Hasta los países más fuertes se derrumban.

Llevaba años tratando de limpiar el depósito de mi casa, pero siempre los recuerdos me invadían. El polvo estaba en todos los rincones, los estantes llenos y el espacio libre era escaso, me adentre entre las cosas y encontré un pequeño soldadito, un juguete hecho a mano de madera, está ahí tirado cual basura, en cuanto lo recogí recordé a quien me lo había regalado con tanto amor y cariños hecho con sus propias manos, él ni si quiera esperaba nada de mi sin embargo le arroje como desecho y me fui de su cobijo. Busque entre las cosas a la caja que contenía a los demás soldaditos pues había sido un juego de mesa, cuando al fin di con el estire mi mano para alcanzarlo y desempolve la tapa fue entonces cuando al quitarla vi a todos los juguetes, cada soldado tenía su propio e inconfundible rostro cual humanos, eran diversos los inspeccione y saque la caja del desván, fue entonces cuando recibí una llamada. Corrí a alcanzar el teléfono, deje el juego en una mesa y atendí al llamado.

-Hola casa de América!-.

-Buenas tardes América soy el jefe de relaciones internacionales de su país, queríamos informarle que Gran Bretaña a decido romper relaciones económicas con nuestro país y todos los demás-.

-Pero que dices eso es una locura-.

-Lo sé pero al parecer prefiere aislarse-.

Colgué el teléfono, esto no era normal pero tenía cosas más importantes que hacer, volví al juego y fue entonces que con la luz que había note un pequeño hueco en una de las partes del tablero de juego, busque en mi bolsillo y con una navaja suiza saque la pieza, entonces fue cuando me di cuenta que todos estas décadas en ese peque cuadro de madera había estado un mensaje que habías escrito para mí.

"Querido América:

Hacía ya mucho tiempo que en mi hogar nublado los sentimientos que tenia nunca afloraron, quedando guardados en la inmensidad de cada nube que cubría el cielo de mi territorio gris.

Cada vez que veía tus ojos veía esperanza, eras tú a quien le describía mi corazón y protegía con mi espada, ahora que leas esto serás un adulto que tal vez me odie. No te culpo, fui yo quien te dejo con tanta libertad que se asemejo aun abandono, pero siempre estaré para ti esperando, solo para ti aunque tú no sepas que yo siempre te ame".

La lagrimas contenidas hace dos siglos cayeron, ¡Por dios! Que había estado pensando dejando todo así nada mas, jamás te explique nada y tu simplemente ya no pudiste esperar.

Corrí, corrí para alcanzarte, aunque no hubiera visto antes la carta no tenia perdón, nunca te devolví ni un te amo de los que tú me dabas aun con tu sonrisa que ya es más que una recuerdo que no recuperare. Cuando al fin llegue a tus costas me lance del barco, corrí a verte, pero tu ni si quiera me esperabas, ya te habías olvidado de que me esperabas, la monótona vida de carcomió y a mí el orgullo que trago entero. Cerca estaba de ti, a un paso de tocar tu puerta cuando tú saliste casualmente sin que tocara, me viste sorprendido y molesto.

-No pienso explicarte el porqué rompí relaciones de comercio contigo-. Dijo secamente mientras caminaba a un lado mío.

Te abrase. –Perdón por llegar tantas décadas tarde, nunca pensé en ti, no te culpes fui yo quien no aprendió nada de ti.-

El solo me miraba con cara de sorpresa, luego por fin correspondió a mi abrazo

-Te amo también-. El dejo una lágrima caer y sonrió como en mis recuerdos que ahora podía presumir eran realidad.