Warning: los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Hidekaz.

"Ich liebe dich auch"

Me pregunto…como tuviste el valor y la frialdad suficiente como para pronunciar palabras tan hermosas con tus manos manchadas en sangre. Las mías no están mejor. Con los años, me iba dando cuenta de que la guerra tan solo nos conduciría a un camino por el que solo se llegaba a través de la locura y la muerte. Testigo de ello, la luna se alzaba en lo alto, velando por las almas que jamás encontrarán reposo mientras en el campo de batalla sigan cayendo los cuerpos ya inertes, nadie quien los recoja y otorgue un entierro digno a aquellos que fueron prácticamente obligados a participar.

Luchamos por una causa perdida…tan solo queda el orgullo. Porque nos creemos un pueblo fuerte, y sin embargo sabemos bien que no podemos sostenernos más en pie, que tarde o temprano chocaremos agotados contra el suelo, y no hallaremos quien llore nuestra pérdida. Dime amigo mío, compañero... ¿de dónde sacaremos entonces las fuerzas para seguir combatiendo? ¿Contra qué dirigiremos nuestra furia? ¿A quién nuestras balas eliminaran la ya corta de por sí vida humana?

Y mientras, nuestros ojos mantendrán ese vacío creado con el tiempo, desprovistos de la inocencia y la calidez que en ellos reinaban, y como un arma, la peor de todas, buscarán su próximo objetivo, y dispararán a matar. Al fin y al cabo, depende de nuestra supervivencia que luego el país se mantenga en pie. No nos paramos a pensar en si, el de allá a lo lejos o el más cercano está siendo esperado a otro lado del mar por una amante esposa y varios hijos. No hay lugar para contemplaciones. El lema no cambia, tú u el otro. Aún no me explico cómo el amor tiene cabida entre los gritos ansiosos de venganza, cómo surgió. El sonido de una bomba a lo lejos me alerta, y tu voz se hace eco en el estallido. Antes de que pueda darme cuenta, tus brazos ya me han rodeado con el objetivo de protegerme, como siempre, y rodamos por el suelo. Mi rostro, desfigurado por el miedo, deja salir las lágrimas retenidas con desesperación. Aún seguimos en el suelo, tú cantando en mi oído una nana de tu tierra natal, ocultándome en tu pecho. Y, una vez más, creyéndome dormido, repetirás con una dulzura impropia del aguerrido soldado que conocí…

"Ich liebe dich auch...ich liebe dich auch…mein liebe"