Hola gente. Volvemos con un fic maravilloso. Una de esas perlas raras que se encuentran después de bucear mucho. Se titula Diario de un gran amor, su autora es FanaticaPorler y el idioma original es el portugués. Es un fic también cargado de poesía. No es AU, es decir, transcurre en el universo de la serie. Es cortito, solo tiene 15 capítulos, pero no necesita más para hacernos vivir ese gran amor.
Casi todo el fic es desde el punto de vista de Regina.
Sinopsis: Al encontrarse totalmente lacerada por el amor platónico que siente por Emma y viendo su sufrimiento aumentado ante la devastadora y reciente noticia de su compromiso, Regina encuentra consuelo y apoyo en la escritura y en los desahogos en su diario, un nuevo amigo que la acompaña días tras día. Pero, ¿y si por simple azar, por un broma del destino o sencillamente por una de esas tantas maneras secretas que la vida encuentra para intentar cruzar caminos y almas, ese diario tan cargado de los secretos más profundos de un corazón que ama cayese en las manos de Emma, y pudiera leer cada palabra y cada dolorosa línea escrita por Regina? ¿Sería ese el fin de una gran amistad o el inicio de una hermosa historia de amor?
¿Pinta o no pinta bien?
Querido diario…
El amor es el fuego que arde sin verse
Es herida que duele y no se siente
Es un contentarse descontento
Es dolor que desatina sin doler
Es un estar preso por deseo
Es servir a quien vence, el vencedor
Es tener con quien nos mata la lealtad
Tan contrario a sí es el mismo amor
(Monte Castelo-Legión Urbana)
Varias veces antes de comprarte, pensé: ¿qué tienes en tu cabeza de chorlito, Regina? ¿No crees que estás ya algo vieja para tener un diario, eh? ¡Deja de actuar como una adolescente confusa con la vida! Creo que incluso tú, mi querido cuaderno de hojas aún casi totalmente intocadas, si tuvieras vida, estarías pensando exactamente lo mismo y riéndote en mi cara al constatar tal absurdo…una mujer de mi edad volviéndose loca y conversando abiertamente con un montón de papales presos a un objeto inanimado. Pero, ¿quieres saber una cosa, querido diario? No me importa…no me importa lo más mínimo prestarme al ridículo o a cualquier cosa que eso signifique o que parezca ser. Pues es aquí contigo donde tendré la oportunidad de actuar como nunca podría actuar ahí fuera, en el mundo real o con cualquier persona cercana a mí, es aquí y ahora, sentada en mi escritorio, en el abrigo del atardecer en mi cuarto, con este bolígrafo en mis manos, mis gafas de montura gruesa y mi café, cuando me permitiré ser libre, ser yo misma, y poder finalmente hablar sobre mis más profundos sentimientos y secretos. Prepárate, pues tendrás que soportarme, y espero que estés preparado para aguantar el tipo ante todos los desahogos y lamentos de un corazón golpeado, dilacerado y partido como el mío…un corazón del que tengo la más absoluta certeza que ya no sería más el mismo, no después de ella y de todo el alboroto que causó en mi vida y en mi alma…no después de Emma Swan.
Querido diario (sí, me siento como una muchachita boba comenzando así, con esa frase tan tópica, pero eso no importa), fue difícil…admitir para mí misma lo que sentía por Emma, fue un acto de valor y coraje. ¿Por qué difícil, me preguntas? Sencillo: porque Emma no corresponde a mis sentimientos, nunca corresponderá y tengo plena consciencia de eso, ni podría esperar que fuera diferente, a fin de cuentas, ¿quién fue la causante de todo su sufrimiento durante toda una vida? ¿Por haberla apartado de sus padres? ¿Por haberla hecho vivir una soledad durante tantos años? Es por esas y otras causas que Emma nunca me amará, y yo sé también que no soy digna de su amor. Es exactamente por esas cosas que nunca he tenido el coraje de decirle a ella todo lo que siento, y nunca lo tendré. Pero ella te quiere, probablemente me dirías. Sí, yo siento que Emma me quiere, pero porque Emma es buena, tiene un corazón puro y noble, ella vio lo que había de mejor en mí y me salvó de las tinieblas de todas las formas posibles, pero su amor por mí es el de una amiga, de una hermana…un amor fraterno que nació entre nosotras desde que comenzamos poco a poco a entendernos y a hacer todo la una por la otra, a estar siempre ahí, una para la otra, siempre ser la salvación, la una de la otra. Plantamos la semilla de la amistad y compañerismo que gradualmente fue germinando. El amor de Emma por mí permaneció de esa forma fraterna, pero infelizmente no fue lo que ocurrió conmigo…porque mi amor por ella evolucionó a otro nivel.
Amo a Emma Swan con todas mis fuerzas y con toda la profundidad más oculta y secreta de mi alma, profundidad esa que me hiere, me hace daño y corta mi corazón en mil pedazos. ¿Los trozos? No consigo recogerlos…se quedan ahí, pequeñitos y puntiagudos, queriendo recordarme cuánto no es correspondido mi amor y haciendo que sangre hasta que ya no quede la más mínima gota de esperanza en mí…y cuando todo eso se evapora, después de tanto aliviarme en lágrimas doloridas y calientes en la calladas noches repetitivas de llanto incesante agarrada a mi almohada, tan buen compañero en esas horas inquietas, solo me queda el vacío…un grande, doloroso e incómodo vacío, que insiste en decirme sin rodeos: tu cuerpo aquí se esconde y descansa, pero ¿y tu alma? Esa no se encuentra aquí, esa reposa en un lugar bien lejos, intentando en vano apartarse de todos los dolores y agonías de un amor platónico. Dulce ilusión…pues tu alma, que tanto se empeña en resguardarse, solo se engaña al conectarse, aunque sea en los sueños más profundos, con la dueña de los cabellos rubios brillantes como el Sol y de los ojos verdes más expresivos y sensibles que hacen que un único hundimiento en ellos sea peligroso y no haya regreso.
Dicen que los ojos son el espejo del alma…y los ojos de Emma son la puerta para la confusión de mi espíritu. Siempre tuvimos esa conexión, nunca huimos de la mirada de la otra, pero ya hace mucho tiempo que no consigo sustentar la mirada de Swan con la misma fuerza de antes, y creo que ella se ha dado cuenta. Hundirme en aquellas esmeraldas es sentir mis piernas temblar, es estremecerme de la cabeza a los pies en una mezcla embriagadora de amor, pasión, dolor y deseo…es caer en un abismo sin fondo y sin vuelta, es peligro de querer gritar todo lo que está preso en mi garganta desde hace tanto tiempo y no poder hacer tal cosa, es tener el deseo amenazador de cogerla en mis brazos en un beso ardiente que demuestre todos mis sentimientos, es deleitarme con la placentera ilusión de ser desnudada por ella, tanto de cuerpo como de alma, y ser tomada en sus brazos para que ella pudiera amarme, y yo, finalmente, pudiese ser amada. ¡Desnúdame, Emma, porque es eso lo que más deseo! ¡Desnúdame sencillamente con tu mirada que me hace sentirme tan en paz, desnúdame con tus fuertes manos y con tu cuerpo apretado al mío, desvísteme de todas mis ropas, sean estas visibles que cubren mi piel, sean aquellas invisibles que uso como capa protectora al esconderme de mis sentimientos y de mis miedos a través de grandes murallas! Derrumba esos muros sin demora, es lo que mi pecho dilacerado grita internamente incluso teniendo la dolorosa conciencia y certeza de que no me harás ese favor. Y por eso, sangro, Emma, sangro tanto…y solo tú podrías cortar este sangrado. Me protejo de ti, pero deseando que me veas, que veas lo que nadie ve, que me sientas y que me desvendes…que desvendes todos mis misterios, aquellos en los que nadie se adentra. Me escondo de ti, pero queriendo desesperadamente que me encuentres, y me sujeto buscando ferozmente que me liberes. Que me liberes de esta armadura con la que me cubrí para protegerme del miedo ante todo lo que siento por ti, y desates las amarras que me sofocan dentro de este amor reprimido.
Amar a Emma ha sido mi perdición y mi reencuentro, mi dolor y también mi libertad, en un entrelazado complejo, confuso y tortuoso de diversas sensaciones, como pájaros que vuelan felices a cielo abierto, y también como pájaros que son heridos en un inesperado ataque. Pues, el simple pensamiento de sus labios tocando los míos, aunque sabiendo que eso nunca sucederá, me trae agonía pero al mismo tiempo me lleva a una indescriptible sensación de paz. Una dulce e inquietante ambigüedad…Todo bien, querido diario, no te preocupes, estoy bien…solo déjame vivir en la dulce ilusión de poder tener a Emma en mis brazos y en el sueño imposible y distante de sentir el toque de su cuerpo en el mío y de tener impregnado su aroma en mi piel y en mi alma después de una intensa noche de amor. Aquel dulce, maravilloso e embriagador aroma a canela que hace que me sienta más viciada por estar cerca de ella…Permíteme soñar, solo sentir la calidez del acto de soñar, pues solo me queda eso. Es lo más próximo a lo que he conseguido llegar y me conformo con eso.
Ayer quizás haya pasado el peor dolor sentido hasta ahora desde que guardo mis sentimientos por Emma. Se ha comprometido con Killian Jones, y encima me enteré por casualidad, cuando mi hermana prácticamente me restregó su anillo de pedida en mi cara…¿pero de qué me sorprendo? Eso pasaría algún día, ¿no? Al final, Swan fue literalmente hasta el fin del mundo para salvar al pirata dueño de su corazón. A mí solo me quedó quedarme a su lado y ayudarla, como siempre he hecho, o sea: fui, dicho con todas las palabras, al infierno junto con ella y su familia para rescatar a Hook de la muerte. Y aquí están ahora ellos, prometidos y enamorados. Y yo, como siempre, asistiendo a la pareja desde un palco. Quizás, sea ese mi sino: siempre perder, si no para la muerte, para otra persona, a aquellos a los que entregué mi corazón…fue así con Daniel, con Robin, ¿por qué sería diferente con Emma?
Pero jamás olvidaré aquel abrazo, querido diario…aquel abrazo apretado y diferente a todos los otros que Emma ya me concedió, un abrazo lleno de recelos…¿quizás dudas? ¿O es mi cabeza poniéndome trampas? Le deseé felicidades…y ella, en medio de mis cabellos, susurró en mi oído, con voz tomada y baja, solo para que yo escuchase: "¡No me dejes, Regina…nunca te apartes de mi lado…por favor!" Sus palabras tuvieron un enrome impacto en mi corazón. Como si eso fuera posible, Emma…como si fuera posible conseguir liberarme de mi prisión perpetua que es hundirme en el mar verde de tus ojos y en el duce encanto de tu sonrisa…puedo sufrir eternamente por ti, pero, ¿dejarte? Eso es algo que a mi cabeza le gustaría conseguir hacer, pero mi corazón jamás lo permitiría…
Diario de Regina, página 1
Flashback on
Día anterior
-Emma- dijo ella con ojos humedecidos, ya con su voz tomada –Estoy feliz por ti, de verdad que lo estoy…-usuales palabras dichas de boca para fuera, sin un atisbo de sinceridad, ¿sería egoísmo no estar diciendo ninguna verdad?
Acercándose a la rubia que la miraba como si esperase algún otro tipo de reacción, la abrazó fuerte, aguantando con mucha dificultad las lágrimas que insistían terriblemente en escaparse de sus ojos. Bajo la mirada atenta de todos los presentes en la casa, el abrazó duró más de lo esperado, así como su apretón también fue más intenso de lo que Regina hubiera podido imaginar. Swan la agarraba con fuerza, y cuando la morena intentó salir sutilmente, fue sorprendida por un apretón aún más fuerte de la otra, prensándola contra el cuerpo de la mujer que turbaba todo su ser. Sintió un escalofrío recorrerle la columna y el aire se enrareció al sentir el aliento caliente y escuchar el susurro casi inaudible de la rubia en su oído
-¡No me dejes, Regina…nunca te apartes de mi lado…por favor!- y después de eso, ante la grandeza del arrebatamiento por esas palabras de Emma, Regina solo recuerda haber necesitado que la rubia la apretase aún más para no desfallecer allí mismo en sus fuertes brazos, debido a que la fuerza en sus piernas se había evaporado.
(Regina)
Necesitaba tomar el aire, respirar y organizar mis pensamientos, que se encontraban en total desorden y luchaban por un cierto lugar en mi cabeza. Con todo el cuidado, me quité las gafas, masajeando mis sienes, bebí el último sorbo de café de la taza y con todo el aprecio y cariño del mundo, guardé el cuaderno de linda portada marrón adornado con bellos dibujos de flores, con las palabras "Diario-Regina Mills", en el último cajón de la cómoda bajo algunas prendas de ropa. Mi más nuevo amigo se quedaría ahí y reposaría tranquilamente hasta su próxima cita conmigo. Cerré el cajón con llave y esta la escondí en otro cajón secreto de mi vestidor. Me puse algo ligero y me marché rumbo a mi destino.
Aquel sitio siempre me traía una sensación de paz…la colina en lo alto de la ciudad. Desde allí, era posible ver toda Storybrooke, la pequeña y acogedora ciudad envuelta en su momento de tranquilidad, a veces, raro, pues de un momento a otro, todo podría cambiar allí. Esa ciudad que yo creé era una cajita de sorpresas. Sonreí con esa reflexión.
El sol se iba escondiendo poco a poco detrás de las montañas a lo lejos, bañando el cielo limpio de otoño con tonos anaranjados y rosas, las pequeñitas estrellas a lo lejos peleaban por aparecer, dando a aquella inmensidad azul un maravilloso contraste. El viento soplaba ligero llevando consigo algunas hojas secas perdidas y separadas de sus árboles. La temperatura era agradable. Siempre me encantó el otoño, y estar allí totalmente sola era reconfortante y me trajo incluso una pequeña sensación de alegría y alivio. Conseguí sonreír sin tener que forzar los músculos de la cara para eso, por primera vez desde ayer, cuando me solté del abrazo de Emma. Luchaba conmigo misma para no pensar en cuánto me gustaría que la rubia estuviera aquí conmigo ahora, apreciando toda la calma y la liviandad de este bello paisaje.
En mitad de mis devaneos, me asusto con el toque de mi móvil en el bolsillo posterior de mis pantalones, y veo bruscamente interrumpidos mis pensamientos. Me extraña y frunzo el ceño al ver el nombre que aparece en la pantalla.
-¿Diga?- atiendo al cuarto toque, aprensiva
-¿Regina?
-Sí, soy yo…di, Blanca. ¿Ha pasado algo? Tú casi nunca me llamas al móvil…
-Perdona si te molesto, Regina…es que quería hablar de forma más privada contigo. No sabía si estarías acompañada, en la alcaldía o en tu casa.
-No me molestas de forma alguna. Puedes hablar
-Es que…- parecía avergonzada al proferir las palabras –quería saber si mañana o pasado, me podrías acompañar a comprar algunas cosas para el ajuar de Emma. Y yo…bueno…también me gustaría conversar contigo sobre mi hija…
