La primera historia corta que me destroza el corazón. Si, a mi, la autora, que se supone que debo beber sus lagrimas y reírme toda maléfica he quedado desolada con lo que he escrito.
Aclaraciones: Yu-Gi-Oh! Es propiedad exclusiva de Kazuki Takahashi hasta el fin de los tiempos. Yura Sutori es un OC que me pertenece y el cual emparejo con Jonouchi a capa y espada. Mi OTP a morir.
I. Kujaku Mai
Los hospitales son el rincón más tenebroso del universo. Por encima de los cementerios. En un hospital se salvan vidas, sí, pero se pierden otras, y para un "alma en pena" no existe mejor sitio al cual visitar que donde aspiró el último aliento. ¿O por qué las películas de terror filman —por lo menos— una escena que discurra en un hospital, "Centro Médico", "Clínica" … —Blah, blah, blah— como mejor les convenga apellidarlo?
Llegan personas con todo tipo de dolencias: que si la pierna rota, que si el brazo desencajado, que si el ojo colgándole de la cuenca, que si la carne abierta de par en par por un objeto cortopunzante, que si la bala incrustada en el pecho, que si la hemorragia del adolescente que intentó suicidarse cortándose las venas en la bañera... ¡Y el listín sigue!
En los cementerios los cadáveres yacen bien arreglados, como si después de la muerte hubiera un festín. Nace uno encuero para morir con ropa. ¿Irónico, ¿verdad?
A mí me parece más irónico aún haber alentado a mi hermana Shizuka a incursionar en la Psicología — además de ayudado a pagar la carrera— y que al final sea ella quien haya sugerido recluirme en este hospital psiquiátrico. No, la Psicología y la Psiquiatría son dos ramas distintas, aunque se escuchen casi igual y ambas se escriban con P al inicio— que no entiendo cuál es la función gramatical que cumplen si al final ni siquiera se mencionan—. Pero mi hermana es como un ángel caído del cielo en el sentido figurado más amplio de la metáfora, así que no se le hizo difícil entrar en contacto con una vieja compañera de clases para referirme a este… Vale, ya no quiero repetirlo.
En fin, si pronuncio todo esto en mi pensamiento es porque Katsuya no me deja en paz. No sé cuántas veces más me tocará recordarle cómo empezó todo, que él no es el primero ni será el último en dividir su ser en dos, que yo soy él y que él es yo y que ambos nos necesitamos para sobrevivir.
Porque sí, Katsuya no está loco, solo ha dividido su ser en dos.
¡Es lo que todos hacemos para protegernos del dolor!
¿O acaso ninguno de ellos ha brindado una sonrisa cuando en realidad explota en llanto por dentro? ¿O acaso ninguno de ellos ha respondido que "sí está bien" cuando en realidad está todo mal en su interior? Esos pequeños episodios de franqueza, guardados por dentro o en ese interior, son como la arcilla sin forma que un alfarero, con perseverancia y dedicación, va moldeando con el tortuoso paso de los días, de los meses, de los años… Y que al final, cuando admira la obra de sus manos, escurre el sudor en su frente con una sonrisa en los labios.
Hemos tratado de aclarar todo esto a nuestros seres queridos, pero ninguno entiende. Nos llaman "voces". Aunque debo reconocer que sí nos parecemos en algo: estamos presente en todas partes. Sin embargo, es un mero parentesco, pues en realidad somos como Katsuya solía decir a sus viejos amigos: "es algo que puedes y no puedes ver".
¿Puedes ver la sonrisa falsa que nuestro creador te ha ofrecido? Sí, pero no el llanto que explota por dentro. ¿Puedes oír el "sí estoy bien" conque nuestro creador te engaña? Sí, pero no puedes escuchar las trizas que él sí y que tienen todo mal en su interior.
¿Qué dices, Katsuya? ¿Qué donde están Yugi, Anzu, Honda y los demás? ¡Dándose la mejor vida sin ti! ¿O acaso pensaste que te llorarían para siempre? ¿Qué todos esos discursos sobre la amistad les brotaba del corazón? ¡Has perdido el toque, Katsuya!
¿Quién se apiada de los malnacidos como tú y yo en este mundo de mierda? ¡Nadie, Katsuya! ¡Todos nos borran de su memoria para proteger su consciencia! ¡Todos exclaman "qué horrible", "es un monstruo", "no merece vivir"!
¿Qué por qué eres un malnacido, Katsuya?
Oh, vaya. ¿En serio me harás decírtelo de nuevo?
Está bien, te refrescaré la memoria una vez más: estamos aquí porque asesinamos a Kujaku Mai.
