My Chemical Romance.
Los vampiros nunca te harán daño…
Capítulo 1.
Hola, pues no soy asidua a escribir esta clase de historia, pero me he inspirado en esta banda tan genial… Quizá hayan quienes les saque de onda, pero no me voy a quedar con las ganas. Tuve en sueño raro hace tiempo y quiero compartirlo con ustedes. Así que lo he convertido en fic que claro debo completar con mi imaginación, no lo soñé todo. Vampiros al por mayor, nada parecido a Twilight. Pues los dejo con este capi, ojala les guste, en especial a P.Y.Z.K. quien es una ferviente admiradora, es una verdadera killjoy. Va por ti, my friend.
My Chemical romance: Recomiendo que escuchen I'm Not Okay para este episodio.
El sol aparece tras la cortina de la ventana de mi recamara. Anoche no pude dormir ansiosa, sabía que dentro de pocas horas iría a mi primer día de escuela, en el nuevo semestre de la preparatoria. Ya había pasado un largo verano esperando ver de nuevo a mis amigos, mis compañeros, conocer a los nuevos maestros… Toda una nueva odisea. Me levanto con algo de tedio y me meto a la regadera. Espero que el agua esté a una temperatura ideal e inicio mi ducha.
Al terminar, voy a mi cuarto y escojo un atuendo adecuado. Sé que a casi nadie le va a importar, solo a mí. En fin. Bajo al comedor. Ahí se encuentran mis padres. Papá y mamá, como de costumbre, tomando su vital líquido rojo. No aparentan tener más de 30 años, y llevan unos 40 de matrimonio. ¿Cómo es posible esto? Preguntaran ustedes. Pues mi querida familia es un clan de vampiros.
Se los explico.
En nuestra especie, todos los vampiros nacen de un abuelo y abuela, los cuales son los iniciadores del clan. Ellos procrean los hijos que desean, pero estos no llegan a ser vampiros hasta que llega el rito de iniciación. En este rito terminas por ser transformado en vampiro, si eres hombre, te transforma la abuela, si eres mujer pues transforma el abuelo. La edad para el rito es a los 18 años. Los hijos de los abuelos posteriormente tiene a sus hijos, y éstos son transformados por los abuelos, nadie, ni sus padres pueden hacerlo.
No sé todavía del rito, aun falta tiempo, tengo 17 años. Hay unos 20 clanes más de vampiros alrededor del mundo, todos con sus respectivos iniciadores, los cuales parecen jóvenes de universidad, pero ya poseen unos miles de años de existencia. Y en mi clan yo soy la única que falta por ser convertida. La idea no me gusta, yo deseo ser humana por el resto de mis días, llegar a ser vocalista de una banda de rock, viajar por el mundo…
Pero mis padres insisten en que debo de ser una vampiro como ellos… Me preparo un sándwich, arreglo mi mochila y espero a que el bus escolar llegue pronto. No es fácil vivir con padres que no aparentan su edad.
-Hija, espero que tengas un buen dia. Hace un terrible sol, hoy…
-Si, mamá, gracias.
Pues los vampiros de mi familia pueden salir al sol gracias a unas piedras ancestrales que los primeros vampiros encontraron hace miles de años. Son una especie de rubí, el cual es incrustado en algún brazalete, un anillo o un collar, lo que te de el abuelo el día de tu transformación. El rubí aleja los rayos del sol, por eso se conservan blancos y sin quemarse. Debido a esto, mis padres cambian constantemente de trabajo, de casa y de nombre, todo para que no noten que no envejecen.
El bus llega, papá debe ir a trabajar como cualquier humano y yo al colegio. Me despido de ellos y subo al camión. Otra vez mis traumas. Las miradas acosadoras, los gestos patéticos de "No te sientes aquí", no falta aquel que te meta el pie para que te caigas… Soy fan del rock, metal, algo gótica. Pero no he logrado que se me acepte tal cual soy. Al final del bus encuentro un sitio vacio, hasta al último como siempre.
Abrazo mi mochila, tratando de ver por la ventana. Detesto el transporte escolar y creo que hoy será la última vez que lo uso. Para la otra me voy a pie. Llego a la escuela, entro al edificio. No es nada del otro mundo. Los profesores saludando a los alumnos, las chicas y chicos en sus grupos, preguntándose mutuamente, ¿Cómo te fue en las vacaciones? Hasta que me topo con una persona que hacía meses que no veía.
-¡Anne!
Al oír que decía su nombre, Anne da la vuelta y me saluda con la mano, mientras sostiene unos libros.
-Hola, Fernanda, ¿Cómo estás? No te conectaste al face como me habías dicho… Te estuve esperando, que mala eres…
-No pues, lo que pasa es que quise estar descansando de tantas cosas, ya sabes… Ni siquiera vi la tv, me desconecté de todo por esos casi tres meses. Pero dime, ¿Cómo te ha ido?
-Pues bien, viajamos en familia a Montreal. Ya sabes, lo mismo de siempre. Tener que convivir con mi fastidioso hermano menor, caminar por las calles de paseo junto a la abuela y sus gases venenosos, y su lengua inmisericorde, ah, y casi lo olvido, los intentos de mamá por ponerme vestidos veraniegos…
-Si, detestable… Pero mira, ya estamos en tercer semestre… Falta poco para que nos graduemos.
-Y que lo digas, odio la escuela.
-Oye, ese que va ahí, ¿Qué no es Roger? Se nota algo, eh ¿Diferente?
-Ah, sí, se metió a un campamento, y mira, si que se ve diferente. Ya no es esa bolita redonda que dejamos de ver antes de las vacaciones, jejejeje…
-Y mira quién habla de ser mala…
-Solo soy honesta.
-Y demás, amiga. Vayamos al salón, no quiero toparme con ciertas gentes. Ya sabes, esas pesadas de Paty y sus amigas las divas.
Si, hasta las chicas tenemos a nuestras fastidiosas enemigas que nos dan bullying… Como las detesto… Desde que nos conocimos en la secundaria no hace otra cosa más que hablar de lo mal que me veo vestida de negro, o mis pantalones ajustados de mezclilla, o porque me pinté mechones rosados o rojos en cabello negro… De todas las tipas del mundo, juro que está es la tía mas pesada de todas.
-Oh, oh, creo que ya te vio…
-Fuck!-Me digo a mi misma.
Paty se acerca a nosotras con su típica bola de lame suelas, mostrando sus prendas nuevas traídas de Paris, o de no sé dónde.
-Hola, Fer… Cuanto tiempo sin ver lo vergonzosa que es tu vida, jajajajaja…
La odio, si pudiera, la mataba…
-Hola, Paty, lo mismo digo…
Se para frente a mí, con sus cabellos rubios brillando bajo la luz del sol que entra por las ventanas. Su vestido color mandarina encaja con el cinturón grueso blanco, y sus zapatilla de tacón igual blancas. Parece una modelo de celulares.
-Vaya, no dejas de juntarte con la miseria de la escuela ¿No?
-Y tú no dejas de sentir que eres la reina de la escuela…
-Claro, porque lo soy… Ya ves lo fácil que fue que Brandon se fijara en mí… No tuvo el valor de despreciarme, nadie lo tiene. Él solo jugó contigo, ¿De verdad creíste que te tomaba en serio? No eres más que una perdedora, una freak…
Si, en el pasado, salí con Brandon. Ese desgraciado me usó, y claro que me sentí ofendida, indignada. Pero supe después que fue una trampa de Paty, todo por hacerme quedar mal. Nunca voy a entender por qué me hace esa clase de cosas…
-¿Freak, eh? Pues prefiero ser una freak, que una zorra como tú…
Los chicos que pasaban a nuestro alrededor se quedaron a escuchar la pequeña plática. Algunos abuchearon por lo bajo, otros diciendo que yo tengo razón, y las amigas de Paty tratando de defenderla.
-¿Zorra? Yo no soy una zorra, querida…
-¿No? Eso no es lo que dicen tus antecedentes, ya sabes, Michael, Ethan, Harvey, Benjamin, Owen, Carl, Max, Oliver, Jeff, Oswald… Saliste con ellos en menos de un año, eso es mucho para una chica normal… Y todos dicen que te besabas con ellos en la primera cita, si no eres zorra, entonces eres una urgida.
-¿Qué dices, fenómeno? A ti nadie te quiere, por lo menos tengo vida social. No hablas más que por envidia, a ver, contesta, ¿Cuántos chicos te han dicho que ha sido un placer besarte? Ninguno, obvio, nadie se atrevería a pegar sus labios a ti…
-¿Y tú que sabes?
-Más de lo que tú crees… Ningún chico en sus cabales aceptaría a una pobre rara, una extraña que viene de una dudosa familia, además, las niñas emo como tú, nunca son felices…
-¡No soy emo, idiota!
Desde la secundaria me llamaba emo por escuchar canciones de grupos melancólicos. Se burlaba de mi rock, de que oía Metallica, AC/DC, Evanescense, Rammstein, Slipknot, Greenday…
-Niégalo. ¿Acaso no es verdad que hace un año trataste de suicidarte, emo?
-¿Qué? ¿Quién te lo dijo…?
Mi mirada cambió. Nadie, salvo Anne lo sabía. Y sé que ella no me habría delatado.
-Por eso usas esos guantes negros, para que no vean las cicatrices en tus muñecas… Trataste de matarte, o tal vez querías sentir dolor… Estás loca…. ¡Jajajajajajajaja!
Su ruin crueldad ante un asunto tan delicado me hizo huir del lugar, en medio de risas y abucheos. Era cierto. Había caído en depresión, y muy horrible. Quise matarme, desaparecer… Pero mis padres me salvaron luego de ir a ver a mis abuelos. Las cicatrices no se borraron ya que soy humana aun. Anne me siguió hasta el aula 222, donde tomaríamos la clase de música. No pude evitar llorar…
-Cálmate, sabes que Paty es una estúpida. Y no sé cómo se enteró de eso… Te juro que no le dije nada…
-Lo sé… Es solo que me hizo recordarlo… Me da vergüenza…
-No debes avergonzarte, ella no puede vivir tranquila, por eso te molesta. Anda, Fer, vayamos al patio, ¿Quieres? Aun faltan 20 minutos para que empiece la primera clase.
-Ok. Vayamos.
El día me pareció una maldita eternidad. A la hora del receso, me encontré con Anne, quien me metió a la fila, muy a pesar de los demás que estaban atrás.
-¿Ya estas mejor?
-Si, Anne, gracias.
-No agradezcas, para eso somos amigas. Pues fíjate que un chico nuevo entró a defenderte justo después de que tú te fuiste.
-¿En serio? ¿Sabes quién es?
-Pues es un chico que va a mi clase. Se llama Gerard. Es alto, delgado, de tez tan blanca como la tuya. Su cabello es largo hasta los hombros y negro. Sus ojos son rojos, y los lleva delineados. Dijo que Paty estaba celosa por que ella no podía ser un alma libre, y por eso encontraba divertido el molestarte.
-Wow… Pues, que bueno, creo…
-Me parece que es de tu familia.
-¿De mi familia, estás segura?
-Dijo que viene de Alemania. Pero habla nuestro idioma muy bien. Si, amiga, parece un vampiro.
-Que yo sepa en Los Ángeles solo vive mi clan, y no conozco ningún Gerard de Alemania. Ay, no… Ay, no…
-¿Qué pasa, Fer?
-Tal vez sea la reunión, aquella que me dijeron mis padres… Dentro de poco tiempo va a haber una guerra entre vampiros y licántropos…
-¿Licántropos? ¿Qué es eso?
-Son los llamados hombres lobo, amos de la noche. Su especie y la nuestra no se llevan bien. De hecho, la última guerra se desató hace 400 años, los lobos esperaron la luna llena de mayo y atacaron aldeas de vampiros. Desde ese momento, los abuelos de los clanes decidieron que debíamos separarnos para poder abarcar más espacio y pelear contra los licántropos, pero por desgracia ellos han roto el tratado de paz.
-Ya de por si es malo que hayan vampiros, sin ofender, como para que ahora hayan hombres lobo… ¡Que miedo! No me gustaría que me comieran en plena noche.
-Por eso debes llevar la pistola con balas de plata que te di. Sé que es algo peligroso, pero un disparo te puede salvar la vida.
-Ah, mira, ahí está Gerard, ¿Verdad que parece vampiro?
-Sí, lo parece, pero no me consta que lo sea. Pero lo que no termino de entender es ¿Por qué me defendió de Paty? No nos conocemos ni nada.
En medio de mis dudas, Anne y yo nos fuimos a sentar a una de las bancas en medio del comedor. Sentí que Gerard no dejaba de vernos, como si nos analizara. No vi que comiera, o que hiciera el esfuerzo siquiera. ¿Y si de verdad era un vampiro?
CONTINUARA…
Pues ojala les guste. Dudas, comentarios, aclaraciones, todo se acepta con respeto. En el próximo capítulo sabremos más sobre Gerard, como son los clanes en sí, y la rivalidad entre vampiros, licántropos y humanos. Luego les doy más detalles.
See ya!
