Fic escrito el 26 de marzo de 2007 a las 8:20 pm (estoy obsesionada con la fecha y hora de todos mis escritos). No obtengo ninguna ganancia monetaria por él ni me adjudicó los derechos de Captain Tsubasa, porque de ser así existiría más shonen-ai o yaoi XD
Comentarios, críticas, tomatazos, amenazas, en general, cualquier cosa es bien recibida n_n La disculpa de rigor se repite: no estoy muy segura de haber colocado las etiquetas correctas en categoría y clasificación - elegí la más alta para no tener problemas.
Aunque Santana no podía ver a Leo sabía que estaba llorando y sin saber porqué sonrió. Una sonrisa genuina como las que tantas veces ofreció a Leo mientras se divertían cuando niños. Ahora escuchaba sollozos y podía estar seguro de que el los ojos color miel derramaban lágrimas.
Un llanto distinto, sentía que la emoción del menor lo invadía, sus sentidos comenzaron a trabajar en conjunto para atesorar el momento. Sus oídos atraparon la melodía para guardarla en su memoria, al mismo tiempo su piel parecía activarse por las sensaciones que despertaba el aroma de Leo. El ambiente se encontraba completamente impregnado de él. Una ola de electricidad fluía por su cuerpo.
Toda su piel parecía encontrarse cientos de veces más receptiva. Lo comprobó al sentir un escalofrío placentero que comenzó en su antebrazo izquierdo justo donde la mano del castaño lo tocó. Calor... sí ahora parecía que deseaba absorber el calor emitido por Leo.
Demasiadas sensaciones y estímulos para tan breve periodo de tiempo. Casi había olvidado lo que era percibir. Se sorprendió aún más al sentir como la toalla sobre su cabeza era retirada. El contacto de la mano derecha de su compañero de equipo con su cabello dejó a Santana casi exhausto. Su sistema nervioso entraría en crisis con tanta excitación que ahora recibían sus hipersensibles sentidos.
Abrió sus ojos para añadir a la mezcla de emociones… la figura de Leo. ¿Era normal que una simple decodificación del cerebro provocará la ilusión de sentirse lejos del suelo? Aroma, imagen, contacto, sonido; sólo faltaba una sensación más para tener el cuadro completo, para probar si sus emociones tanto tiempo guardas tenían límite.
Sabor... lo único que necesitaba para completar este recuerdo que no permitiría se perdiera como tantos otros que lo obligaron a olvidar.
Las sensaciones anteriores fueron nada comparadas con el torbellino que provocó el simple roce de labios, pero aún más impactante fue descubrir verdadero deleite al explorar la boca de Leo y permitir que sus emociones se complementaran unas a otras: el maravillarse con el sabor de su boca, la exquisitez de su piel, lo enervante de su aroma, lo excitante de sus gemidos, y el mirar dos estrellas fulgurantes de deseo poco antes de apartarse.
