Warning: Los personajes utilizados en esta trama no son de mi propiedad, sino de la del señor Hidekaz.
Prólogo
"!Estúpido Austria¡ Ojalá un día tengas un día tengas un puñetero accidente con ese maldito piano…"
Decir que estaba cabreado era poco. Desde que había sido obligado a convivir con el bastardo aristócrata me había tomado como una sirvienta. ¿Pero quién mierda se creía? Yo no obedezco órdenes, si piensa que voy a servirle calladito y dejarle mandarme todo lo que se le antoje como mi stupido sorella está muy equivocado. Encima, intento hacer algo encantador por darme de comer porque es su obligación al limpiar un poco la sala de música, el chiflado se vuelve iracundo. ¡Un fallo lo tiene cualquiera! Al pasar la escoba por el suelo, me desvié un poco y choqué contra algunos armarios donde se almacenan las partituras, que se esparcieron por todos lados y tuve que apilarlas en una esquina. Creyendo que sería buena idea limpiar su adorado piano, me subí en el taburete el cual estaba mal colocado…¡si las cosas estuvieran mejor puestas, no se habría caído! En fin…por si fuera poco, viendo que las teclas se encontraban impolutas (juro, que ese hombre tiene una obsesión con el instrumento…lo cuida como si de una esposa se tratase. Lástima me da Hungría de que tenga que soportarlo tocar a cada jodida hora del día…) abrí con dificultad la cubierta o como se llame eso, le eché agua para poder lavarlo con el trapo…
En ese momento entró Austria, y al verme su cara palideció. Dejó escapar un grito que bien podría asemejarse al de una mujer y se desmayó. Hungría, sorella y el macho patatas vinieron corriendo y le ayudaron a erguirse. Sus rostros eran de puro espanto, más que por lo que hice…por la monumental bronca que vendría más tarde. Y así fue. Una vez recuperado, me encerró en un cuarto rojo de ira y gritó que no saldría de ella hasta que aprendiera a comportarme y limpiarla adecuadamente. Por supuesto, no me siento arrepentido…¡pretendía ayudar, y así es como me lo paga el bastardo! ¡Pues ahora le va a limpiar su madre! ¡Maldición! Además, no me insultó como esperaba…peor, se pasó dos horas de maldita bronca comparándome con mi sorella…no había cosa que me sentara tan mal como eso. Desde tiempos de mi abuelo, había sido comparado una y otra vez, que si en arte, arquitectura, comercio…¿acaso yo me merecía ese trato? Yo no soy inútil…¡Son ellos, que no saben apreciar el GRAN esfuerzo que hago! No, si al final el insoportable prusiano iba a tener razón…lo mejor que me puede pasar es quedarme solo. Suspirando, me tumbo con el propósito de descansar un rato…ignorando el gran desorden a mi alrededor y cierro los ojos abandonándome al sueño.
Pum pum pum
El ruido de pasos acercándose aceleradamente me rompe de mi dulce soñolencia, y gruño frustrado. ¡Ya venía a disculparse! ¡Lo sabía! Pero si piensa que lo voy a perdonar, está muy equivocado…yo, Italia del Sur, no me humillo ante nadie, y menos toleraré este maltrago al que he sido sometido…en cuanto entre por esa puerta le cantaré las cuarenta a ese engreído aristócrata de las nari…
"¡Yo! ¡Encantada de conocerte, Romano~~!
Mi mirada, en vez de chocar con otra violáceos, se topó con unos hermosos ojos esmeraldas, y todo lo que quería decir en ese momento se desvaneció como si nada.
Yo¡ xDD Bueno, esta es la primera historia con varios capítulos que me atrevo a realizar de Hetalia, pero desde una perspectiva diferente. Siempre me había preguntado cómo habría sido la relación entre Italia del Sur y España si este último no hubiera sido un hombre xDDD espero que los siguientes capítulos sean más largos y agradecería muchos las críticas ^^ las cuales aceptaré sean buenas o malas. También estoy abierta a sugerencias¡
Gracias por adelantado 3 Xaoo~~
