Para ser sincera, no pensé tener que volver a leer esta historia XD, y la verdad es que aunque no lo crean no recordaba que cuando inicie este fic agregue "caritas", en la historia y como bien sabrán las famosas "caritas" no son un recurso literario y hoy, después de muchos años XD siento que no le pegan para nada, digo... en vez que ayudar como que entorpecen la lectura y más encima se ven feas XP y a veces hasta cuenta entenderlas.

Así que... aquí estoy nuevamente corrigiendo este fic x-x, por enésima vez jajajaja


GUARDAESPLADAS POR UNA SEMANA


.-.-.-. Prólogo: La noticia .-.-.-.


Eran las siete de la tarde cuando el cielo de Hyrule era envuelto por los bellos colores del atardecer, era una linda tarde de primavera, en el pueblo todo parecía ir en orden, pero dentro del castillo había una ambiente extraño, algo estaba fuera de su lugar, todo estaba muy silencioso, tal vez demasiado silencioso como para ser bueno.

El Rey, Impa y la Princesa se encontraban sentados en un extremo de la larga mesa del comedor, mirándose a las caras, sin siquiera atreverse a expresar una palabra, ni el más mínimo gesto que diera indicios de que por lo menos se encontraban conscientes.

Tal vez en estos momentos se estén preguntando… ¿Pero qué diablos está sucediendo?, porque de seguro el misterioso silencio del palacio y las miradas interrogantes de el rey, su hija y la tutora de la chica significaban alguna cosa… definitivamente estaba sucediendo algo, la pregunta clave era ¿Qué?

La verdad es que todo había comenzado hace unas cuantas horas atrás, cuando una carta proveniente de algún lugar a las afueras del castillo, más específicamente la villa Kakariko, había llegado hasta las manos del rey.

– No puedo permitir que te marches –dijo al fin el rey rompiendo el silencio que hasta el momento había reinado en el salón– no, hasta estar segura que Zelda tendrá alguien que pueda protegerla.

– No deseo que por mi culpa algo malo ocurra en el reino –dijo la chica observando los ojos de su padre, a su parecer, esta era un excelente oportunidad para quitarse un par de ojos de encima– la carta dice claramente que es urgente, Impa debe ir a investigar que es lo que pasa.

– Pero el festival será dentro de unos días –el hombre observó de reojo a su hija, definitivamente algo estaba tramando, podía verlo en su "inocente" miradita– y no puedo confiar en que te quedaras acá y no intentaras escaparte… sabes muy bien lo peligroso que es… además la fiesta real también se acerca y tú debes estar presente –creía haber sido lo suficientemente claro como para que ella lo entendiera– ese día deberás escoger a tú prometido y lo sabes.

– Disculpe que me entrometa… pero, creo que está exagerando, la Princesa ya no es una niña y estoy segura que se comportará como toda una señorita durante mi ausencia… ¿no es así? –Preguntó también dirigiendo su mirada hacia la joven.

– Por supuesto –miró hacia el techo tratando de no cruzar su mirada con la de Impa, ella era una mujer madura, centrada e increíblemente fuerte y esos poderoso y penetrantes orbes rojos que poseía siempre le habían infundido un profundo respeto– prometo comportarme bien –respondió con una sonrisa bastante forzada, intentando parecer los más convincente posible.

– Creo que no es una buena idea –comentó la mujer suspirando cansada, había cerrado sus párpados en signo de resignación. La Princesa no cambiaría, la conocía perfectamente.

A pesar de que la Princesa ya había cumplido dieciocho años, seguía comportándose como una jovencita de quince y era este el principal motivo de preocupación del rey e Impa, de ninguna forma podrían asegurar que la chica no cometería alguna locura durante la semana que la mujer estaría ausente… además estaba el factor "prometido", de antemano el rey e Impa sabían que la chica no estaba dispuesta a comprometerse y tenían muy claro que haría hasta lo imposible para salirse con la suya.

– Presiento que de esto no saldrá nada bueno –dijo el rey apoyando una de sus manos sobre su frente, como si tuviera un gran dolor de cabeza. También había cerrado sus párpados y sentía como una gran gota de sudor frío corría por su frente.

Luego de esa breve conversación los tres volvieron a quedarse en silencio, de seguro que si esto seguía así, pasarían una hora más perdiendo vanamente su tiempo, tratando de encontrar una buena solución a su problema.

La mujer comenzaba a impacientarse incluso movía nervioso su pie bajo la mesa. El rey aún permanecía con una de sus manos sobre la frente, con los ojos cerrados, rogando a las Diosas que la solución a su problema llegara mágicamente hasta ese salón. La princesa los observaba a ambos, con una expresión interrogante, esperando que esta vez la suerte estuviera de su parte y su padre terminara por resignarse a confiar en ella y de esta manera poder planificar una forma de asistir al festival del pueblo que era mucho más entretenido y no ir al tonto baile que se llevaría a cabo durante la semana en el castillo.

De pronto el sonido de la puerta de alguien que estaba llamando para entrar alertó a los tres, hasta el momento muy ensimismados involucrados. El rey, Impa y la Princesa, miraron al mismo tiempo las puertas, como si se tratara de lo más extraño del mundo que alguien tocara de ella, pero a pesar de que todos se habían percatado de lo que sucedía, ninguno de los tres atinó a decir nada y luego, para sorpresa de ellos, las puertas comenzaron a abrirse lentamente.

– Muy buenas tardes –Sonrió de forma amable, como siempre lo hacía– espero no interrumpir –dijo el joven una vez adentro del salón.

Los tres miraron al recién llegado, aún sin decir palabra alguna. El chico pareció notar la extraña actitud y las fijas miradas que le dirigían sus anfitriones, comenzando a sentirse algo incómodo.

– ¿Pasa algo? –Preguntó algo nervioso, mantenía su mirada al frente y sentía como una pequeña gotita de sudor se deslizaba por su rostro al sentirse "tan" observado.

– ¿Link? –Dijo la mujer mirando sorprendida al joven, como si se tratara de una aparición.

– Link… –susurró la joven, suspirando el nombre del chico, algo embobada. Para ella el joven siempre le había parecido encantador.

– ¡Link! –Exclamó el rey muy alegre levantándose de su asiento.

Exactamente, el joven que había llegado era nada menos que Link, aunque al parecer el pobre no había elegido el mejor momento para hacer una visita al castillo, o por lo menos eso fue lo que creyó, al ver la más que extraña reacción de los tres presentes al verlo.

– Pues si… ese es mi nombre… –dijo más que confundido, con sus ojos como platos, estaba perplejo– ¿Se encuentran bien? –Les preguntó observándolos con algo de temor, no tenía un buen presentimiento– ¿Qué les pasa? ¿Por qué me miran de esa forma…? –Ahora estaba realmente asustado.

– Ahora… perfectamente –le expresó muy alegre el rey, mientras se acercaba hasta el chico para abrazarlo con fuerza– no sabes lo feliz que estoy de verte –agregó el hombre llorando de felicidad.

– Me… me está… asfixiando –le dijo con voz entrecortada sin oponer mucha resistencia al efusivo abrazo del soberano.

– Ups… –dijo el rey al tiempo que liberaba a Link de su abrazo– lo siento.

Una vez que el rey se había separado del chico, este al fin pudo respirar. Impa al ver la reacción del joven, también se levantó de su asiento y se encamino hasta el lugar donde ahora se encontraba el rey y el recién llegado.

– ¿Qué te parece Impa? –Interrogó a la mujer al mismo tiempo que golpeaba la espalda de Link con una de sus manos– ¿No te parece que Link se ha convertido en todo un hombre?

Impa llevó una de sus manos a su barbilla y se dedicó a observar detenidamente al chico, el joven se sentía extraño, no le gustaba nada esa mirada maliciosa con la que Impa lo estaba observando, ni mucho menos las miradas de complicidad que luego comenzaron a intercambiarse el rey y la mujer. Zelda no se había percatado esta situación, ya que ella seguía observando con un aire soñador al pobre chico que cada vez estaba más confundido y atemorizado.

Si, se lo que están pensando... pobre Link, seguro algo no iba nada bien para él.

– Esta en lo cierto su majestad… –dijo al fin la mujer tomando el rostro del chico con una de sus manos, acercándolo al suyo.

– ¿Pasa algo? –Preguntó algo avergonzado, temiendo lo peor. Un ligero rosa había cubierto sus mejillas.

– Nada malo, no te preocupes… sólo que has llegado en el momento más indicado –le respondió la mujer sonriendo, algo que Link había visto rara vez.

– Eres justo la persona que necesitábamos –agregó el rey muy alegre.

– ¿Eh? –Ahora si no entendía nada. Observó a los dos personajes y levantó una ceja en signo de confusión.

Impa colocó sus dos manos sobre los hombros del chico, mirándolo fijamente.

– ¿Hay algo en lo que puedo ayudar? –Preguntó finalmente, aunque su rostro denotaba una gran confusión.

– Eres perfecto para realizar este trabajo –comentó el rey, mirando primero al chico y luego a su hija, que ahora se veía igual de confundida que el joven.

– ¿Qué?

– Yo te explicaré –intervino la mujer– desde hoy, tú me reemplazaras como guardaespaldas y tutor de la Princesa Zelda –terminó de decirle sonriente.

Paso un minuto… dos… tres… cuatro… cinco… seis… y…

– ¡¿QUEE?! –gritaron al mismo tiempo los dos jóvenes, ella levantándose tan rápido del asiento que la silla donde se encontraba sentada cayó hacia atrás, chocando con fuerza contra el suelo; él perdiendo el color de su rostro, cayendo repentinamente al suelo, inconsciente.

Definitivamente este no era un día como cualquiera, bueno más bien una tarde y seguramente este suceso sólo sería el comienzo de los problemas y una "larga" semana.

Continuará…


Holas!, bueno este es sólo el prólogo del comienzo de otro loco fic XDD, es algo corto pero aún así espero que sea de su agrado, si tienen alguna queja o alegato o si realmente les molesta la idea de este fic, por favor no duden en decirlo n.n, no sirve de nada seguir con algo que nadie va ha leer… ¿verdad? n.n

Resumiendo un poco el contenido del fic en general, podría decir que este consta de siete capítulos, como base, porque seguro entre medio habrán más, cada uno referentes a los siete días y seis noches que Link tiene que pasar como guardaespaldas y tutor de una rebelde princesa… y si a esto se le suma el festival de primavera, sus propios problemas personales y los sentimientos que hasta ahora han mantenido ocultos sólo nos llevan a pensar que la semana será todo menos tranquila XDD.

El primer capítulo: Día uno: Una apuesta peligrosa. Eso de día uno suena como las bitácoras de los marineros o exploradores XDD, pero le da un toque especial al fic.