Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, esto es producto de la imaginación y mi holgazanería.
1. Acosadora.
"Acosadora… Eso eres, una gran acosadora" le recriminaba esa pequeña voz alojada en lo profundo de su mente y como siempre tenía la razón esta vez no fue la excepción. Y ¿Qué si era una acosadora? nadie iba a quemarla por eso y tampoco nadie tenía por que enterarse. Solo era ella y su saloncito de té, su salón favorito para ser más precisos.
Pequeño y acogedor, adornado de la manera más elegante pero sencilla justo como a ella le agradaba y sin duda tenia una de las mejores vistas de todo el palacio: El are de entrenamiento para soldados se exhibía ante sus ojos, no es que tuviese gran interés en la práctica de ellos ni era parte de sus actividades como soberana. Pero cuando se trataba de cierto guardia pelirrojo no podía evitar admirar cada sesión que el muchacho llevaba a cabo.
Estaba demente y era incorrecto pero simplemente no podía evitar que el joven sureño se clavara en lo más profundo de su corazón como una estaca abriendo el paso a sentimientos que nublaban su mente y le arrastraban a cometer tales acciones o eso se decía buscando una justificación a su obsesión.
¿Qué si era el hombre que hace dos años intento matarla y apoderarse de su reino? el tiempo y los momentos con su ahora guardaespaldas personal le habían hecho perdonar. "Y ahora Elsa, te has vuelto nada más y nada menos que una sucia acosadora" sentencio la voz de su subconsciente. Pero a Elsa le importa un pepino, la culpa y su racionalidad se podían ir al demonio.
Podría ser una jodida hostigadora tirando a la locura, pero nadie le quitaba la satisfacción de ver a SU hombre en acción, ver sus esculturales músculos perlados gracias al sudor y las sonrisas socarronas que dejaba ver ante un combate donde resultaba victorioso demostrando lo buen espadachín que era o ver sus cabellos de fuego resplandecer ante el crepúsculo. ¡Oh si! era de las mejores visiones en su día.
─ Elsa te aseguro que si das un paso más atravesaras esa ventana.
Anna y su maldita costumbre de no tocas las puertas irrumpió en su actividad predilecta del día. Con pensar despego la vista del cristal y cedió la atención a su hermana menor que ni bien había terminado la primera frase ya había empezado a parlotear como si hubiese mañana.
En fin, podría disfrutar de la vista otro día.
x-x-x
Gracias por leer.
LB.
