Disclaimer: Los personajes de Death Note que aparecen en este fic pertenecen a su creador Obata.


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¿Por qué no dejaba de mirarla? La joven rubia sentía la oscura y ojeriza mirada del detective clavada en ella, recorriéndola entera con una lentitud insoportable como si le estuviese haciendo un análisis completo. Su nerviosismo aumentaba conforme los segundos pasaban. Y se hacían eternos, irremediablemente eternos… Sus ojos azules se fijaron en los del pelinegro, tratando de ganar aquella batalla que ya tenía perdida desde el momento en el que el chico se había centrado en ella.

L, por su parte, se dedicaba a memorizar con minuciosa exactitud todos los detalles que su cerebro le permitiese. Quería recordar aquel fino, níveo y perfecto rostro. Sus tentadores labios del color de las cerezas. Sus ojos, azules y profundos como el océano y llenos de un inocente brillo que le daba un aspecto adorable. Quería recordar hasta el último de sus cabellos. Guardar aquella imagen para siempre en su memoria. Siempre suya…

- Ryuuzaki-san… - murmuró Amane Misa, llamando su atención.

- ¿Sí? – respondió el investigador.

- ¿Podrías dejar de mirarme? – le pidió – Es incómodo.

- No tengo por qué dejar de hacerlo – apuntó el chico – No existe ninguna ley que me lo prohíba.

La modelo dejó escapar un bufido de desagrado. No entendía por qué su querido Light se había ido y le había dejado a solas con ese chalado. Pero lo que menos entendía aún era el por qué se sentía tan extraña con la presencia de L. Esa insólita cercanía, sus ojos clavados en su persona, todo él. Hasta su rostro, que hasta el momento le había parecido horrible, ahora se le antojaba de lo más atractivo. Dios debía estar burlándose de ella de la forma más cruel posible. Ella amaba a Light, de eso estaba segura, pero entonces… ¿a qué se debían esos sentimientos?

- ¡Baka! – exclamó, dándole un tirón de pelos al moreno.

El detective, el cual había permanecido "sentado" en la silla haciendo uso de su habitual y aparentemente incómoda postura, perdió el equilibrio tras aquel inesperado ataque consiguiendo con ello que acabase en el suelo, apunto de haberse dejado los dientes en la moqueta que lo cubría. Miró a la culpable de su caída, frotándose su ahora adolorida cabeza mientras se quedaba agazapado en el suelo.

- Debes haber asesinado a unas cuantas de mis pobres neuronas, Misa-san – le dijo con tono neutro – Si la investigación comienza a ir mal, será todo culpa tuya.

Amane llenó los mofletes de aire y se cruzó de brazos, alzando la cabeza con superioridad dando muestras de un claro berrinche infantil. ¿Quién se creía que era él para echarle la culpa? Si se había caído… ¡era porque se lo merecía! Además, dudaba mucho que un pequeño golpecito de nada en su cabeza de genio sirviese para atontar todas sus neuronas y dificultarle sus investigaciones.

L sonrió ante este hecho de una manera prácticamente imperceptible. Disfrutaba haciéndole de rabiar, sobretodo porque le permitía observar las distintas expresiones faciales que adoptaba la hermosa joven cuando se enfadaba. Se levantó del suelo para después subirse a la silla de un salto, provocando que ésta diese una única vuelta durante el proceso, quedando de espaldas a la niña grande.

- Misa-san… ¿puedo hacerte una pregunta? – formuló de pronto el misterioso personaje, girando la cabeza para poder mirar a la chica.

- ¿Qué quieres ahora, Ryuuzaki-baka? – dio como respuesta la modelo, denotando su enojo al añadir "baka" a su nombre.

- ¿Por qué sigues con Light-kun aunque él te da falsas esperanzas?

Aquella pregunta logró sorprenderla. Nunca hubiese imaginado que Ryuuzaki pudiese estar interesado en sus problemas amorosos con Light y mucho menos que se atreviese a preguntar por ello. La mirada de la rubia se suavizó, sustituyendo el enfado por una más que notable tristeza y también cierto toque de decepción.

- Light-kun no le da falsas esperanzas a Misa – se defendió – Es solo que está muy ocupado y no tiene tiempo para Misa…

- Misa-san, voy a darte mi más sincera opinión – comenzó a decir el ojeroso – Light-kun puede ser increíblemente inteligente para muchas cosas… pero en cuanto a temas sentimentales respecta… es un completo tonto – concluyó.

"Un tonto muy afortunado…" – añadió para sus adentros.