Llevo pensando en este fanfic desde hace mucho tiempo ya. Cuando empecé a ver Fairy Tail, hace algunos meses la idea empezó a formarse y… voilá. Me ha costado mucho este inicio que, si bien fue corto, es uno de los mejores prólogos que me han salido. Intenté darle el mayor significado posible, siempre conservando cierto grado de misterio. Creo que quien llegue al final sabrá a lo que me refiero.
En cuento a cierta personita que no reconocerán por la breve descripción que he hecho, decir que es un OC. Sí, la historia se centrará en torno a ella, pero no es una Mary Sue (Admito que me dan grima), de eso estad seguros.
Intentaré dejar el primer capítulo lo antes posible.
Aclarados ya estos puntos, que comience…
Remember Me.
—Prólogo: Eres como la tormenta.
Las diminutas gotas de agua impactaban contra su rostro; se avecinaba una tormenta. Pero a ella no le importaba, ya nada importaba ahora. Sus hebras negras revoloteaban salvajemente a su alrededor, producto del viento que comenzaba a levantarse.
Hacía tiempo que las oscuras nubes habían cubierto la ciudad de Magnolia, o tal vez fue su impresión; simplemente supo que, después de aquellos horribles sucesos las nubes estaban ahí, oscuras, salvajes y poderosas.
La lluvia comenzó a caer, incesante, empapando su cuerpo y hundiendo aún más, si era posible, su moral. El estado de ánimo de ella decaía cada día que pasaba… cada día que él la miraba a la cara, sin reconocerla aún.
Porque siempre se reprocharía no haber estado allí, por abandonarlo en manos del enemigo en tan peligrosa misión, por permitir que aquella mujer robara sus memorias.
En aquel momento, ella supo que el animal que dormía dentro de ella despertaba violentamente, salvaje como un tigre enjaulado durante demasiado tiempo. Todo había sucedido tan rápido… que lo último que vio antes de caer desmayada junto a su compañero fue la cabeza de aquella mujer rodando por el suelo, mientras su cuerpo se desvanecía lentamente.
Sacudió violentamente la cabeza, intentando mantener alejados tan horribles recuerdos. Pero por mucho que lo intentara, por muchas cosas que probara, él seguía allí, sin recordarla.
Y las pesadillas no dejaban de recordarle cuán fatal fue su error. Ella jamás se lo perdonaría, nunca.
Alzó la vista al cielo, sorprendida por la brillante luz que acababa de ver. Un segundo rayo, imponente y poderoso como ninguno cortó el cielo de lado a lado. Sonrió con tristeza al recordarlo; él era como la tormenta, grande, poderosa e imponente; siempre iluminando el cielo con magníficos rayos.
