Cuando el verano acaba

Adaptación…

Isabella Swan nunca ha sido de las que rompen las reglas o van más allá de los límites... pero durante las vacaciones de verano, ella y sus amigos usan identificaciones falsas para colarse en un club. Es ahí donde conoce a un camarero guapo y seductor, Edward Cullen. Se caen bien inmediatamente, cada vez más con cada día que pasa, pero como todos los veranos, tiene que terminar en algún momento.

El último curso de bella se acerca y se lleva una sorpresa cuando empieza su último año en el instituto. Edward también está allí, pero no es uno de sus compañeros...

Una historia de amor prohibido, corazones rotos, amistad y rivalidad.

*La historia de Isabella Rear ni los personajes Stephanie meyer NO son míos. Es una adaptación con los personajes de twilight para entretenerlos. Gracias por leer!

Hola chicas! Esta es mi primer historia, adaptación, tradición o lo que sea que eh publicado, ojala les guste, a mí en lo personal me encanto la historia y no pude evitar imaginármelo con mis personajes favoritos Edward y bella así que lo intentare y aquí están los resultados, nos vemos pronto, Saludos!

PD. si la historia va bien abriré un grupo en facebook(: dejen sus Reviews! para saber si voy bien o ya no subo nada ustedes deciden Cuídense!

KaroSwan.


Capítulo 1

Mi visión estaba un poco borrosa mientras seguía bailando. Mi cabeza estaba sólo un poquito confusa por el alcohol. Mis piernas se sentían como de goma, como si yo no estuviera en completo control de mí misma.

— ¿Bebemos algo más?—mi mejor amiga Alice me gritó sobre la música. Sacudí la cabeza.

—No puedo beber más, me pondré enferma —respondí levantando la nariz.

—Sólo has tomado cuatro cocteles—bromeó, riéndose histéricamente de mí. Ella siempre había pensado que yo era un poco patética porque no aguantaba el alcohol.

—Puedes tomar uno más. Yo iré al bar contigo—le grité como respuesta, tomándola de la mano para no separarnos en el abarrotado club. Mis otras dos amigas no querían beber, así que las dejamos bailando. Alice me condujo al bar, por lo que quedé tras ella mientras esperaba que el barman la notara. Después de alrededor de cinco minutos aún no le habían servido. Ella se volteó a mí con una sonrisa de disculpa.

—Necesito ir al baño desesperadamente, ¿puedes tomar mi lugar? El chico ni siquiera ha mirado hacia este lugar aún—dijo ella, señalando al barman quien estaba sirviendo en el otro extremo del bar con su espalda hacia nosotras. El lugar estaba atestado y aun así, él estaba confiado, debería haber estado un poco estresado.

—Sí, claro—acepté, moviéndome rápidamente a su espacio. Me incliné sobre la barra un poco, para poder ver si el barman venía hacia este lado de la barra. Observé su espalda; usaba unos jeans muy ceñidos y una camiseta negra con el logo del club en la espalda. Lucía bien torneado, por lo que podía ver y su trasero se veía apetecible. Estaba felizmente mirando su trasero cuando él se dio la vuelta, por lo que accidentalmente miré su entrepierna. Me ruboricé y rápidamente aparté mi mirada, agradecida de que él no lo hubiese notado. De pronto él estaba caminando hacia mí; horrorizada, velozmente dirigí mi mirada hacia su rostro. Era tan atractivo que mi boca se hizo agua. Su cabello castaño estaba desordenado y acomodado hacia un lado, su boca se movió para mostrar una sonrisa insolente mientras caminaba recto y se detenía frente a mí. Era alto, probablemente 1.86. Sentí que mi aliento se detenía en mi garganta en cuanto le miré a los ojos. No podía definir el color exacto, porque el club estaba oscuro, pero eran definitivamente claros, claramente no café. Me estaba mirando tan intensamente que se aceleró mi pulso.

—Hola, ¿quieres una bebida o estás contenta mirando el escenario?—preguntó con una sonrisa de autosuficiencia.

Diablos, ¡tiene una voz sexy! Me reí.

—Bueno el escenario es bastante bueno en este club—respondí, asintiendo, levantando una ceja tratando de lucir sexy. No tenía idea de por qué estaba flirteando con él. Si trabajaba aquí eso significaba que tenía más de veintiuno, y él probablemente asumía que yo también, considerando que había usado una identificación falsificada para entrar al club. Él arrugó su nariz.

—SIP, mi vista es bastante buena también—flirteó, observándome lentamente. Yo hice un gesto también y me incliné hacia atrás para que él pudiera ver la parte baja de mi vestido. Era bastante corto, no el tipo de vestido que usaba siempre, en absoluto; pero pensé que podía probar algo nuevo esta noche.

—Oye, ¿podemos tener algún tipo de servicio por aquí? Hemos esperado durante diez minutos—un tipo gritó, agitando su mano enojado. El barman me miró disculpándose.

—Estaré de vuelta en un minuto. —

Se alejó para servir al tipo enojado. No pude contenerme de ojear su trasero nuevamente. Ciertamente era una vista placentera, yo no exageraba. Después de atender a Sr. Enojado, se volvió hacia mí.

—Entonces, ¿decidiste lo que querías? Preguntó pasando una mano por su desarreglado cabello.

—Hm, SIP. Un ron con coca cola —pedí, tratando de pensar qué le gustaría a Alice. Sirvió la bebida y la puso en el mostrador en frente de mí, sonriendo y alejándose para servir a otras personas. Lo miré, confundida. ¿Cuánto costaba la bebida? Se alejó antes de que le pagara.

—Oye no me cobraste—le dije a la espalda.

— Va por mi cuenta —respondió, sin mirarme. Alrededor mío la gente seguía gritando sus pedidos mientras él luchaba por mantener el ritmo. El tipo al lado mío golpeó con su mano el mostrador y gruñó frustrado.

—En serio, ¿cuánto maldito tiempo se tarda en tener una bebida en este lugar—gritó airado.

Oh va a ocurrir un motín pronto. ¿Por qué no hay nadie más para ayudarlo a atender el bar?

— ¿Por qué estás solo?—grité, agitando la mano para atraer la atención del barman.

—Estamos cortos esta noche, así que estoy solo hasta que Erick vuelva de su descanso. —

Levantó su hombro quitándole importancia y continuó sirviendo.

Bueno eso no es justo, la gente está siendo tan ruda con él mientas les sirve y ni siquiera es su culpa.

Giré y me subí sobre el bar, meciendo mis piernas hacia el otro lado y cayendo

—Oye, ¿qué diablos estás haciendo? Vuélvete al otro lado, no se permiten clientes aquí. —

Me ordenó frunciendo el ceño enojado hacia mí. Agité mi mano descartándolo y me volví al tipo más cercano que gritaba improperios.

— ¿Qué puedo servirte guapo?—pregunté sonriendo dulcemente.

—Cuatro botellas de budweisser y cuatro cortos de vodka—contestó inclinándose y sonriendo ahora.

—Claro. —Le di una sonrisa coqueta antes de volverme hacia el barman quien me miraba fijamente, con una expresión consternada

—Bueno no sólo te quedes parado mirándome, ¡empieza a servir! Bromeé. — ¿Y cuánto cuesta ese pedido?—pregunté tomando cuatro botellas de cerveza de la heladera detrás mío.

—Er… tenemos un especial para las budweisser con un corto por la próxima hora. Son cuatro dólares cada una, entonces diez y seis dólares en total. Más gente va a ordenar eso—dijo declarando los hechos, aun observándome conmocionado. Asentí y tomé cuatro vasos de corto de un lado, mientras buscaba dónde estaba el vodka. Él indicó hacia la muralla en que estaban colgadas las botellas de licor.

—Gracias—

-Gracias por esto, soy Edward por cierto—dijo él caminando hacia el siguiente cliente.

é de servirle al tipo y tomé su dinero. Aunque no tenía idea de cómo funcionaba la caja registradora. Estaba parada ahí mirándola confundida; era una de esas electrónicas con pantalla táctil. No tenía idea de qué se suponía que hiciera para abrirla. Moviéndome en tensión, involuntariamente levanté una mano tentativa, pensando que apretar algunos botones era lo que debía hacer. Justo cuando estaba a punto de comenzar a presionar una larga secuencia de botones, esperando que algo sucediera, dos brazos se cerraron alrededor mío desde atrás y me hicieron saltar. Edward tomó el control de mi mano, guiándola hacia la pantalla.

—Toca aquí—ordenó, golpeando con mi mano la parte superior derecha de la pantalla. Un menú apareció con pequeños recuadros con los nombres de las bebidas. Sentí un sonrojo subir por mi rostro de cuán cerca esta él. Su duro, ejercitado cuerpo apretado contra mi espalda; su aliento voló a través de mi mejilla, haciéndome sentir acalorada y perturbada

— Sólo presiona la bebida que serviste. Serviste cuatro Happy hours. —Él continuó golpeando mi mano en el ícono «oferta especial» hasta completar cuatro veces

—. Entonces dale clic a Total. Luego Efectivo—expresó, moviendo mi mano hacia los lugares correctos. Luego la caja del efectivo se abrió hacia mí rápidamente. Su otra mano fue a mi cintura, retirándome hacia su cuerpo, para que la caja no me diera en el estómago

—. Querrás tener cuidado, una cosita linda como tú podría salir herida por la gran caja malvada —susurró en mi oído, haciéndome temblar. Entonces se había ido, dejándome ahí, todo mi cuerpo vibrando, mi boca levemente abierta y mi respiración saliendo en suspiros entrecortados.

Después de recomponerme, les serví a otras personas, cuando de pronto vi a Alice mirando al redor para encontrarme.

— ¡Alice!—grité. Ella no respondió y siguió mirando con preocupación

— ¡Alice!—Tomé un cubo de hielo y lo lancé hacia ella. Su cabeza se alzó con sorpresa mientras le daba en el hombro. Ella inspiró y miró hacia mí, confundida, antes de sacudir la cabeza y caminar hacia mí, gesticulando.

— ¿Qué diablos haces?—preguntó, riéndose. Le di un pequeño guiño.

—Nuevo empleo. ¿Logro convencer como barman?—pregunté, guiñándole. Se rio más fuerte

—En serio bella, ¿qué estás haciendo tras el bar? Fui a servirle al chico que estaba al lado de ella para poder hablarle. —Edward estaba solo, la gente se estaba molestando y pensé en ayudarlo. —

. — ¿Y quién es Edward?—preguntó ella, levantándome una ceja. Indiqué sobre mi hombro hacia su espalda. Alice lo observó

— ¡Oh, lindo trasero!—Lo admiró, riendo tontamente.

—Lo voy a ayudar hasta que el otro chico regrese de su descanso, entonces voy y te busco—dije sobre mi hombro mientras me alejaba para servir a alguien más.

—Claro, diviértete—replicó, haciendo un guiño. Realmente me estaba divirtiendo mucho; los chicos estaban flirteando conmigo como locos. Me negué a servir a personas a menos que estuvieran cantando y bailando, por lo cual la gente estaba divirtiéndose mucho mientras esperaba ser servida, lo que hizo a Edward reír. Me habían dicho que guardara la propina y tenía alrededor de $40 metidos en una jarra bajo el bar. Aunque no podía quedármelos, pues correspondían a Edward. No tuve mucha oportunidad de hablar porque estaba muy ocupado, pero lo rocé al pasar junto a él algunas veces, enviándole sonrisas coquetas. Sin embargo trataba de no hacerlo; él era demasiado viejo para mí y probablemente pensaba que tenía 21 en vez de 17, sí que probablemente no debería estar anhelándolo como lo hacía. Después de una media hora, el trabajo comenzó a decaer porque se había acabado la happy hour. Edward se acercó y se detuvo a mi lado.

—Gracias por esto, realmente aprecio tu ayuda —dijo él, pasándome un vaso que contenía un cóctel blanco y cremoso.

— ¿Qué es esto?—Fruncí el entrecejo. No parecía muy apetitoso. Él sonrió irónico.

—Se llama «Orgasmo Gritado». Y pensé darte uno como agradecimiento—declaró, haciendo un gesto hacia mí. Me ruboricé como nunca y balbuceé.

—No se llama así.

—Así se llama. ¿Nunca has tenido uno?—preguntó, levantando sus cejas inocentemente, aun cuando su irónica sonrisa claramente mostraba que no era para nada inocente acerca de esto.

Ok, bueno supongo que puedo flirtear con él, eso no hace daño en todo caso.

— ¿Uno gritado?—pregunté achicando los ojos, como pensando

—No lo he hecho, ni creo que lo haya probado, sería el primero—declaré, tratando de no ruborizarme mientras lo decía.

—Bueno me siento honrado. —Él dio un golpecito sobre mi nariz mientras caminaba a servir a alguien más. Tomé un gran sorbo de la bebida y casi me atraganté; era asquerosa y tenía tanto alcohol que quemó mi garganta

— ¿No te gustó?—preguntó pareciendo herido.

—Lo siento, supongo que tuve mucha confianza en tu habilidad—repliqué, devolviéndoselo, aun haciendo gestos mientras me limpiaba la boca con la palma de mi mano. Él rio y golpeó el fondo del vaso inclinándose sobre el bar, mirándome.

Dinamita, de Taio Cruz comenzó a sonar y yo grité excitada.

— ¡Me encanta esta canción!—chillé, bailando y cantando junto con la música. Él sólo me miró con una sonrisa divertida en su rostro.

—Guau, cantas fatal—se rió. Rodé los ojos y agarré su mano, tirándolo hacia mí.

—Baila conmigo, una retribución viendo que el orgasmo que me diste fue una decepción—lo desafié. Él rio y puso las manos en sus caderas, acercándome más a él mientras comenzamos a bailar. Puse una mano sobre su duro torso mientras bailábamos muy cerca uno del otro, haciendo vibrar y arder con necesidad todo mi cuerpo. Demonios, él es tan ardiente.

Mi respiración salía en rápidos alientos, quería desesperadamente que me besara, aunque yo era claramente muy joven para él.

—Salgo dentro de una hora, cuando los otros dos barman lleguen aquí, qué te parece si te invito a un trago o algo de comida como verdadero agradecimiento—sugirió, corriendo un mechón de cabello de mi cara con sus dedos. No quería beber nada más, pero estaba bastante hambrienta y podría tomar algo de pizza u otra cosa justo ahora.

—Estoy bastante hambrienta —admití, mordiendo mi labio y pensando.

Realmente no debería ir con él, ni siquiera conozco este chico, no debería salir con él, deberíamos quedar sólo como conocidos…

—Genial. —Él sonrió deslumbrante, sus ojos brillaban. Desesperadamente quería que encendieran las luces para poder ver su color, deberían ser azules o verdes, eran demasiado luminosos para ser cafés, definitivamente. Justo entonces un hombre vistiendo la camiseta negra igual a la de Edward, levantó un lado del bar y caminó dentro, mirándome consternado.

— ¿Qué demonios estás haciendo dejando a un cliente entrar aquí?—preguntó, sacudiendo su cabeza pero con una sonrisa autosuficiente a Edward. Él obviamente pensó que estábamos en algo.

—Bella estaba ayudándome mientras se aglomeraban los clientes por la happy hour—explicó Edward, levantando sus hombros, sus ojos no se alejaron de los míos

—Entonces, ¿puedes darme tu número para poder llamarte cuando termine?—preguntó mirándome esperanzado mientras sacaba su móbil, sosteniéndolo hacia mí. Asentí y marqué mi número excitada

— Estaré una hora más aquí—dijo, guiándome hacia la abertura en el bar. Justo cuando estaba por salir tomó mi mano, deteniéndome

—Espera, olvidé darte algo. —Dio un paso hacia delante con una sonrisa asomándose por los costados de sus boca. Lo miré con curiosidad. ¿Qué olvidé?

Inclinó su cabeza rápidamente y me dio un beso ligero, sólo duró un segundo. Sus suaves labios parecían encajar perfectamente con los míos. Estaba ciertamente muy sorprendida para besarlo de vuelta. Cuando se alejó me sonreía con superioridad, estaba claro que me veía sorprendida. Todo mi cuerpo pedía más y quería agarrarlo, romperle la ropa y que me tomara en medio del bar.

—Eee… Si… bueno… Yo… mmm… sip —tartamudeé, sintiendo cómo me subían los colores a la cara denuevo. Él golpeó suavemente mi nariz de nuevo.

—Honestamente eres muy mona. —Se rio y volvió al bar, cerrándolo tras él y alejándose sin una mirada hacia mí. Susurré feliz y me abrí camino hacia mis amigas que aún seguían bailando. Divisé la espalda de Alice, se estaba besando con algún tipo. Rodé mis ojos y me encaminé hacia mis otras amigas, Angela y Monica.

— ¿Dónde estabas? Alice dijo que estabas ayudando tras el bar—preguntó Angela, lucía confusa, como si pensara que quizás Alice estaba borracha o algo así.

—Sí, lo estaba, estaban cortos de personal—confirmé asintiendo

—Y ahora tengo planes con un extremadamente apuesto barman en una hora. —Añadí, subiendo mis cejas. Angela y Monica rieron.

—Eres una atrevida —me provocó Angela jugando.

—Lo sé—dije bromeando. Aunque no era cierto, ambas lo sabíamos. Sólo había salido con dos chicos antes y ambos habían sido novios en serio. Bueno en un tiempo fue en serio de todos modos, porque luego no resultó. Rompí con mi novio de seis meses, Jacob, al comienzo del verano y desde entonces nunca tuve una cita porque no estaba interesada en nadie. Mientras, bailábamos y les contaba cada detalle sobre Edward, el beso, el coqueteo. Después de un rato mi teléfono sonó en mi bolsito. Contesté nerviosa, sabiendo que debía de ser él porque era un número desconocido.

—Hey, Bella, ya terminé. ¿Aún quieres salir a comer algo?—preguntó.

—Sí, está bien—asentí, tragando mi excitación nerviosa.

—Nos encontramos en la entrada entonces

—Bueno. —Me volví hacia mis amigas. Alice estaba prácticamente brincando de alegría, estaba pensando, probablemente, en todos los chismes de los que se enteraría al día siguiente.

—Bueno chicas, si salgo asesinada, entonces díganle a mis padres que los amo y ustedes pueden pelearse mi iPod—bromeé. Alice me abrazó.

— Asegúrate de hacerle saber que nosotras sabemos que estás con él, así no intentará nada. Dile que sabemos que él es la última persona con quien estuviste y se lo diremos a los policías si te asesina. Prométeme que se lo dirás—dijo ella, mirándome seria.

¡Oh! Quizás esta no era una idea tan brillante después de todo.

—Mmm, Alice no digas esas cosas que me asustas. Quizá debiera llamarlo y decirle que cambié de idea o algo…

Ella balbuceó bebida.

—Solo vete. Dijiste que era ardiente. Todo lo que vi fue su trasero y era apetitoso—me ordenó, con un suave empujón en dirección a la puerta

— Llama o escríbeme un mensaje cuando llegues a casa para saber que llegaste bien. ¡Y dile a él lo que te dije!—me ordenó, sonando un poco como mamá aun cuando estaba ebria.

—Lo haré, y vosotras manteneos a salvo también. —Les lancé a todas besos al aire mientras caminaba hacia la salida. Él estaba de pie ahí apoyándose contra el muro casualmente; se veía tan apuesto que hizo que mi corazón se acelerara.

—Oye, ¿tienes una chaqueta?—preguntó indicando hacia la recepción. Negué con la cabeza como respuesta

—Vinimos en un taxi hasta aquí, así es que ni siquiera pensé en una chaqueta más temprano. —Quizá debiera haberlo hecho, era casi media noche ahora y hacía viento afuera

—Toma puedes usar mi suéter—me ofreció, poniendo un chaleco con gorro azul en mis manos.

—Pero entonces tú tendrás frio—protesté, sacudiendo la cabeza y devolviéndoselo a él. Lo sacó de mis manos y giró sus ojos quitándole importancia. De pronto lo empujó sobre mi cabeza. Olía sorprendente, justo como él. Sonreí y metí mis brazos por las mangas. Él se rio.

—Es un poco grande, quizá crezcas en él—bromeó. Yo puse las mangas hacia arriba y él indicó hacia la puerta señalando que nos fuéramos. Tomé su mano, deteniéndolo.

—Espera, mis amigas me hicieron prometerles que te diría algo—balbuceé, levemente avergonzada. Me miró con curiosidad, esperando que hablara.

—Ellas saben que estoy contigo y que si me asesinas le dirán a la policía que fuiste el último en verme con vida —solté apurada, sonrojándome por lo estúpido que sonaba.

Maldición Alice, acabo de quedar como una idiota.

Explotó en risas y me empujó hacia la puerta nuevamente.

—Haré mi mejor esfuerzo para no matarte entonces. No me gustaría tener problemas con la policía —replicó con una mueca de horror. Sonreí tontamente, mordiendo mi mejilla.

Me condujo hasta un volvo plateado; no tenía idea sobre autos así es que no sabía de qué tipo era. Apretó sus llaves, abriendo el auto. Tan pronto como el mecanismo de la puerta sonó, la abrió para mí. Miré y me reí había basura por todos lados, todo el piso y por todos los asientos. Periódicos, envolturas de dulces, latas de soda vacías tiradas alrededor sin cuidado.

—O mierda, eee, debí haber limpiado el auto y luego llamarte, Ups—murmuró, luciendo como un cordero mientras juntaba todos los restos y los tiraba al asiento trasero.

—Gracias—sonreí con autosuficiencia mientras subía. Lo observé caminar alrededor del auto, notando los músculos de sus brazos y cómo el viento soplaba a través de su camiseta contra su pecho demostrando lo plano que era.

Apuesto que se vería increíble sin camisa .Se subió interrumpiendo mi mirada coqueta.

—Entonces ¿qué quieres para comer?—preguntó encendiendo el auto.

—No me importa. Lo que tú quieras. Como de todo—murmuré, despreocupada.

— ¿Pizza?—sugirió. Subí un hombro y asentí. Estaba deseando eso secretamente. Sonrió y condujo por el camino, estacionando delante de una pequeña pizzería en que servían toda la noche, no muy lejos. Me bajé del automóvil y caminé a su lado. Mientras él pasaba, un grupo de chicos estaban sentados ahí, riendo muy fuerte y aparentando rudeza y él me empujó, de alguna manera más cerca de él. Demonios él es dulce.

— ¿Alguna preferencia?—preguntó mientras mirábamos el menú sobre el mostrador.

—Cualquier cosa sin anchoas, soy alérgica.

— ¿Peperoni?—sugirió, frotando mi espalda suavemente, haciéndome temblar. Asentí mordiendo mi labio, tratando de no demostrarle que su toque casual me afectaba. Pidió la comida y trajo dos latas de Coca-Cola. Había una pequeña mesa de plástico y sillas a un lado, así es que nos sentamos para esperar. Miré hacia él y pude ver sus ojos como corresponde por primera vez. Eran hermosos. Un color verde luminoso con un tinte de azul, eran cautivantes y no pude alejar mi mirada. Todo mi cuerpo comenzó a vibrar. No podía quedarme quieta. Él sonrió muy seguro de sí mismo y miró hacia abajo, a su bebida, liberándome de su intensa mirada y sus hermosos ojos. Solté un suspiro de alivio.

— Así que, ¿has trabajado antes en un bar?, parecías saber lo que estabas haciendo—preguntó, apoyándose en la mesa.

—Mi tío tiene un bar, he estado detrás del mostrador algunas veces, pero nunca había servido realmente hasta esta noche. —Levanté un hombro restándole importancia.

—Eres un barman decente, a los clientes les gustaste. O, por cierto tomé tus propinas. —Metió la mano en su bolsillo, sacando un puñado de monedas y ofreciéndomelo.

—No la quiero, quédatela, es tu trabajo no el mío—me reusé, sacudiendo mi cabeza.

—Bella, te lo ganaste, tú te quedas con tu propina. Hiciste como $52 en menos de una hora, imagínate cuánto ganarías trabajando toda la noche.

—Levantó sus cejas, luciendo impresionado.

—Sí, quizá deberías encontrarme un trabajo ahí entonces—hice una broma

—Puedo hablar por ti si vas con esto en serio—se ofreció, poniendo su cabeza hacia un lado para que su pelo se corriera de sus ojos. Me reí sacudí mi cabeza.

—No creo que pudiera soportar eso todo los fines de semana. Debe volverse aburrido ¿o me equivoco?—pregunté curiosa. Fue divertido esta noche pero hacer eso todo el tiempo se volvería un poco tedioso, mirar a todos alrededor tuyo emborracharse mientras estás trabajando se vuelve molesto después de un tiempo.

—Sí, tener chicas tirándose hacia ti todo el tiempo definitivamente se vuelve irritante después de unos días—dijo riéndose.

Oh si, lo capto, es un jugador y usa el bar para conocer chicas. Bueno Bella, justo te has convertido en su revolcón rápido de la noche.

—Sí, puedo imaginar cómo será —murmuré sarcásticamente. Estaba enojada conmigo misma por siquiera haber pensado algo distinto.

¿Qué diablos vería un chico como él en mí de todos modos? ¿Por qué demonios acepté esto? Cree que soy una de esas chicas que busca un revolcón de una noche. Genial, simplemente genial.

—Sí, sólo pasaste una hora con todos los chicos babeando por ti, imagina eso cada fin de semana por el último año—declaró, levantando su nariz.

Un momento, ¿hablaba en serio cuando dijo que se volvía irritante? ¡Mierda! Ahora estoy confusa .Por suerte la pizza llegó en ese momento, eso interrumpió nuestra conversación.

—Estamos cerrando chicos—dijo el hombre, dejando caer la caja en la mesa.

—O, pensé que podíamos comer aquí— Edward replicó, mirándolo confundido.

—Generalmente sí, pero necesito llegar a casa temprano. Hay un letrero en la puerta. —Indicó el hombre hacia el trozo de papel dentro de la puerta.

— ¡O! Bueno entonces, gracias— Edward se levantó y agarró la caja volviéndose hacia mí

—Lo siento, penseque podíamos comer dentro. Si quieres podemos comer en mi casa, está justo a la vuelta —sugirió mientras caminaba hacia la puerta.

— ¿Está más limpia que tu auto?—Me reí de él. Él se rio y negó con la cabeza tímidamente.

—Ok, bueno supongo que tendré que soportarlo para comerme la pizza —hice rodar mis ojos juguetonamente. Él rio y abrió la puerta de acompañante para mí, esperando que estuviera arreglada dentro antes de poner la caja en mi falda. Nos condujo por la carretera durante unos minutos antes de aparcar fuera de un edificio departamentos. Tomó la caja de mi regazo y salió del coche, mientras yo lo seguía al segundo piso, deteniéndose fuera de su puerta. Tomó sus llaves torpemente mientras yo me sacaba mis zapatos. Los pies me estaban matando, llevando tacones altos toda la noche, sin duda tendría ampollas. Dejó que la puerta se abriera y me miró disculpándose. Entré y me detuve, mi boca cayó abierta en shock. Su casa era un basurero. Había cajas de comida vacías y latas de soda por todos lados. Platos sucios esparcidos por el lugar, y ropa regada por el suelo.

¡Wow, es un flojo!

— ¿O mierda, te han robado?—bromeé, tratando de no reír.

—Ja-ja —replicó mientras caminaba a mi mío, tomando mi mano y llevándome hacia dentro. Miré hacia el sofá; estaba repleto de revistas y ropa, un tazón medio lleno de lo que podría haber sido café de hace una semana aún estaba ahí. Estallé en risas.

— Edward, ¡este sitio es asqueroso! Quizá sólo deberíamos habernos sentado en el suelo en la calle, habría sido más saludable

—Deja de quejarte y acéptalo—declaró, tomando el tazón del asiento y barriendo todo el resto del suelo, me hizo reír más fuerte.

Wow, su idea de asear era una gran decepción

—Siéntate y come—ordenó. Me senté en el sofá, que era sorprendentemente confortable. Puso la caja sobre mi regazo y caminó hacia otra habitación; saqué un trozo de pizza y comencé a mordisquearlo. Cuando miré hacia abajo me di cuenta de que mis pies estaban sobre un montón de sus papeles, entonces los tomé y los metí debajo de mí. Volvió minutos después con dos latas de Pepsi.

—No tenía nada más que zumo para ofrecerte, pero tendrías que beber directo de la lata porque no tengo vasos limpios—dijo luciendo como un carnero.

—Es asqueroso. Apuesto a que el dormitorio está peor—le solté, sacudiendo mi cabeza riendo.

— ¿Quieres ir a mirarlo?—preguntó, levantando una ceja y mirándome increíblemente sexy. La comida quedó atorada a mitad de mi garganta, ahogándome.

O Dios, ¿él piensa que estoy aquí para tener sexo con él?

Se rio y me palmeó la espalda, alcanzándome la lata de soda

—. Estaba bromeando… bueno, quizás estaba bromeando—se burló mirándome muy seguro de sí mismo.

—Si tú piensas que siquiera voy a acercarme a la cama en tu casa, estás muy equivocado. ¿Cuándo fue la última vez que cambiaste las sábanas?—Bromeé.

— ¿Se tienen que cambiar las sábanas?—preguntó luciendo consternado.

Oh Dios ¿Lo dice en serio? ¡Qué asco!

Lo miré asqueada y consternada. Estalló en risas

— Oh bella, eres demasiado divertida.

—No realmente.

Sacudió la cabeza, riendo tan fuerte que tenía lágrimas en los ojos. Yo reí también, pero mi risa era más de alivio.

No puedo creer que realmente pensara que hablaba en serio. Demonios soy tan crédula.

—Entonces, dime algo más sobre ti—me alentó, tomando su quinto pedazo de pizza.

— ¿Mmm, como qué?

—Tienes hermanos o hermanas, tienes algún hobby, dónde trabajas. Ese tipo de cosas—respondió levantando sus hombros.

—Ok, bueno, no trabajo, voy al instituto. Realmente no tengo ningún hobby, me gusta nadar y leer y soy hija única. ¿Qué hay de ti?—contesté, observando su reacción a mis respuestas. Él sonrió y me sentí relajada. Obviamente no estaba molesto por el hecho de que yo aún estuviera en el instituto, por lo que él sabía que era menor de 18.

—Bueno tú sabes dónde trabajo, me gusta jugar pool, pero eso es sólo entretenimiento con los amigos, y tengo una hermana mayor y un hermano menor.

— ¿Sí, de qué edades?—pregunté, terminando mi bebida y mirando alrededor por una papelera o algo donde tirar la lata. Arrugó su nariz y tomó la lata por mí, poniéndola en el suelo. Rodé mis ojos.

—Mi hermano, Jasper, tiene19 y mi Rosalie, Kaitlin, tiene 25. Mmm oye, esto podría ir más lejos y tú puedes decir que no si quieres… —arrastró las palabras luciendo avergonzado. Lo miré con curiosidad esperando a que continúe

—. Bueno… ee… mi hermana se casa mañana. Estaba pensando, me preguntaba si querrías venir conmigo—preguntó mirando esperanzado.

¡Joder! ¿Él quiere que vaya en una cita a una boda familiar? ¡Eso un poco extraño!

—Mmm… —murmuré mordiéndome el labio, pensando; por un lado querría pasar más tiempo con él. Parecía muy dulce, pero, por otro lado, ¿qué pasaba si me sentía incómoda? No podía exactamente irme si me aburría. Era una boda, lo que significaba una comida y una fiesta después, probablemente era algo de todo el día. Sonrió incómodo.

—Tienes que pensar sobre ello. La boda es mañana, a las dos en punto de la tarde, si quieres venir me puedes llamar. Digo, es solo pensamiento, les dije que iría solo porque no tengo novia, entonces el puesto de mi acompañante quedaría vacío. Mi hermana dijo algo sobre acomodarme con alguna de sus amigas solteras para el evento—hizo una mueca lo que me hizo reír.

—Claro, y tú no quieres eso porque tienes suficiente con chicas flirteando en tu trabajo—lo molesté.

— ¡Exactamente! Wow, tú si escuchas. Quizá te juzgué equivocadamente—dijo en voz alta sonriendo

— ¿Sí? ¿Pensaste que era una cabeza hueca a quien poner en tu cama sucia?—pregunté, sacándole la lengua. No dijo nada, sólo se inclinó suavemente. En el momento estaba muy consternada como para hacer algo al respecto.

Se retiró antes de que me recuperara.

—No pensé que fueras una cabeza hueca…

…—pero sí pensaste que me pondría en tu cama sucia —respondí sarcásticamente. Se rio travieso.

—Vamos, te llevaré a casa si ya terminaste de insultar mi casa —sugirió, poniéndose de pie y extendiendo una mano para ayudarme. Me levanté y sostuve la caja de pizza entregándosela, él se rio y la tiró en el sofá, sacudiendo la mano restándole importancia

—La tiraré luego.

—Realmente eres monstruoso. Hizo una pequeña reverencia como si fuera un cumplido y tomó mis zapatos del suelo.

— Vamos entonces, linda, vamos a llevarte a casa —dijo dirigiéndose hacia la puerta. Puso mis zapatos abajo y esperó a que deslizara mis pies en ellos. Charlamos con sencillez y condujo hacia mi casa; era sorprendentemente fácil conversar con él. Cuando estacionamos fuera de mi casa, salió del auto y lo rodeó para llegar a mi lado, abriendo la puerta justo cuando lo iba a hacer yo, entonces me empujé hacia el aire fresco, casi cayendo del auto. Él rio pero me detuve inmediatamente cuando lo miré.

—Lo siento—murmuró, tratando de detener su risa. Golpeé con mi mano su pecho mientras salía delato; era tan duro que inmediatamente comencé a tener pensamientos de intenso deseo. Me sonrojé y miré hacia otro lado, él lucía como si supiera lo que yo estaba pensando. Me siguió y caminamos hacia la puerta

—Entonces, bueno, tienes mi número de cuando yo te llamé, si quieres venir mañana llámame.

Lo más tarde que podré responder es la 13:30 supongo, entonces si… —arrastró las palabras pareciendo incómodo.

Jeez, es realmente dulce.

Agarré su camiseta y lo acerqué a mí, levantándome en puntillas y apretando mis labios contra los suyos. Él no estaba consternado como yo cuando me besó. Me lo devolvió inmediatamente, una mano comenzó a subir por el costado de mi cuello. Se retiró y yo quedé un poco atontada. El beso fue tan suave y dulce que hizo retorcer mis entrañas. Él lamió sus labios suavemente, sus ojos mirando directamente a los míos, el hermoso tono verde de sus ojos me hizo sentir mareada.

—Mejor me voy. Gracias de nuevo por ayudarme esta noche—dijo, dejándome y girándose para partir. Mientras lo miraba caminar hacia su coche, me di cuenta de que no quería dejarlo ir. Definitivamente loquería ver de nuevo, besarlo de nuevo y tener sus brazos a mí alrededor.

— ¿Edward?—lo llamé, haciéndolo detener a mitad del camino

— Recógeme entonces a la ó abiertamente.

—Genial, ok, te veré mañana Bella. —Lucía tan feliz que hizo mi corazón latir másrápido. Entré silenciosamente a casa y subí por las escaleras. Una vez que estaba en la soledad de mi cuarto me lancé sobre la cama y dejé salir un pequeño suspiro. Le envié un mensaje a Amy diciéndole que estaba en casa a salvo. Entonces me puse de pie y tomé el pijama. Me quité su chaleco y lo miré con los ojos bien abiertos, porque había olvidado devolvérselo. Tendría que dárselo mañana. Sonreí con el pensamiento de verlo de nuevo, apenas podía esperar. Me puse el pijama y me metí en la cama, no podía sacar de mi rostro la sonrisa de felicidad mientras me quedaba dormida.