Capítulo 1: Hora de partir.

Hacía tiempo que House había estado intentando convencer a su jefa de que le diese unas vacaciones. Gracias a algo de peloteo por su parte, Cuddy aceptó, pero el nefrólogo se encontró con un pequeño inconveniente con el que no había contado hasta el momento: Lisa había decidido que, además de House y Cameron, irían Foreman, Chase, Wilson y ella misma. Eso cambiaba un poco el término de "vacaciones románticas A SOLAS" pero pensó que tampoco era tan grave, al fin y al cabo, ¡iba a estar nada más y nada menos que una semana en la playa!

Por fin había llegado la hora de coger el avión para irse a Florida. Entre todos habían hecho una votación para ver a qué ciudad se iban, y casi todos querían ir allí. El vuelo salía a las siete de la mañana, así que Foreman, Chase, Cameron, Cuddy, Wilson y House habían quedado a las cinco en la sala de diagnosis para ir todos juntos al aeropuerto.

Wilson: Solo tenemos mi coche y la moto de House. En mi coche pueden ir cuatro personas y en la moto dos, así que entramos justos. Lo mejor será que Cameron se vaya con House y los demás vengáis conmigo. ¿Os parece bien?

Cuddy: Por mí genial.

House: Anda que no pudiste haber sacado los billetes para más tarde.

Cuddy: Lo siento, eran los únicos que había. A mí tampoco es que me haga mucha ilusión levantarme a las cuatro de la mañana.

Chase: Lleváis todos las maletas, ¿no?

House: ¡Oh, no! ¡Me la he olvidado!

Todos le miran frunciendo el ceño.

House: ¡Era broma!

Cameron ignora totalmente ese lápsus de House y corta el silencio con una pregunta.

Cameron: ¿Y House y yo dónde dejamos la maleta? En el coche de Wilson no caben.

House: No pasa nada, te la cuelgas a la espalda.

Cameron: Greg por Dios, ¿cómo quieres que me cuelgue esa maleta a la espalda?

La inmunóloga señala su maleta y House la mira realmente asustado.

House: ¡Pero si esa maleta debe pesar más que tú! Mira yo lo que he traído.

House levanta una mochila que estaba en el suelo apoyada contra la pared.

Cameron: ¿Te piensas cambiar en algún momento o vas a estar con esa ropa todo el rato?

House: Por supuesto que no, allí tengo toda la ropa.

Cameron: Vamos a estar siete días, ¿tienes dos camisetas y dos pantalones para una semana?

House: Claro que no, en la maleta no llevo ningún pantalón. Además luego puedo comprar algo allí.

Cameron: Claro, ¿y cómo piensas traerlo a la vuelta? ¿Te lo metes en los bolsillos de la chaqueta?

House: Me compro... ¡otra mochila!

Cameron suelta un suspiro.

Wilson: Quizás lo mejor sería pedir un taxi.

House: ¿Y dejar mi moto en el aparcamiento durante una semana? ¡Ni hablar!

Chase: Genial, ¿qué hacemos entonces?

Foreman: En cinco minutos tenemos que estar saliendo si no queremos quedarnos sin viaje.

Wilson: Chase y Foreman pueden llevar atrás la maleta de Cameron.

Chase: ¡Debes estar bromeando! ¿Tú sabes lo que debe pesar?

Cameron: Oye, que no es para tanto, yo la he traído desde casa.

House: No, lo que pasa es que Chase tiene miedo de despeinarse. ¿No te has traído ningún botiquín de emergencias L'oreal?

Chase chasquea la lengua.

Chase: Pss, no. Me la he dejado en casa.

House: Cosas que pasan...

Foreman: Tenemos que salir ya.

Cuddy: Creo que la mejor opción es la que ha dicho Wilson.

Se dirigen todos hacia el aparcamiento y House y Cameron se suben a la moto.

House: Agárrate bien, nena, va a ser un viaje movidito.

Cameron sonríe y se aferra a House con fuerza. Los demás miran como se alejan cada vez más por la carretera.

Wilson: Bien, ¿habéis metido ya todas las maletas?

Chase: Falta la de Cameron.

Wilson: Vale, entrad todos ya en el coche, yo me ocupo de colocar la maleta.

Cuando Chase y Foreman ya se habían sentado, Wilson coge aire profundamente y levanta con fuerza la maleta. Pesaba menos de lo que esperaba, pero seguía pesando muchísimo. Rápidamente coloca la maleta de Cameron sobre las piernas de Foreman y Chase. Este último ahoga un pequeño grito de dolor al sentir la esquina de la maleta clavándose en su muslo.

El viaje para ellos dos había sido bastante incómodo. Foreman viajaba con la cabeza echada atrás lo más que podía, y a cada minuto se tenía que preocupar de evitar que la maleta le golpease en la cara. Chase, por su parte, soltaba grititos cada vez que el coche se encontraba con un bache, ya que la maleta se le iba clavando en la pierna con más fuerza. Pensó en las bromas que haría House si le oía quejarse de esa forma.

Cuando llegaron al aeropuerto pudieron divisar la moto de House aparcada al lado de una plaza libre, que Wilson no dudó en ocupar.

Lo primero que hicieron Cuddy y él fue quitarles la maleta de encima a Chase y Foreman, quienes suspiraron aliviados. Cuando hubieron sacado todas las maletas se encaminaron hacia los ascensores. Foreman ladeaba la cabeza para quitarse el dolor de cuello que le había venido al haber estado tanto tiempo en la misma posición dentro del coche, y Chase cojeaba a causa del dolor en su muslo derecho. Justo al lado se encontraron con el nefrólogo y su novia.

House: ¡Sí que habéis tardado! Llevamos aquí casi media hora.

House dirige la vista hacia Chase.

House: ¿Qué pasa? ¿Estás intentando imitarme? No es por nada, pero te falta estilo.

House se echa aliento en las uñas y se las frota en la camiseta, fanfarroneando.

Chase: Quizás lo que me falte sea la cara de amargado.

La sonrisa de House se borró inmediatamente de su cara.

Chase: Me estuve clavando la maleta de Cameron en el muslo todo el rato.

Cameron: Oh, lo siento...

Cameron se iba a agachar para echarle un vistazo a la pierna de Chase, pero House la coge por uno de los tirantes de su camiseta para detenerla.

House: No te preocupes, estoy seguro de que se le pasará.

Subieron al aeropuerto y en tan solo unos pocos minutos ya habían recogido las tarjetas de embarque y habían pasado el control de equipaje de mano. Cuando todos estuvieron listos, volvieron a reunirse para organizarse.

Wilson: En cuarenta minutos embarcamos. ¿Qué tal si nos reunimos en la sala de espera cinco minutos antes?

House: ¿Por qué eres tú el que organiza todo?

Wilson ignoró a House.

Wilson: ¿En treinta y cinco minutos nos volvemos a reunir, entonces?

Cameron: Por mí genial.

Chase: Por mí también.

Foreman: Lo malo es que aquí no hay muchas tiendas, encontraremos muchas más a la vuelta.

House: Qué pena, entonces no tendrás muchas oportunidades de mangar ositos de peluche en el "duty free".

Foreman (sarcástico): Ya ves.

Chase: Allí hay una tienda, voy a ver qué venden.

Foreman: No puedes esperar para gastarte la pasta, ¿verdad?

Chase: Prefiero eso a pasarme la vida robando coches.

House: ¡Ey, ey, chicos! Tranquilos, que haya paz que nos vamos de vacaciones.

Foreman: Yo me voy a tomar un café.

Wilson: Cuddy y yo nos vamos a dar un paseo.

Chase: Pues yo voy a ver la tienda.

Cameron: ¡Te acompaño!

House: Nop, tú te vienes conmigo que quiero que demos un paseillo romántico.

Cameron se sorprende, se despide de Chase y acompaña a House a dar un paseo.

Cameron: ¿De qué querías hablar?

House: Estás muy rara conmigo.

Cameron: ¿?

House: Ya no estás tan cariñosa conmigo. Y... juraría que a veces cuando estamos besándonos estás como ausente, pensando en otra cosa.

Cameron dirigió la mirada hacia el suelo y recordó el momento que tantas dudas había hecho resurgir...

(---Flash Back---)

Chase y Cameron hablaban de una forma muy animada y se reían mucho. Después de toda la tensión vivida, cualquier médico disfrutaba relajándose con sus amigos.

Chase: No, de verdad, yo creía que a esa edad empezaba a fallar la cosita...

Chase se estaba riendo a carcajadas.

Cameron: Ja-Ja, muy gracioso. Pues no, Robert, no le falla su cosita.

Aunque Cameron estaba siendo sarcástica, continuaba sonriendo. Chase se para de reír y le devuelve la sonrisa.

Chase: Vale, vale, pero no me vas a negar que ahí falta calidad.

Cameron: Pues tampoco, doctor Chase, ahí no falta calidad.

Chase: Pero, venga. Compara a House conmigo, ¿con quién te quedas?

Cameron le dedica a Chase una de sus miradas picaronas.

Cameron: Contigo no, por supuesto.

Chase: Ja ja ja, que chispa tienes, Alison.

Cameron: El día que te acuestes tú con House ya hablaremos.

Chase: Sí, espera que voy ahora mismo.

¿Doctor Chase?

Chase se dio la vuelta ante la llamada y no pudo creer lo que veían sus ojos. Cameron se empezó a reír, mucho más de lo que se reía su compañero antes, y Robert empezaba a entrar en estado de pánico.

Chase: Alison... ¡Por favor!

Chase se dio la vuelta otra vez y echó a correr, dejando a Cameron de pie, riéndose sin parar.

Stobbart: ¡No! ¡¡Doctor Chase!! ¿Donde va?

Robert corría lo más rápido que sus piernas le dejaban y tenía detrás al diputado Sean Stobbart persiguiéndole... Otra vez.

Chase: ¡¡Anda, guapa, ayúdame, porfa!!

Cameron ya había parado de reírse y se encargó de concentrarse para coger a Sean. La verdad no le costó mucho, era muy blandengue.

Cameron: La próxima vez que le vea acercándose a mi chico le saco el estómago, el intestino y se lo hago a la boloñesa con guarnición de patatas fritas. No antes de sacarle los ojos, clavarles cucharillas, meterlos en el congelador y hacérselos comer a modo de helado.

Stobbart asiente aterrado y echa a correr en dirección a su coche.

Chase: Joder, Al, me has asustado hasta a mí.

Cameron: ¿Qué pasa? ¿No quieres que te defienda?

Chase: Por supuesto, supercameron. Pero tampoco tenías por qué ser una mujer tan agresiva.

Cameron: Ja ja ja. Mira que la gente me ha llamado de todo, pero ¿Agresiva?

Chase se acercaba cada vez más a Cameron.

Chase: Estás cambiando. Si te viese tal y como eras cuando te conocí no te reconocería.

Cameron: Será por el pelo.

Chase: Será.

Ambos sonreían de oreja a oreja. Y, como si fuese la cosa más natural del mundo, Chase elimina la distancia que les dividía cogiéndole de la cintura y atrayéndola hacia sí. Ya no sonreían. Chase la miraba con intensidad, y ella estaba completamente confundida.

Cameron: Oye, Robert, yo no...

Chase le da un rápido pero profundo beso en la boca, se da media vuelta y se dirige hacia donde tenía aparcado el coche.

(---Fin del Flash Back---)

Le dolía recordarlo. Por suerte, con el paso de los días pudo hacer como que no había pasado nada, pero había veces que el momento se le venía a la cabeza como si hubiese pasado el día anterior.

House: ¿Y bien?

Cameron: Lo siento... Yo... No te lo puedo decir.

House se entristeció. ¿Qué diablos había pasado? ¿Era tan grave para no poder contárselo?

Cameron no podía contárselo. Ya le tenía bastante manía a Chase por haberse acostado con ella una vez, si le contaba lo que había hecho... No quería ni pensarlo. Pero si no se lo contaba a lo mejor acababa con su relación, y ella no quería eso. Solo le quedaba mentir.

House: ¿De verdad es tan grave como para que no puedas decírmelo?

Cameron: No, solo es que....

A Cameron se le ocurrió una excusa bastante buena.

Cameron: El día que saliste del hospital, cuando lo del lupus, ¿te acuerdas que Chase me llevó a mi casa?

House asintió.

Cameron: Pues a la salida nos encontramos con Frederic Connor, el diputado, me cogió y me besó.

House: ¡Qué...! Joder, en ese ministerio están todos piraos. ¿Y por eso estabas así de rara? ¡Pensé que era algo peor!

A Cameron se le escapa una risita.

Cameron: Si es que yo soy muy exagerada.

House: Aja... Falta poco para la hora de reunión. ¿Vamos yendo?

Cameron: Claro.

Se quedaron en silencio durante un par de minutos. Cameron pensaba... ¿Por qué no mentir un poco más? House estaba siendo muy injusto con Chase, tal vez ella podría hacer que eso cambiase.

Cameron: Cuando Connor me besó...

House la miró muy interesado.

Cameron: Yo intentaba librarme de él pero no podía. Chase me defendió y casi le parte la cara.

House: Es lo que tiene el amor.

House sonaba bastante enfadado.

Cameron: ¡No! Él... Él me dijo luego que tú y yo deberíamos estar juntos y tranquilos por un rato, que no debía liarme con otro. Ni mucho menos con Connor.

House: ¿¡Pensabas liarte con ese desgraciado!?

Cameron: ¡Por supuesto que no! Pero él pensaba que sí, por eso lo dijo.

Cameron se estaba inventando una mentira tras otra, intentando que Chase quedase lo mejor posible. Pensó que nadie podría tragarse eso, pero por suerte House pareció creérselo.

Llegaron al punto de reunión. Miraron alrededor y vieron a Foreman y Chase hablando en un rincón. Cameron y House fueron hacia allí, preguntándose dónde podrían estar el oncólogo y la directora.

House: ¿Y Wilson y Cuddy?

Chase: Ni idea.

Foreman: Deben estar por llegar.

House: Más les vale, porque sino tendremos que irnos sin ellos.

Wilson: Hombre, gracias por la paciencia.

House: Habéis tardado. ¿Qué pasa? ¿Estabais montándoos un trío con la de la limpieza?

Cuddy (sarcástica): Claro, es que el olor a lejía me pone.

House abre mucho los ojos, haciéndose el sorprendido.

Chase: ¿Habéis visto al lado de quién os ha tocado?

Ante la pregunta de Chase todos sacan sus tarjetas de embarque.

Cuddy: Al lado de Cameron.

Cameron sonríe a la directora.

Foreman: A mi me ha tocado solo.

Wilson: A mi...

Wilson alza el cuello para mirar la tarjeta de su amigo.

Wilson: Detrás de House.

House: ¡Mierda! ¿Por qué?

Cameron: ¿Qué pasa?

Chase: Que nos ha tocado juntos.

Wilson se ríe.

House: Jimmy, guapo, ¿me cambias el sitio?

Wilson: Ni hablar. (Baja la voz hasta que solo puede oírle House) Quiero ver qué tal te llevas con Chase, así me entretengo en el viaje.

Chase: ¿Qué pasa? ¿Nadie quiere ir ahora al lado mío o qué?

Cuddy: Tampoco es un drama, el viaje será muy corto.

Por megafonía anuncian el embarque para el vuelo hacia Florida. Los seis fueron los primeros en embarcar, ya que esperaban al lado de la puerta de embarque. Se sentaron rápidamente en sus respectivos asientos y House no esperó a encender su IPod y comenzar a escuchar música. Chase esperó unos minutos para ver si su jefe se decidía a darle conversación, pero como no fue así cogió una revista de su mochila y la empezó a leer.

Cuando se llenó el avión una azafata le pidió amablemente a House que apagase el IPod hasta que despegasen. Este tardó en reaccionar y, a regañadientes, guardó el IPod en el bolsillo más pequeño de su mochila. Miró a Chase, quien no había levantado la vista de la revista.

House: ¡Bien!

Chase le miró arqueando las cejas y cerró la revista, entendiendo que House quería comenzar una conversación.

House: Cameron me contó lo que hiciste aquel día que salí del hospital y lo que le hizo el ministro.

Durante unos segundos Chase pareció no acordarse.

Chase: ¡Ah! Sí. ¿Te... te lo contó?

House: Sip. Todo todito todo. Lo del diputado... Lo tuyo...

Chase se alejó un poco de House, algo asustado por la posible reacción de su jefe.

Chase: ¿Y no estás... enfadado?

House: Al principio sí, no te voy a engañar. Pero Cam me contó que lo hiciste por mi bien, y el de ella.

Chase: Bueno yo...

Chase estaba comenzando a plantearse si Cameron había cambiado algo de la historia, porque había cosas que House decía y que no tenían el menor sentido.

House: Quería darte las gracias.

El intensivista estaba cada vez más sorprendido.

Chase: Pues... de nada.

Chase se levantó del asiento y miró atrás para ver si encontraba a Cameron. Ella le dedicó una sonrisa y Chase intentó explicarle lo que pasaba mediante señas, pero una azafata le ordenó que se sentase y se pusiese el cinturón.

House: ¿Qué dijo Connor después del beso?

Chase: Creo que era Stobbart, no Connor.

House: Ahh...

House habría jurado que Alison le había dicho Connor, pero no le dio mayor importancia a la duda.

Chase: Stobbart no vio el beso.

Eso sí que era raro.

House: ¿Tenía... los ojos cerrados?

En ese momento Chase se dio cuenta de que Cameron le había contado algo muy distinto a lo que había pasado, pero en ese momento no podría adivinarlo. En un último intento desesperado volvió la cabeza hacia Cameron, pero esta vez ella estaba concentrada en una conversación con Cuddy.

Chase suspiró.

Chase: Sí, eso, tenía los ojos cerrados.

House frunció el ceño.

House: ¿Cómo? Sabía que eras idiota pero no sabía que tenías tanto retraso mental, como estás demostrando ahora. ¡Era una pregunta retórica so memo! ¿Cómo que Stobbart o Connor o quien fuese no vio el beso si fue él quien se lo dio?

Chase no pudo disimular su expresión al darse cuenta de lo que Cameron le había contado en realidad. Lamentablemente, esa expresión hizo que House cayera en la cuenta de lo que de verdad había pasado.

House: ¡¡TÚ!!

El grito fue tan fuerte que varias personas se giraron a ver qué pasaba. Chase se protegió la cara con las manos, pensaba que House le iba a pegar. Pero el nefrólogo estaba haciendo esfuerzos sobrehumanos para él para no partirle la cara allí mismo. House consiguió controlarse durante el viaje, pero ninguno se atrevió ni siquiera a dirigir la vista hacia el otro.

Al bajar, todos estuvieron muy callados, la verdad era que había sido difícil no enterarse de lo que había pasado con el grito que había pegado House.

Cuando ya hubieron recogido las maletas se volvieron a reunir en la puerta del aeropuerto, en frente de la parada de taxis.

Wilson: Ehm... Hay un problemilla.

House: Pues dilo ya, no esperes a que nos durmamos.

House se había puesto de muy mal humor, y con razón.

Wilson: Al hacer las reservas del hotel reservé dos habitaciones de matrimonio y dos simples. Pero visto lo que ha surgido en el avión...

House: Pues no pasa nada, yo duermo contigo y que la zorrita rubia duerma con Cuddy. Foreman y el canguro lengualarga pueden quedarse las habitaciones simples.

Wilson: Es que... Me apetecía dormir con Cuddy.

House: Ya, claro. Pero no has venido aquí para echar quiquis. Has venido para pasarla bien.

Wilson: ¿Y echar "quiquis", como tu los llamas, no es pasarla bien?

House: Pss, bueno, eso depende de con quien lo hagas. Con la zorrita rubia, por ejemplo, echar un quiqui es lo equivalente a que te la corten con una sierra mecánica tipo La Matanza de Texas.

Nadie intenta evitar la expresión de asco, y Cameron estaba totalmente indignada.

Cameron: Perdona, pero...

Chase: Perdona, pero puedo decir que no es verdad. A lo mejor eres tú el que la tiene como si...

Cuddy: ¡Basta ya! Cameron y yo dormiremos juntas y Wilson se quedará con House. Ya está. Vamos a tener la fiesta en paz.

Cameron (mirando a House): Parece ser que para algunas personas eso es imposible.

Cuddy: ¡Cameron!

House: No, si ahora voy a tener yo la culpa de que cuando me dé la vuelta tú ya te estés tirando a otro.

Cameron: ¡Pues a lo mejor sí!

Cuddy: ¡¡YA!! Pediremos dos taxis, Foreman, Cameron y Chase en uno y los demás en el otro.

House fue el primero en salir por la puerta, y los demás le siguieron, intentando pensar en las vacaciones que les esperaban. Chase se sentía fatal por lo que había pasado. Metió la mano en su mochila y sacó un pequeño sobre. Quizás eso empeorase las cosas, pero tenía que entregárselo.

Chase: ¡Alison!

Cameron se dio la vuelta.

Chase: Lo siento muchísimo. Siento mucho lo que ha pasado.

Cameron: No te preocupes, fue mi culpa por haberle mentido.

Chase: Si pero yo te besé. No tenía derecho a hacerlo.

Era la primera vez que hablaban de lo que había pasado aquel día.

Cameron: No, la verdad es que no creo que haya sido culpa de nadie. Si yo no le hubiese dado tantas vueltas House no se habría enterado, pero a su vez yo no podía de dejar de darle vueltas...

Cameron parecía angustiada.

Chase: Bueno yo...

Chase extendió el brazo que tenía el sobre en la mano.

Chase: Te escribí esto... Hace tiempo. Me gustaría que lo leyeses... más tarde, en tu habitación.

Chase se había puesto rojo, Cameron cogió el sobre esbozando lo más parecido a una sonrisa que pudo.

Se reunieron con los demás y subieron al taxi. Foreman no paraba de hacer preguntas incómodas a Cameron y Chase y estos optaban por no contestar cada vez que una respuesta les podía poner en compromiso. House, por su lado, se pasó el viaje en coche dándole la lata al conductor con comentarios que estaban totalmente fuera de lugar.