Después de cometer varios asesinatos, Itachi al morir es castigado con una maldición; la cual es reencarnar cada diez años y causar la muerte de una chica muy especial, absorbiendo su energía y vida hasta que esta muera lentamente.
El último suspiro de Uchiha
Prólogo
Londres, 1892
Los relámpagos se cruzaban en el cielo como espadas encendidas. Mientras truenos rugían a lo lejos. Las grandes nubes onduladas descargaban una fuerte lluvia. Sin embargo el único ruido audible en aquel estrecho callejón era las frenéticas pisadas de la muchacha.
Avanzaba dando sacudidas a cada paso con sus botas ya desgastadas. Su falda sucia por el barro se enredaba en sus piernas, amenazándola con hacerla tropezar.
Aquel sujeto se acercaba cada vez más rápido, no poseía arma alguna, tampoco hablaba. La poca luz hacia que bajo las sombras su alta figura pareciera a la de un demonio corriendo bajo la lluvia a gran velocidad detrás de una simple joven que huye por su vida.
Aquella chica se dio vuelta y ahí estaba, justo en frente de ella; su corazón se detuvo. Quería gritar, pero al hacerlo su respiración se trancaba. Y en un solo minuto vio pasar toda su vida frente a sus ojos, su corta y miserable vida, terminaría arrebatada por aquel misterioso hombre que conoció en un lago. Parecía un buen muchacho, no vio mal en él, aquel hombre que la protegía y que al mismo tiempo de alguna extraña forma la hacía sentirse intimidada.
Dos lágrimas se cruzaron en su rostro, pues ya sabía su destino y por más que intentara huir no lograría escapar de él. Sus temblorosas manos se posaron en el rostro de aquel muchacho, mientras al mismo tiempo este unió sus labios a los de ella.
Aquel segundo pareció eterno, mientras él saciaba su sed absorbiendo todo lo que había amado en la vida. El alma pura y limpia, sincera y hermosa de aquella chica. Y con el más crudo dolor vio como la chica se convertía polvo en sus brazos.
