OPUESTOS

by: Harlett
# 28

Jitomatazos, abucheos, intento de linchamiento y amenazas con armas punzo cortantes. Al final del capítulo, por favor.

Si, al fin me vi contagiada por la demencia de Mukuro y ha cobrado forma en esto.
Pero la verdad sea dicha, los opuestos se atraen y estos dos aunque ni el Hola se han dicho, lo son bastante. Could it work?

Si así fuera, en algún mundo paralelo gobernado por el maniático de los malvaviscos, sería así, quizás.

Y aún así sería en base al 6996. Sé que Yamamoto es genial y no se merece esto… Pero no me quería quedar con la duda.

Hablando de Cracks.

Nota/Disclaimer/Negación/Aviso/etc…: Katekyo Hitman REBORNy Cía. no me pertenecen, son propiedad de Amano Akira. Esto es por mero entretenimiento sin fines de lucro.


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He leído en alguna parte que para amarse hay que tener principios semejantes, con gustos opuestos.

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°O°O° M. M. °O°O°

Ella supo que sería una batalla perdida, aún antes de empezar a jugar en serio, el tratar de ganarle a Chrome la atención por Mukuro-chan.

Lo supo en cuanto vio los sentimientos reflejados en la cara del ilusionista a través del cristal de aquella ventana en el pasillo.

En esa habitación de hospital, alejada del barullo y reservada especial para su inquilina, postrada en la inmaculada cama blanca.

Chrome yacía acostada en esta cama desde hacía dos semanas y sin señales de despertar pronto. Mukuro se encontraba a su lado, de pie, contemplándola como una estatua porque no podía hacer nada por ella.

La francesa podía jurar que jamás había visto ese semblante en Mukuro: la consternación, la molestia, la incertidumbre, enfado… Por no ser dueño de la situación, en algo que se iba de sus manos. Todas esas emociones mezcladas en sus ojos, la mandíbula rígida y la costumbre de acariciar el dorso de la mano de Nagi como un hábito para darse fuerzas.

No se sabía si Chrome despertaría algún día, si ella quisiera despertar algún día…

Ni siquiera Sawada Tsunayoshi tenía el valor de ser honesto y decirle lo que su Hyper Intuición le indicaba.

Como siempre, en un loco e impulsivo intento por proteger a su Familia, por darle otra oportunidad a Mukuro de reivindicarse en el proceso, Chrome se había arriesgado más de la cuenta en un afán de frenar a su salvador y sus amigos, se volver a pelear.

M. M. cerró los ojos, algo aturdida ante el recuerdo. Había sido algo desagradable el sentirse tan apartada e inútil ante la situación.

Chrome en sí era una causa perdida. Por eso la desesperaba tanto. Suspiro cansinamente. Volvió a posar su atención en el joven peliazul, esto era morboso, pero ella encontraba interesante verlo reaccionar ante esta penuria y disfrutar del abanico de emociones que él hacía uso ahora.

De pronto vio su ceño ligeramente fruncido, una pequeña mueca socarrona y burlona apareció en su cara. Aparentemente Mukuro también acababa de recordar ese vivido momento y ahora contemplaba frente a sí el triste resultado. No necesitaba la pelirroja estar a su lado para sentir el aire de molestia que emanaba del chico al ver frustrado sus planes otra vez y ese velo que opacaba el brillo de sus ojos, una vieja sombra de lo que era su mirada sagaz y maliciosa, como se perdía en el blancor de las sabanas y se disipaba en la palidez de la piel de ella.

Ella pensó que había sido suficiente fisgoneo, ya asqueada de tanto desglose de emociones que no le sentaban a la gloriosa imagen que tenía en mente de Mukuro que decidió marcharse. Sin embargo se quedo clavada en su lugar cuando vio como él dulcemente le acomodaba un mechón de cabello tras la oreja a su Bella Durmiente; pudo distinguir entonces ese extraño brillo en sus ojos heterocromaticos. Genuina consternación, inseguridad y lo más cercano a la culpa: remordimiento… preocupación…. ¿Por qué no? Incluso miedo…

Miedo que esta fuera la última vez que cometiera una estupidez y no estuviera Nagi para detenerlo.

Miedo que esos ojos no abrieran nunca.

Miedo que ella lo hiciera, pero su mirada nunca volviera a posarse en él con ese tinte de adoración e indulgencia.

Miedo a otro mañana sin ella.

Y entonces M. M. tuvo miedo, de que nadie, nunca la fuese a contemplar de esa manera como él lo hacía con Chrome.

Bufó y se regaño mentalmente.

¿Quién podría sentir algo tan pueril y débil como eso por ella?

Ahora sería ella quién pagaría por ver eso y conocer al pobre diablo que fuera lo suficientemente estúpido como para enamorarse en verdad, por alguien como ella.

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Si ha llegado hasta aquí, gracias.

¿Quejas, comentarios... traumas?

Bye.