Y bueno, como en México estamos celebrando el buen fin,
Death City Studios tambien se une a esta campaña y les traemos una promocion con un 2x1 en proyectos.
Y que mejor que con uno de mis fandoms preferidos: One Piece.
Ejem, y bueno, como ya es costumbre, el primer capitulo tiene el aviso dado por su escritor asi que...
"ESTA OBRA ES TRAIDA A USTEDES GRACIAS A
DEATH CITY STUDIOS
BAJO NINGUN FIN DE LUCRO Y CON EL PURO PROPOSITO DE ENTRETENERLOS A USTEDES, LOS LECTORES. NOSOTROS NO POSEEMOS LOS DERECHOS DE LOS LUGARES Y PERSONAJES AQUI MENCIONADOS, SALVO POR ALGUNOS PERSONAJES COMO QUE SERAN MENCIONADOS A SU DEBIDO TIEMPO. ESTE TRABAJO ESTA HECHO CON EL ESTRICTO PROPOSITO DE ENTRETENER Y SIN NINGUN FIN LUCRATIVO. INVITAMOS A LOS LECTORES A QUE DEJEN SUS COMENTARIOS Y SUGERENCIAS POR MEDIO DE REVIEWS QUE SERAN CONTESTADOS PERSONALMENTE POR NUESTRO STAFF... O SEA POR NUESTRO ESCRITOR"
En todos los océanos del mundo se cuenta una leyenda. Una leyenda acerca de un hombre que en una ocasión zarpo junto a su tripulación hasta llegar al punto más lejano en el más peligroso de los océanos, lo que le consiguió al gran Gol D. Roger el título de Rey de los Piratas. Pero ni siquiera el gran Rey puede estar a salvo de la Muerte, y cuando vio que su hora había llegado lo acepto con una sonrisa, no sin antes dejar un legado…
Fama, Fortuna. Todo lo que puedan desear será suyo… si es que pueden encontrarlo. He dejado todo lo que tengo en One Piece
Con esas palabras, Roger se despidió dejando atrás un enorme legado y dando inicio a lo que se le llamo la Gran Era Pirata mientras que otros se referían a ella como La Era de los Sueños.
Cientos y cientos de piratas zarparon en búsqueda de aquel legendario tesoro, pero de entre todos ellos, solo un hombre pudo acercársele lo suficiente. Algunos lo reconocen como el Segundo Rey de los Piratasmientras que otros dicen que nunca tuvo oportunidad y que se acobardo en el último momento, desapareciendo así de la faz de la tierra. ¿Envidia o realidad? Solo muy pocos conocen la verdad de lo que sucedió con ese hombre y su tripulación, con el legendario Monkey D. Luffy
"Esa fue una increíble historia" dijo una pequeña niña de unos cinco años. Su frágil apariencia. Su largo y sedoso cabello color chocolate que llegaba hasta sus rodillas. Sus hermosos y brillantes ojos color esmeralda y su sedosa piel blanca la hacían parecer una hermosa muñeca de porcelana. "Debe ser maravilloso poder viajar así por todo el mundo" agrego.
"Sip" dijo un pequeño niño de la misma edad. A diferencia de su refinada amiguita, el pequeñín tenía una apariencia sucia y descuidada, como la de un niño que lleva todo el día jugando afuera. Su plateada melena estaba completamente despeinada e incluso tenía algunas ramas atoradas en su cabello. Sus ojos color amatista resaltaban bastante en su bronceada cara, la cual tenía algunos puntos todavía más oscuros debido a la tierra. "Un día tendré mi propio barco y tripulación y entonces me convertiré en el próximo Rey Pirata"
"¿Rey Pirata?" repitió la pequeña bastante sorprendida.
"¡Sip! Algún día seré tan increíble como el gran Monkey D. Luffy" dijo el pequeño con una mirada llena de determinación. "Y cuando ese día llegue, te llevare en marco a viajar por todo el mundo" agrego con una sonrisa infantil en su rostro.
"¿Lo dices en serio?" pregunto la ojiverde.
"¡Claro que sí, es una promesa!" dijo el peliplata mientras que juntaba su meñique con el de su amiguita.
"*****-kun, podrías… ¿podrías prometerme algo más?" dijo la castaña mientras que su rostro se iluminaba con un tierno sonrojo. El pequeño solamente la miro sin decir nada, esperando que ella continuara por su cuenta. "¿Me prometerías que cuando te conviertas en Rey Pirata, estaremos juntos para siempre?" pregunto, mientras que era ahora el pequeño niño el que se sonrojaba.
"*****-chan" murmuro sorprendido.
"Por favor" suplico la pequeña mientras que tomaba la mano de su amigo. El pequeño simplemente la miro a los ojos y una sonrisa gentil se dibujó en su rostro.
"Es una promesa. Estaremos juntos para siempre *****" respondió el pequeño con bastante determinación mientras que la cara de la pequeña se ilumino con ilusión y felicidad por lo que su primer reacción fue lanzarse a los brazos de su amigo.
"Gracias *****-kun" dijo mientras que algunas lágrimas de felicidad abandonaban sus ojos. "Gracias…"
新時代へようこそ - Shin jidai e yōkoso
Bienvenido a la nueva era
新冒険が始まる - shin bōken ga hajimaru
Comienza la nueva aventura
12 años después…
Un día bastante normal transcurría en una isla normal en el South Blue. La gente caminaba calmadamente por las calles. Vendedores tratando de ganarse el pan de cada día tratando de convertir a cualquiera que pasa frente a su tienda en un nuevo cliente. Gente saliendo volando por la puerta de un bar. Si, definitivamente era un día bastante común en la pequeña Isla Sunny.
"¡PROBLEMAS! ¡HAY PROBLEMAS!" gritaba a todo pulmón un habitante del pueblo mientras corría por las calles.
"Parece que las cosas nunca cambian" dijo una voz de tono dulce mientras su dueña veía como aquel hombre corría en su dirección a toda velocidad.
"¿Dónde fue esta vez?" pregunto un hombre mayor mientras salía del edificio en dirección hacia la chica que había hablado antes. Se trataba de un hombre de unos sesenta y cinco, talvez setenta años. Cabello cano impecablemente peinado, y unos intensos ojos color azul. Aquel hombre vestía un traje sastre en color azul marino y en sus hombros se apoyaba una gabardina blanca con la palabra JUSTICIA grabada en su espalda.
"Fue con Bass" dijo el aldeano entre respiraciones.
"Ese lugar no es nada más que un nido de ratas" dijo con tono molesto un chico unos veintisiete años. De rojiza cabellera hasta sus hombros y ojos como rubíes. Al igual que el mayor, el joven vestía un traje sastre pero el suyo era en color negro, y la gabardina blanca en sus hombros. "Debimos haber cerrado ese lugar hace mucho" agregó.
"A veces eres demasiado Estricto, Lowell-kun. Además, al menos ese bar le deja un buen margen de ganancia al pueblo" dijo la joven que había hablado primero mientras acariciaba su esponjoso cabello azul celeste. Se trataba de una joven de la misma edad. Al igual que sus dos compañeros, la gabardina en los hombros era un accesorio, sin embargo ella vestía una blusa tipo halter en color rosa y una falda a juego, atuendo que revelaba su bien definida figura.
"Tal vez el problema sea que tú eres demasiado relajada, Andrea" dijo el pelirrojo mientras que sus ojos carmesí se encontraban con los ojos zafiro de la chica. "Capitán Taro, déjeme hacerme cargo de esto por mi cuenta"
"Tranquilízate, Lowell-kun" dijo el mayor de los tres presentes. "NO sabemos nada de estos piratas, así que lo mejor será que te lleves contigo a Andrea-chan y un escuadrón"
"Pero Capitán…"
"Ya oíste al capitán, Lowell-kun" dijo Andrea bastante sonriente. "Escuadrón A, viene con nosotros" ordeno la joven para luego comenzar a caminar hacia el destino seguida por todos los miembros del Escuadrón A.
Mientras tanto…
"¿Hey chicos, les molestaría dejar de destrozar mi bar?" suspiró un hombre de cabello cano.
"¿Quién te crees que eres para darnos ordenes?" pregunto un tipo enorme de al menos tres metros y medio, físico bastante corpulento y una cabellera castaña en corte mohicano.
"¿Acaso no sabes quienes somos, idiota?" pregunto otro hombre, y uno bastante feo para agregar. Se trataba de un tipo de pelo negro también en mohicana que apenas si pasaba la marca del metro con veinte centímetros en estatura.
"¿Qué quiénes son? Pues son un par de piratas y yo soy el dueño de este lugar, así que más vale que comiencen a hacerme caso" dijo el hombre como sin nada.
"¡Imbécil!" chillo el enano mientras desenvainaba su espada y la clavaba en el mostrador. "Más vale que no trates de hacerte el listo con nosotros, o vas a tener un mal rato" dijo en tono amenazante. Los clientes simplemente miraron en otra dirección o comenzaron a salir del lugar para no verse involucrados en la pelea.
"Hola hermosa. ¿Por qué no te acercas?" dijo el grandulón al notar a una delgada mesera al otro lado de la barra. "No te apures hermosa, no muerdo… si no quieres que lo haga. ¡HEHEHEHEHEHE!" dijo de manera pervertida mientras inspeccionaba el cuerpo de la joven mesera, quien solo se quedó ahí de pie asustada.
"Más vale que te acerques nena, porque no te va a gustar lo que va a pasar si él va a por ti" dijo el enano mientras que se relamía los labios.
"Tsk, la gente necia es la más molesta de todos" murmuro una voz masculina detrás del grandulón, seguida por el sonido de como devoraba una pieza de carne. Desafortunadamente para el dueño de esa voz, el grandulón alcanzo a escucharlo así que rápidamente saco su espada y en un veloz movimiento, el grandote cortó la mesa por la mitad. "Eso estuvo cerca" dijo el chico con tono relajado. Todos miraban sorprendidos como aquel chico ahora estaba en la mesa de junto con su plato intacto.
"Lárgate mocoso, esto no es asunto tuyo" dijo el pelinegro mientras que apoyaba su espada en la nuca del misterioso chico, quien en ese momento traía el gorro de su sudadera. "¿O acaso estas dispuesto a saber de lo que es capaz un pirata?" pregunto mientras le aplicaba un poco más de fuerza a la espada.
"¿Ya lo pensaste bien princesa? ¿O acaso tengo que tomarte por la fuerza?" dijo el grandulón mientras que su voz reflejaba la poca paciencia que le quedaba.
"Oye amigo, creo que será mejor que te refresques" dijo el chico misterioso mientras que lanzaba un par de tarros de cerveza sobre sus hombros, empando a aquellos dos piratas. "Y por cierto, estoy muy consciente de mis propias capacidades"
"¡Maldito!" grito molesto el castaño mientras preparaba su espada, sin embargo se llevó una sorpresa al ver que su mano no parecía moverse. "¿Qué rayos…?" murmuro al ver como algo extraño brotaba desde el coxis del chico. "Una Akuma no…" pero antes de que el grandulón pudiera decir algo, el chico lo sujeto de la mohicana y en un rápido movimiento estrello la cara del grandote contra la mesa. El grandulón se puso de pie y trato de encontrar a su atacante, pero este ya estaba en otro lugar.
"Oye, Gorila-san" dijo el chico llamando su atención. Una vez que ambos estaban mirándolo, el chico se quitó el gorro, dejando caer su plateado cabello por sus hombros y hasta su pecho, mientras que el resto cayó hasta la mitad de su espalda. Sus ojos amatista brillaron con confianza mientras que miraba a su oponente. El chico simplemente se arremango la roja sudadera que vestía en ese momento. Su atuendo se completaba con unos pantalones desgastados de mezclilla, botas negras y una camisa negra abierta a medio pecho que traía debajo, dejando ver su pecho así como un collar con un pendiente en forma de cruz y con una esmeralda al centro. Además que su oreja derecha estaba adornada con un arete en forma de colmillo.
"Pequeño mierdecilla… ¡NADIE SE METE CONMIGO! " gritó el grandote mientras que se lanzaba hacia la joven mesera. Sin embargo en ese momento solo sintió como algo levemente lo toco la parte superior de la cabeza y lo siguiente que vio fue como el piso se acercaba a una enorme velocidad.
El peliplata simplemente sonrió satisfecho pero en ese momento sintió un peso apoyarse contra su pecho.
"Lamento la brusquedad ¿Estas bien?" dijo el peliplata al notar como la mesera se escondía asustada en su pecho.
"Deberías preocuparte más por ti mismo, mocoso" dijo el enano que de la nada salió detrás del peliplata listo para apuñalarlo con su espada. El chico simplemente arrojo al aire a la mesera y luego con un giro rápido pateo la mano de aquel pirata haciendo que saliera directamente a estrellarse con la barra.
"Eso estuvo cerca" dijo el peliplata mientras que tranquilamente atrapaba a la joven mesera en sus brazos.
"No creas que te has librado aún" dijo una voz masculina mientras que el peliplata solo sintió como algo se apoyaba en su nuca.
"¡C-C-Capi-Capitán!" dijo el grandulón asustado mientras que rápidamente intentaba ponerse de pie, sin embargo el sonido de una pistola inundo el bar, seguido por el sonido del cuerpo de aquel enorme sujeto golpeando el suelo. "¿Por qué lo hizo capitán?" dijo débilmente aquel grandulón.
"Es vergonzoso tener alguien como tú en mi tripulación" dijo el hombre que acababa de llegar. "Dime tu nombre, mocoso" ordenó. El peliplata simplemente suspiro fastidiado y bajo con cautela a la chica para luego irse a continuar su almuerzo. "NO me hagas repetirme niño." Dijo esta vez con tono más amenazador.
"¿Y que si lo hago?" lo desafío el peliplata. Aquel hombre iba a responder, cuando en ese momento alguien llego a interrumpir.
"¡Armas al suelo! ¡Ahora!" grito una voz masculina.
"Diablos, Marines" dijo fastidiado el peliplata al ver al dueño de aquella voz que retumbo en el salón.
"Esta vez sí que se tomaron su tiempo, Andrea, Lowell" dijo Bass bastante tranquilo. El pelirrojo no dijo nada mientras que la peliceleste solo rio infantilmente.
"Señor esos tres piratas…" señalo uno de los soldados.
"¿Tenemos información sobre ellos?" pregunto Lowell.
"Señor, el más grande de allá es Hammer Arm Richard, pirata con recompensa de treinta millones de belis" dijo un marine. "El pelinegro de allá es el timonel de los Sena Pirates"
"Entonces tú debes ser Sena" dijo el peliplata mirando al hombre que aún le apuntaba con su pistola.
"Dark Blade Sena, sesenta millones de belis" explico el marine.
"¿Qué hay de ellos dos?" pregunto Lowell mirando al peliplata y a la chica.
"Soy Lina, soy mesera aquí" se apresuró a responder la chica.
"Está limpia, Lowell. Es mi sobrina" dijo Bass de inmediato.
"¿Y tú, chico?" pregunto Andrea. El peliplata iba a contestar cuando un segundo disparo se le adelanto. "¿Qué haces, Lowell-kun?" pregunto la peliceleste sorprendida.
"¿A quién le importa quién sea?" dijo Lowell con frialdad. "Lo más probable es que sea un sucio pirata igual que esos tres"
"Parece que los marines están perdiendo muchos modales" dijo el peliplata. En ese momento todos se dieron cuenta que el chico estaba apoyando su espalda en la del marine pelirrojo. "Por cierto, pudiste haber herido a alguien con ese disparo" agrego para luego caminar hacia la salida.
"Esa era la idea, herirte a ti" dijo Lowell para después rápidamente atacar usando su sable, intentando apuñalar al peliplata, pero este lo esquivo sin problemas. "Buenos reflejos"
"Es raro ver a un marine usan un alfanje" comento el peliplata con fingida sorpresa. "Creí que la mayoría usaban katanas"
"Espero que no me estés subestimando, basura pirata" dijo Lowell para luego atacar con bastante ferocidad.
"Capitán, aprovechemos esta oportunidad para huir" dijo el enano, sin embargo solo recibió una fría mirada de parte de Sena.
"No pienso permitir cobardes en mi tripulación" dijo el capitán mientras que preparaba su pistola, pero el familiar frio del acero en su nuca lo hizo detenerse.
"Personas como tú le dan mala fama a los piratas, Sena"
"¡Capitán Taro!" dijeron todos los marines al unísono.
"Kamogawa Taro, un nombre reconocido en el South Blue" dijo Sena como sin nada.
"Y agregare más fama a mi nombre con tu captura, Sena-kun" dijo el hombre mientras que tomaba unas esposas y se las ponía al pirata. "Por cierto, cuando regresemos tu y yo vamos a tener una charla, Lowell-kun"
"¿Qué hay de este mocoso?" pregunto Lowell mientras señalaba al peliplata.
"Yo paso. Prisión no es realmente lo mío así que me voy" dijo el peliplata mientras trataba de escabullirse.
"Lo siento pero vendrás también con nosotros niño" dijo Taro mientras ahora era la nuca del chico la que sentía el frio acero de su espada, a lo que el peliplata solo suspiro resignado.
"No te preocupes, saldrás pronto" dijo Andrea mientras le ponía las esposas al peliplata.
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"O tal vez no" dijo Andrea al ver como sus subordinados arrojaban al peliplateado adentro de una celda. "Al parecer no fuiste tan afortunado"
"Era obvio que esto pasaría. No te apures" dijo como sin nada el chico.
"No está bien que yo te lo diga, pero eres un ladronzuelo bastante hábil" dijo la peliceleste mientras que se sentaba quedando de frente a la celda.
"Andrea-san, no creo que sea buena idea que esté hablando con el prisionero" dijo uno de los marines.
"¿Por qué? ¿Acaso debería de preocuparme de que no hubieran hecho bien su trabajo? " pregunto con una sonrisa gentil en su rostro.
"P-P-Por supuesto que no" respondió bastante nervioso.
"Entonces te puedes marchar. Además soy bastante capaz de cuidarme sola" dijo. A los soldados no les quedo más opción e hicieron una reverencia para luego salir del cuarto de celdas.
"Parece que te diviertes" dijo el peliplata.
"Es divertido bromear así con ellos. Son buena gente. Incluso los marines tenemos de esos" explico Andrea. "Pero no me cambies el tema, estamos hablando de tu carrera criminal."
"Yo no lo llamaría carrera, es solo que un chico de mi edad tiene que comer" respondió como sin nada. "Además, se suponía que hurtar no es un delito grave, ¿Qué rayos hago aquí?"
"Pues es cierto que no es tan malo. Excepto para un chico de diecisiete años con historial en varias islas, que viaja en bote y que come en el bar de Bass" explico Andrea.
"Rayos, un chico así de seguro es un pirata" dijo el peliplata a modo de broma.
"¡Exacto!" dijo la peliazul continuando la broma. "Pero si fueras un pirata tendrías un apodo aterrador y un enorme botín. Así que dime los tuyos"
"Sabes, podrías darme el voto de confianza de que no soy pirata. O al menos no muy conocido" dijo el chico sin embargo Andrea solo lo miro en espera de la respuesta que quería escuchar. "No tengo ninguno, al menos no que yo recuerde"
"¿Hogar?"
"No recuerdo"
"¿Padres?"
"No"
"¿Algún familiar?"
"No"
"¿Algo además de tu edad?"
"Mmm…. No."
"Apuesto a que al menos si me puedes decir tu nombre"
"Lo siento. Lo único que hay aquí son cosas inútiles que no quisiera recordar" dijo mientras que daba unos ligeros golpecitos a su cabeza.
"¿Cómo robar?" pregunto la peliceleste.
"Los recuerdos están sobrevalorados, Andy-chan" dijo el peliplata mientras que se recostaba en el piso.
"Sabes, cuando tenía tu edad un grupo de piratas vino a mi pueblo y destruyo todo. Mi hogar, mi pueblo, a mi familia… mi vida entera fue destruida y arrancada de mi frente a mis ojos" dijo la peliceleste mientras que su voz se llenaba de tristeza y melancolía.
"Que triste. De seguro debes odiar a todos los piratas en el mundo." Dijo el prisionero como sin nada.
"Ese es Lo-chan" respondió. "Lowell era mi vecino y mi mejor amigo de toda la vida. El me salvo y protegió cuando perdí todo lo que amaba" relato. "No quiero volver a sentir ese enorme sentimiento de impotencia que te inunda en un momento así."
"Como me gustaría decir que no conozco esa sensación" pensó el peliplata.
"Pero un día Taro-san llego a la isla y salvo a dos pequeños que habían perdido todo en esta vida"
"¿A qué viene la clase de historia?" preguntó el chico.
"Los recuerdos no están sobrevalorados. A veces son los recuerdos los que nos hacen seguir adelante y mantenernos fieles a nosotros mismos" explico Andy. "Tu más precioso recuerdo es ese collar ¿cierto? Eso explicaría la paliza que le pusiste a esos pobres marines cuando trataron de quitártelo"
El chico simplemente se quedó en silencio dentro de su celda, lo que puso una sonrisa en el rostro de Andrea.
"Estoy segura que ella era tan hermosa como esa esmeralda"
"Dentro de lo que un niño de cinco años podría pensar, sí. Era mi mundo" fue lo único que dijo el chico ya que se pudo notar como su voz se inundaba de rabia y frustración. Andrea iba a decir algo ero en ese momento alguien irrumpió en la prisión.
"Lowell-kun" dijo Andrea sorprendida al notar la actitud de su compañero.
"Tranquilízate por favor, Lowell-kun" dijo Taro-san mientras entraba después del chico.
"¿Paso algo capitán?" pregunto la peliceleste.
"Tenemos ordenes de liberar a un prisionero" dijo el anciano.
"Ves, te dije que no durarías mucho aquí" dijo Andrea dedicándole una dulce sonrisa al chico peliplateado.
"No es a él. Es a Sena y sus nakamas" dijo Lowell lleno de rabia.
"¿Por qué habríamos de hacer algo así capitán?" pregunto Andrea sorprendida.
"Porque soy YO quien lo ordena" dijo una voz llena de arrogancia. Andrea giro un poco su cabeza y pudo ver a un hombre flacucho de calva cabeza, enorme nariz y ojos color miel.
"¿Comodoro?"
"Te estabas tardando Isaac" dijo Sena desde su celda. "Ya estaba aburriéndome de la historia de esta niñita"
"Fue una suerte que estuviera cerca. No iba a dejar que mi principal fuente de ingresos se pudriera en la cárcel de algún pueblo basura" dijo el comodoro con arrogancia.
"Tal vez quieran sacudirse esas gabardinas. Tienen unas cuantas manchas de mierda en ellas" dijo burlonamente el peliplata. Isaac solo chasqueo sus dedos y en ese momento, tres marines fueron hacia la celda, dos de ellos alistaron sus armas mientras que el tercero iba hacia la puerta para abrirla.
"No den un paso más" dijo la peliceleste mientras se cruzaba en el camino del último marine.
"Basta Andrea. Estas desobedeciendo órdenes" dijo Lowell mientras que escondía su mirada bajo su fleco. Estaba claro que no quería mirar a los ojos a su amiga en esos momentos.
"Si estas tan molesto entonces has algo al respecto" dijo la chica.
"Solo muévete. No lo hagas más difícil"
"Hazle caso" dijo el chico acercándose con dificultad a la puerta. "No soy más que un criminal que debe pagar lo que ha hecho." Agrego mientras que miraba desafiantemente a los marines subordinados de Isaac.
"¿En verdad este mocoso les causo problemas?" pregunto Isaac mirando a Sena, quien en ese momento ya había sido escoltado fuera de su celda junto a sus dos nakamas. "Necesitas mejorar la eficiencia de tu tripulación" dijo el calvo mientras que sacaba su pistola y le disparaba al chico en el hombro izquierdo.
"¡Noooo!" grito Andrea mientras que por alguna razón unas lágrimas brotaron de sus ojos.
"Quería reclutar a ese chico. Que lastima que se desperdició su talento"
"Estas en una base de la Marina. Puedes tomar todos los hombres que quieras" dijo
"¡Déjala en paz!" dijeron Lowell y el peliplata al mismo tiempo.
"¡Déjame ir sucio pirata!" dijo Andrea mientras trataba de liberarse.
"Me gusta que tengan actitud" dijo Sena mientras que arrancaba parte de la ropa de la peliazul. "Es más divertido cuando les destrozas el espíritu"
"¡BASTARDO!" grito el chico mientras que se ponía de pie. "Déjala ir" agrego mientras que se lanzaba violentamente contra la puerta de su celda tratando de abrirla.
"¡Déjala en paz!" dijo Lowell mientras que desenvainaba su espada.
"Taro, por favor controla a tu estúpida mascota" dijo Isaac a modo burlón, mientras que Taro-san simplemente sujetaba con más fuerza su katana.
"Solo deme la orden capitán, y esto terminara en un segundo" dijo Lowell preparado para atacar.
"Maldición. ¿Por qué rayos tienen esposas de Kairoseki en esta isla tan pequeña?" pensó el peliplata mientras que continuaba chocando su cuerpo contra la puerta. "Oye pedazo de basura, ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?" trato de provocarlo.
"Casi haces que uno de mis hombres muera mocoso. Así que me debes treinta millones de belis. Y si en verdad aprecias a esta mujer entonces me los vas a pagar" dijo Sena mientras apretaba su agarre en el cuello de Andrea.
"¡Vete al carajo imbécil!" grito molesto el peliplata. "Los únicos treinta millones que te veras, van a ser los treinta millones de golpes que te voy a dar si no la liberas en este momento." Lowell intento aprovechar el momento de distracción para atacar a Sena, pero un disparo lo mando al piso.
"¡Lowell-san!/¡Lowell-kun!" gritaron los marines al unísono al ver a su compañero herido.
"Qué barbaridad. No puedo creer que haya tanta indisciplina en este barco" dijo Isaac mientras limpiaba su pistola. "Taro, por favor corrige a tus muchachos o tendré que matarlos a todos" dijo con frialdad. "¿Nos vamos, Sena?"
"Después de ti" dijo el aludido mientras que miraba salir al comodoro y sus hombres para luego salir detrás de ellos.
"¡ANDREA!" grito Lowell mientras trataba de ponerse pie, pero el dolor simplemente lo regresaba al piso.
El silencio inundo aquella habitación por un largo rato. Todos estaban incrédulos ante lo que acababa de suceder.
"Quítenme las cadenas" murmuro el peliplata.
"Cierra la boca, basura" dijo Lowell.
"Yo voy a salvarla. Quítenme estas cadenas" repitió el prisionero.
"Cállate" repitió Lowell.
"¡Quítenme las putas cadenas!" grito desesperado el peliplata. "Tengo que salvarla"
"¡Yo también quiero salvarla!" grito Lowell de vuelta. "Pero ir en contra de un comodoro es un suicidio." Lowell simplemente volteo la mirada, lo que molesto al chico lo suficiente como para poder finalmente romper la puerta. El peliplata se acercó al joven marine y lo tomo del traje para luego darle un cabezazo con todas sus fuerzas.
"¿Te piensas rendir así de fácil?" preguntó el chico molesto. "Ella te ve como su salvador y tú piensas rendirte. Eres peor que la mierda que se la acaba de llevar."
"¡Fuego Enemigo! ¡Agáchense!" se escuchó la voz de un marine por los speakers de la base.
"¡Cúbranse!" grito el capitán.
Mientras tanto en el barco atacante…
"¡SeSeSeSeSeSeSe! ¡Estúpidos marines, eso se ganan por meterse en mi camino!" dijo Sena mientras que miraba como era bombardeado el pueblo. "Gracias por traer a mi gente Isaac"
"No fue nada. Nos los encontramos de paso." Dijo el comodoro. "Además era un viaje no planeado así que no podía venir en un barco de los nuestros"
"Señor, ¿Qué hacemos con el pueblo?" pregunto un marine.
"Que no quede rastro. Odio ese sucio pueblo" dijo el calvo mientras que le daba un sorbo a su copa de vino.
"Malditos. No son más que una basura. Pero ya verán que Lo- mph" Andrea no pudo terminar de hablar ya que Sena le amarro un paño en la boca.
"Llévensela al cuarto especial" dijo Sena a los hombres que tenía más cerca. "¡Señores, tenemos un juguete nuevo!" grito mientras que su tripulación comenzó a celebrar como un montón de monos a los que les acababan de dar un premio.
Aquellos hombres sonrieron con malicia y arrastraron a Andrea hasta sus nuevos aposentos. Era un enorme cuarto oscuro y deprimente lleno de mujeres. Aunque más bien la descripción exacta seria muñecas. Sus miradas vacías, sus cuerpos sin energía ni ánimos, aquellos espíritus quebrados. Sena y sus hombres se habían encargado perfectamente de convertir a estas mujeres en nada más que simples objetos. Para Andrea era más que obvio que sucedía realmente en ese cuarto y lo que le iba a pasar a ella al notar como muchas mujeres estaba completamente desnudas y otras simplemente tenían una delgada pieza transparente de tela para cubrirse.
"Esperemos que el capitán nos deje algo de diversión" dijo uno de los hombres que había escoltado a Andrea.
"Si, la última vez conseguimos quince juguetes y el capitán los rompió todos antes de que pudiéramos disfrutarlos" agrego el otro mientras que cerraba la puerta con llave.
"Lo-chan… sálvame" murmuro lo más bajo posible la peliceleste mientras que abrazaba sus rodillas. Finalmente se había permitido estar asustada y dejar salir todas esas lágrimas.
De regreso a la base…
"Señor, piratas y marines de la tripulación del Comodoro Isaac están embarcando en las costas y saqueando el puerto" dijo un marine.
"¿Cuantos quedamos enteros?" pregunto Taro con dificultad.
"Seis si los contamos a usted y a Lowell" contesto el marine. "Los demás están en patrullaje por toda la isla"
"No podemos salvar a Andrea-san y al pueblo con solo seis hombres" dijo un marine.
"Los Dark Blade Pirates son al menos cien miembros"
"Y además también están las tropas del Comodoro Isaac"
"Aún puedo hacer algo" dijo una voz familiar, mientras que el dueño salía de debajo de una pila de escombro.
"¿Cómo rayos sobreviviste a eso?" pregunto Lowell al ver como el chico salía de debajo de un montón de escombro.
"Yo la salvare" dijo el chico ignorando a Lowell. "No importa tener que venir a cumplir después mi condena" En ese momento el chico simplemente se arrodillo frente al capitán. "Tengo que hacerlo"
"¿Por qué insistes tanto en salvarla?" pregunto Lowell.
"Porque no quiero volver a sentir esa impotencia de no poder salvar a alguien" dijo el chico sin rodeos. "Quieran o no, voy a ir a salvarla. Y si salgo por esa puerta y tú no has tomado un decisión, entonces la convertiré en mi nueva nakama" fue lo único que dijo el chico para luego darle la espalda a Lowell y caminar hacia allá. El pelirrojo solo lo miro cuando sintió como algo caliente recorría su frente. El chico paso su mano y se limpió la sangre que había ahí.
"No quiero volver a sentir ese enorme sentimiento de impotencia que te inunda en un momento así."
"¿Te piensas rendir así de fácil?" preguntó el chico molesto. "Ella te ve como su salvador y tú piensas rendirte. Eres patético."
Las palabras de Andrea y ese chico hicieron eco en su mente por lo que solo le quedo una opción por tomar.
"Tráela de vuelta con vida" dijo Lowell. Cuanto todos los demás se dieron cuenta, un enorme corte en la puerta apareció, seguido por el sonido de unas cadenas caer.
"Puedes apostar que lo haré" dijo el peliplata mientras que movía las manos demostrando que sus cadenas ya no estaban. "¿Si saben que son como ciento cincuenta enemigos verdad?"
"Solo deja unos cuantos para nosotros" dijo Lowell mientras que se quitaba su gabardina y preparaba su alfanje para la pelea. "G-119 en marcha"
"¡Señor, Sí Señor!"
To be continued…
Y... ¡CORTE!
Bueno, este ha sido el primer capitulo de este nuevo proyecto.
¿Que les ha parecido? ¿Que opinan de esta nueva era que esta comenzando? ¿Cual sera la historia de este mistrioso chico con alzheimer? ¿Zoro habrá mejorado su sentido de dirección?
¡SIGANOS Y AVERIGÜENLO!
Les recuerdo que pueden enviarnos todo sus comentarios, quejas y sugerencias, usando la opción del REVIEW o mandando un mensaje personal. Todos serán bien recibidos y contestados personalmente por nuestro staff de monos ALTAMENTE entrenados... o por mi... o por alguno de mis internos.También pueden mandarnos FAN MAIL el cual los chicos contestaran personalmente.
espero sus respuestas y si gustan, tambien sus REVIEW.
¡Ciao!
