- Título: Entre tú y el mar: mis dos grandes amores.

- Autor: Babi Cullen

Disclaimer: Twilight y todas sus referencias no me pertenece, son de la escritora del best-seller, Stephanie Meyer.

- Algo que deben saber:

1.- Esta historia es de mi completa autoría, aunque no los personajes de la saga.

2.- Escribo solo porque me gusta. No soy una experta y puede que tenga muchos errores, pero trato de hacer lo que se puede.

3.- Espero que a ustedes también les guste.

ENJOY!

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El sol pegaba con fuerza en las costas de Seattle y el club de yates "Corinthian" ya comenzaba a cerrar sus puertas.

A lo lejos se veía a dos padres buscando a sus pequeños hijos, Emmett de 10 años y Edward de 7 años. Los dos niños eran bastante inquietos, pero nada fuera de lo normal considerando las edades que tenían.

— ¡Emmett! — llamó el rubio a su hijo que se encontraba en la orilla del puerto, mirando el horizonte. El niño se volteó a verlo y salió corriendo hacia su padre para abrazarse a sus piernas

— ¿Dónde está tu hermanito, mi niño? — le preguntó Esme a su hijo mayor no encontrando a Edward por ningún lado

— No lo sé, mami. Estaba a mi lado hace un rato, pero luego desapareció— le respondió encogiéndose de hombros como si no fuera la gran cosa mientras que el miedo de Esme empezó a crecer ¿Y si le había pasado algo a su hijo menor?

Miles de posibilidades comenzaron a pasarse por su cabeza dando rienda suelta a su imaginación manejada por el miedo. Carlisle le decía que se calmara, que de seguro estaba por algún yate jugando a los piratas como siempre lo hacía.

Comenzaron a caminar por el lugar llamando a su niño cuando vieron a un gran grupo de personas reunidas en la orilla de un puerto, gritando y hablando desaforadamente. Los dos se acercaron corriendo con su hijo mayor de la mano para saber qué era lo que estaba ocurriendo.

Al llegar se dieron cuenta que todo el mundo miraba hacia el agua y murmuraba cosas como "Se tarda demasiado", "¿Nadie irá a sacarlo?" y "A lo mejor se ahogó". Eso aumentó el miedo de sus padres.

— ¿Qué fue lo que ocurrió? — le preguntó Carlisle a una mujer que había en el lugar

— Un niño pequeño se tiró al agua y no ha salido en un rato— le respondió

— ¿Cómo era? ¿Cómo iba vestido? — inquirió nuevamente, temiendo lo peor

— Tenía el cabello castaño claro y estaba vestido con una bermuda de jean y una camiseta verde

— ¡Edward! ¡Edward! — comenzó a gritar Esme hacia el agua sintiendo que su hijo estaba allá abajo, en el agua. Él estaba vestido así, lo había cambiado hace poco de ropa después de pasar todo el día en el agua.

— Tranquila Esme, que de seguro no es él— trató de convencerla Carlisle, pero él también tenía miedo.

Comenzó a sacarse los zapatos y el reloj para lanzarse al agua y sacar al niño al ver que nadie se movía, nadie reaccionaba.

Justo cuando se iba a lanzar una cobriza cabellera salió del agua, estilando a más no poder y con una gran sonrisa en el rostro de aquel pequeño de piel blanca y profundos ojos verdes.

— ¡Lo logré, Vladimir! ¡Lo logré! — gritaba emocionado a un hombre que estaba arriba de un yate, mirando con atención al niño— ¡Me debes 10 dólares!

— El trato no era ese, pequeño— le dijo el hombre de avanzada edad y el pequeño sacó un pez desde el agua que se movía con fuerza en su mano, a punto de soltarse— Ahora si ganaste, pequeño.

— ¡Edward Anthony! — gritó Carlisle haciendo estremecerse al pequeño niño que aún permanecía en el agua.

Toda la multitud comenzó a alejarse mientras el niño nadaba hacia la orilla del puerto para salir del agua, sabiendo que se le vendría una regañina muy fuerte por parte de su padre. El solo lo llamaba por su nombre completo cuando estaba molesto.

Esme permanecía alejada, soltando lágrimas de felicidad y alivio al saber que su hijo estaba bien. Carlisle, por otra parte, también estaba aliviado pero molesto por la actitud temeraria de su pequeño.

Una vez que el niño estuvo fuera del agua, se acercó cabizbajo hacia su padre esperando la regañina que le darían.

— ¡¿Se puede saber qué es lo que estabas haciendo?! ¡¿En que estabas pensando?! — le gritó Carlisle

— Yo… sólo…— iba a responder el niño, pero no encontraba las palabras— Hice una apuesta con Vladimir y la gané

— ¡¿Y tú no sabes el miedo que nos has hecho pasar a tu madre y a mí?! ¡Además te dije que no te metieras al agua porque ya nos iríamos y está oscureciendo! — volvió a gritarle Carlisle, haciendo que su hijo comenzara a derramar las primeras lágrimas— ¡Vas a estar castigado la última semana de vacaciones sin salir de casa!

— Pero papá… — iba a replicar

— ¡Pero nada, Edward! ¡Ya hablé! — le dijo muy molesto y decidido— Ahora vamos a que te cambies antes de que enfermes— lo tomó del hombro para encaminarlo hacia el auto donde tenían los bolsos ya guardados

— ¡Chico! — llamaron a Edward a sus espaldas y este se volteó. Era Vladimir— Tus diez dólares

El hombre se acercó a su lado y le tendió el billete, el cual el niño tomó con tristeza. En este momento deseaba no haber aceptado el reto, pero al menos había descubierto un nuevo mundo maravilloso. Todos esos peces, animalitos y demases que vivían en el agua eran maravillosos, coloridos y muy divertidos… Le encantaba.

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¡Hello everybody! ¿Cómo están? Aquí les traigo la nueva historia que les había prometido hace unas semanas atrás.

Título: Tú y el mar, mis dos grandes amores. Ya con el tiempo irán viendo el porqué del título y espero les vaya gustando con cada capítulo.

Como les dije hace unas semanas, este lunes 27 comienzo mi último año de universidad (internado) y estaré haciendo turnos de 12 horas en un hospital, así que puede que haya días domingo que se me complique actualizar, pero en algún momento de la semana lo haré. Así que no desesperen y solo ténganme paciencia.

Como en cada una de mis historias, tengo que agradecerle enormemente a mi amiguita Jennifer. Ella es la que siempre me impulsa a salir adelante y me ayuda cuando tengo un bloqueo. Gracias amiga, te adoro demasiado.

Bueno gente, creo que es todo por esta semana.

Nos vemos la que viene.

Besos.

Babi Cullen