ANTES DE LEER: Esta historia pertenece a Jud Lovegood (PinkuDaiben en twitter) y Ringuu. Es el resultado de nuestros roles vía tuenti. - Recuerden dejar review.
South Park©Comedy Central; Trey Parker y Matt Stone
Se llevó una mano al mentón una vez más, y dio una vuelta a su alrededor. Una vez más. Llevaba varios minutos así, y el único que estaba relativamente tranquilo con la situación era el mismo. Al fin y acabo, era imposible que los guardias impacientes por hacer algo lo estuvieran, mucho menos el judío rebelde que habían atrapado.
Pero este no era como los demás, y tendría aproximadamente su misma edad, la edad de uno de lo más destacados y jóvenes en el ejército alemán; Eric Cartman se consideraba un nazi orgulloso de lo que hacía. No era lo que se dice una buena persona. Pero por alguna maldita y extraña razón era incapaz de, con un simple gesto, enviarlo al campo de concentración con el resto, hacer que le dieran una paliza hasta que confesara la existencia de más rebeldes como él o matarlo allí mismo de un balazo. Todo era culpa de esos ojos... Esos orbes de color esmeralda encendido que le atravesaban con no demasiada simpatía.- Fuera -Ordenó de repente a los dos guardias, que salieron en seguida. Sintieron, en parte, pena por el jóven judío. Estaban convencidos de que Cartman le daría la paliza de su vida.
A Kyle Broflovski lo habían capturado hacía apenas unas horas. Había salido de su "guarida" con la intención de robar comida de algún lugar cercano. Sin embargo y para su desgracia, aquel día habían decidido inspeccionar aquella zona y había sido entonces cuando lo habían arrestado.
Ahora se encontraba frente a un chico joven, calculaba que tendría más o menos su edad. El pelo castaño, gordo... Resistía la tentación de escupirle a la cara, básicamente no lo hacía porque se encontraba rodeado de nazis que no dudarían en meterle un tiro si era necesario, de hecho, lo estaban deseando.
Odio. Era lo más que reflejaba su mirada cuando miraba a aquel chico. Cuando este hizo salir a sus compañeros, Kyle sintió una punzada de terror en el pecho, pero evitó, o al menos lo intentó, que este se viera reflejado en su expresión.
- Tsk... Eh gordo, date prisa en lo que vayas a hacer. Termina rápido ¿quieres?- Dijo con total tono de desprecio.
El soldado nazi solo pudo sorprenderse profundamente ante las palabras del pelirrojo. ¿Qué clase de judío tenía lo necesario para hablarle con tan poco respeto? Desde el principio se lo había figurado, aquel chico... definitivamente era distinto al resto. Una sonrisa apareció en su rostro, una sonrisa cínica. Distinto y más divertido.- Fuertecito -Le corrigió, alzando el dedo índice. Los ojos verdes estaban clavados en el chico. Su mirada reflejaba odio y repulsión. Resistió las ganas de soltar una carcajada ante la corrección ¿fuertecito? ¿Era en serio? Por favor, si se notaba que le sobraban casi los mismos kilos que a él le faltaban...
- Aunque para ti, soy Kommandant Cartman -Hablaba con voz seria, usaba un tono de desprecio, el mismo que usaba con todos los judíos que pasaban delante suya.
Se acercó a él y le elevó el mentón con una mano, obligándole a mirarle directamente a los ojos. No tenía problema, el pelirrojo estaba perfectamente esposado e inmovilizado. A pesar del asco que Kyle le tenía a aquel chico, su olor era dulce, demasiado dulce para alguien como él, sintió nauseas.
- Me das asco, ¿pretendes darme órdenes? –Preguntó Eric Cartman. Que intentaran ignorar su autoridad era inaceptable, y el castaño le pegó una cachetada con fuerza al otro chico. Se alejó un paso y lo miró por encima del hombro.- ¿Cómo te llamas, judío? -Formuló la pregunta y esperó, para luego hacer otra más.- ¿Tienes miedo? -Y cualquiera podía percibir en su pregunta la prepotencia, la malicia, la crueldad.
El pelirrojo lo miró de arriba a abajo ¿su nombre?, ¿para que le serviría saber su nombre?
-¿De que sirve conocer el nombre de los muertos? - Preguntó con más que evidente desprecio. Sin embargo, un escalofrío le recorrió la espalda al escuchar la siguiente pregunta. – No - Respondió haciendo acopio de todas sus fuerzas. Estaba aterrado.
El judío giró el rostro cuando la sonora bofetada chocó contra su mejilla, la cual adquirió rápidamente un doloroso color rojizo. Reprimió las lagrimas que se amontonaban en sus ojos y le escupió en la cara con todas sus ganas antes de dedicarle una sonrisa despectiva -¿Órdenes? Oh no, "Kommandant Cartman", es solo una petición –
Cartman reprimió una autentica furia asesina. Apretó los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos, porque de haber sido por él ahora mismo estaría sobre él, destrozándole la cara a puñetazo limpio. Pero en lugar de eso se limitó a limpiarse la mejilla sin apartar su mirada de esos intensos ojos que claramente lo odiaban. Los suyos propios expresaban el mismo odio, pero estos escondían cierto interés bizarro, y cierto gusto por haber sido retado. Había algo en aquel pelirrojo que le hacía diferente, que le mantenía con vida aun estando frente a uno de lo más brutos nazis.- Petición... -Repitió por lo bajo.- No estás en posición de hacer demasiadas peticiones, judío. -Ni peticiones ni nada por el estilo, ¡era judío, por favor! Tortura y muerte era lo único que se merecía.
Más aun cuando osaba contestarle como si hubiera llegado para romper su mundo. ¿Dónde estaban los llantos, los gritos de clemencia que siempre escuchaba en esa misma sala por parte de desesperados? Hombres, mujeres y niños, y ninguno hasta ahora había tenido lo que hay que tener para hacer lo que el pelirrojo estaba haciendo ahora.
- ¿Quién ha dicho que vaya a darte el gusto de concederte el descanso eterno? Permíteme explicarte la situación. Ahí fuera hay muchos que están cabreados contigo, porque saben que ocultas a más ratas como tú -Enfatizó el tú. Había recuperado la sonrisa al ser perfectamente consciente de que allí quien tenía la situación en sus manos era él.- Si no quieres decirme tu puto nombre, me da igual. En realidad ni siquiera tienes derecho a tener un nombre propio –
Odio. Atracción. Asco. Terror. Los diferentes pensamientos e ideas a cerca de aquel chico iban y venían en su mente. Había oído cientos de historias, había oído los gritos de la gente y había visto verdaderos horrores, pero había intentado huir de todas esas cosas en la medida de lo posible. No quería establecer lazos afectivos con nadie, pues corría el riesgo de verlos morir, era por ello por lo que no se había aliado con ningún rebelde, pero no podía hacer nada con respecto a su familia. Había cogido a su madre y a su hermano y había huido, se había escondido y había buscado la forma de alimentarlos, y ahora eso resultaría imposible.
Volvió a la realidad cuando Cartman habló. Le dedicó una mueca de desprecio. Cabrón. Evitaba desviar la mirada porque eso significaría debilidad y lo sabía. Le sostenía la mirada. Sabía que el nazi lo odiaba tanto como lo odiaba el. Suspiró. Jamás le diría donde estaban su madre y su hermano.
-Kyle. Me llamo Kyle Broflovsfki.-Dijo al fin. El pelirrojo pretendía hablar lo menos posible, pues sabía que si hablaba, su voz temblaría y su miedo se destaparía.
Cartman sonrió en su fuero interno. Oh, ¿así que estaba frente a un valiente? Escrutó su mirada, era de lo más interesante. Volvió a sentirse retado: si el judío no sentía miedo, Eric Cartman se moría por hacerle gritar de terror y clemencia.- Usas palabras muy grandes con esa boquita, me pregunto si sabes realmente usarla... -Contestó. Era un aviso, como si pretendiera informarle de lo que pretendía, para hacerle temblar. Acercó su rostro al ajeno, demasiado cerca a decir verdad. Podía sentir el aliento del chico, y vigilaba su expresión para apartarse en caso de que volviera a intentar escupirle.- ...O si tendré que enseñarte. -Concluyó, y en un movimiento rápido lamió la mejilla del judío.
El pelirrojo tragó saliva al escucharlo ¿sabes usarla? ¿No se estaría refiriendo a...? Lo examinó con la mirada. No parecía el tipo de chico al que le atrajesen otros chicos ¿verdad? Aunque siempre podía equivocarse. El tacto de la lengua ajena pasando por su mejilla provocó que se estremeciera. Se mordió el labio inferior para evitar gritarle y lo observó salir de la habitación.
Luego salió de la sala, dejándolo solo. Comenzó a dar órdenes tremendamente específicas: quería al judío en su casa. Según los informes, lo interrogaría y retendría allí hasta conocer el paradero de los demás rebeldes. Según su mente, allí pasarían cosas más interesantes.
Lo siguiente para Kyle fueron gritos, golpes, insultos...Poco después se vio a si mismo en la puerta de una casa inmensa, maniatado y rodeado de nazis que lo miraban con desprecio. Dijeron algo sobre llamar al Kommandat Cartman ¿otra vez tendría que verlo? Sonrió con ironía. Debía reconocer que aquel era su tipo de chico, pero el asco que sentía hacía él era demasiado fuerte. ¿Para que lo quería allí? Si no iba a matarlo... Lo que le sucediese podía ser mucho peor. Suspiró y observó a los hombres marcharse ante la figura de autoridad que se había presentado. Cartman. El pelirrojo lo miró durante unos segundos y, finalmente, soltó una carcajada histérica.
Buenas noches, Kommandant Cartman -Dijo burlonamente.
