CAPITULO I
UN NUEVO AMANECER
1
-¡Ya se me hizo Tarde!
El grito de Serena Tsukino se escuchó 1 Km a la redonda. Mamá Ikuko suspiró resignada en la cocina…
-Mamá ¿Porqué no me levantaste? –Lloriqueó Serena mientras bajaba corriendo los escalones a la vez de que terminaba de ponerse los zapatos.
-Llamé a tu puerta 10 veces –contestó su madre con paciencia.
-Es tarde… es tarde… - Y así, entre lamentos salió a prisa de su casa.
-Olvidó otra vez su desayuno…
Serena Tsukino corría a toda prisa calle abajo como casi todos los lunes. Era un tipo de maldición, por más que se esforzaba no lograba llegar a tiempo en inicio de semana.
-¡Serena! –Le llamó Mina que corría como ella al portón de la escuela
-¡Qué bien! –Exclamó la joven- ¡El regaño compartido dolerá menos!
Mina asintió y ambas corrieron a su salón.
-Tal vez no nos escuche… -murmuró Mina mientras entraba sigilosamente al salón aprovechando que el profesor escribía en la pizarra dándoles la espalda.
-Es nuestro día de suerte… -murmuró Serena.
Pero justo cuando iban a sentarse:
-Aino, Tsukino, otra vez tarde –les dijo el profesor sin parar de escribir
-¡Profesor Taeda! –Se quejó Mina- ¿Cómo sabe que somos nosotras si ni siquiera nos ha visto?
-Es que sólo ustedes son puntuales para llegar tarde –les dijo con una sonrisa girándose a verlas.
-Lo sentimos… -dijeron ellas apenadas agachando la cabeza.
-Chicas, el semestre acaba de empezar y ustedes ya llegaron al límite de retardos, ¿no creen que estaría bien que al menos un día llegaran a tiempo?
-¡Lo prometemos! –dijeron ambas con energía haciendo saludo militar.
-Sí, sí, cómo todos los lunes… -dijo el profesor con paciencia- Tomen asiento y apunten lo que está en el pizarrón.
-¡Sí profesor! –dijeron en el mismo tono militar y fueron un ejemplo de conducta toda la clase.
El profesor Taeda era así, casi se podría decir que malcriaba a sus alumnos, siempre retando en tono afable, nunca con amenazas ni voz enérgica. Tal vez era por su corta edad; con sólo 32 años era el maestro más joven de la preparatoria Juban, popular entre maestros y alumnos. Atractivo, de cabello castaño claro a media espalda que siempre sujetaba en una coleta, unos anteojos que más que opacar sus ojos oscuros los acentuaban, y ceja que resaltaba la profundidad de su mirada. Era ese conjunto de cualidades físicas y anímicas que, aunque sí un tanto malcriados, todos sus alumnos lo apreciaban mucho y se esforzaban de verdad en su clase.
-Desde mañana pasaremos por ustedes chicas –dijo Amy al momento que el profesor salía del aula- No pueden seguir llegando tarde.
-Pero sí mañana no nos toca literatura –dijeron ellas
-Literatura no es en la única que tienen problemas –les dijo Lita- Y no todos los maestros son tan pacientes y considerados como el profesor Taeda
-Gracias por el cumplido señorita Kino –dijo el profesor a espaldas de Lita
-¡Profesor! -saltó sorprendida
-Lo siento –sonrió él- no quería asustarla, sólo que olvidé unos papeles –tomó algo del escritorio- bueno, aquí están. Que tengan buen día señoritas.
-¡Buen día profesor!
Lita suspiró aun sonrojada…
-Lita… -dijo Serena sintiéndose perspicaz- A ti te gusta el profesor Taeda ¿verdad?
-¡¿Qué? –Exclamó ella- No, no para nada…
-¿Entonces porque estás tan roja? –se burló Serena
-A mí me parece que harían una excelente pareja –Dijo Mina
-¡Claro que no! –Le rebatió Lita- Es mucho más grande que yo.
-¡El Amor no tiene edad! –dijo de manera exagerada Serena
-Además no te lleva tantos años… -dijo Mina
-A ver… -dijo Serena pensativa- Tú tienes 16, y el otro día el dijo que tenía 32, entonces… 2 y 6… eso es…
-16 Serena –le Dijo Amy con paciencia- El profesor Taeda le dobla la edad.
-¡Shhht! –Exclamó Lita al momento que se abalanzaba sobre Amy para taparle la boca- ¡No lo digas tan fuerte!
-Lo siento… -murmuró Amy apenada
Y todas rieron divertidas.
Y Así transcurrían los días en las vidas de esas cuatro jovencitas. Con problemas sencillos y rizas comunes, sin grandes altibajos… o al menos así había sido hasta aquel día. Justo a la hora de la salida Mina se les había perdido y cuando se disponían a cruzar el portón de la preparatoria corría hacia ellas.
-¡Chicas! –Les gritó a la mar de emocionada
-¿Dónde estabas Mina? –preguntó Serena mirándola acusadora- ¿Por qué no me llevaste?
-Tranquila Serena, ¡¿A que no saben de que me he enterado?
-Habla –le ordenó Serena más interesada que las otras dos.
-¡El grupo Three Lights viene a Tokio!
-¡¿Qué? –Exclamaron Amy y Lita.
-Ah… el nuevo grupo ¿no? –preguntó Serena. Al momento sus amigas la fulminaron con la mirada.
-¡No lo digas como si no fuera importante! –La retó Lita.
-Sí Serena, no es cualquier cosa, yo escuché que estaban de gira en Corea –Dijo Amy seriamente
Ahora fueron sus tres amigas quienes miraron con sorpresa a Amy.
-Es que me gusta mucho Taiki… -dijo la chica apenada
-Taiki… -dijeron Lita y Mina asintiendo.
-Pues yo prefiero a Seiya –dijo Mina- Tiene una voz tan linda…
Ahora Lita y Amy asintieron. Serena las miraba sin comprender.
-Pero eso no es lo más importante –prosiguió Mina- Se quedarán aquí un largo tiempo, por lo que he escuchado rumores de que buscaran una escuela para seguir con sus estudios.
-¡Seria un sueño que vinieran a la nuestra! –exclamó Lita
-Pero Mina –dijo Amy- Eso es muy poco realista, hay muchas escuelas en Tokio, y lo más seguro es que busquen una particular.
-¡No si nosotras no hacemos algo antes! –exclamó Mina
-¿Algo como qué Mina…? –Preguntó Lita con precaución. Las ideas de Mina siempre asustaban.
-¡Iremos a recibirlos al aeropuerto! Llegan mañana y al ver que hay muchachas tan guapas en nuestra escuela no dudaran en entrar a la preparatoria Juban. Ya hablé con Rey –dijo sacando su celular- Y está encantada con mi idea.
-Rey ni siquiera está en esta escuela ¬¬ -Dijo Serena
-Eso no importa Serena
-Mina… -La interrumpió Amy con voz precavida- ¿A qué hora llegará el avión?
-Ese es un pequeño problema… -dijo Mina- Llegara a las ocho de la mañana
-¡No pueden faltar a clases! –exclamó Lita
-Sólo será la primera hora y además nos toca clase de cocina ¡Vamos! Ni siquiera Serena va mal en esa clase.
-¡Mina! –Se quejó Serena por el tono en que Mina lo había dicho.
-Además… -prosiguió la joven colocándose a una velocidad sorprendente detrás de Serena y tomándola por los hombros- Es por Serena, ella no los conoce ¿creen que eso es justo?
-¿Por mi? –Preguntó Serena sorprendida- Pero si yo… -Pero no pudo seguir hablando, Mina le tapó la boca.
-¿Qué dices Amy?
-Mina tiene razón… -dijo Lita- no es justo para Serena…
-Tienen razón chicas –Asintió Amy- ¡Por Serena!
-¡Hurra!
2
Al día siguiente…
-¡Serena! –Gritaba Mina afuera de casa de su amiga- ¡Serena apúrate!
-Mina, no somos niñas de primaría –le dijo Amy algo apenada- no es necesario gritar así
-Vamos Amy, no te avergüences –Le dijo Mina como si nada- ¡Sere…! –pero se calló de repente.
-¿Qué sucede? –preguntó Lita
-Nada… -dijo Mina sin estar muy segura- Es sólo que sentí como si ya hubiera pasado esto…
-Ah, un Dejavu –dijo Amy
-Fue extraño… -dijo sacudiendo su cabeza- pero no importa ¡Serena!
-Ya Mina… -dijo Serena con pesar dando un gran bostezo al salir de su casa- Ya no grites…
-¿Por qué tardaste tanto? –se quejó Mina- el avión llegará en dos horas y no seremos las únicas fans esperando
-Ojalá así fueras para la escuela… -le reprendió Amy.
-Eso no importa ahora Amy ¡Apresúrense!
Y las chicas corrieron hasta la avenida principal donde tomaron el primer taxi que pasó. Pero darse prisa había sido inútil… el aeropuerto estaba abarrotado.
-No creí que hubiera tantas chicas… -Dio Lita mirando el tumulto asombrada
-Se los dije…
-Debimos llegar más temprano –dijo Rey mirando con enojo a Serena
-¡Tengo sueño!
-Será inútil Mina –dijo Amy pesarosa- No creo que podamos verlos con tanta gente.
-¡Ah no! –Exclamó poniendo las manos en la cintura- ¡Yo no me voy de aquí sin verlos!
-Lo veo muy difícil Mina… -Dijo Lita
-Demonios… de verdad quería verlos. –Dijo rey mordiéndose el labio de frustración
-¡Nada es imposible para la bella Mina Aino! –dijo Mina con una sonrisa
-Tienes una idea… -dijeron más temerosas que entusiasmadas
-Nos dará el tiempo suficiente para estar en primera fila –sonrió triunfal- ¡No se muevan de aquí!
Y sin más salió corriendo hacia la multitud.
-¡Tengo sueño! –se volvió a quejar Serena.
Amy y lita iban a consolarla cuando, como una estampida, todas las chicas salían corriendo del aeropuerto.
-¡Mina! –exclamaron sabiendo al instante que su amiga tendría que ver con aquello.
-¡Soy un genio! –Dijo Mina dándoles la razón cuando llegó a ellas un momento después- Ahora Apresúrense, no tardaran en darse cuenta de la mentira.
Las cinco muchachas entraron en el aeropuerto y se colocaron justo frente a la sala de arribos.
-Pero ¿qué fue lo que hiciste Mina? –Preguntó Rey
-Sólo hice lo que había que hacer –sonrió Mina alagada.
-¡Mina, Tengo sueño!
Un temblor en el suelo interrumpió la conversación.
-Creo que la mentira ha sido descubierta… –dijo Amy
Un segundo después el aeropuerto estaba lleno de chicas molestas que buscaban a la culpable del falso pitazo, misma chica que ahora tapaba su identidad con unos lentes oscuros provenientes de un lugar desconocido.
-¡Acerquémonos más chicas! –Ordenó Mina al momento que la situación comenzaba a tornarse apretada.
Aquello era una locura, más aun cuando el aviso del arribo del avión se anunció en las bocinas.
-¡Chicas esto no me gusta! –Se quejó Serena sintiéndose empujada por todos lados- ¡Tengo hambre!
-¡Aguanta Serena! –le animaron sus amigas, pero aquello se puso insoportable cuando la puerta de llegadas se abrió.
-¡Yo me voy! –dijo Serena y se marchó entre el montón de gente.
Metiéndose como la humedad logró desafanarse y, como una luz al final del túnel, vio la tienda de bocadillos frente a ella.
-¡Abrieron! –Exclamó contenta- ¡Qué suerte tengo!
Las chicas gritaban como locas pero ella no les prestaba atención, al tener la tienda solo para ella se emocionó y dijo a la anciana que atendía:
-Quiero una rebanada de ese pan, una de ese, unos dulces de esos…
Y con las manos llenas de dulces y una sonrisa en el rostro se alejó de la tienda.
-¡Por fin empieza el día para mí! –se dijo animosa.
Pero apenas un momento después alguien chocó con ella tirando todo al suelo.
-¡Oye! –Se quejó Serena mientras se agachaba a recoger todo- ¿No te enseñaron a no correr en lugares públicos?
Un muchacho alto y delgado, de larga cabellera y gafas oscuras se agachó para ayudarla.
-Lo siento –le dijo- venía distraído.
-Pues deberías tener más cuidado… -dijo Serena recogiendo el último y al levantar el rostro por un instante se quedó sin habla.
"Debe haberme reconocido" Pensó el joven con una sonrisa coqueta, sonrisa que desapareció cuando Serena soltó una risita burlona.
-¿Mucho Sol en el aeropuerto? –dijo al momento que el muchacho caía de su nube de estrella.
-¡¿No sabes quién soy?
-¿Te conozco? –Preguntó Serena contrariada por la pregunta de él.
Él chico sonrió coqueto y se quitó las gafas.
Serena y él se miraron por un momento. Ambos parecían encontrar algo digno de atención en los ojos del otro y por un instante no atinaron a decir nada, hasta que Serena habló.
-Creo que te he visto en algún lado… -dijo Serena con voz trémula. El muchacho la miró fijamente sin entender él mismo el porqué, pero Serena rompió abruptamente el encanto- No, creo que no te conozco –Sonrió en son de disculpa- Tengo mala memoria.
Otra caída de su nube.
-Me siento decepcionado –Dijo él con una sonrisa- Creo que no somos tan famosos como creía- Se colocó las gafas otra vez y dijo poniéndose de pie- ¡Nos vemos luego Bombón!
Bombón… Algo brincó en el corazón de Serena, algo que ignoró fácilmente y le gritó molesta al muchacho que se alejaba.
-¡Me llamó Serena!
-¿A quién le gritas Serena? –preguntó Mina a sus espaldas.
-A un muchacho antipático… -dijo molesta, pero luego miró curiosa a sus amiga- ¿Qué no estaban esperando a ese grupo… tru lis…?
-¡Three Lights Serena! –le reprendieron las cuatro chicas.
-Y los vimos pero… -dijo Mina decepcionada- Al parecer venían cansados del viaje.
-Era de esperarse Mina –le dijo Amy triste- trabajan mucho…
-Lo que es una lástima es que Seiya no haya estado –Se quejó Rey
-Ni que lo digas… -Dijo Lita deprimida.
-Pues… ¡Yo tengo dulces! –les dijo Serena con una sonrisa
3
En el asiento trasero de una limosina que transitaba por las calles de Tokio Yaten Kou se quejaba:
-Estaban histéricas esas chicas, ¡Me han echado a perder mi camisa!
-Son mujeres ¿esperabas otra cosa? –Preguntó Taiki
-¿Compostura es mucho pedir? –Dijo él obteniendo un asentimiento por respuesta- Bah… como sea… quisiera que mis camisas me duraran al menos una semana.
-Seiya ¿estás escuchando?
-Yaten está arto de estrenar camisas –resumió sin apartar la mirada de la ventana
-Tú también lo estarías si no te escabulleras constantemente –le recriminó Yaten.
-Lo siento –dijo con indiferencia.
-No tienes remedió –bufó Yaten.
-Antes de arruinen más el ambiente –dijo Taiki- que les parece si vemos el folleto de escuelas que nos dejó Drake –dijo sacándolo de la bolsa de su saco- 32 preparatorias públicas para escoger.
Seiya sacó se de su bolsillo el carnet de estudiante que prácticamente había robado a la chica que había estado tan preocupada por recoger unos dulces que no notó que había tirado algo más.
-Eso es una tontería –se quejó Yaten- Como si nos sobrará el tiempo, ¿Qué tienen de malo los profesores particulares?
-Yo también extrañaré a Sarah –dijo Taiki tristemente recordando las piernas de la que era su tutora- Pero Drake dice que es lo mejor para nuestra imagen ser vistos como chicos normales.
-Si fuéramos chicos normales no tendríamos 3 discos de diamante- Dijo Yaten molesto y luego miró a Seiya- Di algo Seiya, tu tampoco estabas de acuerdo.
Seiya Miró a sus hermanos por un momento y ellos lo miraron a la expectativa, hasta que por fin habló:
-Sé a qué escuela ingresaremos.
Guardó el carnet de estudiante nuevamente y volvió a perder su mirada en la ventana.
