Esto nació de una idea que se me ocurrió un día de repente, que posteé en Tumblr y que de pronto pareció tener buena aceptación. No quería publicarla todavía, pero este capítulo se escribió solo y no pude aguantarme las ganas de compartirlo. Aunque, esta historia se moverá lentamente porque quiero concentrarme en Bendición (ya estoy trabajando en el capítulo 3, no se preocupen), pero toda la trama la tengo ya bien clara en mi cabeza.

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La gran noticia

Tachibana Makoto, diecisiete años. Estudiante modelo de la secundaria Iwatobi, muchacho tímido, pero querido por todos los que lo conocían. Su familia consistía en él y su madre, Tachibana Maki, una ingeniera química de treinta y cinco años, que tuvo que luchar sola para poder criar a su hijo. Makoto jamás sospechó hasta qué punto cambiaría su vida, cuando su madre decidió darse una segunda oportunidad y enamorarse. Su madre y su nuevo novio habían estado saliendo durante seis meses, pero aquella sería la primera vez que Makoto se encontraría con él en persona.

No entendía por qué, pero él se sentía incluso más nervioso que su madre, mientras se acomodaba la corbata. Aparentemente, el novio de su madre era un importante médico y había reservado una mesa en uno de los restaurantes italianos más famosos de la ciudad, así que nadie podía permitirse no lucir bien. Makoto se mordió el labio. Recordó que su madre había mencionado que el Dr. Yamazaki tenía cuatro hijos y que todos asistirían a la cena. Eso lo hizo preocuparse aún más, pues él no era precisamente bueno socializando. ¿Qué tal si no les agradaba? No, no podía permitirse tener pensamientos negativos, tenía que ser fuerte, por su madre.

—Makoto, cariño, es hora de irnos.

Tachibana Maki era una mujer de estatura promedio y esbelta figura. Tenía el cabello castaño – del mismo color que el de su hijo – largo y esa noche lo llevaba peinado en un elegante moño, dejando sólo algunos pocos mechones sueltos. Llevaba un elegante vestido negro, que la hacía lucir mucho más hermosa. Sus ojos ambarinos miraron a su hijo con amor.

—Oh, cariño, no tienes que estar tan nervioso —dijo —Eres un muchacho encantador, ya verás que les agradarás.

—No estaba preocupado por… —Maki arqueó una ceja —Bien, de acuerdo, tal vez sí estaba un poco preocupado, pero —suspiró —haré mi mejor esfuerzo. Por ti, mamá —Mako lo miró, enternecida y se puso de puntillas para besar a su hijo en la frente —Aun no entiendo cómo es que creciste tanto. Santo cielo, y todavía eres joven.

Makoto sonrió, mientras salían del apartamento para acomodarse en el asiento del acompañante, en el auto de su madre. Pasados algunos minutos, madre e hijo llegaron a uno de los edificios más lujosos de la ciudad. En la recepción, fueron guiados hasta el último piso, donde se encontraba el restaurante. Makoto miró su reloj, faltaban quince minutos para las ocho. Llegaban con tiempo de sobra. Ya en la entrada del restaurante, el anfitrión los guio hasta su mesa, que tenía una impresionante vista de la ciudad. Había allí cuatro personas ya. Un hombre alto, de cabello negro y ojos verdes, se puso de pie y sonrió en cuanto vio a Maki. Se acercó a ella y la besó en los labios.

—Luces hermosa, como siempre, Maki.

—Siempre eres tan dulce —respondió ella, con una brillante sonrisa —Cariño, —se volteó hacia Makoto —él es Yamazaki Ryunosuke. Ryu, este es mi hijo, Makoto.

—Es un placer conocerte al fin, Makoto —dijo el hombre, estrechando la mano del muchacho —Tu madre me ha hablado mucho sobre ti. Por favor siéntense, déjenme presentarles a mi familia. Ella es mi hija mayor, Miho —señaló a la muchacha de cabello castaño y ojos cafés.

—¡Ah! ¿Yamazaki-sensei? —habló Makoto.

—¡Tachibana-kun! —exclamó ella, emocionada —¡No puedo creerlo! ¿Tú eres el hijo de Maki-san? ¡Qué encantador!

—Ah, es cierto, Miho, tú enseñas literatura en la escuela a la que va Makoto-kun —dijo Ryunosuke —Entonces supongo que también conocerás a Chigusa —Chigusa tenía el cabello castaño, como su hermana, y los ojos verdes —Está en segundo año, pero también va a Iwatobi.

—Vaya esto sí que no me lo esperaba —comentó Maki, encantada.

—Y este es mi hijo, Kisumi, es de la misma edad de Makoto.

—¡Oh, Makoto, eres muy alto! —exclamó Kisumi, que estaba sentado al lado del castaño —¡Serías un Centro perfecto! ¿Practicas algún deporte? ¿Te gusta el baloncesto?

—Kisumi, eres muy molesto, —replicó Chigusa —estás asustando a Makoto-senpai.

—¿Eh? Sólo estoy tratando de ser amable —replicó el muchacho —¿Verdad que no te molesta, Makoto?

—Ah… eh… n-no hay problema —contestó Makoto, con las mejilla ligeramente sonrojadas cuando Kisumi le pasó un brazo alrededor de los hombros. El castaño no estaba acostumbrado a toda la atención que está recibiendo.

—Kisumi, compórtate, por favor —dijo entonces el padre, poniendo un brazo alrededor de los hombros de Maki —Miho, Chigusa, Kisumi, ella es Maki, la mujer de quien estoy enamorado. Mi hijo, Sousuke, no debe tardar en llegar, tuvo algunos contratiempos en el trabajo, pero pronto estará aquí.

—Es un placer conocerte al fin, Maki-san —habló Miho —Tú eres la mujer que hizo sonreír a mi padre de nuevo, así que te estoy profundamente agradecida —la aludida se sonrojó tenuemente —Oh, tendrías que verlo cuando te envía un mensaje, me recuerda a mis estudiantes cuando están enamorados.

—Miho, no es adecuado avergonzar a nuestro padre enfrente de todos —los ojos de Makoto se separaron inmediatamente de su madre, en cuanto escuchó aquella profunda voz masculina.

—Ah, Sou, finalmente llegaste —dijo Miho.

—¡Llegas tarde, hermano! —exclamó Kisumi.

—En realidad, llegué tres minutos antes de la hora pactada —contestó el recién llegado, sentándose en el único asiento libre, al lado de Kisumi —Buenas noches a todos. Lo siento, papá, el tráfico estaba terrible.

—No te preocupes, estábamos con las presentaciones, así que, ya que estás aquí, Sousuke, déjame presentarte a Maki, el amor de mi vida —Sousuke frunció el ceño, de forma casi imperceptible, tanto que sólo Makoto lo notó —Y él es su hijo, Makoto.

Sousuke posó sus ojos verdeazulados en el nervioso muchacho, quien lo saludó con una leve inclinación de cabeza y una tímida sonrisa. Makoto posó la mirada en su copa de cristal, como si fuese la cosa más interesante, pero podía sentir la penetrante mirada de Sousuke sobre él y eso lo hacía sentirse incómodo. Cuando pasó lo que a Makoto le pareció una eternidad, volvió a levantar la mirada, pero Sousuke seguía con los ojos fijos en él. Notó, entonces, que los ojos de Sousuke eran hermosos. Makoto jamás había visto unos ojos de ese color antes. Y su rostro, santo cielo, tenía unos rasgos finos, sin dejar de ser masculino y, por todos los cielos, estaba clarísimo que tenía un cuerpo de infarto detrás del traje entero de color negro, que le quedaba como anillo al dedo.

—Makoto, cariño, ¿te sientes bien? —el castaño sintió la mano de su madre en su frente y se sobresaltó —Tu rostro está muy rojo, no me digas que atrapaste un resfriado.

—Ah… eh… n-no es nada, mamá, yo… —sin querer, golpeó con su mano la copa de cristal llena de agua, derramando el contenido sobre el mantel blanco —¡L-Lo siento! ¡Lo siento mucho!

—No te preocupes por eso, Makoto-kun, no pasa nada —lo tranquilizó Miho —Sou, ¡lo asustaste! Ya te he dicho que dejes de mirar a las personas con esa expresión tan aterradora —antes de que pudiera replicar, el padre dijo:

—Y este es Sousuke, es el segundo en edad, después de Miho.

—D-Discúlpenme un momento —Makoto se levantó de su lugar, con las rodillas temblando, justo cuando comenzaban a servir la cena.

Makoto llegó al baño y se apoyó en el lavamanos, intentando tranquilizarse. Respiró profundamente y miró su reflejo en el espejo. Abrió el tubo y se arrojó un poco de agua en el rostro, tratando de alejar el sonrojo. ¿Qué rayos le había pasado? ¿Por qué había actuado de esa manera con sólo verlo? ¡Ni siquiera lo conocía! Claro que era apuesto y todo lo demás – y, ¡rayos, esos ojos! – pero no tenía que reaccionar así, ¿cierto? Además, había hecho el ridículo enfrente del novio de su madre y sus hijos. Y es que, quedarse mirado fijamente a, ¿cómo era que se llamaba?, ah sí, Sousuke, había sido de muy mala educación. Cielos, ¿en qué estaba pensando?

—¿Va todo bien? —oh genial, ahora se estaba imaginando cosas. Levantó la mirada y se fijó en el espejo. Entonces sus ojos se abrieron como platos. Sousuke estaba de pie, detrás de él, con los brazos cruzados. Makoto se dio cuenta de que se había quedado el saco y aflojado la corbata.

—¡Yamazaki-san!

—No, ese es mi padre. Soy Sousuke —le extendió su mano —Quizás Miho tenga algo de razón, lo lamento si te asusté, Makoto —el castaño volvió a sonrojarse. Cielos, su nombre se escuchaba tan bien saliendo de esos labios. La fuerza de su agarre hizo que volvieran a flaquearle las rodillas —Yamazaki Sousuke, un placer.

—L-Lo mismo digo, S-Sousuke-san —en ese momento, en vez de soltar su mano, Sousuke lo haló, acercando su cuerpo al del más joven.

—Eres bastante alto, para un chico de diecisiete —dijo, mirándolo detenidamente, de pies a cabeza —Y… no me digas, ¿nadas? —sorprendido, Makoto asintió con la cabeza. Y antes de que pudiera preguntar, Sousuke continuó —Fui nadador olímpico, pero me retiré hace tiempo.

—¡N-No puede ser! —exclamó el castaño —¡Yamazaki Sousuke! ¿El mismo Yamazaki Sousuke que ganó oro el estilo Mariposa en dos olimpiadas consecutivas? —Sousuke asintió, algo sorprendido —¡No puedo creerlo! Estoy frente a la persona que me inspiró a tomar el Mariposa como segundo estilo. Ah, mi especialidad es Espalda, pero siempre admiré tu poderoso estilo Mariposa. Y… y —desvió la mirada —lo siento, debería callarme.

—No te preocupes; —contestó, todavía sin soltarlo —pero deberíamos regresar, tu madre debe estar preocupada —Makoto asintió, pero Sousuke se quedó mirándolo fijamente, sin soltarlo. El mayor resolvió que le gustaban sus ojos verdes. Le recordaban a los de "ella".

—S-Sousuke-san… —balbuceó el más bajo. Sousuke salió de su trance y soltó la mano de Makoto, de una forma un poco más brusca de lo que le hubiese gustado. Abrió la puerta y salió, con Makoto detrás de él.

Cuando regresaron, la cena ya estaba servida, pero nadie comía, pues estaban esperándolos. Los dos muchachos ocuparon sus lugares y tomaron sus cubiertos para comenzar a comer. La cena transcurrió con normalidad. Las chicas estaban especialmente interesadas en Maki y no paraban de hablar de maquillaje, ropa, zapatos, cosas de mujeres en general. Kisumi parloteaba, contento de tener a alguien como Makoto que estaba dispuesto a escuchar todas sus, según su hermano mayor, tonterías. Sousuke mantenía una conversación en voz baja con su padre, pero de vez en cuanto y, sin quererlo, miraba de reojo a Makoto, sólo para verlo sonriendo por alguna de las tontas bromas de Kisumi. Rayos, ¿por qué ese niño tenía una sonrisa tan… deslumbrante?

Pronto llegó la hora del postre y Ryunosuke tomó la mano de Maki, por debajo de la mesa. Los muchachos no tardaron en notar que sus padres se habían puesto serios.

—Muchachos, Maki y yo queremos darles una noticia —dijo Ryunosuke, poniéndose de pie al tiempo que Maki lo imitaba —Verán, ambos hemos sufrido bastante con las relaciones. Creo que ambos estamos de acuerdo en que dejamos de creer en el amor en algún momento. Yo dejé de creer, hasta que conocí a Maki. Me di cuenta de que ella es la mujer con quien quiero pasar el resto de mi vida —se hizo un silencio casi sepulcral hasta que Kisumi habló:

—Papá, ¿por qué tanto drama?, no es como si se fueran a casar, ¿o sí?

—P-Pues… l-la v-verdad es que… —Maki tartamudeó, nerviosa, de una forma que hacía recordar a Makoto.

—En efecto, Maki y yo vamos a casarnos —anunció Ryunosuke —Y vamos a vivir todos juntos, como una familia.

Durante un momento, nadie dijo nada. Makoto miró a su madre, aún sin poder creérselo. Los hijos de Ryunosuke se miraron entre ellos, hasta que Miho y Chigusa se tomaron de las manos y corrieron para abrazar a Maki. No hacía falta decir que ambas estaban encantadas con la noticia. Y con la oportunidad de planear una boda.

—¡Genial, Makoto, entonces seremos hermanos!

Hermanos. Seremos hermanos. Hermanos. Las palabras de Kisumi retumbaron en la cabeza de un Makoto que apenas acató a sonreír, mientras le daba unas palmaditas afectuosas a su – pronto – nuevo "hermano". Un momento. Hermano de Kisumi significaba que también… ¡¿Sousuke sería su hermano?!


Entonces, ¿qué tal la familia Yamazaki? Miho, Chigusa, Kisumi y Sousuke como hermanos, ¿cómo acabará esto? ¿A alguien le pareció interesante? ¿Merece continuación?