Fantasy Fics Estudios es un grupo de fans reunidos en torno al amor por la escritura, la fantasía y el libre uso de la imaginación. Pero la razón principal de hacer esto es que es divertido.

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Fantasy Fics Estudios presenta:

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Un One shot surgido por el reto en el foro: taller literario.

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Con los personajes de Rumiko Takahashi

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Aoi Fhrey presenta:

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Fuera de lugar

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Hiro Watanuki era la definición viviente de "hombre común". Él no se destacaba en una multitud, su delgada figura siempre vestida en un traje negro lo hacía pasar por un oficinista, su cara redonda y cándida le daba un aire de profesor de instituto, sus lentes cuadrados insinuaban quizá a un abogado iniciando su carrera y su mirada casi siempre nerviosa era tal vez la de un esposo clase media agobiado por problemas pequeños como llegar a tiempo para la cena.

Su aspecto no era patético ni altivo y su actitud era la de una persona cotidiana con problemas rutinarios, no demasiado amable pero tampoco un antipático. Él era un hombre que se recordaba o se olvidaba fácilmente; un éxito para sociedad de Japón donde una persona homogénea es muy valorada.

Y él odiaba ser de esa manera.

En su juventud el apodo de "Tanuki" lo acompañó siempre, él era lindo pero no varonil como siempre ambicionó. Él era delgado pero nunca musculoso pese a sus severas rutinas de ejercicio, él enamoraba fácilmente a la chica amable de la biblioteca o a la que cocinaba galletas pero nunca a la voluptuosa joven que cortejaba con inútil empeño. Cuando se trato de elegir una carrera Watanuki descubrió que tenía aptitudes para la enseñanza. Pero rechazó ser maestro, él no quería ser solo otro cubo de hielo en el molde social; con mucho esfuerzo llegó a ser director de una preparatoria.

Bajo su mando la escuela a la que fue asignado comenzó a mejorar, los profesores admiraban su tenacidad para regresarle al colegio su vieja gloria. Con amenazas o recompensas, con severidad o gentileza, cediendo o presionando el objetivo se logró. Pero…al llegar a un nivel de calidad estándar para Japón las mejoras se detuvieron. Pese a todos sus intentos por pasar esa barrera el director no pudo lograr más. El nivel y la calidad de la enseñanza no subieron pero tampoco bajaron. La media que tanto molestaba a Watanuki lo había alcanzado una vez más.


Unos meses después en la reunión distrital los pensamientos de Hiro estaban muy lejos del evento o de sus colegas. "Solo es el primer escalón" se decía a sí mismo al ver el desfile de medallas y placas. Cuando ya se retiraba por no poder soportar como otros lograban sus propios anhelos llegó un individuo que de inmediato llamó su atención.

Rompiendo la uniformidad de trajes grises y negros el recién llegado vestía lo apropiado para una fiesta en Hawái, el color de su camisa, el collar de flores amarillas en su cuello, usar lentes de sol pese a ser de noche. Donde el tono de piel de los asistentes era de un pálido casi uniforme la piel del hombre tenía un bronceado imposible de obtener en Japón y… ¿era una palmera lo que sobresalía de su cabeza?

Uno de los acompañantes de la mesa de Hiro murmuró con suficiente fuerza.

–Llegó la diversión al evento… ¿ne?

Watanuki vio las muecas de despreció y las sonrisas falsas de sus colegas hacia ese hombre. Pero eso no era lo importante, todas las miradas estaban centradas en el recién llegado. Poco le importaba las emociones detrás de sus miradas; ese hombre resaltaba como una mariposa entre orugas. Con voz un poco temblorosa preguntó a la persona junto a él:

–¿Quién es ese hombre?

–Es el director de Furinkan, un perturbado absoluto pero de algún modo mantiene su escuela funcionando –el pequeño hombre que le respondió se arrimo para susurrarle en confidencia–unos dicen que mantiene su puesto a base de sobornos, otros son de la idea de que se debe mantener a todos los locos de Tokio juntos para controlarlos mejor.

–¿Locos? ¿Acaso son varios?

–Ya lo creo, ese lunático contrato voluntariamente a la profesora Hinako Ninomiya.

Watanuki hizo un gesto involuntario de dolor al recordar la breve estadía de la mujer en su escuela.

–Ah, veo que conoce a esa maestra. ¿Son ciertos los rumores?

La mueca de Hiro no fue por la mujer, sino por todas las locuras que decían los otros maestros sobre ella: que era un vampiro, que enviaba a una niña atrabajar en su lugar, que si estaba prohibido invitarle una copa a la mujer fuera de las horas de trabajo, o el extraño pánico que los alumnos desarrollaron por las monedas de ¥50. Solo rumores absurdos que nunca pudo confirmar por si mismo.

–No lo sé, la mujer solo se quedo una semana en la escuela fue muy poco tiempo para saber nada concreto de ella.

El pequeño hombre continúo su plática con otro colega que aseguraba que la profesora Hinako tenía un cuerpo modelo de revista y que fue por causa de las madres y maestras que se vio forzado a pedirle su renuncia a la mujer. La plática de adolecentes en cuerpos de hombres maduros fue interrumpida por el discurso del presentador.

–…esperamos grandes promesas de tan buen semillero de atletas.

El director Kuno recibió el premio y después de un pequeño discurso sobre la disciplina y los cortes de cabello tradicionales se retiró del lugar.

Muchos aplausos pero ¿cuantos serían sinceros?

Watanuki se fue a casa con una sonrisa. ¡Ese era el tipo de persona que él quería ser! Un triunfador excéntrico, una persona que es observada con avidez desde que pone un pie en el lugar pero sobretodo un arrogante por derecho propio. Todas las burlas e historias que escuchó de sus colegas esa noche eran solo el síntoma de una cosa, envidia. Las orugas conformistas que no podían reconocer a un ganador. Si eran los éxitos deportivos los que hicieron llegar al director de Furinkan a la cima, Hiro descubriría la llave de su triunfo, sus técnicas o su carta de la victoria. Nada lo detendría para obtener el reconocimiento y los laureles que tanto se le habían negado.


Los resultados de la investigación en Furinkan eran absurdos, todo el éxito de su escuela se basaba en los triunfos de unos pocos estudiantes, pero todos sus informantes exageraban sus reportes, ningún adolecente podía lograr semejantes hazañas atléticas ¿o sí? Para obtener hechos confiables Hiro pagó de su propia cuenta bancaria los servicios de un detective privado para separar la verdad de los cuchicheos

Si los rumores resultaban ciertos el plan de Watanuki era más bien simple: mostrar a algunos alumnos selectos de Furinkan las ventajas de su escuela. Mejores instalaciones, mejores maestros, mejor nivel. Y si por alguna maravillosa casualidad dichos estudiantes eran atletas destacados, no haría ningún daño a nadie. ¿Verdad?

Un par de semanas después el detective llamo a su oficina para darle su reporte.

En cuanto el hombre entró Hiro reprimió una mueca de molestia, el sujeto se veía como él siempre anheló. Enfundado en una elegante gabardina que no escondía del todo su cuerpo esbelto y atlética figura. Era de unos cuarenta años o tal vez mas joven, tenía el cabello negro y aunque era corto algunos mechones bajaban por su frente balanceándose de manera natural, sus ojos de color gris mostraban una mirada amable un tanto discorde con su apariencia de modelo en pasarela.

Su molestia con el recién llegado disminuyo un poco al ver la notable incomodidad del detective por las atenciones de su secretaria. La mujer se comportaba como una colegiala enamorada. No todo era miel cuando se nacía con el aspecto de un modelo de revista.

–Eso es todo señorita Ibuki –Hiro interrumpió el intento de su secretaria para conseguir el numero personal del detective– el señor Asakura y yo tenemos asuntos privados que discutir retírese.

Una vez solos el detective le entregó a Hiro tres sobres con un nombre diferente en cada uno.

–Según sus instrucciones he enfocado mi búsqueda en estos tres jóvenes: Tendo Akane, Kuno Tatewaki y Saotome Ranma. Son por muchos los atletas más destacados con los que cuenta la escuela Furinkan.

–Este joven Kuno ¿tiene alguna relación con el director de la escuela?

–La tiene, es de hecho el primer hijo del director.

Hiro maldijo mentalmente. Eso dejaba automáticamente al chico fuera de su selección, el amor de familia era difícil de romper y seguramente la lealtad del joven Tatewaki estaría con su padre.

–¿Qué me dice sobre los rumores de sus habilidades Kaneda-san?

–Oh, muchos de sus talentos físicos son muy reales. Me tomé la libertad de agregar algunos videos a los informes.

–Eso es muy profesional de su parte Kaneda-san, el dinero por sus servicios estará en su cuenta esta misma tarde. Hiro estaba más que feliz y quería deshacerse del detective, los planes ya corrían furiosos por su mente.

–Claro director, solo una ultima pregunta y me retiro.

–¿De qué se trata?–preguntó con una sonrisa.

–¿Por qué me ha pedido espiar a esos niños?

Aún cuando la pregunta fue hecha en un tono casual y amigable Hiro casi brincó por la mirada de acero que le dio el detective. Era como mirar a los ojos a una serpiente, el sentido de supervivencia le hizo decir la verdad.

–Quiero traer a por lo menos a dos de esos niños a mi escuela, con sus talentos este lugar por fin estará en el sitio que le corresponde. –y que me corresponde–pensó el director pero prefirió no compartir ese detalle.

Hiro se sentía examinado por la mirada de ese hombre, después de un corto silencio el detective continuó hablando en el mismo tono de voz amable.

–¿Es como la compra de talentos deportivos?

–Sí.

–¡Ah, se trataba de eso! –Dijo el detective con una repentina alegría que esta vez sí llegó a sus ojos–. Es bueno que sus talentos les ayuden a conseguir un mejor futuro, como esos jugadores de futbol en Sudamérica. ¿No?

–Efectivamente –respondió con calma Hiro al ver que el peligro había pasado.

–Bien, si ese es el motivo me quedo tranquilo Watanuki-san. Le aseguro que por lo menos dos de esos jóvenes superarán sus expectativas.

–Eso espero Asakura-san, eso espero.


Hiro era un hombre que tenía alegrías "normales" en su vida, pero después de revisar los datos y videos deportivos de sus candidatos estaba casi bailando de alegría en su oficina.

La joven Tendo tenía habilidades confirmadas en: Vóleibol, beisbol, arquería, kendo, tenis y patinaje sobre hielo además de ser la heredera de un dojo local.

Tanto talento parecía sacado de un manga shounen y no de la vida real; para restarle perfección a la niña Hiro tenía pruebas de que ella era un martillo en el agua cuando se trataba de natación.

Por otro lado el chico Saotome no tenía registros de un club deportivo pero en cambio poseía un absurdo talento físico: saltos que desafiaban la física, una agilidad casi felina y el equilibrio de un acróbata chino. El atuendo que usaba le sugería al director que pudo estar trabajando en un circo durante parte de su vida. El inconveniente era que Saotome estaba inmiscuido en peleas casi cada tercer día, pero eso solo era síntoma de vivir en un mal ambiente escolar...una vez que lo moviera de esa escuela las peleas cesarían.

Lo mejor de todo era que Tendo y Saotome estaban comprometidos, eso sin duda era síntoma de una educación seria y tradicional por parte de sus padres. El amor los llevaría a estar juntos donde fuera. Lo mejor era abordar al joven Saotome primero, una vez persuadido Akane Tendo le seguiría dócil y obedientemente como correspondía a una tradicional futura esposa. ¿No?

El detective le había dado la inspiración para decidir en qué deporte canalizarían sus increíbles talentos físicos. Solo restaba afinar detalles, algunas compras extras y todo iría bien.

Era casi como el favor de algún Kami para que Hiro finalmente alcanzara la fama y gloria que por tanto tiempo se le había negado.

Todo sería perfecto.


Todo era un desastre.

Hiro repasó los hechos frente a él una y otra vez buscando algún tipo de lógica.

¿Cómo pudieron las cosas caer en semejante locura? ¡Y solo en un par de minutos! Había llegado a la entrada de la escuela Furinkan en su auto para hablar con el joven Saotome y su prometida. Con las presentaciones hechas llevaría cómodamente a sus futuras estrellas deportivas a una visita guiada a la preparatoria Domori.

Solo se alejó de su auto para comprar un refresco de la maquina. Fueron treinta míseros pasos lejos de su auto…incluso lo llevó a lavar para lograr una mejor impresión en los chicos. Y ellos…ese par de…habían destruido su auto.

Su querido y fiel demonio rojo de 4 ruedas era ahora una chatarra sin vidrios y vomitando humo negro desde el motor. Hiro no era de las personas que hacían grandes demostraciones sentimentales en público pero ante la dolorosa evidencia solo pudo gritar:

–¡MIIII CAAARRROOOO!

En medio de la tragedia un par de adolecentes trataban de escabullirse fuera de escena. Con la voz sedosa y aterciopelada de una serpiente Hiro Watanuki dijo:

–Saotome, Tendo que amables por llevarme a casa de sus padres tenemos mucho de que hablar. Adelante yo los sigo.


Nabiki tampoco era una persona que mostrara sus emociones en público, ella era una fiel creyente de la sutileza, el engaño y las fachadas. Pero después ser lanzada por su padre y el tío Genma para resolver este desastre. Nabiki se concentró en buscar la solución más diplomática y económica posible pero como de costumbre Ranma y Akane solo estaban concentrados en su rutina de siempre.

–¡Fue tu culpa! ¡Pudiste patear la bomba del maestro lejos del auto!

–¡¿Mi culpa?! ¡¿Quién fue la boba que abrió la puerta de ese auto para que yo lanzara la bomba?!

–¿Boba? Eres un insensible solo te estaba ayudando.

–No necesitaba tu ayuda, pude ganarle a ese viejo libidinoso yo solo.

Por lo general a Nabiki solo le importaba mantenerse fuera del área de peligro. Pero cuando los juegos de los tortolitos amenazaban con lastimar su valioso fondo de la universidad era momento de ponerse seria. Azotando la mano en la mesa para dar énfasis a sus palabras dijo:

–Dejen un momento de lado sus peleas de enamorados para poder aclarar este problema.

–Pero si fue Ranma quien…

Akane se quedó callada ante una hoja de papel llena de números que su hermana sostuvo frente a ella.

–Esta es la factura para la reparación del auto del director Watanuki, hablé con la compañía de seguros y ellos consideran que el auto es una PERDIDA TOTAL lo que en números quiere decir que se le debe al director el valor de un FERRARI NUEVO. Antes de considerar las opciones para este desastre… ¡Se van aquedar calladitos y responderán a mis preguntas!–ladró la mediana de los Tendo.

La pareja solo se limitó a asentir con la cabeza y cada uno le contó su versión de la historia.

Mirando a Ranma, Nabiki preguntó:

–Déjame entender estabas peleando y el maestro Happosai lanzó una de sus bombas hacia ti ¿correcto?

–SÍ.

–Te dio pánico porque estaba a punto de estallar y la arrojaste al primer lugar en que creíste que causaría menos daños.

–SÍ.

Nabiki se giro para mirar a su hermana.

– Y Ranma tenía la bomba del maestro saltando entre sus manos como una albóndiga de pulpo caliente y balbuceando por socorro. Así que abriste la puerta del primer auto a la vista para que Ranma arrojara la bomba.

Akane solo pudo bajar la cabeza sonrojada sin responder.

–Sí, pero yo solo quería…

–Ah ah ah ya no digan más–dijo Nabiki haciendo aspavientos con la mano para evitar otra discusión.

Y el par de noviecitos arruinan el auto del hombre a un metro de su cara, con una docena de testigos y sin muchas opciones para negociar con él–pensó Nabiki ya con algunos indicios en su rostro de perder el control por sus emociones.

–Les alegrará saber que encontré una solución que evitará la ruina financiera de esta casa por sus juegos–nonono– Nabiki movió el dedo índice de su mano negando. No me miren así, es una opción que nos va a librar de comer solo nabos los siguientes 24 meses. O pueden pedirme un préstamo para pagar su deuda, con un cómodo interés del 65% semanal, claro está. Según mis cálculos su deuda estará pagada completamente en el 2014. (1)

Akane dio un gemido de dolor en tanto que Ranma solo bajó la cabeza. Ambos se miraron un momento y sin palabras llegaron a un acuerdo. Akane fue quien hablo:

–Tomaremos la otra opción.

Dicho esto Nabiki sacó dos hojas que tenían todo el aspecto de contratos. –El señor Watanuki sugirió olvidar la deuda si ustedes dos aceptan entrar a un club deportivo en su escuela por algunos meses.

–¿Cuál? –preguntó Akane con un poco de interés.

–Futbol soccer.

Ranma temía alguna trampa así que también pregunto.

–¿Tendremos que cambiarnos de escuela?

–No, solo se trata de ir a las prácticas los domingos y de jugar algunos partidos también los domingos nada que interrumpa su vida diaria… o su romance.

Y antes de que la pareja empezara con las negaciones de siempre la hermana de Akane dejó los papeles frente a ellos y ambos firmaron.

Como si solo esperara pacientemente el momento adecuado un hombre de mediana edad entró en la sala. Ambos jóvenes lo reconocieron como el dueño del desventurado auto rojo, sin prisas o ceremonias se sentó junto a Nabiki tomó los contratos y le entregó a Nabiki otra hoja de papel.

El hombrecito de aspecto simpático les dio a Ranma y Akane una nada cálida mirada y como si fuera el alcalde de una prisión dijo:

–Bienvenidos al club de soccer de la preparatoria Domori. Creo en dos cosas: la disciplina y los resultados; confíen en sus destrezas físicas…sus traseros me pertenecen.

Sin esperar respuesta, hombre se puso en pie, le dio una reverencia a Nabiki y se retiró.

Con su visitante fuera de casa Nabiki finalmente pudo dejar salir sus emociones, cayó de espaldas dando patadas en el aire de pura risa.

Continuara…

(1) En esta historia ocurre en el año 1996