Tenía los miembros entumecidos. Se sentía totalmente destrozada, muy cansada, demasiado.

-Kami… No por nada los llaman criminales de rango S…- suspiró mientras se tiraba en la gran cama de su habitación.

Todavía no entendía por qué demonios ella tenía que entrenar con Akatsuki. Se suponía que solo iba a hacer de médico, nada más porque ninguno tenía sus habilidades curativas y obviamente ninguno tenía su delicadeza a la hora de cuidar. A lo mejor Konan sí, pero ella estaba siempre muy ocupada. Seguro que solo son excusas para no atender a estos inútiles hombres pensaba Sakura cada vez que la de cabellos azules se ausentaba para no ayudarla en su tarea.

Miró a su alrededor y lo que vio le deprimió aun más. Si ya era bastante difícil lidiar con el sujeto enmascarado, dormir en su mismo cuarto era un suplicio total. Todo estaba desordenado. TODO. ¿Pero cómo rayos era posible? ¿Cómo encontraba tanto tiempo para ensuciar la habitación que compartían? Ese del pelo negro, ese infantil con máscara naranja… Lo primero que pensó al verle fue su gran parecido a Naruto en su forma de ser, siempre gritando y llamando la atención, y lo hizo, llamó su atención desde el principio. Se acordaba perfectamente…

FLASHBACK

Se encontraban caminando por un oscuro pasillo. Como se había imaginado la guarida, la temida guarida central de Akatsuki, era subterránea. O más que la guarida, era su punto de encuentro cuando no tenían misiones, donde descansaban más que nada. Seguro que no tienen más amigos, naturalmente solo se tendrán entre ellos pensó la chica de ojos verdes mientras la guiaban por el pasillo estrecho y húmedo. Miraba a los hombres que iban delante de ella con curiosidad. ¿Por qué se habrían unido a Akatsuki? Aunque eso no importaba. Ellos eran enemigos muy poderosos a los que debía traicionar, en eso consistía su misión, Tsunade había acordado divagar sus habilidades curativas y su gran fuerza para que esos criminales se fijaran en ella y la incluyeran en su organización, y cuando ellos confiaran lo suficiente en la "ex kunoichi" de Konoha, los traicionara sin escrúpulos. Totalmente ridículo pensó cuando se lo comunicó, ¿iban realmente a fijarse en ella y dejarla entrar en la organización así como así? Gracias a Kami tuvieron en cuenta que mató a Sasori, aparte de sus habilidades curativas. Era un plan complicado, pero daría lo mejor de sí para concluirlo con éxito.

Entonces se acordó del sujeto que cubría sus espaldas, este tipo tan extraño que tapaba su rostro con una máscara naranja tan extraña como su forma de ser. Le miró por el rabillo del ojo intentando que no se diese cuenta, pero claro, era un Akatsuki, tenía que darse cuenta. El tipo extraño le saludó con las dos manos sin decir palabra alguna. Luego con los dedos dibujó un extraño símbolo en el aire… No era posible… Sakura giró la cabeza hacia delante rápidamente con un pequeño traspié incluido que llamó la atención de los que iban delante.

-¿Ocurre algo?- preguntó amenazador el más grande, un sujeto muy extraño de tez azul, que reconoció como Kisame. El otro hombre era Itachi Uchiha, lo reconoció enseguida por ese sharingan que asomó tras un azabache mechón de cabello, además que era bastante más pequeño que Kisame.

Sakura movió la cabeza negativamente tan rápido como pudo. Estaba muy sorprendida… ¿Ese hombre de detrás había dibujado…un corazón? Era extraño, mucho, demasiado. ¿Qué rayos le ocurriría? Escuchó una risita infantil a sus espaldas que la estremeció a más no poder.

FIN DEL FLASHBACK

Se estiró en el colchón recordando aquel primer corazón que le dibujó en el aire ese que se hacía llamar Tobi. También recordó como aquella noche del mismo día que ingresó en Akatsuki, y le acomodaron en la habitación con quien sería su compañero de cuarto, se dio cuenta de que en aquella siniestra cueva también se convivía, aunque a veces no de la mejor forma…

FLASHBACK

-Ey, ey, ey, Sakura-chan, ¡esta será tu habitación!- gritó extasiado Tobi.

-¿Q-qué? Pero…esta no es…-tartamudeó señalando un cartelito colgado del picaporte en el que se leía con letra bien clara TOBI.

-Seee, jijijiji. ¡También es la mía! ¿No es genial, Sakura-chan?- dijo mientras abrazaba a la joven que no tenía ni idea de cómo reaccionar. Simplemente cerró los ojos aspirando el aroma de ese curioso hombre, distinto a todos los otros Akatsukis, simpático. Olió su chakra con terror, ¿quién era ese sujeto? Tenía una cantidad de chakra inusualmente alta… Este pareció leerle el pensamiento.- N-no te asustes Sakura-chan. Yo nunca te haría daño, porque… ¡Tobi es un buen chico! Ven- la arrastró dentro del cuarto-, te enseñaré la habitación donde duermo, bueno, donde tú vas a dormir también jejeje.

Miró a su alrededor. Estaba bastante oscuro, las persianas estaban bajadas, había prendas tiradas por todo el suelo y olía extraño, como a vainilla…eso le gustó. Por algún motivo se sentía bien, dentro de lo que cabía a esperar, claro. Era reconfortante que justo fuera a tocarle compartir cuarto con el más agradable de ellos.

Tobi la miró lago tiempo pero la chica no se movía del umbral. Entonces sin pensarlo mucho la cogió en volandas y la introdujo en la estancia cerrando tras de sí la puerta con el pie, quedando casi en total oscuridad

-¡Aah!- gritó Sakura con sorpresa.- ¿Q-que haces?

-Ssshh, Sakura-chan, despertarás a todos.- le susurró al oído tiernamente.

-Puedo andar perfectamente…- se quejó sonrojada. ¿Sonrojada?

-Es que a las princesas se las lleva en volandas, jijijiji.- luego se acercó a la cama con ademán de dejarla en ella, pero unos repentinos golpes en la puerta los exaltaron, y Tobi la dejó caer en el suelo con un pequeño salto. Luego, un gemido por parte de Sakura, que se había golpeado contra el piso.

La puerta se abrió de golpe mientras Tobi saltaba hacia atrás evitando cualquier cercanía con Sakura.

- ¡Eh, Tobi!- un hombre rubio se introdujo en la habitación vociferando- ¡Que rayos fue ese grito, uhn!- tan irascible…, era sin duda Deidara.

-Ah…p-pero Sempai, si apenas fue un grito de nada…- intentó excusarse el buen chico.

-Sabes perfectamente que tengo el sueño ligero, y duermo en la habitación contigua. Así que si te aburres mucho y no puedes dormir, yo puedo ayudarte, ¿sabes?- dijo mientras tronaba sus dedos bruscamente.

-A-ah, p-pero espere Sempai, si hace eso, se destrozará la manicura que Konan le hizo anteayer…- le avisó con inocencia Tobi.

-¿…M-manicura?- preguntó Sakura en un susurro casi imperceptible, aguantándose la risa como podía mientras miraba al sujeto de ojos azules.

Este no pudo menos que sonrojarse hasta las puntas, luego su mirada se ensombreció siniestramente, y a Tobi le recorrió un escalofrió de pies a cabeza. No era la primera vez que su Sempai adquiría esa aura maligna y devastadora. Enseguida, una mueca de horror se formó tras la máscara naranja, provocada por otra mueca asesina por parte de Deidara. Lo siguiente que Sakura recordaba era una nube de golpes y patadas, y finalmente una gran explosión seguida de un muy estrepitoso: ¡seguro que así no volverás a ponerme en ridículo, uhn!

Posteriormente Deidara, con una sonrisa de oreja a oreja salió de la habitación dándole las buenas noches a Sakura.

FIN DEL FLASHBACK

Sonrió al acordarse de esa, y de las muchas otras peleas que tuvieron Deidara y Tobi…o, más que peleas, eran palizas para Tobi y una buena forma de des estresarse para Deidara. Suspiró profundamente. Luego se levantó de la cama dispuesta a ducharse. Cogió ropa de recambio y se metió al baño. Se quitó las prendas lentamente, mientras acariciaba su piel a cada movimiento, delicada. Por fin su cuerpo se estremeció a causa del frío de la desnudez, y se miró al espejo de cuerpo entero que había logrado instalar en aquel baño tras las muchas quejas de Pein, que aseguraba que los espejos no eran de fiar… Ese Pein…el líder de Akatsuki, aunque estuviera un poco trastornado, era en el fondo un buen tipo, demasiado protector, pero un buen tipo después de todo. Se contempló de arriba abajo durante unos momentos. Sonrió entrecerrando los ojos algo avergonzados. Aparte del espejo, solo había una persona en el mundo que había visto su cuerpo pálido ya maduro sin prendas de ropa que lo cubrieran. Esa persona con la que había estado conviviendo los últimos meses, esa que le había enseñado unas cuantas lecciones para crecer en la vida, esa de la que menos se hubiera esperado enamorarse y que ahora sabía que no podría olvidar nunca, esa persona…

Desde la primera vez, desde la vez que perdió lo que nunca imaginaría que perdería en esa terrible organización.

FLASHBACK

La fina lluvia que caía se convertía poco a poco en gruesas gotas que empapaban a la kunoichi que entrenaba en el bosque. Se había instalado desde el medio día en ese trozo de mundo aparte, como mágico; el lago que brillaba cristalino invitándola a darse un baño, la hierba verde moteada de colorines que la incitaba a tumbarse y descansar, y esos frondosos árboles que ocultaban aquel mini paraíso… Todo era distinto a aquella maldita cueva subterránea tan mal decorada, estilo gore solía decir ella.

Entrenaba sin parar, hora tras hora, agotando todas sus energías, y solo cuando no le quedaba ni un ápice de chakra en el cuerpo, se tomaba un pequeño descanso. Así le habían enseñado ellos, los Akatsukis.

En uno de esos descansos, su nivel de agotamiento era tal que decidió tumbarse unos segundos en la hierba fresca, craso error, ya que a los pocos segundos Morfeo ya la había abrigado con su manto del sueño, ignorando la lluvia por completo. Tampoco duró mucho esa situación porque al poco sintió una respiración dificultosa cerca, demasiado cerca de su rosto. Luego, unas manos insistentes que le daban pequeños golpecitos en el brazo, intentando despertarla.

-Hug…-poco a poco abrió los ojos para encontrarse de frente con una máscara naranja con líneas espirales que la mareaban- Qué rayos…

-Jijijiji- cómo no reconocer esa risa infantil-. Veo que ya despiertas Sakura-c han.-era Tobi.

La chica de cabellos rosas se incorporó quedando sentada junto al hombre raro, y un poco aturdida le miró insistente.

-Que… ¿qué hora es?- le preguntó al azabache. Este miró al cielo.

-Mmm… es de noche ya, así que…la hora de cenar, supongo.

-Oh, genial, me he dormido…- se quejó la menor.

-Oye Sakura-chan, ¿cómo encontraste este sitio?-preguntó con curiosidad fingida, más bien quería alargar el tiempo que pasaba con la chica antes de regresar a la cueva.

-Pues…vengo aquí a entrenar desde hace bastante tiempo, lo encontré por casualidad-le sonrió ella.

-Oh…ya veo. Neee, Sakura-chan…

-Eh, ¿sí?- no podía dejar de mirar ese orificio oscuro a la derecha de su máscara naranja, es decir, ¿qué rostro misterioso se ocultaría detrás? ¿Quién sería Tobi en realidad? Había oído, espiando, a Pein dirigirse a Tobi como "Uchiha"… Era todo un enigma, sí. Le veía en esos momentos, haciendo gestos ahogados, con esa voz chirriantemente insoportable pero amistosa, tan alegre, y no podía creer que fuera un Uchiha de verdad, o no comparado con Itachi, siempre tan seco.

-Sakura-chan… ¿me estás escuchando?-preguntó dudoso Tobi.

-Ah...no, lo siento, ¿qué decías?- preguntó sonriendo a modo de disculpa.

-Es igual…-suspiró el enmascarado.

-Mmm, Tobi.

-¿Ah?

-¿Te puedo preguntar algo?- él asintió, ella señaló su máscara con cara inocente- ¿debajo de tu máscara… cómo eres?

-¡Oh! Pues…- se acercó a la Sakura peligrosamente mientras ponía la mano en su máscara- ¿quieres saber?- esta vez la tonalidad de su voz cambio drásticamente, era la de un hombre, no la de un infante.

Sakura se estremeció ante ese cambio repentino, y sonrojada como estaba por la proximidad del azabache, asintió con rapidez. Estaba nerviosa, y no solo porque fuera a descubrir realmente el rostro de Tobi, sino porque de por sí él ya le ponía de los nervios cuando se acercaba tanto, y eso pasaba muchas veces…

Lentamente su cara fue quedando al descubierto hasta que la máscara finalmente descansó en el suelo verde y mullido y Sakura pudo contemplar el rostro del hombre. Lo primero en lo que se fijó fue en sus ojos. Eran negros, intensos y atrayentes, como un pozo que te invita a que descubras sus profundas aguas. La dejaron descolocada y aturdida. Luego se fijó en esas extrañas ojeras que le hacían parecerse a Itachi, pero quizás menos marcadas, luego su nariz, recta como la de sasuke…, y cómo, no esa piel pálida que tienen todos los Uchihas. Sin duda era uno de ellos.

El Uchiha acortó distancias, se posicionó justo encima de la chica con una pequeña, muy pequeña sonrisa en los labios. Chocó su frente con la de la joven y colocó los brazos a los lados su estremecido cuerpo, agarrando la hierba verdosa y húmeda.

Ella enrojeció al instante. Nunca ningún hombre había estado tan cerca de su cara, de su cuerpo… Sentía el corazón latirle a un ritmo frenético… ¿qué era esa sensación tan desbocada en su pecho?

-T-Tobi… -susurró cerrando los ojos, intentando calmarse.

-Bueno…en realidad…no me llamo Tobi… -cerró los ojos lentamente-. Es solo un seudónimo. Mi nombre, supongo, lo conocerás… Me llamo… -abrió entonces los ojos para contemplar la expresión de Sakura tras sus siguientes palabras-…Madara Uchiha.

Sakura tardó en reaccionar. Madara Uchiha, Madara Uchiha… ¿de qué le sonaba? ¿Y por qué tendría que sonarle según él? Lo único que le era familiar era el apellido... Poco a poco fue recordando, sus tardes en la biblioteca de la Hokage, las historias de la fundación de Konoha… De pronto todo encajó. Lo recordaba a la perfección, como un momento vivido tan solo unas horas antes. Madara Uchiha era…

Sus ojos verdes se abrieron de golpe para encontrarse directamente con los del de cabellos azabaches al que tan solo un minuto antes hubiera identificado como Tobi. Una mueca de decepción se formó en el rostro del Uchiha al comprobar que esos ojos cristalinos que antes le habían mirado con vergüenza y algún atisbo de felicidad, ahora le miraban con horror y miedo.

Sakura intentó alejarse de él pero únicamente pudo mover un poco su cuerpo hacia atrás. El peso del hombre encima de su vientre la inmovilizaba. Movió lentamente los labios para articular su nombre.

-¿…Madara…Uchiha? –luego el susodicho asintió con una sincera sonrisa en el rostro. A lo mejor Sakura no sabía nada de su historia y solo le recordaba como uno de los fundadores de Konoha, aquel que perdió contra Hashirama Senju por el puesto de Hokage. Sakura frunció el ceño confundida, ignorando que Madara había vuelto a acercarse un poco más a su rostro-. Pero, entonces tu… ¡deberías estar muerto, o por lo menos ser viejísimo! No, no, ¡deberías estar muerto! Los libros dicen que el primer Hokage peleó contra ti, y que ganó con tu muerte.

-Pero no deberías creer siempre lo que dicen los libros, Sakura. Es cierto que perdí contra Hashirama, pero al contrario de lo que todos creen, mi muerte solo es una negra mentira.- declaró arrastrando las palabras. No podía decirle el motivo de su farsa, de la falsa muerte y de su huida. No quería que ella también le odiara. Ella no…

-Pero aun así…- comenzó dudosa-, aun así no es posible que sigas con vida, ¡si incluso tu apariencia es la de un hombre de no más de 25 años!- exclamó.

-No seas ingenua -rió divertido Madara-. Las apariencias engañan, o díselo a la Hokage si no. Creo que a ella tampoco le gusta envejecer, ¿no? Aunque lo mío se un poco diferente… Yo soy…inmortal –miró intensamente los labios de la chica, tan rosados y apetecibles… desde el primer día había sentido la tentación de probarlos.

Ella lo notó, pero se sentía tan confundida… Todo ese tiempo había estado tratándole como a un chaval, nunca había experimentado una real atracción física hacia él, y de todas formas, ¿cómo haberlo sentido con esa máscara de por medio? Pero ahora era diferente, veía ese rostro perfecto, o a lo mejor se lo imaginaba ella, pero parecía un auténtico dios, una criatura inalcanzable. Su cabello negro y mojado por la lluvia se adhería a su frente, y alguna que otra gota caía por su rostro muriendo un sus labios. Su ritmo cardíaco comenzó a subir solo con mirarlo. En el fondo ¿qué le importaba a ella quien había sido antes ese hombre? Ahora estaba con ella, ahí encima, mirándola tan profundamente…

No sabía cuánto tiempo más podría aguantar allí mirándola sin hacer nada, sin probar sus labios. Pero no quería hacerlo, temía estropear el momento, romper la magia que se sentía en el ambiente. Cuan complicado era el amor…mucho más que las misiones, más que capturar un biju, más que cualquier pelea que hubiera tenido nunca. El amor no dependía solamente de él, dependía de dos personas. No era como tomar una decisión y ya. Tenía que estar totalmente seguro de los sentimientos de Sakura para hacer cualquier cosa, aunque ella le estuviera mirando con deseo, aunque sus verdes ojos centellearan pidieran a gritos más contacto físico, un beso.

El no sabía nada de esa clase de amor, nunca lo había experimentado, y era una de esas cosas que no te enseñan en ningún libro o ninguna academia. Un sentimiento. Era cosa de jóvenes lo de guiarse por los instintos, él era de otra época, no tenía edad para andarse con juegos, y sin embargo, ahí estaba, perdido en ese angelical rostro.

Sakura se impacientó, esperaba desde hacía un buen rato un beso, pero este nunca llegaba. Estaba segura de que en la mirada de Madara veía unas ganas locas de posar sus labios sobre los de ella, no era tonta, podía sentirlo, y le ponía los nervios a flor de piel que no se decidiera. Maldito hombre pensó. Luego no pudo esperar más, los codos le dolían de tenerlos apoyados en la hierba tanto rato, asique se inclinó hacia delante y logró su propósito, su deseo. Su beso.

En cuanto Sakura empezó el beso, Madara se encendió, como si le hubiera despertado por fin de su trance. La tumbó bajo el presionando sus labios, mordiendo el inferior dejando pequeñas marquitas. Sakura flotaba en su nube, no se lo podía creer, ¿verdaderamente podía haberse enamorado de Madara? ¡¿Se había enamorado de un Akatsuki? Si, se dijo, para qué mentir. Abrazó al Uchiha presionando sus cuerpos ardientes, recorrió su espalda con las manos bajo su camiseta negra. El hombre profundizó el beso, sin embargo la chica todavía no le había dejado terminar, y pidió con la lengua. Sakura estaba un poco perdida, no sabía qué debía hacer, era su primer beso. Al notar la insistente lengua del aparente joven, abrió la boca para facilitarle la entrada. Madara recorrió la cavidad, memorizando ese dulce sabor de la flor de Konoha. Estaba extasiado y comenzó con caricias por el cuello de la muchacha. Esta se estremecía a su paso como si de corriente eléctrica se tratase.

¿Merece seviews? ¿Críticas? ¿Sugerencias? ¿Piedras (espero que no T.T)? Sí, ya lo se...¿cómo he podido dejarlo ahí? Pero tiene segunda parte, por supuesto. Solo que perdí el pen donde la tenía... Pero ya la estoy buscándola, si es que alguien la quiere, claro... ¿Debo subirla?

Besitos!