Hola, he vuelto con un nuevo fic. Espero que les guste. No les quiero adelantar nada de esta historia, solo quiero que sepan que es diferente a todas las que escribí.
En cuanto a mis otros fics, he decidido darle una semana a cada uno. Es decir, que luego de escribir este cap, me pondré a escribir el cap 7 de "Amándote ahora y para siempre"y después escribiré el cap 23 de "16 años después de..".Así que ojalá lo disfruten..
La protagonista, aclaro, soy yo...jejejeje...
DEJEN REVIEWS..
M.O.S
M.O.P
M.O.MDedicado a todas, que somos muggles hasta la última gota de sangre...
Ten cuidado con lo que deseas.
Capítulo 1: Lechuzas voladoras y luna llena.
-Levantate que tenés que ir a la escuela-alguien brama en mi oído, aunque no sé con certeza si había sido un grito o tan solo un pequeño murmullo. A esa hora de la mañana, los sonidos me parecen retumbar en los tímpanos.
-Agg-digo, dando media vuelta en la cama y haciendo oídos sordos a los gritos de mi madre. Me sacuden insistentemente, casi con violencia.
-VAMOS QUE HOY ES EL ÚLTIMO DÍA-ahora sí, eso había sido un grito. Me siento semidormida, aún con los ojos cerrados. Pongo un pie sobre el piso...aunque en realidad no había suelo. Caigo con estrépito, golpeándome la cara. "Maldición". Siempre olvido que duermo en la cama superior. Gateo hasta el ropero.
-ALEJANDRA-bramaron nuevamente. Gruño. Mi madre puede ponerse insoportable cuando no me levanto a tiempo.-Vamos, rápido-
-Pero si apenas son la seis de la mañana-
-Todos los días te levantás a esta misma hora y no te quejás-
-Mamá...-la mujer me empujó dentro del baño.
-Lavate la cara y vení que ya tenés el desayuno-
-Okey-susurro enjuagándome la cara. Me miro al espejo adormilada. Es una suerte que ese día terminen las clases, hasta marzo no tengo que ver a mis compañeros. Mis ojos pardos me asombran desde mi reflejo. Estaban hinchados y enrojecidos. No recuerdo por qué y no sé qué era lo que había provocado esa apariencia. ¿Había llorado, no puedo acordarme. Seguramente. ¿Por qué lo había hecho?. Sé por qué, por desamor. Me siento tan mal y tan sola. Y mucho más si rememoraba a meses pasados. Pero no había sido mi culpa, más bien fue culpa de una de mis "amigas" y de aquel idiota del que yo me había enamorado.
-Apurate que tu hermano ya está listo-me dice mamá desde el otro lado de la puerta. Salgo del baño y me encuentro con Daniel desayunando, aún medio dormido. No me gusta el nombre de mi hermanito..bah, hermanito no, porque el chico tiene catorce años, pero para mí, que ya rondo los dieciocho, aquel chico es todo un bebé. Y no me gusta su nombre porque me recuerda constantemente al joven de dieciséis años que personifica al amor de mi vida. Si, porque no es que estoy enamorada del actor, a pesar de que Daniel Radcliffe sea un bombón, sino del personaje, y yo lo he admitido muchísimas veces.
Luego de desayunar, nos disponemos a ir cada uno a su escuela. Yo ya termino mi segundo año de polimodal (N/A: cuarto año de secundaria) y Daniel, o Danielito como le decimos en la familia, termina noveno para empezar la secundaria al año siguiente. En la parada del colectivo (N/A: o autobús, como ustedes quieran), algo me llama la atención. Un animal parado sobre uno de los postes de luz. Un ave, para ser más exactos.
-Dani..-
-¿Qué?-
-¿Ves lo mismo que yo?-pregunto tomando a mi hermano del brazo y señalando hacia arriba. Ambos miramos.
-Una lechuza-dijo él, observándola absorto.
-¿No te parece raro?-
-¿Que una lechuza ande por acá?-preguntó él con escepticismo-sí...pero no lo tomo como nada del otro mundo-
-Pero...-
-Ale, que una lechuza ande volando y...nos esté mirando no quiere decir nada-
-Lástima..me gustaría que el mundo de Harry estuviera con nosotros-
-Sí...principalmente Lord Voldemort-reímos ante la ocurrencia.
Ya estábamos dentro del colectivo cuando volví a ver a la lechuza, que, extrañamente, vuela cerca de mi ventanilla. Eso es raro, pero no habia que ser supersticioso. No podía ser. Aunque..tal vez. Había pedido un deseo la noche anterior, mientras lloraba. Y recuerdo cada palabra que, semidormida, había dicho en un susurro. "¿Por qué mi vida no puede ser mágica¿por qué no puedo tener amigos como Ron y Hermione¿por qué...por qué ellos no pueden estar acá conmigo?". Esas habían sido mis palabras. Aunque, después de tantos fiascos y desilusiones, no creo en los milagros, ni en deseos cumplidos. No creo en nada. Confío solo en mí misma y en mi sombra. Bueno, también confío en mis dos mejores amigas, Micaela y Natalia. Mis dos únicas amigas. Y ellas saben que mi desconfianza es reciente y que algún día se me pasará. O tal vez no. Y no se culpan, porque ninguna de las dos ha hecho nada para que yo cambiara tanto en tan poco tiempo. Era otra la que se había portado como una víbora y había herido de muerte a la que llamaba su hermana mayor.
Todo por..atorranta. Todo por tener novio y sentirse más que las demás. Le había importado un cuerno los cuatro años de amistad, de valiosa amistad, solo para salir con el chico del cual yo estaba enamorada, y para que el noviazgo le durara, tan solo, dos semanas y media.
Y tirar a la basura semejante amistad por tan poco tiempo. Pensando estas cosas, me digno a bajar del colectivo hacia la estación. Allí algo llama muchísimo mi atención. Lechuzas, por todos lados. Las había pardas y de ojos amarillos, negras de ojos oscuros, grises y de ojos marrones, doradas..pero una, tan solo una, entre todas ellas, llama realmente mi atención. Y era una blanca, de hermosos ojos ambarinos, que me observa atentamente desde un árbol cercano. "Tranquilamente podría ser Hedwig". Sonrío. Que lindo sería encontrarse con Harry. O con Remus. O con Cedric, como seguramente diría Micaela entre babas.
El día fue bastante normal, si contamos como normal que un compañero te persiga con una fibra roja para pintarte la cara, porque vos le pintaste la frente de negro. He aprobado todas las materias y me siento satisfecha y, lo que es mejor, hemos salido dos horas antes de la escuela porque la profesora de inglés había dicho que no nos necesitaba. Es decir, que Micaela y yo estábamos, en ese mismo momento, caminando por las calles de Lanús, lugar donde ambas vivimos. Es un lugar concurrido, hay muchos chicos que salen de sus escuelas revoleando sus libros o arrastrando sus mochilas.
-Vacaciones Avi, vacaciones-me dice Micaela.
Avi soy yo, Alejandra. No me gusta mi nombre, para nada, lo noto demasiado largo y digo que es de vieja. Por eso, me he inventado un apodo. Bah, en realidad aquel apodo me lo habia puesto Natalia, una de mis amigas. Aunque mi madre me haya dicho que me llamo así en honor a la emperatriz rusa Alejandra, aquella que supo ser la madre de Anastasia y la esposa del Zar Nicolás. Absurdas excusas para un nombre tan feo. Cuando niña, yo creía esas estupideces, pero ya no soy pequeñita y no pienso que eso fuese cierto.
-Sí, por suerte, vacaciones, ya no me aguantaba ver a los estúpidos de tercero-digo con sorna-sé que el año entrante va a ser igual de espantoso que éste, pero por lo menos no me va a tomar de sorpresa-
-Acordate que tenemos que ir a ver Las Crónicas de Narnia-
-No leí el libro, menos voy a ver la...-choco ruidosamente contra alguien. No supe quien era, pero lo que sé es que lo despaché entre insultos. La vereda estaba demasiado llena y no supe si fue alguien mayor, un joven o un niño quien me empujó contra una vidriera. Solo veo una extraña túnica larga de color negro, y aspiro el encantador aroma del desconocido. Un chico. Solo un varón podía usar aquel perfume. No veo su rostro. Lo miro durante algunos segundos para ver si se voltea y me mira, pero él solo siguió corriendo. Retomé mi rumbo, mientras Mica me esperaba impaciente, preguntándose qué carajo me pasaba. Le conté el tremendo empujón que recibí y comenzó a reír.
-A mí no me parece gracioso que un tarado me empuje y no me pida perdón-
-A mí tampoco, pero me causa gracia que te moleste tanto-
-Voy a empezar a empujar a la gente a ver si les causa gracia a ellos también- por nuestro lado pasó una joven, que llevaba la misma túnica larga que el chico que me había empujado.
Nos la quedamos mirando absortas. Tiene cabello castaño enmarañado. Es bonita. Está cargada de libros y corre, seguramente persiguiendo al otro joven. La reconozco. Es inconfundible. Nadie más lleva el pelo como aquella chica.
-¿Viste lo mismo que yo?-me pregunta Micaela boquiabierta.
-Sí-
-¿No te resultó conocida?-
-Mmm...puede ser...-digo yo en un susurro.
-AVI POR FAVOR...es obvio que era...-le tapé la boca con las manos, había oído un grito.
Un joven pelirrojo pasaba corriendo por nuestro lado, gritando un nombre. Un nombre extraño y que a ambas, que nos mirábamos asombradas, nos resultó increíblemente conocido.
-Esto es muy raro-dice Micaela-ellos dos...eran muy conocidos-
-No eran conocidos...-digo, intentando parecer convincente. Llegamos a la esquina.
-Si esto no te parece raro, me voy a ver obligada a internarte-me dice. En la cuadra de enfrente, mirándonos, hay varias personas con largas túnicas.
-No conozco a nadie-digo observándolos detenidamente.
-Yo tampoco-
La mayoría de las personas en frente son hombres. Uno de ellos, de cabello castaño claro, llama mi atención. Es guapo y alto, y tiene un par de canas en el pelo. Su túnica es verde y está raída en uno y otro lado. Sonríe mientras nos mira. Y algo extraño surge dentro de mí, como si a ese hombre apuesto lo conociera de algún lugar.
-Nos miran muy fijo..¿no?-me dice Mica con cierto tono temeroso en su voz.
-No...solo nos parece-no sé por qué digo eso si coincido totalmente con mi amiga. Nos miran demasiado atentamente. Y a mí me molesta que me miren así.
Caminamos hacia la derecha. Volteo de vez en cuando para ver si nos siguen. No, la masa de gente se queda ahí, en la esquina, mirándonos. Escucho un ruido sobre mi cabeza. Miro hacia arriba. Una lechuza, la misma lechuza blanca de ojos color ámbar, nos persigue, volando sobre nosotras. Esto ya es el colmo.
-Una lechuza nos persigue...te la podés llevar a tu casa, yo tengo demasiadas mascotas-digo riendo.
-¿Lechuzas?-me pregunta-¿dónde?-señalo sobre nuestras cabezas. Y ahí está el ave blanca.-Se habrán escapado de..-
-¿Escapado de dónde?-pregunto-en el zoológico no hay lechuzas...no hay acá, de última habrá buhos, pero no lechuzas..no son animales autóctonos-
Llegué a casa un poco más tarde de lo habitual. Estoy aturdida y todavía puedo acordarme de la cara del hombre de cabello entrecano que sonreía desde la esquina. Estoy confusa también, ya que una lechuza parda me persiguió hasta mi casa, volando junto a la ventanilla del colectivo, observándome.
Le di las razones a mamá y me dispuse a darme un baño. Al salir, fui directamente a mi cuarto. Me siento en mi cama. No puede ser.
Lechuzas, gente rara con túnica. Algo está pasando, y tanto Mica como yo nos hemos dado cuenta de que esas personas no son normales. Tanto ella como yo, que somos muggles de nacimiento, y fanáticas de la saga de Harry Potter, supimos enseguida que aquellos hombres y aquellas mujeres que nos miraban fijo no estaban ahí por un carnaval o un desfile.
Aunque, pensándolo mejor, no puede ser cierto. Ellos están en libros y en películas. O de última en pósters, como aquel que tengo yo pegado junto a mi espejo, en el cual Harry, o más bien Dan Radcliffe, me observa empuñando la varita. Tras él, Emma Watson, Rupert Grint, Robert Pattinson, Clémence Poésy y Stanislav Ianevsky. Lo miro detenidamente. Si tan solo todos ellos existiesen, las cosas para mí serían distintas. Muy distintas. Miro por la ventana. Ya es de noche. Miro al cielo. Luna llena. Recuerdo a uno de mis personajes favoritos. El mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, el más encantador. Remus Lupin. Siempre me pasa lo mismo cada vez que hay luna llena, es como si una extraña conexión existiese entre los personajes de Rowling y yo. Apoyo mi cabeza contra la ventana. Cierro los ojos. Algo extraño siento. Un viento, en realidad una brisa que me mece el cabello. Pero era una brisa caliente. Más bien parecía el aliento de alguien. Abro los ojos.
Un ser¿o un animal? me miraba desde el patio delantero de mi casa, escondido entre las ramas del árbol que tapa mi ventana. Nos miramos durante segundos, intentando adivinar qué era aquella criatura. Tiene ojos amarillos, hocico alargado y es sumamente delgado.
Pero algo en él me resulta conocido, como si ya lo hubiese visto en alguna parte. De pronto, el ser aulló. Y ahí me doy cuenta de todo. UN LICÁNTROPO. Ese ser que ahora intenta morderme es un licántropo. Menos mal que mi ventana tiene rejas y mosquitero. Lo miro fijamente, intentando adivinar quién es. Si es un licántropo, bajo toda esa maraña de pelos debe haber un hombre. ¿No?.
Papá sale al patio delantero al oír el aullido, para poder ver qué cosa es lo que rasguña mi ventana. Miro nuevamente. El licántropo se fue, desapareció. Y yo me quedo desilusionada, porque todavía quiero saber quién es.
-NO LE HAGAS NADA-le grito desde mi puesto junto a la ventana.
-Pero qué le voy a hacer si desapareció-me dice-¿viste lo que era?-me quedo pensativa unos segundos. ¿Cómo se tomaría mi papá si yo le digo que lo que atacó mi ventana era un licántropo?. Me tomaría por loca y me encerraría en el Moyano.
-Era un perro- un perro muy grande. Jejeje.
-¿Un perro?-
-Sip-
Se encoge de hombros, pensativo, y sale de mi cuarto. ¿Qué hacer?. No puedo salir a ver si todavía está ahí. Por lo que decido llamar a Mica y contarle. Ella quizás me crea. Tomo rápidamente el tubo del teléfono y marco el número.
-Hola Flo, pasame con tu hermana-segundos después, Micaela me atiende.
-Mica, escuchá-digo-¿te acordás de la gente con túnica que vimos en la estación?-
-Sí..¿qué pasa con ellos?-
-Escuchame-le digo-hace un rato, tan solo un par de segundos, un licántropo atacó mi
ventana- se hace un silencio.
-¿Me estás cargando?-
-No Mica, por favor-
-Avi, es absurdo...los licántropos no existen-
-Eso mismo pensaba yo hasta unos segundos-
-Avi..basta, te estás volviendo loca-
-Mica..era un licántropo-insisto yo.
-Basta Avi-dice-dejate de joder-
-No estoy jodiendo-
-Mirá..parecés muy convencida- me dice segundos después-pero me resulta raro...los..los licántropos no existen, los hipogrifos tampoco...nada de eso con lo que soñás-
-Yo no sueño con licántropos- digo con sarcasmo-yo solo creo en lo que veo, Mica, si vos lo hubieras visto...-
-¿Quién crees que era?-
-Ojalá sea Remus-digo con voz soñadora.
-Por favor, no puedo creer que te guste..-dice asqueada-no es lindo-
-No es lindo el actor, pero Remus debe ser precioso-digo-Rowling no puede desilusionarnos tanto-oigo que las hojas del árbol se mueven. Miro con indecisión. Una sombra se refleja contra la ventana.-hay alguien junto al árbol Mica-noto que ella retiene la respiración, al igual que yo. Apago la luz, para poder ver mejor a la persona o el ser que respira entrecortadamente.-Es él Mica, es él-
-¿Remus?-
-Sí, el licántropo-digo.
-¿No estás asustada?-me pregunta-yo que vos me escondería debajo de la cama-
-Tengo el presentimiento de que es Remus, es por eso que no le tengo miedo-
-AVI ES UN LICÁNTROPO-
-Vos dijiste que no existen-digo con astucia. Micaela se queda unos segundos en silencio.
-Lo estoy dudando-me dice-pero hasta que no lo vea no lo voy a creer-
El ser se mueve, rasguña mi ventana. No sé si puede verme. Veo sus inmensos ojos amarillos. Ojos de bestia. Su hocico olfatea. Siento un escalofrío cuando veo que me está observando.
-Me está mirando Mica-
-Salí de ahí-me dice-no esperes a que entre y te coma-
-Tenés razón-digo-pero no puedo dejar que se quede ahí y le hagan algo-
-Avi, no le van a hacer nada-dice riendo-en todo caso, él va a encargarse de lastimar a los demás-
-No digas eso de Remus-digo enojado.
-No sabes si es Remus..¿y si es Fenrir Greyback?-me pregunta-te acordás de aquel licántropo-
-Pero no parece...-
-¿Se puede diferenciar un licántropo de otro?-me pregunta-no sabemos, yo creo que todos son iguales y se parecen-
-Yo creo lo contrario-le digo-para mí, los licántropos, así como los animagos, deben tener distinciones-
-¿Decís que..pueden tener características individuales como las personas?-
-Yo creo que sí-el ser rasguña con más insistencia. Muerde, olfatea, me mira, vuelve a morder. No tengo miedo. Siento, muy en el fondo, que es Remus, el encantador Remus.
Siento que algo roza mis piernas. Miro al suelo. Mi gata Lorna se restrega contra mis pantalones. Al oír el ruido de la ventana, mira con sus ojos amarillos al animal que rasguña insistentemente. Se eriza y muestra los dientes. La escuchó gruñir, en realidad no gruñe porque es un gato, pero oigo que hace un ruido extraño y sé que lo hace porque está alerta o enojada. Se acerca con cuidado a la ventana. Noto que el licántropo no se da cuenta. Mi gata se lanza contra el mosquitero, asustando al animal, que gruñe y muestra los dientes. Éste también se lanza contra la ventana, pero lo máximo que puede hacer es dejar hoyos en el mosquitero, sin ni siquiera tocar a Lorna.
-¿Qué pasa Avi?-pregunta Micaela.
-Lorna se está peleando con Remus-
-No sabes si es Remus-
-Yo sé que es Remus-digo. Escucho que papá abre la puerta-mi viejo está saliendo a la calle-
-DECILE QUE NO SALGA-
-PAPÁAAAAAAA-
-¿Qué Ale?-me pregunta.
-No salgas-
-Tengo que ir a buscar a tu hermana-me dice-¿por qué?-
-El perro..el perro está junto al árbol-
-Es solo un perro Ale-
-Papá, no...-mi gata vuelve a mi lado y se sienta. Me mira. Miro a la ventana. El licántropo se había ido nuevamente.-Se fue-
-¿Se fue?-
-ES REMUS ES REMUS-digo yo contenta.
-¿Cómo sabes?-
-Si fuera Greyback mi papá ya habría sido su cena-Micaela se queda en silencio.
-En eso...tenés razón-dice. Se queda en silencio unos segundos-Avi, yo tengo algo que confesar-
-¿Qué pasa?-
-No lo vi raro hasta que me dijiste lo del hombre lobo-dice. Siento su respiración entrecortada-cuando llegué a mi casa, un gato rayado me miraba desde la pared del vecino-
-¿Y eso?-
-Que me parece muy conocido-
-¿Te parece muy conocido un gato?-pregunto escéptica.
-Sí..tengo el presentimiento que es McGonagall-me quedo en silencio. Ambas pensamos en los sucesos extraños.
-¿No te persiguió ninguna lechuza?-pregunto de repente.
-Sí, era negra y tenía ojos color miel-dice. Su voz tiembla.-¿qué pasó con la lechuza blanca?-
-No sé, tenía la esperanza de que te siguiera a tu casa-
-¿Será Hedwig?-
-Ojalá-digo mientras sonrío-ojalá Mica..porque si Hedwig está..eso quiere decir que Harry también-suspiro-Mica, te dejo-le digo.
-Chau Avi, cuidate-y cortamos.
Respiro hondamente. Que raro lo que está pasando. No...no puede haber un licántropo fuera. Pero...¿por qué intentaba entrar?. No creo que quiera comerme, porque si tuviera hambre, se habría devorado a mi papá. Miro el reloj sobre el escritorio. Ya son las once. Es hora de ir a dormir, para sacarme el cansancio de nueve meses de clase. Aunque en una noche no voy a poder. Me acuesto en mi cama, luego de desvestirme y ponerme el camisón. Ojalá... ojalá aquel licántropo sea Remus y Harry aparezca y me hagan feliz. Me gustaría ser Nymphadora Tonks, usar cabello rosa, salir con Remus y llevarme por delante el paragüero de Grimmauld Place..o ser Ginny Weasley, tener seis hermanos mayores y salir con el hermoso Potter..o de última ser Hermione, saberme todo de memoria y ser amiga de Harry. Me encantaría poder hechizar a todos aquellos que me hicieron sufrir, a todos esos que me subestimaron y me creyeron estúpida. Tengo sueño.
No sé cuánto tiempo dormí, pero sé que algo está sobre mi cabeza. Abro los ojos.
-AHHHHHHHHHHH-grito. El ser se pega contra la pared.
-Señorita, lo siento-hace una reverencia. Tiene ojos verdes, grandes, iguales que dos pelotas de tenis. Sus orejas son inmensas y tiene cara de murciélago. Lo conozco.
-¿Dobby?-pregunto yo, sin poder creerlo. Lo pellizco.
-Au, señorita, sí, soy Dobby-hace una nueva reverencia. Baja de la cama de un salto. Me mira desde el suelo.-Acompáñeme-camina hasta la entrada. Salgo de mi cama con cierto sopor en el pecho.
Miro a mi hermana. Aún duerme. No lo puedo creer, después del grito que pegué, no entiendo cómo sigue durmiendo plácidamente. Miro hacia la oscuridad. No veo a Dobby.
Camino despacio hacia el comedor. No veo nada. La calle está a oscuras, porque si hubiese luz podría ver, aunque sea, alguna silueta.
-Quieta donde estás-dice una voz en el mismo instante en que cruzo el umbral de la puerta.
No conozco al que me está hablando.
-¿Quiénes son?-pregunto asustada. Sigo sin ver nada y temo por mi vida.
-Las preguntas las haremos nosotros-dice una segunda voz.
-No sean así, la están asustando-es una chica la que habla. Oigo un ruido de platos que se caen.
-¿Qué sucede?-pregunta una cuarta voz.
-Se me escaparon de las manos los platos-oigo que alguien suspira.
-Reparo-
-Ustedes..ustedes son magos-
-Sí y no somos magos ordinarios-dice una quinta voz, la voz de un joven. Es masculina y se nota que su dueño debe tener, por lo menos, menos de veinte años.
-Lumos-
Miro al joven frente a mí, boquiabierta. Estamos rodeados de personas, los cuales tienen..tienen sus varitas levantadas y túnicas largas y oscuras. Siento que voy a desmayarme. El joven frente a mí me sonríe. Lo conozco. Los demás, a nuestro alrededor nos miran. Veo expresiones conocidas. Miro al chico otra vez.
-Yo te conozco-digo con voz desmayada-sos...-
