Ante todo decir que los personajes del señor de los anillos son obra de la maravillosa mente de J.R. , todos aquellos no pertenecientes a sus libros son obra mía (para bien o para mal). N.A

1. Aterrizando

Maximilian se despertó. En su cara se podía leer la mala leche que le entraba tener que levantarse para ir al instituto cada día, a las seis de la mañana. Extrañamente hacía sol y este le daba en la cara suavemente. "Que extraño" pensó. "Rara vez hace sol en Moscú" Se incorporó y toco arena bajo el, estaba en la orilla del mar. Le parecía haber estado durmiendo durante siglos y sin embargo se había acostado tarde y ahora acababa de rayar el alba…un momento! "¡La playa! ¿Que hago yo en la playa?" pensó. Se levantó de un bote y miró a su alrededor… una playa hasta donde te alcanzaba la vista, al otro lado un rio y una especie de puerto. "Uhmmm. Debo estar soñando aún. Bien, si todo esto es un sueño, voy a explorar mi sueño.

- Perdonen, ¿me podrían decir dónde estoy? –Les dijo al llegar al puerto a un grupo de gente demasiado alta para su gusto incluso, con orejas picudas y extraña belleza, que se miraron entre ellos con cara de no comprender las palabras del muchacho. Al fin, de entre aquellas gentes salió un personaje vestido con ropas anchas, de pelo castaño y orejas picudas como los demás.

- Estas en los puertos grises -dijo con una voz firme pero agradable.

- ¿Los puertos grises? ¿Y eso donde queda?

- ¡Al Oeste de La Comarca! –Exclamó como si la pregunta del muchacho fuera una estupidez.

- La Comarca, pero eso… ¡está en la Tierra Media!

- Exacto, joven. ¿De dónde vienes tú que no conoces los puertos Grises, ni la comarca ni…?

- ¡De lejos! –Dijo Maximilian, rascándose la nuca, con cara de: "Mis padres me van a matar"-. ¡De muy, muy lejos! Si me… si me disculpan…

- ¿Te encuentras bien? –Le preguntó otra de las voces, una mujer parecida al resto de figuras.

- Si, si yo…estoy bien…Solo, aturdido pero ya recuerdo donde estoy. Ahora, dispénsenme, debo volver a casa.- Esto último lo dijo como una súplica hacia un extraño dios del que tal vez leyó de niño (Valar? Maiar? No recordaba...) más que como una afirmación de lo que iba a hacer. Se alejó lentamente hacia el sol, mojado y lleno de salitre, con el cuerpo dolorido y el alma descompuesta, ante la desconcertada y atenta mirada de aquellas gentes.

Lejos de allá, sobre una mullida cama, una joven despertaba por enésima vez de su sueño, desconcertada.

- ¿Estás mejor? -Preguntó una voz dulce y varonil. Aurora entreabrió los ojos y vio a un caballero de gran porte, de pelo castaño y ojos de un azul claro que dejaban entrever el mismo cielo, cuajado de pequeñas nubes.

- Mmmmm si, gracias. ¿Dónde estoy?

- Jajajaja... Debes perder la memoria. Es la tercera vez que te despiertas y la tercera vez que me preguntas donde estas y...

- ¿Y quién eres tú?

- Jajajaja, si, y quien soy.

- ¿Y que me has respondido las dos anteriores? -Preguntó echándole arte y con una sonrisa linda, tomándose la situación con filosofía.

- Que estas en Gondor y que mi nombre es Aragorn, hijo de Arathorn. Soy el señor de estas tierras. Luego, cuando reaccionas a lo que te he dicho, me sueles preguntar, si es que no te desmayas antes, que haces...

- ¿...qué hago aquí? Sí, eso creo recordarlo. ¿Y bien?

- Nadie sabe como apareciste, mi hijo Eldarion te vio desde una de las ventanas del castillo caer desde el cielo y vino corriendo a decírmelo.

- Hummmm...Eldarion, ¿de qué me suena ese nombre?

- Debe ser que recuerdas haberme oído...

- ¡LA TIERRA MEDIA, GONDOR, CLARO! - Dijo sentándose en la cama donde yacía de un salto, para volver a desplomarse después, cogiendo la almohada y cubriéndose la cara con ella.- ¡NOO! No puedo estar en la Tierra Media, esto debe ser un mal sueño.

- No, me temo que no, ambos estamos bien despiertos.

- Me duele la cabezaaaa...

- Eso es por el golpe que recibiste en la cabeza por la caída. -La muchacha se quedó en silencio cuando se oyeron unos golpes en la puerta de la habitación.-Adelante.

- ¿Âda? (¿Padre?) -Dijo la cabecita de un niño, de pelo castaño y ojos de un azul profundo, que se asomó.

- ¡Eldarion, pasa, hijo mío!. -Dijo Aragorn, abriendo los brazos. El chiquillo entró corriendo y se abalanzó sobre su padre, no debería tener más de cinco añitos. El rey lo sentó sobre sus rodillas de cara a la muchacha.- Esta es ...¿cómo te llamas?

- Aurora Zeinebpero me llaman Auri.

- ¿Auri? Bueno, Eldarion, esta es Auri, Auri, mi hijo Eldarion.

- Aiya. (Hola) -Dijo la muchacha sin pensar en cómo ni por que, ante los ojipláticos personajes.

- Sabes...élfico.

- Oh, sí. Es cierto. -A la propia Aurora le extrañó poseer ese conocimiento.

- ¿Dónde naciste?

- En Dakar, pero mi familia se mudó a Nueva York por asuntos de trabajo de mi padre.

- Nueva…York.

- Oh, es cierto, lejos, rey Aragorn, lejos muy muy lejos de aquí. -"Tanto que quizás no logre regresar" Pensó.