Historias de Konoha

Primera Parte

Shikatema

Capítulo 1: Shikamaru

Shikamaru dormía profundamente cuando el sonido del despertador lo sacó de su sueño violentamente. Buscó a tientas con la mano derecha el despertador, y, cuando lo encontró, lo agarró con fuerza y lo tiró contra el suelo. El despertador se rompió en mil pedazos dejando al descubierto los mecanismos de su interior, y produjo un fuerte ruido. Ese era el primer despertador que Shikamaru se cargaba, después de éste vendrían muchos más, pero ya llevaba uno, y apenas hacía un mes que había comenzado a ir al instituto.

Shikamaru se revolvió en la cama y se echó a dormir de nuevo, tapándose hasta la cabeza con las sábanas. De repente, la puerta de su habitación se abrió de golpe y por ella entró su madre con cara de muy pocos amigos.

-"¿Cuándo será este hijo mío capaz de levantarse por las mañanas sin que tenga que venir yo a despertalo?"- se preguntaba su madre.

La madre de Shikamaru avanzó por el cuarto y cuando iba a llegar junto a la cama de su hijo, su pie tropezó con algo. Ella miró hacia abajo y descubrió el despertador recién destruido. La mujer apretó los puños con fuerza, se acercó a la cama y de un tirón le quitó las sábanas a su hijo, que como si la cosa no fuera con él, rodó hacia el otro lado de la cama y siguió durmiendo como si nada. Ésto enfadó aún más a su madre, y una vena se le hinchó peligrosamente en la frente, después, una sonrisa malévola apareció en sus labios, se acercó al oído de su hijo todo lo que pudo y le gritó:

-¡SHIKAMARU NARA! ¡DESPIERTA!

-¿Qué? ¿Qué pasa?- dijo Shikamaru desorientado mirando a su alrededor.

-Vístete y baja a desayunar- dijo su madre- o llegarás tarde al instituto.

-Puff... menudo rollo- comentó él en voz baja mientras su madre salía de la habitación.

-Te he oído- dijo su madre desde el pasillo.

-TSK- dijo Shikamaru- "¿por qué mamá tendrá que tener tan buen oído?"- pensó.

Shikamaru se levantó de la cama y se miró en el espejo que tenía colgado de la puerta del ropero. En él vio reflejado a un chico castaño oscuro con el pelo recogido en una coleta alta, de ojos marrones, piel bronceada, músculos tonificados y 1'70 de altura. Shikamaru se quitó el pantalón el pijama y se vistió con el uniforme del colegio al que iba, el Instituto Konoha. El uniforme se componía de unos pantalones azul marino, una camisa blanca, una chaqueta celeste con el escudo del instituto y una corbata a juego con la chaqueta.

Shikamaru agarró su mochila y bajó las escaleras lentamente, como era habitual en él, él no tenía prisa nunca, no como todos los demás, que iban acelerados a todos los sitios, sin vivir ni disfrutar la vida, no, él no era para nada así, le gustaba dejar pasar el tiempo y mirar las nubes sin pensar en nada. También le gustaba jugar al shôgi con su vecino y maestro, Asuma Sarutobi. Llegó a la cocina arrastrando los pies, soltó la mochila en el suelo junto a su silla y se sentó a desayunar, despacio, saboreando cada bocado. Su madre lo miraba enfadada, y a cada minuto que pasaba, empeoraba, hasta que gritó:

-¡Shikamaru, haz el favor de comer más rápido!

-"¡Pero qué impaciente que es esta mujer!"- pensó- vale, vale- dijo dándole la razón para que lo dejara tranquilo.

-¡Con un vale es suficiente!- le gritó su madre aún más enfadada.

Shikamaru dejó de comer y se colgó la mochila a la espalda - me voy- dijo sin volverse hacia su madre.

-Muy bien- dijo su madre- cuando vuelvas vamos a hablar tú y yo- amenazó.

-"TSK... mejor me voy a casa de Chôji y me ahorro la bronca que me espera"- pensó el chico saliendo de su casa.

Shikamaru se dirigió al instituto a paso de tortuga, y llegó allí media hora después, aunque su casa estaba a apenas unas pocas calles de allí. Al llegar a la puerta, se encontró con su mejor amigo, Chôji Akimichi, un chico castaño claro, con los ojos del mismo color, tenía en sus mejillas hinchadas unas marcas de nacimiento que semejaban unas espirales, y en cuanto a su físico, el chico estaba bastante gordo, y casi todos lo evitaban por eso, pero Shikamaru sabía que él era una buena persona, aunque nadie lo notara aparte de él. Chôji iba comiendo unas patatas fritas y cuando se percató de la presencia de su amigo se acercó a él.

-¿Qué tal, Shikamaru?- preguntó Chôji con la boca llena.

-TSK- contestó Shikamaru.

-Eso es que estás bien- dijo el otro- ¿quieres unas patatas?

Shikamaru esbozó una sonrisa cálida hacia su amigo – no, gracias- contestó.

-Mejor, todas para mí- repuso Chôji riendo.

Los dos llegaron a su clase sonriendo y abrieron la puerta para entrar. A la clase ya habían llegado la mayoría, estaban Ino Ymanaka, una chica rubia con el pelo muy largo recogido en una coleta y un flequillo que le tapaba completamente uno de sus grandes ojos azules, a su lado, Sakura Haruno, que tenía el pelo corto de color rosa que se apartaba de su amplia frente con un lazo, tenía los ojos color esmeralda, y apenas se había desarrollado físicamente, al contrario que Ino. Las dos, estaban muy cerca la una de la otra, rondándole a Sasuke Uchiha, el tío más antisocial del mundo, era de la familia más prestigiosa de la ciudad y tenía el pelo oscuro y los ojos del mismo color, el Uchiha estaba pasando de las chicas mirando por la ventana a los que llegaban al instituto. Kiba Inuzuka, echado sobre su mesa, aparentemente dormido, o deprimido, era un chico castaño oscuro con el pelo de punta, los ojos negros rasgados y unas marcas de nacimiento en las mejillas en forma triangular. Shino Aburame, sentado en su mesa sólo al final de la clase, en silencio y oculto entre las sombras, era un chico un poco siniestro, moreno, y de ojos negros. Hinata Hyûga, era también de buena familia, tenía el pelo largo de color morado, y los ojos color perla, característicos de su familia, ella era una chica muy tímida, y estaba sentada en su pupitre, mirando hacia la puerta, como esperando a alguien, cuando Shikamaru y Chôji entraron, la chica se mostró decepcionada. El único que faltaba era Naruto Uzumaki, un chico rubio, de ojos azules y unas marcas en sus mejillas que parecían los bigotes de un gato, Naruto era el chico más torpe de la clase, más incluso que Shikamaru y Kiba que no eran muy brillantes, y tenía también menos cerebro que una mosca.

Shikamaru y Chôji se sentaron en sus asientos, el uno al lado del otro y se relajaron un poco antes de empezar la clase. Al poco rato de estar ellos allí, llegó Naruto corriendo a la clase, tras él, entraba el maestro Asuma, acompañado por un chico pelirrojo, de ojos verdes y un tatuaje en la frente que decía "amor" . El maestro Asuma se dirigió hacia su mesa e hizo que todos se sentaran en sus sitios y dejaran de hablar, después se dispuso a presentar al chico que tenía cara de malas pulgas.

-Hoy a venido un nuevo alumno a nuestra clase- dijo el maestro Asuma señalando al chico- su nombre es Gaara, espero que os llevéis bien con él, de lo no ser así, me enfadaré mucho con todos vosotros- amenazó.

Todos se echaron a reír, el maestro Asuma era un gran hombre, tenía el pelo castaño oscuro y los ojos marrones, tenía una barba algo espesa, y siempre estaba fumando.

- "Genial"- pensó Shikamaru desganado- "un chico nuevo... menudo rollo."

-Puedes sentarte al lado de Sasuke Uchiha- dijo el maestro Asuma indicándole el lugar al chico.

El nuevo se sentó en su asiento, justo delante de Shikamaru y comenzó a sacar sus libros. El maestro Asuma empezó su clase, y así fue como dio comienzo la nueva vida de Shikamaru Nara.