si les gustó ya que esto fue un momento de inspiración y solo si gusta la continuaré. Espero que os guste mi diferente manera de ver a los personajes y la personalidad que les doy. Mil gracias por adelantado ^^
LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN!
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Una Sakura de 17 años miraba fijamente desde lo alto de una colina. Estaba a punto de romper una promesa que se había hecho así misma tres años atrás. Giró la cabeza hacia un lado, haciendo que le crujiera fuertemente el cuello. Estaba tensa. Aquel día, hacía tres largos años, se había prometido que nunca jamás volvería a pisar ese terreno que ahora se hallaba a sus pies: Konoha. Al principio, siempre creyó que lo único que podía sentir era indiferencia por esa desagradecida aldea que le había partido la vida en dos. Pero cuando vio a Sai hacía un mes, supo que no eran esos sus verdaderos sentimientos. Era odio, el más puro odio. No había algo que detestara más que esa aldea. Chasqueó la lengua, asqueada. Si la odiaba, ¿por qué estaba allí? Pues por algo muy sencillo: inmunidad. La inmunidad de los delitos de Itachi Uchiha, limpiar el nombre de su compañero y amigo. Esa era la condición que iba a imponer a cambio de su ayuda.
Flashback:
Una asustada Sakura se encuentra rodeada de los ninjas que un día fueron sus amigos. Todos están amenazantes, deseosos de ver su sangre derramada. Tsunade, la que había sido su maestra era la que le lanzaba la mirada más desdeñosa. La despreciaba profundamente, podía sentirlo. Tragó saliva y dio un paso atrás. Ella no había hecho nada, no tenía la culpa, ¿por qué debía pagarlo? Ellos, satisfechos de su reacción, sonrieron malévolamente.
-Te perdonamos la vida, Haruno. Pero no vuelvas. Nunca más. – Dijo Tsunade impertérrita. Sakura no podía creer lo que oía. Desterrada, ella, que se había dedicado en cuerpo y alma a la aldea a pesar de su corta edad. No lograba entenderlo. Se tocó la cadera izquierda inconscientemente, la extensa marca que llegaba desde la el muslo y la cadera izquierda hasta ese costado le ardía. La marca del mal, el motivo por el que la desterraban. Apretó los dientes con fuerza, tensándose al momento. – Vete, Haruno.
No se movió. El terror se lo impedía, ¿qué haría ella sola? Intentó hablar, pero las palabras le murieron en la punta de la lengua. No había nada qué pudiera decir. Buscó apoyo entre los que un día consideró sus mejores amigos: Kakashi ni siquiera era capaz de mirarla a los ojos, Sai ni siquiera había ido, Ino la miraba con odio.
En ese momento se le pasó por la mente, cuando Sasuke se largó y cuando Naruto se unió a él. ¿Tendría que haber hecho ella lo mismo? No quería convertirse en una rata huidiza, amaba a esa aldea, lo había dado todo por ella. Pero eso ahora no importaba. No cuando todos, deseaban con todas sus fuerzas, derramar su sangre sobre ese terreno.
Neji, el que había sido su confidente desde la marcha de Naruto, dio un paso al frente. No para ayudarla precisamente. Estaba desenfundando su katana. Abrió los ojos desmesuradamente, no podía creerlo. Eso fue suficiente para que a Sakura se le escapara una lágrima rebelde. Y huyó entre los gritos en insultos de sus ya excompañeros, que vitoreaban su marcha como si hubieran ganado la guerra contra Akatsuki.
Allí, en los límites del terreno de Konoha, mientras se imponía el crepúsculo de la noche, se juró a sí misma que nunca volvería, con un creciente odio en su interior y las gruesas lágrimas resbalándole por las mejillas.
Fin de flashback.
Apretó los puños, ese momento había partido su vida en dos. Nunca había vuelto a ser la misma: traicionada por la gente a la que ella misma protegía, como una vil delincuente, como si ella fuera tan cobarde como Sasuke y Naruto, que habían dejado a la Aldea en la estacada y anhelaban su destrucción. Odio. Eso era lo único que podía sentir. Volvió a crujir el cuello en un gesto mecánico, aterraba mirarla. Sus inocentes y transparentes ojos jade se habían endurecido con el paso del tiempo, su poder había aumentado casi a la par de sus conocimientos. Apretó tanto los dientes que pensó que se los partiría. Poner un pie en la aldea que casi había conseguido destruirla era renunciar a ella misma. En su interior se libraba una batalla, y no sabía quién ganaría: La parte que decía que Konoha no se merecía sucumbir a Madara o la parte que anhelaba destruirla con sus propias manos.
El ruido de una rama seca rompiéndose bajo el paso de alguien la sacó de sus oscuros pensamientos, pero no se inmutó, ya sabía quién era: Itachi.
-Sakura, no es necesario que hagas esto por mí. – Itachi Uchiha, su fiel compañero, le había repetido esa frase más de mil veces desde hacía un mes. No quería que Sakura pasara por semejante contradicción interna por conseguir la inmunidad de sus crímenes. Itachi suspiró profundamente.
-Está decidido. – Contestó Sakura, sombría. Se volvió hacia él, enterneciendo su mirada. Era el único que lograba ese efecto en ella, casi parecía la Sakura de siempre. – Itachi, sino me hubiera encontrado contigo hace casi tres años, probablemente estaría muerta o destruida mentalmente. – Él sonrió imperceptiblemente. – Es hora de devolverte el favor. Tú amas esta aldea y yo quiero que tu nombre sea limpiado, así que no hay nada más que hablar. Itachi de la Hoja nunca más será sinónimo de criminal. – Itachi asintió, aún dudando.
Sakura miró otra vez hacia la aldea y la brisa fresca le movió la larga melena rosa.
-¿Crees que aceptarán tu condición? – Preguntó el azabache mirando en la misma dirección que ella. La pelirrosa esbozó una sonrisa siniestra. Sabía que, esta vez, ella llevaba el control.
-Están desesperados. Y, además, no tienen opción. Si no aceptan, arrasaré esta aldea hasta los cimientos. – Itachi desvió la mirada hacia ella y tembló. Lo dice en serio. – De una manera u otra, esta aldea sucumbirá ante mí.
Crujió nuevamente el cuello.
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El equipo Taka, incluyendo a Sasuke y Naruto, se encontraban en una de las guaridas de los Uchiha, esperando a que llegaran Juugo con las nuevas noticias. Llevaban una semana encerrados y ansiaban saber del exterior. La guerra estaba alcanzando su momento álgido y estaba llegando el momento de tomar un bando. En esta guerra, su único objetivo era ganar, sin importar con quién mientras Konoha sucumbiera. Después de haber matado [N/A: Sasuke cree que mató a su hermano, en realidad sobrevivió.] a su hermano mayor por error, tenía que consumar su venganza. De esa Aldea, no quedarían ni los cimientos. No había opción de perder. Esta vez, no. Así lo había declarado Sasuke, sus órdenes serían claras: luchar hasta la muerte sin importar qué o quién se pusiera en su camino. Taka no perdería.
Juugo interrumpió el silencio de la guarida con sus pasos. Todos lo miraron impacientes.
-Traigo noticias bastante… Increíbles. – Hizo una pausa. Sasuke y Naruto se levantaron al mismo tiempo. – Konoha ha pedido ayuda a Haruno Sakura y ella se dirige hacia allí. – Naruto giró, impresionado. Sasuke se quedó quieto. – Os dije que eran increíbles. – Repitió.
El silencio se impuso unos instantes, tan solo roto por la respiración acelerada de Sasuke y Naruto.
-Eso significa que está viva. – Susurró Naruto, llevándose las manos a la cara. – Tenía que haberla buscado. – Se maldijo. Se ganó una fría mirada por parte de Sasuke.
-¿Estás seguro de que es cierto, Juugo? Sakura no ha actuado en tres años. Todos creíamos que…
-Eso es imposible. – Le interrumpió el rubio. – Aunque estuviera viva, no creo que ayudara a Konoha después de lo que pasó. No, eso no es… - Dejó la frase incompleta.
-Eso es cierto, Naruto. Pero está viva, te lo aseguro. Y además, si que ha actuado en estos tres años. Ella fue la que quemó la vieja guarida de Akatsuki, destruyó la aldea de Cova, mató a Sasori y a Kisame y un sinfín de barbaridades más. – Explicó Juugo. Eso si que fue impresionante. – Es increíblemente fuerte. Y Konoha lo sabe. Supongo que ha aprendido a utilizar bien el poder de esa marca.
-Nos hubiéramos enterado. Si hubiera sido ella…
-Poca gente lo sabe. – Interrumpió Juugo. – El que me lo dijo a mí fue uno de los supervivientes del desastre de Cova. La vio con sus propios ojos. El pobre se ha quedado medio loco desde entonces, es un pobre mendigo pero es de confianza. – Se hizo el silencio. – Lo que no sé, es porqué Sakura aceptaría después de tantos años. – Meditó.
Naruto gimió, sorprendido.
-Hinata está en Konoha. – Dijo casi sin voz. Nunca había olvidado a la azabache que abandonó en la Aldea sin ni siquiera despedirse. Si Sakura estaba viva y era como decían, temía lo que pudiera hacer mientras Hinata estuviera allí.
Sasuke, sin embargo, con la vista fija en el horizonte, sabía cual sería el próximo paso de su equipo. Esto puede ser importante, tal vez decisivo para la guerra y él no estaba dispuesto a echarse a un lado y esperar.
-Entonces, está claro cuál será nuestro próximo movimiento. Hay que averiguar qué está tramando, por qué ayuda a Konoha y por qué se ha mantenido en las sombras los últimos tres años.
La hora del reencuentro del viejo equipo 7 había llegado.
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-Quédate aquí, Itachi. Cuando éstos acepten la condición, volveré a buscarte.
-Cuídate, Sakura. – Dijo, a modo de despedida.
-Tú también. – Susurró ella mientras ponía un pie en el terreno de Konoha.
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-Acéptalo, Tsunade, Sakura no va a venir. Hace un mes que Sai le entregó el mensaje y aún no ha habido señales de ella. ¿Acaso puedes decir que te sorprende? – El que hablaba era Kakashi, que seguía exactamente igual que hacía tres años. Se había maldecido hasta la saciedad por no hacer nada aquél desastroso día por su alumna. Suspiró.
Tsunade le estaba dando la espalda. Había girado su silla y miraba su Aldea, que ahora se encontraba en serio peligro.
-Tsunade, - volvió a llamarla – hay que actuar. Si continuamos esperando…
El sonido de las puertas del despacho de Tsunade abriéndose de par en par interrumpió la frase de Kakashi, Sakura había pasado por el control de seguridad del edificio y se encontraba allí. Tsunade no se giró pero sí lo hizo Kakashi.
-Sakura. – Pronunció.
Tsunade se giró con tranquilidad, mirándola detenidamente. Había cambiado mucho. Estaba algo más alta y muy esbelta, con el pelo largo hasta la cintura y la mirada endurecida por el paso del tiempo. No le sorprendió. Miró fijamente a su costado izquierdo, como si pudiera ver su La marca del mal a través de la ropa. Sakura captó su mirada y bufó desdeñosamente.
-Sigue ahí, Tsunade. Algunas cosas nunca cambian. – hizo una pausa y se acercó a la mesa. Bueno, estoy de vuelta, queridos traidores. – Esbozó una sonrisa macabra, haciendo que kakashi temblara. Avanzó sobre el despacho. – Veréis, no sé como habéis sabido de mi existencia, en realidad, es un secreto a voces, pero me ha sorprendido que vosotros lo supierais. En este momento, no es importante; estáis lo bastante desesperados como para pedir mi ayuda y esa es una oportunidad que no estoy dispuesta a desaprovechar. – Amplió su sonrisa. – Estoy dispuesta a tomar partido pero con una pequeña condición. – Guardó silencio, esperando una respuesta.
-¿Qué condición es esa, Sakura? – La pelirrosa desvió la mirada hacia el que un día fue su maestro, como si acabara de advertir su presencia. Le dio una mirada despectiva.
-Un gran favor como el que me pedís, requiere una gran recompensa aunque en éste caso, la recompensa no la disfrutaré yo. – Chasqueó la lengua. Cada minuto en terreno de La Hoja era como luchar por respirar, luchar contra sus sentimientos de odio y ganas de destrucción. – Itachi Uchiha está vivo y quiero la inmunidad de sus crímenes. – Sentenció.
El silencio se hizo en el despacho.
-Eso es imposible. Lo asesinó su hermano.
-Lo único imposible es que yo esté aquí, dispuesta a ayudar y así es. Esa es mi condición.
Kakashi y Tsunade se miraron. Fue ésta última la que habló.
-Sakura, aunque sea cierto que sigue vivo, Itachi cometió crímenes imperdonables y…
-No más imperdonable que los vuestros, Tsunade. – Sus ojos brillaban de ira.
Kakashi suspiró, tenía una pregunta en la punta de la lengua. Le estaba quemando la garganta.
-¿Por qué querrías tú limpiar el nombre de Itachi? ¿Qué más te da? – No lograba entender qué relación podría unirles.
-Basta de preguntas absurdas que no pienso contestar. – Sentenció. Continuó en el mismo tono, congelaría en el mismísimo infierno: - Tenéis 24 horas para meditarlo. – Se dio la vuelta, dispuesta a marcharse y justo en la puerta, antes de irse, se giró y los miró con una sonrisa macabra. – Una cosa más, decidáis lo que decidáis, este viaje hasta aquí no será en balde. Si al final no aceptáis, arrasaré esta aldea hasta los cimientos y buscaré mi venganza entre las cenizas.
Desapareció.
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¡Primer capítulo finalizado!
Espero que os haya gustado. Por favor, si es así, dejadme reviews (también acepto críticas). Es solo una prueba y solo si gusta la continuaré :) Mil gracias por adelantado.
Intentaré retomar todas mis historias (estoy trabajando en ellas pero me nunca estoy contenta con lo que escribo -.- Quizás escribir algo nuevo me traiga inspiración).
¡Dejen reviews!
~NekooUchiha~
