Prólogo:

El 29 de Noviembre de 1920 nació un Omega, por parte de la familia Katsuki. Sus padres eran campesinos, y el nacimiento de este pequeño fue una triste noticia para todos. Hasta último momento, conservaron la esperanza de que el niño fuera un Alfa; pues, en este mundo —donde los Omegas eran conocidos como débiles, y sin oportunidades de crecer como personas ni, mucho menos, conseguir algún trabajo, para las familias de baja economía—, ser Omega era un problema.

La madre del pequeño había llorado ese día, su padre solamente se maldecía y su hermana mayor agradecía, que aquel niño naciera sano y sin ningún problema.

Ese día, su hermana fue la única que se alegró por la llegada del pequeño. Con amor y sumo cuidado, ella lo cargó entre sus brazos, mientras el niño lloraba, como si fuera consciente de lo que sus padres pensaban.

La última esperanza de salir de su miseria, había sido albergada en ese pequeño, dado que los únicos que podían ser exitosos eran los Alfas; ellos tenían la oportunidad de seguir con sus estudios, de ser algo más en la vida que un simple campesino. Pero, lamentablemente, la suerte no ayudaba en nada a la familia Katsuki.

Yuuri Katsuki y Mari Katsuki, ambos nacidos como Omegas, la desgracia de la familia no podía ser peor.