N/A: Buenas, muchos quienes conocen esta historia estarán deseando matarme, ante la idea de borrarla de FF, pues bien, les digo que no se adelanten, ciertamente que la tengo abandonada, pero después de haber perdido casi cuatro capítulos he tenido problemas para reencontrarme con Un Paso a la Oscuridad, quizás no sirva de justificativo pero aun reescribiendo el capítulo 14 y 15, estos siguen sin convencerme, tal vez por ello he considerado que no vale la pena tipearlos al word para subirlos acá. Finalmente los años solo han hecho que me vuelva más exigente con respecto a las mismas reglas de ortografía así como narración, quienes ya han leído algunas veces este fic sabrán que habían ciertos detalles que por parecerme insignificantes yo no les daba importancia, pues eso, quizás para mi desgracia o la del resto se acabó, si antes nombrada una Avenida inexistente o solo la llamaba avenida, ahora tiene un nombre real y puede ser comprobable, aun cuando esta después no tenga mayor relevancia en la historia, son cosas que me desagrada leer en otros fics y no podía ser que en el primero y más "popular" que yo tengo existieran esos "errores", sin embargo lo atribuyo a la novata que era cuando recién ingrese a este lugar (hace unos cuatro años) y crean que me avergüenzo de aún no haber finalizado esta historia.

Por otro lado debo de admitir que Un Paso, fue pensada como una historia larga, así como tiene una continuación llamada "Sense of Touch" de la cual he escrito dos capítulos pero los cuales no serán publicados a menos de que termine con esta y eso lo digo en serio.

Ahora bien, otro error que encontré en esta historia y que se me hizo notar en una ocasión, comentario al cual no le presté atención, tenía que ver con el largo de los párrafos y varias reglas de ortografía, ahora he corregido aquello volviendo menos cansadora su lectura. Me pareció lo adecuado ya que yo misma me harte en varias ocasiones. Y finalmente lo que me llevó a continuar esta "idea" de reedición va principalmente en que estoy de vacaciones de mis estudios, por lo tanto y si bien antes las he tenido, solo ahora me veo con el ánimo de revisar completamente lo que llevo de esta historia, corregir las incongruencias y sacar algunas palabras o discursos de más que sinceramente no iban de la mano de los personajes.

Pues bien, sin nada más que decir, reiterando las disculpas del caso, así como invitando a quién no haya leído este fic a hacerlo. Me despido, obviamente esperando que disfruten la lectura.

Atte.

Brujhah.-

01-01-2011.

UN PASO A LA OSCURIDAD

I

Un Paso a la Oscuridad.

Darriane se sentó en su cama, había sido una pesadilla, la cual le había despertado alterada, se tocó el vientre.

"Una desgracia"

Su bebe seguía ahí. Arthur le había invitado a conocer el sexo de la criatura, pero ella, guardando sus verdaderas razones se había disculpado, aludiendo a que prefería la sorpresa. Pero ya lo sabía, y mientras observaba a Arthur, lo maldecía una y otra vez. Él le había robado su vida, su amor y su futuro. Maldijo a sus padres, por haberla vendido, maldijo a Richard por no haber luchado por ella. Lo único que la salvaba de su angustia, era el vampiro. Con el pasaba largas horas hablando sobre todo. No le veía muy seguido, no podía verlo, estaba prohibido ir a esa parte de la casa. No importaba, aún con sus extensos jardines, la residencia Hellsing no era para Darriane más que una cárcel, y ahora estaba preñada de un bebe que no deseaba y de un hombre al que no amaba. No podía concebir nada peor a eso.

En un principio sabía que era parte de su responsabilidad el finiquitar el compromiso impuesto. Pero ella había amado a otro hombre, otro hombre que había resultado ser un cobarde demasiado confiado en la certeza del compromiso, Richard Hellsing había cedido completamente en cuanto Arthur se había interpuesto, sin reclamo alguno, sin exigencia, solo con burdas excusas en las que ahogó todos los sentimientos que ella había guardado alguna vez hacia el hombre que fuera su primer amor.

Se levantó con gesto cansado, y harto de todo. Arthur dormía plácidamente.

"Que hombre tan egoísta"

Había estado esa tarde con su majestad, en una desagradable fiesta del té, que luego desemboco en una bulliciosa cacería del zorro. No fue mucho lo que aguantó y terminó vomitando. Sabía que Arthur si le amaba, se lo demostraba constantemente y hacia lo posible por tenerla tranquila dándole el gusto en todo. Irónicamente, esa era una de las actitudes que ella odiaba. Sin embargo sacaba provecho de ello. Su felicidad, que había sido cambiada, no sería barata. Se encaminó con dificultad hacia el baño. Entonces comenzaron; las contracciones, horribles dolores que la hicieron encogerse sobre sí misma pero guardo silencio no quiso ni pensar en que Arthur la descubriera, sentir el tacto de él… era una de las consecuencias de estar atada a alguien a quién se detestaba.

Le resultaba un horrible castigo del cual no se liberaría. Se sentó un rato, hasta que creyó que los dolores se habían calmado. La casa estaba en absoluto silencio, eran casi las cuatro de la madrugada, incluso Walter dormía. Bajó las anchas escaleras, y se encamino al jardín.

— ¿No deberías de dormir? — escuchó, su sobresalto fue mayúsculo al voltear y al fin, después de tanto tiempo, ver la forma del vampiro. Este lucía un traje gris, aunque en la oscuridad de la noche no se diferenciaba mucho del resto, era como una visión fugaz y a la vez etérea.

— ¿Alucard? — el vampiro asintió, Darriane se tranquilizó.

— ¿No deberías de dormir? — Darriane sonrió, conocía el motivo del vampiro para preguntar ello. Hace mucho que conversaban, sobre todo desde los últimos ocho meses, cuando Darriane conoció de su embarazo.

— ¿Por qué? — Alucard le miro y sonrió.

—Debes estar descansada para cuando nazca el bebe, el sucesor de Hellsing — Darriane, sonrió con ironía.

—No habrá sucesor, será sucesora — Alucard guardó su sonrisa, y notó el gesto de disgusto en Darriane

— ¿Y eso le tiene descontenta? — Darriane asintió y sin que lo notara el vampiro sonrió – Nadie… — continuó Alucard —… puede dictar lo que el ser humano, debe o tiene que ser o hacer. Es una costumbre demasiado arraigada en los humanos, he sido afortunado en dejar de serlo pues nadie dicta mis actos, finalmente después de mucho tiempo he sido tan libre como he querido y nadie osa a decir ni ordenarme nada— Darriane sonrió.

—Excepto Arthur… —Alucard rió gratamente.

°~*OOO*~°

No paso mucho rato antes de que Darriane, volviera a casa. Era otra cosa que le molestaba profundamente de ser una Hellsing, el silencio sobrecogedor de aquella jaula. Cuando se disponía a subir las escaleras, nuevamente horribles contracciones se apoderaron de su cuerpo, ahora con más fuerza que en muchas ocasiones, la niña luchaba por salir:

"Parece conocer el plan"

Darriane en tanto, luchaba por que así no fuera. Para ella la niña se trataba de otro clavo que la enclaustraba aún más, esta vez sin posibilidades de salir en toda esa mierda que la rodeaba. Aunque entre más rápido saliera… mejor seria. No tendría que aguantarla un segundo más en su cuerpo. Fue cuando el sombrío pensamiento que ya había acuñado mientras hablaba con el vampiro, llegó a su cabeza: la nueva líder de Hellsing ordenaría al vampiro, él sería todo a ella, solo a ella obedecería y negaría su libertad si ella lo ordenaba.

A veces su conciencia le reclamaba: ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Comenzaba albergar pensamientos de odio hacia su bebe?

No, no iban contra la niña, iban contra el apellido Hellsing. Lástima que la niña también fuera uno de ellos. La confusión le hizo llorar mientras las contracciones seguían atacándole sin misericordia aparente, la niña quería salir, quería hacerlo y por unos segundos Darriane dudó si hacerlo o no.

Hasta que después de unos minutos en los cuales cesaron momentáneamente, su cabeza se enfrió.

Darriane, ya se había convencido ¿Por qué no ser igual que el vampiro? Nadie ni nada dictaría sobre ella, lo que debía de ser o hacer.

Con dificultad se encamino hacia el baño más apartado de su habitación, no quería que nadie le oyera, que nadie se acercara, que nadie le impidiera hacer de ella lo que ella quería. Bien Richard no se había opuesto a lo que ella con tanto odio negaba, ahora sería su turno, su venganza, en contra de todos. Se volvería como Alucard, seria para él, solo así podría aspirar a su libertad. Encendió la luz del baño y se miró al espejo. Su reflejo le resultó agrio y desagradable, muy en su interior aunque no lo reconociera y encontrara todas las razones del mundo para hallar válido su proceder se sintió molesta, al ver su imagen, juzgándole con aún mayor severidad que sus padres o que cualquiera.

No se distrajo mucho, abrió el botiquín y ahí estaba una navaja, ungüentos varios, algunas píldoras para el dolor de cabeza. Se agachó y bajó el lavamanos encontró accesorios de limpieza, era un baño pequeño, del personal de la casa. Lejano y distante de la vista de los patrones. No esperó más tomó la navaja y se hizo un profundo corte en la muñeca, otro en sus muslos. Nuevamente vinieron las contracciones. Pero ahora Darriane reía de ella, de todos, solo le molestaba el no haberse despedido de Alucard. Él le hubiera apoyado, él habría entendido.

No importaba ya, ahora sería como él, y él tendría su libertad, no habría heredero de Hellsing. Esa casa de cobardes no merecía un heredero. Caerían, Alucard sería libre, había amado ella con mucha fuerza a Richard, hasta que Arthur llego a estropearlo todo. Ahora sabía que amaba verdaderamente, mientras la sangre corría, mientras las contracciones le ahogaban en dolor, solo el vampiro estaba en sus pensamientos.

El pequeño baño se llenó de sangre, toda la loza blanca quedo manchada. Darriane de a poco se marchaba, como agotada bajo mucho cansancio. El bebe saltó en el vientre de la mujer y Darriane sonrió. Y como si su grito fuera escuchado por alguien un fuerte temblor azotó la residencia, todo desde los cimientos hasta la última teja se movió, los animales se encabritaron, el lugar sufrió una sombría trasformación, amenazadora e intranquila.

Todo el personal de la casa despertó y cuando se hubo calmado más de una sirvienta aprovecho el alboroto, para ir al sanitario.

°~*OOO*~°

Nadie entendió mucho, pues la mujer lloraba con desespero y angustiada. Arthur se preocupó a penas se vio solo en su habitación. El alboroto, Darriane no estaba ¿Le había ocurrido algo? Eso era obvio. Con rapidez bajo y al toparse con Walter, este inmediatamente le negó el paso aludiendo que era inconveniente, que no se exaltara

—Lady Darriane se encuentra estable… — Arthur no se dejó, empujó a Walter con fuerza, y casi cayo desmayado al ver semejante espectáculo, el olor a sangre, a ese extraño líquido que indicaba que la fuente se había roto, todo mezclado con el cuerpo de su esposa semidesnuda, su vientre abierto para rescatar al bebe, los llantos de este.

Todo, no pudo soportarlo y debió de salir del lugar, nervioso hasta el paroxismo, se sentó y se sirvió una copa de su más fuerte Whisky.

°~*OOO*~°

Integra se dejó caer de manera desordenada sobre el sofá, estaba muy cansada y finalmente en el tren pudo encontrar la oportunidad de descansar, al menos un par de horas hasta llegar a Hamburgo. Mentalmente organizó todos y cada uno de sus deberes a su llegada; llamar a Walter, procurarse de enseres para su educación y un largo etcétera que le pareció insulso al haber ya recordado todos aquellos insignificantes detalles.

Todo dentro de su cabeza estaba listo, llegó entonces a esta el vampiro. ¿Se quedaría el todo el año junto a ella? Esperaba sinceramente que no. Como fuere Alucard le conocía, mucho más de lo que ella podía llegar a sospechar. Algo le dijo entonces que él sabría cuando ella le necesitaría y cuando no. Tenía para sí misma la excusa de estar harta de él, pero no era eso; le temía. Confiaba en él, pero le temía. Era así de simple. Incluso en sus más terribles noches recordaba cómo le había conocido y la masacre que este había efectuado frente a ella; con la mutilación de todos los que apoyaban a su tío.

Volviendo a aquella estresante semana que siguiera al día de la muerte de su tío. Recordó que su majestad, imputándole su rango de Sir y líder de Hellsing, le pidió explicaciones. Integra, se limitó a decir la verdad; obteniendo el repudio de muchos en la mesa redonda, pues a su vez estos, habiendo conocido la muerte de Arthur, (esperaban con impaciencia la llegada de Richard a la cabeza de Hellsing) se vieron contrariados por la presencia de la niña, quien desde el principio hizo gala de un carácter fuerte y contestatario, insolente para mucho de ellos, pero la reina agradaba de ella, tenía la tez de su madre y la agudeza de Arthur.

Para su majestad era simplemente una niña adorable, que había sufrido mucho en muy poco tiempo. Cavilaba en todo esto Integra, cuando el sueño se hizo de ella sin poder contenerlo.

Paso un rato, y entonces el vampiro entró al camarote. Le vio ahí tendida, con el cabello desordenado y mandando al diablo todas y cada una de las actas de educación de las que había echado mano durante ese día. Al parecer había sido muy pesado, se dijo mientras le observaba. Entonces cerró los ojos y olió el aire.

"¡Ah que maravilloso es el olor humano! ¡El calor que emana de su respiración!"

Comenzó entonces un extraño juego, con su habilidad se colocó en el lugar más apartado de la muchacha, y sin abrir los ojos respiró profundamente y le buscó. ¡Que divertido era para él! se ubicó a la cabecera del sofá en donde Integra tenia desordenado los cabellos, enredó cuidadosamente los dedos entre algunos, luego los olió, desde donde se encontraba diviso el cuello de la muchacha. Podía ver su respiración agitando regularmente su pecho, entonces Integra, algo sintió, pues un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, no se agitó, solo se mojó los labios y aparto un par de cabellos de su rostro. El vampiro sintió terror de tan solo pensar en que la muchacha despertara. Pero se tranquilizó al ver que fuera de eso no reaccionó. Le conocía y verle así tan indefensa y pequeña, no pudo menos que cautivarlo en una muy extraña manera, pues de un momento a otro deseo poseerla, beberla y matarla. Que él fuera quien se llevara tan preciado ser.

"¡Sí!"

Era el indicado para hacerlo, pues nadie jamás le apreciara como él le apreciaba, nadie más que él era digno de semejante sangre; pues tenía la firme convicción, de que si se llevaba su sangre, se llevaba todo de ella: su extraña belleza, su inteligencia e indómito carácter ¿Qué más puede pedir un ser muerto? ¿Qué más podía pedir él? Entonces la razón, hace mucho olvidada, llegó a su cabeza. ¿Mandar al diablo su misión por esta chiquilla? Sabía quién era y sabía lo que le ocurriría a él si lo intentaba, sería perseguido por el resto de sus días, hasta que su inmortalidad fuera solo un rumor que alguien alguna vez había escuchado.

¿Valía ella tanto la pena? Entonces una fuerte amenaza guío su mirada hacia la entrada. Con mucha calma otro inmortal se hacía presente en el lugar.

°~*OOO*~°

Alucard observó desde la entrada.

Río para sí. ¿Qué vampiro tan estúpido podía amenazar de esa manera a su ama?

Le sorprendió sin embargo el valor del sujeto, estaba ahí de pie con un sable sobre el cuello de Integra, quien dormía plácidamente, en un sueño de tranquilo cansancio.

"…Humanos…"

Siquiera su ama se salvaba de ese pequeño detalle.

— ¿Quién eres? — preguntó con tono tranquilo

— Eh… eso no te importa — el rostro de Alucard cambió, en serio ese sujeto tenía la intención de dar muerte a Integra, el vampiro miró nuevamente a la muchacha y sonrió, sin querer, o tal vez si dejó leer a Alucard todos sus pensamientos, con lujo de detalles. El vampiro no se enfureció, solo se limitó a pensar que en un par de segundos más aquel imbécil estaría muerto.

— Oh… — dijo este también leyendo su pensamiento —…no será tan fácil — señaló el sable que pendía sobre la cabeza de la muchacha-…sabes que estará muerta antes de que puedas moverte…

— Mierda…— bufó silenciosamente Alucard, al momento en que su rostro cambiaba la mueca. Ese bastardo tenía razón. Alucard vaciló un momento, no mucho, no fuera a delatarse.

— Bien… ¿Qué deseas entonces? — el vampiro nuevamente miró a la muchacha, pasó su lengua por los labios, queriendo evidenciar sin enfado alguno su deseo por esta. Alucard fue entonces lo suficientemente rápido como para atacarle sin emitir el menor ruido. En segundos el vampiro era atravesado de lado a lado por la inmisericorde derecha del vampiro, lo tenía sujeto contra la pared y con mayor cuidado aún saco Cassul, la cual colocó en la frente del no muerto.

— Preguntaré de nuevo… — susurró sonriendo — ¿Quién eres? — El vampiro nuevamente sonrío, Alucard no se la había llevado limpias, también un brazo se colaba dentro de su vientre, y le presionaba con fuerza las costillas en su interior, Alucard sin embargo no se inmuto, pero reconoció que debería de hacerlo todo con cuidado, era un ser peligroso, tal vez por ello, lo había enviado en semejante misión.

— Henry... me llaman — contestó sin mostrar evidencias de dolor.

— ¿Y cuál es tu asunto con mi ama?

— Oh ¡Mi asunto con vuestra ama…! — dio un tosco suspiro —…la verdad no es de tu interés— rio con fría calma.

"Es temerario"

Entendió Alucard, se daba el lujo de jugar con su paciencia. Alucard nuevamente presionó con mayor fuerza, sintió entonces como los huesos de este se desasían entre sus dedos, tomo, con rapidez un órgano, temiendo que el sujeto pudiera escaparse.

— Así que ella es vuestra ama — dijo finalmente Henry — extraña posición para uno de los nuestros — Alucard fijó entonces en él su mirada — ¡Oh! — gimió — ¿Acaso os sentís ofendido vampiro?

— Conocéis bien que no pertenezco a los vuestros… — Henry sonrío.

— Es verdad ¿Que ser tan imbécil podría querer esta condena?... solo vos y tu padre — rio con fuerza nuevamente, mas en un extravagante gesto se autocensuro — no quiero despertarle — dijo en voz exageradamente baja.

Alucard se hartó, sin emitir murmullo alguno, una extraña fuerza golpeo no solo al extraño, si no que se hizo presente en todo el vagón. Por primera vez vio, en los enloquecidos ojos de Henry algo parecido al miedo, pero más similar a ese miedo que se tiene cuando no se entiende de qué proviene y que desencadenara la ira provocada. Mas a pesar de que para Alucard no pasó desapercibida, trató de hacer lo posible para que no fuera evidente.

— Vas a Hamburgo, lo sabemos, y ella también ahí deberás de buscarnos ahí los esperaremos, ese es el mensaje — solo entonces Alucard le soltó, cuido muy bien de quedar entre él y su ama.

Y como si nada entre ellos hubiera ocurrido, o tal vez si lo hubo, solo que nadie más que ellos lo notó. Henry procedió a marcharse, salió con el mismo silencio con el cual había entrado al vagón, esperó un rato Alucard, hasta que supo que estaban a salvo. Se movió entonces Integra, incómoda por una ráfaga de viento que había perturbado ligeramente su sueño. Alucard sonrío

"Humanos, no se enteran de nada"

Se sacó su gabardina y la colocó sobre la muchacha, no tardó mucho en que la tela muerta cobrara el calor de Integra, Alucard le observó con desdén y pasó a sentarse frente a ella. Hecho entonces la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, olió el aire y para sí sonrío.

°~*OOO*~°

Darriane observó fijamente a su hija, aún no la bautizaban. No tenía un nombre para ella, tampoco había pensado en uno. No se sentía enternecida por aquella imagen suya, por su bebe. Es mas desde que abrió los ojos y vio que ya había parido, apoyando su rostro sobre la palma de su mano, miraba indignada a aquella criatura. Qué bien sabía que no tenía culpa alguna de su desgracia. Pero no le quería cerca.

No se sentía culpable de nada, ella no quería ser madre y se le había obligado. No quería a Arthur y él estaba ahí. Su semblante había terminado enfermo al igual que su mente, mas ella encontraba justificaciones de sobra para su actuar. Guardó silencio y no habló con nadie durante la tarde. No tomó a la bebe entre sus brazos e ignoró campalmente a Arthur quien le prodigo todo la jornada atentas caricias y justifico ante sus críticos cada una de sus acciones, en verdad Arthur era un perro muy fiel.

La visita de su madre no le había ayudado en nada, proveniente de una familia hindú, que había establecido relaciones con Los Helsing de Alemania, Darriane se había criado en un entorno sobre protector y opresivo, su madre era la representación de todo ello. Y a pesar de que Darriane no intento el hacerse la víctima frente a ella, no recibió consuelo alguno. De su madre jamás lo esperaría.

— Aprovecha, el estar con tu hija ahora — le dijo con calmado tono — mañana me la llevaré junto a la familia Avon… — solo entonces Darriane, reparó en las palabras de su madre.

— ¿Qué dices? — la mujer le miró intensamente, como tratando de leer su interior.

— Es normal, en tu estado no puedes ocuparte de ella...no te preocupes, dentro de unos meses estarás bien... — entonces le miró fijamente — tu hija no es la primera en venir sin ser deseada, lo que nunca vi, he de admitir... — entonces dio un decepcionado suspiro— es a alguien de mi familia repudiar al fruto de su vientre.

— ¡Silencio Madre!

— Está bien que lo escuches de alguien- el tono de la mujer seguía siendo calmo- de otra manera creerás que tienes razón — Darriane hizo una mueca de disgusto.

— ¿Te sientes mejor así, madre?

— No sé a qué te refieres...

— Siempre tratas de parecer muy recta… pero esto es lo que sé... soy digna hija tuya, soy digno artificio de lo que tu llamas amor... — La mirada de Darriane era acusadora, y sonreía a la vez, dándole un aspecto enfermizo, su madre se volteó y le miró fijamente, su semblante no había cambiado seguía calmo y sosegado.

— Como tú, querida Durri, hubiera preferido la muerte de mi vientre antes de traer nada a este mundo, pero nadie jamás tiene lo que quiere ¿Cierto? Sin embargo tu hija no es la culpable de ello, así como tú tampoco lo fuiste — La mujer salió de la habitación como si nada, Darriane sopesó sus palabras.

Fuera de aquél mensaje llenó de veneno, estaba la más absoluta de las verdades, esa que le decía que haría y había intentado hacer de su hija una víctima de su capricho. Bajó ese alero ella misma se consideraba despreciable. Se llevó las manos al rostro y comenzó a llorar.

Entonces nuevamente recordó; todo lo que había tolerado de su familia, de Richard y de Arthur y ahora tendría que hacerlo con esa niña, no, simplemente no quería, no podía permitirlo. Ahora sabiendo que le arrebatarían a la bebe, debía de moverse, tenía que impedirlo. No es que le quisiera a su lado, pero eso entorpecía sus planes. El plan principal; la liberación del vampiro. Alucard se lo agradecería por siempre, lo liberaría del yugo de Hellsing, después ella dejaría de existir, por primera vez vio lo conveniente del casi esclavizado amor de su esposo, sería fácil manipularlo y tal vez si tenía suerte el vampiro la llevaría con él.

Su felicidad, su futuro y el de su amado vampiro (por cierto por quien había perdido ya la cabeza), si todos habían sido egoístas con ella, ella lo seria con todos, nadie podría reprocharle nada.

"Se lo han buscado"

Sin embargo ahora debía de esperar, fingir un tiempo más hasta que el vampiro estuviera cerca, al menos para despedirse si le hacía algo ahora al bebe, no podría escapar, no podría ver nuevamente al vampiro. Y ahora más que nunca necesitaba su consuelo.

Su plan funcionó.

Después de un par de semanas internada, en las cuales fingió ser una madre atenta y una amante esposa, ya recuperada de su "depresión". Su madre trajo de vuelta a la bebe, quien en poco tiempo había crecido enormemente, (en aquellas semanas solo Arthur la había visitado) y ya comenzaba a deslumbrar a todos con sus ojos azules, aunque su piel no era morena como la de su madre, sino pálida como la de Arthur. Pero un escalofrío recorrió la espalda de Darriane, cuando tomó a la bebe en sus brazos, pues esta fijó en ella una larga y seria mirada, sin emoción alguna, sin afán de agradar a su progenitora. Con Integra no ocurrió ello, tal vez había intuido lo que su madre con ella había querido hacer, gracias al trato que esta le daba (pues un bebe, solo tiene su instinto y recién nacido es mayor al de cualquier ser humano) o simplemente era el hecho del cero contacto físico entre ambas. Lloró entonces, como atacada por un repentino susto de golpe e impulsivo. Arthur para no alamar a su esposa, la cogió y solo en ese momento se calmó.

Fue cuando regresaron a la mansión.

— Querida... ¿Has pensado en un nombre? —preguntó Arthur y miró a su esposa quien estaba absorta en el paisaje — ¿Durri? — está volteó.

— ¿Sí? — Arthur le sonrío, para luego posar ávido la vista en la bebe.

— El nombre para la bebe... ¿Has pensado en alguno?

— Creí que ya te habías encargado de ello... — Arthur le miró, puedo ver entonces Darriane como los ojos de su esposo brillaban llenos de satisfacción por la presencia del bebe. Para Arthur este era el lazo definitivo que lo ataría a su esposa, el lazo que los haría felices hasta el fin de sus días. Darriane nunca había sido muy afectuosa, sin embargo eso Arthur lo asoció a su educación, pero en los meses del embarazo se había vuelto realmente insoportable, Arthur había demostrado cuanto amor por ella sentía, al aguantarle los caprichos de su embarazo y su desagradable disposición para todo. Sé había visto recompensado durante estas últimas semanas con la actitud de su esposa confirmando lo por él creído y la justificación de ella ante él; que estaba deprimida.

— Estaba esperando que tú me dijeras algo Darriane… — su acento era siempre afectuoso y calmo

— No he pensado en ello — Solo entonces Arthur le miró fijamente, de alguna manera se sintió dolido por la actitud indiferente de su esposa, pero (tratando obviamente de no pensar mal) lo relacionó todo con el estado de salud de la misma y el estrés, del cual él médico le había hablado, que se generaba en las personalidades reprimidas como la de Darriane. Sonrío entonces, disculpándole de todo.

— A mí me gusta un nombre, aunque no es muy convencional... — Darriane volteó a él interrogante — será el nombre que corresponda para la primera regente de la casa Hellsing — Darriane le prestó mayor atención.

— ¿Crees adecuando que una mujer sea la que lleve los hilos de tu larga tarea? — Arthur nuevamente sonrío.

— A menos que quieras entregarme a un varón— Darriane sonrío gentilmente ¡Cuanto amaba Arthur esa sonrisa! pero para Darriane, era volver al infierno del cual había intentado escapar, bueno ya había meditado lo suficiente el plan, recordando cada detalle una y otra vez. Solo debía de aguardar a que el vampiro se pusiera en contacto nuevamente con ella.

°~*OOO*~°

En la mansión fueron recibidos con alegría, y Arthur lució con orgullo los hermosos ojos de su hija, que sobre todo en Walter tuvieron un enternecedor gesto. Este ayudó a bajar a Darriane mientras Arthur se ocupaba de la bebe.

— ¿Cómo se encuentra My lady?

— Muy bien Walter... gracias — la mujer no le prestó mucha atención, nunca lo hacía, mas el mayordomo no pudo reprimirse.

— Le felicitó Madame, la bebe tiene sus bellas facciones — Darriane le observó fijamente, entonces algo leyó Walter en su gesto que le pareció desapruebo y casi desprecio, pero automáticamente se censuró por tener semejante pensamientos de la ama de la casa, aunque no podía negar que tenía un aspecto enfermo y desmejorado.

La casa le pareció ahora más acogedora, sin embargo, había en ella un extraño toque de vida y calma, que antes le parecía solitario de desesperado. Las luces, si bien siempre estaban encendidas, ahora por primera vez en mucho tiempo, daban la sensación de real iluminación, todo el personal había venido a contemplar los hermosos ojos de su hija y Arthur la enseñaba gustoso. Escucho los agradables comentarios de sus sirvientes y lejos de sentirse halagada, desdeñó a todos dejándoles a solas con la bebe se marchó a su habitación. No le prestaron mucha atención, solo Walter notó que se retiraba y acercándosele dijo:

— ¿Desea algo My lady? — Darriane le miró nuevamente, aunque en su mirada acusaba al mayordomo de indiscreción, Walter, con su instinto lo notó de inmediato, nuevamente se censuró, bajo la vista y esperó.

— Nada Walter gracias...

°~*OOO*~°

Integra se vio cubierta con la gabardina (en ese tiempo gris) del vampiro, un fuerte escalofrío le recorrió la espalda, al pensar en lo cerca que debió de haber estado para cubrirla. No le gustaba su compañía, era cierto que su padre le había educado para dirigir Hellsing, pero jamás para enfrentar, ver y aguantar a semejante ser todos los días de su vida, desde ese día en el que quedara sola. No lo culpaba.

"¿Qué podría hacer él si no dejarlo todo en manos de ella, la última y verdadera Hellsing?"

Eso era quizás lo único que le daba orgullo en ese momento, hace poco había cumplido los dieciséis años, ahora iba a finalizar su educación en Alemania. Para luego hacerse cargo de la institución, no le quedaban muchas opciones, agradecía, cuando pensaba en ello, la presencia de Walter.

"¿Qué sería de mí sin él?"

Desde la muerte de Arthur, se había vuelto indispensable. Ahora lamentaba el encontrarse a solas con el vampiro en tan largo viaje, no solo le ponía nerviosa su presencia, si no que un molesto escalofrío se apoderaba de ella cada vez que entablaba conversación con él, había llegado finalmente a la conclusión de que era efecto del aire muerto que le rodeaba. No debía sin embargo dejar de ver lo bueno, era efectivo y conciso. Nunca hablaba de más aunque Integra ya conocía de su capacidad para leer la mente, imagino que él ya sabía todo lo que de ella le interesaba saber, eso le ahorraba muchas palabras, no había por lo tanto mucha comunicación entre ellos, lo cual aliviaba a ambos.

Alucard consiente de su efecto en la niña, evitaba asustarla, ella asustarse. Muchas noches la escuchó quejarse entre pesadillas, de las cuales parecía no despertar, o no podía hacerlo. Ahí sin que nadie lo supiera desde luego, se incluyó él mismo en muchas de ellas, pues esta recordaba una y otra vez el día en que se habían conocido, y veía una y otra vez como el vampiro la hacía pedazos junto con el resto de los agentes, entonces Alucard entro en acción, y pasaba de ser un asesino llenándole de recuerdos de la salvadora figura de su padre, quien llegaba para alejarla de todo.

Resultó útil, pues con el tiempo Integra dejó de tener esas pesadillas, mas no miedo al vampiro. Sin embargo se mostraba firme ante él, de pequeña, por lo menos hasta sus quince años, Alucard la seguía recordando endeble, no de carácter, si no en sus pensamientos, los cuales (algo que también había visto en Arthur) eran divagativos y llenos de dudas, pero después de su primer año en Alemania le vio cambiada; más firme y sería, sus pensamientos eran fijos y fríos, dignos de una buena líder, no sabía si había sido él o que era lo que en Alemania había aprendido. Pero se había vuelto más dura y si más lejana, lo notó debido a su comportamiento con el mayordomo. A quien sí bien trataba con respeto, siempre la unía algo más, ahora si sentía por él lo mismo lo ocultaba muy bien.

A pesar de mucho de lo que se dijera, Integra en su juventud, no había sido diferente a otras niñas de su edad, la muerte de su padre le había afectado mucho, pero no se había derrumbado, ahí había nacido el orgullo de la muchacha, un par de años después, ya no era solo un orgullo externo, del cual solo sabía el vampiro o el mayordomo, si no que en todo sentido. Se había vuelto orgullo, estaba en su pensamiento, en sus movimientos, en cada gesto de su rostro, en cada respiración que daba, se había apoderado de su corazón y su alma, de su actuar y de su pensar. Siquiera Arthur había sido tan orgulloso, de su posición en el mundo. Y eso el vampiro lo admiraba enormemente de la muchacha, sobre todo en una muchacha de esta época; era como si hubieran revivido en ella a la antigua generación.

A penas vio que el sueño de Integra terminaba se colocó de pie y procedió a retirarse. Lo de esta noche había sido algo extraño, aunque divertido para él, no podía negarlo. Aguzó sus sentidos, atento a lo que ocurría dentro del vagón. Río entonces para sí. Era Integra, y toda su gracia humana, las responsables de una agradable carcajada del vampiro.

La muchacha despertó, pero en un extraño gesto de pereza, se acurruco aún más, tapándose hasta la cabeza, con la gabardina del vampiro, entonces olió y no encontró nada, abrió los ojos, consiente de su pensamiento.

"Yo no me cubrí con esto"

Observó entonces, y un extraño escalofrío, que sin embargo no le incómodo, le recorrió la espalda.

"Es de Alucard… es del vampiro"

Había alarma en su respiración.

Alucard, desde el tejado, solo río tranquilamente.

°~*OOO*~°

Darriane lloró amargamente, era el peor día de su vida, encerrada en la biblioteca, siquiera fue capaz de meditar sobre lo ocurrido, menos de entender su culpa. Afuera Integra jugaba resguardada por una de sus sirvientas. Escuchó que alguien entraba en la habitación y volteó. La mirada de Arthur era seca y molesta, acusadora y grave; El que le había tratado con tanto amor, ahora la despreciaba en público, todo por culpa de esa maldita niña, su madre se rehusaba a verle.

Pero la peor situación, la había vivido con el vampiro pues este le había negado, le había traicionado. Realmente ahora estaba muerta por dentro, solo sentía odio en contra de todos.

— Darriane…— le habló su esposo —…Ya están acá— ella solo bajo la vista y las lágrimas nuevamente corrieron por su rostro, no era pena lo que sentía, si no rabia, mucha rabia. Mientras se encaminaba al auto, podía recordar uno a uno los pasos que había seguido para lograr su plan.

Su cabeza había vagado en busca del vampiro muchas veces, mientras dormía acongojada al lado de Arthur, esperando alguna señal de él. Algo parecido a su última conversación con él, en donde le había visto, de manera difusa.

¿Cómo se habían conocido? ¡Oh! si... ya lo recordaba: estaba encerrada en el baño, con la vista fija en una prueba de embarazo positiva ¿Qué haría ahora? Un hijo de ella y Arthur... de ambos. Entonces escuchó un vago murmullo que parecía decir su nombre, aguzó el oído, pero entonces no hubo nada. Durante aquella noche fue lo mismo, escuchó una voz y en verdad se creyó loca, cayó en un profundo sueño en donde se vio a sí misma recorriendo recovecos escondidos de la mansión, perdida y a oscuras. De la nada salió una luz que le guió, ella creía que a la salida, pero solo llegó a otra puerta, la cual tenía la estrella de David tallada. Y nuevamente la voz le habló.

— Me has encontrado — le dijo — ahora yo iré por ti — una risa apagó a la voz y Darriane despertó gritando.

El día siguiente fue caluroso y tranquilo, había habido una recepción en la mansión y ella había oficiado de anfitriona, ahora todo se acababa y era hora de ordenar, se vio extrañamente alegre ante la posibilidad de ser madre y de la alegría de Arthur al saberlo, llevaba casi dos años esperando por esta noticia, entonces, con una alfombra bajo el brazo se vio perdida en su propia residencia.

Tenues luces iluminaban muy poco ese pasillo ¿En qué parte de la mansión estaba? No le parecía haber estado ahí antes, no reconocía aquel lugar. Una fuerte ventisca se coló, y apagó una a una las pocas luces que iluminaban el lugar, Darriane sintió escalofrío y miedo. Pero al fondo del pasillo una había sobrevivido, se veía muy pequeña. Decidió que era mejor ir contra aquella luz, tomar el camino contrario, pues de ahí provino la ventisca, ahí había una salida. Pero sin notarlo hizo todo lo contrario, sin saber cómo se encaminó hacia la luz, vio a lo lejos una muralla gris, tenía un extraño dibujo, entonces recordó su sueño.

Ahí estaba, hecho realidad frente a ella. Le llamó la atención, este pues parecía ser de un extraño líquido, rojo y viscoso, dejo la alfombra en el suelo y picada por la más absoluta curiosidad, se acercó a la pared, tenía una puerta en el medio, no intento abrirla, sabia de sobra que no le sería posible, extendió sus delicados y finos dedos, toco el símbolo. Aún estaba fresca.

No podía ser… ¿Sangre?

Darriane la olió; estaba pútrida y viscosa. Entonces algo entro en su cabeza, ella no lo entendió, aun así no se apartó de la puerta. De un momento a otro se sintió dichosa, como si hubiera encontrado algo perdido hace mucho tiempo. O como un niño que encuentra algo prohibido cerca de Navidad.

— Entonces... es aquí donde estabas escondido— susurró a la puerta — ahora debes de ir por mí — sonrío ella, de manera cómplice.

Dentro de la habitación el vampiro río, no habría podido ser de otra manera.

"Un eslabón débil, es todo lo que se necesita"

Desde ese momento supo que su venganza en contra los Hellsing, estaba lista.