Treinta años…

Ahora que te veo después de treinta años miles de recuerdos vienen a mi mente. Estas tan linda a como te deje: tus hermosas pecas me han esperado todo este tiempo y tus lindos rizos dorados siguen tal y como estaban… todo parece ser perfecto.

Aún recuerdo tal cual aquel día que te vi por primera vez, donde las fuertes olas y la fresca brisa del mar fueron confidentes de nuestro encuentro. Y la luna pactó un secreto con la noche forjando así un amor eterno que prevalecerá hasta el fin de los días; donde las estrellas caerán, los impuros perecerán y el imponente astro rey desaparecerá por completo dejando a la bella diosa luna reinando eternamente. Como ansío su llegada.

Tus bellos labios pudieron haber sido algún día el fin de este vicio que me consume lentamente, mas optaste por aquel beso indirecto que discretamente deseabas darme: harmónica que traigo conmigo a donde quiera que vaya y es creadora de esa linda melodía que, cada vez que la toco, tu lindo recuerdo viene a mi mente haciendo sangrar mi alma de dolor y abatimiento… era tan joven y tan tonto; no debí haberte dejado.

Mi pequeña linda huérfana, el resquicio de mi llave y el elixir de mi alma: tu hermosa y dulce voz sigue cantando en mis oídos haciéndome lamentar mi grave error. Tu compañía si que me ha hecho falta durante estas tres décadas…

Poca gente vino a visitarte, y eso rompe mi alma. Miles recelosos de ti, que no resisten ver a alguien feliz, han decidido dejarte sola por completo en un día tan especial para ti. Mas no te apures mi linda "tarzan pecosa" portadora de mi alma y felicidad desde nuestro primer encuentro, eres la única que merece entrar e inclusive ser portadora de los bellos jardines del Edén. Donde los adornaras eternamente con tu singular belleza y tu hermosa melena como el sol resplandecerá por siempre en aquel celestial vergel.

No se si te pueda acompañar, ni tampoco se si pueda entrar. Tu incomparable pureza no se compara con la mía. He maltrecho mi alma a las dolientes flamas del abismo cuando supe de tu partida. El mismo Satanás percude mi alma con tal deleite. Fue mi culpa el no haber aprovechado la felicidad cuando la tenía tan cerca y en mis propias manos. Te perdí, para siempre…

Deseo besar esos lindos labios, ahora pintados para la ocasión, deleitar tu esencia al rozarlos será un consuelo a mi afligido corazón.

Mi bella amada, la luz de mi existencia y mi estrella en mi lóbrega vida: te ves tan linda, tan hermosa, tan pura y tan pacifica en tu ahora permanente morada. Tu fría tumba guardará tu esencia y alma…

Es corto debido a que no quise darle demasiado vueltas al asunto. Es sólo un mensaje que Terry le dio a su amada Candy el día de su entierro; mientras su afligida alma se retorcía de dolor después de no haberla visto durante treinta años.