Yo te sigo esperando

Entonces ella se dio cuenta de que esa espera estaba volviéndose eterna. En un mundo donde nada puede ser escuchado…Donde todo se encuentra paralizado y abandonado a su suerte…Esa chica aún espera que sea su hora, mientras los dolorosos recuerdos se asoman otra vez, los recuerdos de alguien a quien ya ha perdido.

Este fic participa en el mini-reto "Un recuerdo lejano" del foro Bienvenidos al interior del vientre de Kuroha.

Kagerou Project no me pertenece. Sólo esta historia es de mi autoría

Aún en mi interior cuento con esos recuerdos. Mis fallidos intentos de ser una especie de heroína para alguien, y lo patético que fue…Todo eso, de verdad doloroso.

Lo último que recuerdo del mundo físico, es a él, gritando mi nombre y extendiendo su mano desesperadamente, tratando de alcanzarme para salvarme, sin saber que al morir yo, estoy salvando su vida de una desgracia.

Todo fueron intentos mutuos de salvarnos a ambos, pero de una u otra forma, el destino no sería afectado. Él moría en frente de mí, y ese pesar de haber dejado morir a la única persona que tuve conmigo realmente…Ya sea cerca, o lejos de mí, pero conmigo, preocupándose día y noche por mí…Dudo que pueda soportar algo así.

Después de lo que fueron literalmente años repitiendo la misma escena en donde uno debía morir…Decidí no quedarme más de brazos cruzados y a un lado esperando simplemente a que él muriera. Decidí tomar la decisión más cobarde para unos, pero la más valiente para otros…Suicidarme.

—¡Toma mi mano!—Gritaba él con todas sus fuerzas. El camión se avecinaba a toda velocidad, y si quería cambiar algo, ser valiente y salvar su vida…Creo que esa era mi oportunidad.

Respiré hondo por la nariz y de un empuje lo aparté del camino. El vehículo siguió con su trayecto, impactando contra mí y arrollándome en el pavimento. Extrañamente, no hubo dolor…No hubo lágrimas…O al menos, no las mías. Mi vista se había nublado debido al aturdimiento, pero cuando volteé mi cabeza a un lado, y pude ver que él se encontraba aún con vida, el sacrificarme y su sufrimiento valieron la pena.

—¡No me hagas esto! ¡No me dejes!—Mis ojos comenzaron a pesar mientras dejaba escapar mi última sonrisa. La última que él podría ver, al menos por un tiempo.

Y entonces…

Entonces, abrí mis ojos. Pude saber al instante que había muerto, pues no necesitaba respirar, ni siquiera podía sentir la calidez normal que cualquier persona siente en medio del pecho. Los palpitares del corazón se detuvieron para mí.

Miré alrededor y no había nadie más allí. En esa luminosa habitación que cegaba mis ojos, estaban todos nuestros intentos por salvar nuestras vidas, plasmados en grandes charcos de sangre sobre la pared, y un gran reloj con el molesto sonido de las manecillas que me había cansado hacía un buen tiempo de escuchar.

—Este es tu lugar ahora—La voz profunda de una mujer resonó por la vacía habitación. Y en lo más profundo de mi ser, creo que entendí lo que quiso decir.

Mi tortura comienza con el que él esté con vida, pero mis sentimientos no me dejaron simplemente verlo morir. No me imagino una vida sin ese molesto chico…Por eso, voy a esperar por él…Voy a esperar el momento en que venga a rescatarme, y entonces podré agradecerle por haberle dado sentido a cada uno de mis comportamientos, y de mis sentimientos también.

Simplemente voy a esperar a que acabe este horrible 15 de Agosto, y te volveré a ver…Y entonces te daré las gracias.

Ven a buscarme pronto…Hibiya—