Hola! Vengo con una nueva historia de Death Note. A mí me está encantado esta historia, así que espero que les guste mucho. Yo haré todo lo posible para que la traducción haga justicia a la historia original.
Coexistence is Boredom
Autor: Sakurazukamori6
Traductora: Ares Sasuke
Disclaimer: Death Note pertenece a Tsugumi Oba y Takeshi Obata, y la historia es de Sakurazukamori6. Yo traduzco, mientras me lamento por lo que le pasa a L… (hay alguien que no lo sepa aún?)
N/a: Esta historia tiene lugar después de que Raito recupere sus recuerdos, pero por el simple bien de la diversión deja las esposas un poco más. Entiendo el elemento AU, pero permitídmelo. Así que los lectores tendrán a un Raito enteramente consciente, que quiere a L bien muerto, mientras está encadenado a él. Disfruten.
--El Error Humano--
Esta era la fase final de su plan.
Raito había salido de su calvario inocente, y aún así L no le había liberado de las cadenas que les unían. Sabía que era porque el detective era un absoluto cabezota en lo que se refería a sus teorías, e incluso si había toneladas de pruebas que decían lo contrario, no le soltaba.
Al final, L confiaba en su instinto, y esto molestaba infinitamente a Raito ya que este rasgo cabezota suyo le seguía dejando como principal sospechoso. Nada de lo que hacía era suficiente. L tenía una mente de ideas fijas en cuanto lo que se refería a él, como si cualquier otro no fuera lo suficientemente bueno para ser Kira, lo que debería haber sido gratificante, pero dicho claramente, era una molestia.
Era increíblemente irritante estar tan cerca de tus metas, y aún así tenerlas fuera de tu alcance, donde incluso el más pequeño empujón a favor de L podría torcer la balanza del caso. Era en esos momentos cuando tenía que ser más cuidadoso.
Pero Rem, a quien una vez había creído capaz (más capaz que Ryuk, por lo menos) estaba actuando de manera muy extraña, ¡lo que estaba torciendo completamente sus planes!
Después del interrogatorio de L -- el cuál había sido un desastre por parte de Rem -- se había quedado fuera del edificio. Suponía que Rem había sentido el peligro en las preguntas del detective, y como no quería que le pasara nada a Misa, o lanzar más sospechas, prefería evitar repetir la situación, incluso aunque ahora estuviera unida a él por la propiedad del cuaderno.
Se supone que ella tenía que matar a L por él, pero como no había sido capaz de decirle a Misa que continuara con los juicios la última vez que la había visto -- ¡la constante presencia de L era tan molesta! -- la rubia estaba completamente a salvo. La motivación para que Rem matara a L con el cuaderno no existía, y esto obligaba a Raito a esperar otra oportunidad.
Observando rencorosamente al shinigami detrás de los cristales tintados mientras rodeaba el edificio como un buitre blanqueado, Raito fue devuelto bruscamente al presente por el tintineo del metal.
"Nunca he visto nada parecido," oyó decir a L a su lado, su cara a dos pulgadas del cristal, y con sus desagradables ojos pegados al dios de la muerte flotante. "Es casi como pasarse por el Discovery Channel."
A Raito le entraron ganas de resoplar, pero lo transformó en una sonrisa. "Espero que vuelva al edificio. Si tenemos suerte, quizá se sienta sociable después de una hora volando."
No sabía qué había provocado a L, pero pronto sintió la presión de esos ojos midiéndole. Raito, que no era el tipo de persona que retrocede ante un desafío, le devolvió la mirada con la cabeza alta, e incluso ofreció una de las muchas encantadoras sonrisas de su arsenal. "Deberíamos volver con los otros. No creo que debiéramos tomarnos descansos en un momento como este, Ryuuzaki."
L todavía le miraba, pero pronto se giró hacia otro lado como si hubiera perdido el interés. "No es cuestión de tomar descansos, Yagami-kun," dijo, y caminó abruptamente hasta el sofá, arrastrando a un Raito sin ganas de seguirle.
Sentándose en esa peculiar manera suya, L presionó su pulgar en el labio inferior, pensativo. De nuevo, dirigió esa aplastante mirada a Raito. "Lo mejor sería probar el Death Note," comentó; su pulgar se movió distraídamente por su boca, pero sus ojos nunca perdieron de vista a su objetivo.
"Pero Ryuuzaki," dijo Raito con falsa sorpresa, "eso sería igual que lo que hace Kira. Es un asesinato lo pongas como lo pongas." La firmeza en su voz hizo que los ojos de L se abrieran en algo parecido a diversión. Raito odiaba esa mirada condescendiente. Era una mirada que decía claramente, 'Oh, ya está Raito-kun haciendo teatro'.
"¿Incluso con el empuje que le daríamos a la investigación, sigues opuesto a probarlo?"
No. No iba a caer en algo tan estúpido como los juegos de palabras de L. Incluso si L estaba sugiriendo que se oponía a la idea porque era Kira, el detective sólo se agarraba a un clavo ardiendo.
"Sigo sin estar de acuerdo. No está bien, Ryuuzaki. Hay una obligación moral que tenemos que mantener como investigadores de este caso. Deberías saberlo," le regañó Raito, con un tono que superaría al de su madre cualquier día de la semana.
"Sí… supongo que tienes razón." L observó el suelo con una versión menos potente de su mirada. Casi parecía que estaba bizco mientras sus ojos recorrían la alfombra, como canicas imposiblemente negras deslizándose por una superficie lisa. L volvió a apoyar la cabeza en el sofá y giró la cabeza a un lado sin indicaciones de ir a parar pronto.
"Estaba seguro de que Raito-kun estaría de acuerdo conmigo," dijo, con un suspiro fingido en su voz. No ofreció más de sus pensamientos, pero Raito sabía que no había necesidad de sacar las cosas de quicio. Lo único que pasaba es que L estaba deprimido por el caso y se estaba desquitando con él.
"¿Qué pasa?" preguntó, con una voz de preocupación en el tono de alguien que aguanta a L cada día. Ocasionalmente necesitaba mostrar su propia frustración por no resolver este caso -- incluso si a su corazón le venía bien ver la derrota momentánea del detective. "No me digas que te estás deprimiendo otra vez. No deberías rendirte, Ryuuzaki. Échale un poco de ganas." Se sentó en el brazo del sofá y puso una mano sobre el hombro del detective.
La cabeza de L se paró mientras le miraba con más concentración de la que la reconfortante mano requería. Ratio sonrió, sin mostrar signos de estar molesto. Aunque puso un poco de tensión en su pecho; la mirada de L no sólo brillaba cuando te miraba, sino que te atravesaba. Se necesitaba tiempo para acostumbrarse, pero Raito no era ningún miedoso en cuanto a guerra psicológica. Era más que capaz de mantener sus propios movimientos.
Pero la manera en la L miraba la mano en su hombro le hizo reconsiderar el gesto. "Oh, lo siento. No quise –"
La sensación de un pelo denso, mientras L giraba la cabeza en su dirección, hizo que Raito se quedara a mitad de la frase. Oyó al detective suspirar y luego le observó mover la cabeza hacia otro lado. "Es bueno tener un amigo como Yagami-kun. Siempre me animas," respondió de esa manera tan ignorante que sabías que esa falsa porque él nunca podría ser ignorante.
Raito le dio una amigable palmada en el hombro, apartó su mano y se sintió caer por dentro ante el recordatorio de que a L también le gustaba jugar a sus propios juegos. Esto nunca había escapado a su atención, pero le seguía fastidiando que alguien se metiera con él tan descaradamente, y a la vez tan casual, que no era fácilmente distinguible del modo normal de conversación del detective.
L siempre estaba jugando con él, siempre haciendo y diciendo cosas que provocaban que chocaran.
El bastardo sacado de la noche-de-los-muertos-vivientes era muy convincente, especialmente cuando había dicho no mucho tiempo que pensaba que eran "amigos".
¿Amigos?
'Hmm, discúlpame mientras voy a vomitar.' Era lo que había pasado por su cerebro en ese momento. De la única manera en la que podía ver una declaración tan "conmovedora" dirigida hacia él era como una táctica. L intentaba atraparle. Era bueno manipulando gente, pero Raito también.
Raito era muy bueno manipulando gente. Sólo había que ver el espléndido trabajo que había convertido a una acicalada Misa en una seguidora al culto de un solo hombre. Era pura perfección la manera en la que la manejaba, y sería pura perfección la manera en la que manejaría a L. Incluso si tenía que utilizar los mismos métodos que había utilizado con Misa para atrapar a L en una esquina.
Misa le miraba como una especie de Dios. Había sido admirablemente fácil ponerla a su favor, pero L sería complicado, ya que tenía sus propias opiniones que no permitirían un simple lavado de cerebro como había bastado con Misa, o con todos los demás.
Para ganarse a L no valdría algo tan simple. Pero L tenía algo en común con Misa de lo que él se aprovecharía a fondo.
Estaba interesado en él.
Misa estaba interesada en él por la comprensible razón de que creía que él era perfecto material para novio, y las razones de L iban por la línea de la fascinación por un oponente y un sospechoso potencial.
Misa quería amor de su persona por lo que haría cualquier cosa, mientras que L tenía un interés en él por el que haría prácticamente cualquier cosa para averiguar quién era realmente Raito.
De estas dos emociones paralelas, una era romántica y la otra quizá era puramente curiosidad intelectual. Pero siempre había una emoción más profunda detrás de sentimientos tan extremos como esos, y de ahí, Raito planeaba explotar la extraña relación que tenía con L.
Para hacer eso, tendría que trabajar con un aspecto de la personalidad de L que era fácil de explotar. Había una debilidad en algún sitio del detective más importante del mundo. Cierto que esa debilidad sería difícil de ver ya que L la escondía muy bien, pero existía.
Su método hasta ese momento había sido cambiar la opinión que L tenía de él siendo amigable, pero con la educación sólo se podía llegar hasta un punto. Suponía que no estaba siendo lo suficientemente "amigable". Tenía que ofrecer algo más fuerte para confundirle, y lo único que le venía a la mente después de la amistad era…
Amor, la eterna trampa del ser humano.
Puede que las sospechas de L estuvieran al frente de cualquier cosa que estuviera relacionada con él, pero todavía existía la duda siempre a tener en cuenta de si Raito era Kira. Después de todo L era humano, y a pesar de su impresionable perspicacia que en ocasiones parecía clarividencia, no tenía todas las respuestas.
La duda siempre existiría en su corazón, el error humano existía en todas las personas (bueno, excepto en él), y aunque L se distanciara, necesitaba el apoyo de los que le rodeaban. En ocasiones L le buscaba para que le diera apoyo. A veces era algo tan superficial como la piel, nunca nada sólido, sólo un codazo. Pero L había sido un poco más confiado durante el caso Yotsuba. Raito confiaba en que su ignorancia en esos momentos hubiera confundido a L y hecho que su inocencia pareciera más creíble.
Por lo tanto, este era el mejor momento para actuar – cuando sus ojos llenos de inocencia y sus emocionales acciones todavía estaban frescos en la mente de L. Ahora sería el momento perfecto para poner un tipo diferente de presión en el detective, uno más humano que le haría incluso más ambivalente.
Le daría tiempo para pensar sus estrategias y asegurarlas, ya que L estaría demasiado concentrado en intentar analizar su comportamiento. El detective creía que él era Kira. Por lo tanto, para terminar el caso, L tenía la indudable creencia de que si descubría qué tipo de persona era Yagami Raito, entonces el caso estaría prácticamente resuelto.
Sólo era cuestión de tiempo antes de que la profunda curiosidad de L le superase, y cuando llegase ese momento, Raito se aseguraría de estar ahí para verle caer.
Aquí va el primer capítulo. Digan qué piensan con un review! Esto sólo es un vistazo a la mente maquiavélica de Raito, pero en el siguiente las cosas empezarán a moverse.
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