Este es mi primer fanfic... espero que no sea muy malo :S Aun no se usar bien los modos de posteo de este sitio.

Saludos y graciar por leerme.

Valeria


Las Culpas de Harry

Harry despertó con la sensación de una gran resaca, le dolían distintas partes de su cuerpo como si lo hubiesen apretujado en una prensa por horas. La habitación estaba en silencio total y por la ventana veía una luz tenue color azulada que anunciaba los últimos rayos del día despidiéndose. Se frotó los ojos y descubrió que pese a todo se sentía increíblemente relajado, su mente había pasado horas de sueño en blanco, sin sueños perturbadores, sin preocupaciones rondando en su cabeza. Aun así la melancolía teñía su rostro, tenía presente todo lo que había ocurrido apenas hacia unas horas. ¿Cuánto tiempo habría pasado? Más curioso se colocó sus gafas que descansaban en su mesita de noche y miró con atención la habitación de Gryffindor donde había disfrutado sus mejores momentos de escuela, el lugar estaba vacío. Forzó al máximo su oído y escuchó voces lejanas provenientes de la sala común. Pasó un instante por el baño a cepillarse sus dientes, su cara estaba llena de pequeños rasguños y tenía un moretón amarillento en la barbilla, definitivamente lucía como si hubiese sido participe de una pelea hace unas horas. Se internó en la ducha a asearse, su pelo estaba revuelto en barro. Era increíble poder cerrar los ojos y relajarse bajo la sensación de una ducha calienta, ya no recordaba hace cuanto se sentía tan tranquilo. Luego de vestirse y tomar las pocas pertenencias que tenía consigo bajó las escaleras hacia la sala común.

Para su sorpresa eran solo tres personas las que se encontraban en la sala, Ron estaba recostado dormitando en un sillón apoyando su cabeza en la falda de Hermione, la cual sostenía una mirada cansada, mientras Ginny le hablaba sentada en una silla con el codo sobre la mesa donde se alojaban un par de platos sucios y unos vasos plateados.

Las chicas cesaron su charla y miraron a Harry de inmediato mientras él se les acercaba y se colocaba junto al sillón.

- ¿Cómo te sientes, Harry? – Le dijo Hermione finalizando con un bostezo.

- Bien… supongo… ¿Cuánto he dormido? – Dijo inseguro.

- Pues ya es casi noche, yo creo que te haz tomado tus cuantas horas – le devolvió Ginny esbozando una sonrisa.

- ¿Queda alguien en el castillo además de nosotros? – consultó Harry sentándose en el apoya brazos del sillón. Ron abrió los ojos y los refregó al notar la voz de Harry.

- Solo los elfos domésticos y algunos profesores, se quedaron hasta muy tarde recomponiendo el castillo, pero ha quedado como nuevo; el resto ya partió a sus casas, y nosotros también deberíamos emprender viaje a la madriguera. Mañana es un largo día, son… los entierros… - terminó Hermione con la voz débil.

Ron se sentó con los ojos rojos y Hermione se paró estirándose un poco y comenzando a buscar sus cosas para irse. Ron murmuró algo de un llamado de la naturaleza.

Harry miró vacilante frente suyo a Ginny quien instantáneamente le devolvió la mirada.

- ¿Estás… bien? – Harry se sentía ridículo por la pregunta¡Obviamente no estaba feliz con un hermano muerto!

- Supongo que sí… o sea… ya sabes, tengo sentimientos divididos… pero se que todo terminó… y eso es bueno – Harry la miró, tenía una gran cicatriz en su mano derecha y la ropa como quemada.

Cerró los ojos y dejó llevarse por sus impulsos, se paró y se acercó arrodillándose frente a ella, la miró a los ojos los cuales estaban rojos y húmedos y la abrazó fuertemente, Ginny contuvo las lagrimas, era obvio que había estado llorando durante horas y no quería volver a derrumbarse, sin embargo se aferró fuertemente al abrazo de Harry, como si hubiese estado soñando con ese momento desde hacía décadas.

Harry le acarito el pelo sintiendo el dulce aroma que siempre emanaba Ginny, se apartó de ella haciendo que esta se enderece un poco y le secó las ojos suavemente con sus manos, Ginny le dedicó una sonrisa mediante se tranquilizaba. Harry se paro y le tendió la mano para que ella se pare a su lado. Detrás de ellos Hermione y Ron los miraban tomados de la mano.

- Es extraño pensar que ya podemos volver a utilizar los polvos flú. – Dijo Hermione mientras buscaba lo necesario para emprender el viaje.

- Sí, supongo que será difícil acostumbrarse a la normalidad. – Le contestó Ron extrañado.

De a uno fueron tomando sus puñados de polvos y sumergiéndose en el fuego esmeralda. Harry decidió ser el último en salir, y antes de introducirse a las cenizas y gritar " La Madriguera!" le echó una última y nostálgica mirada a la sala común de Gryffindor, donde había pasado tantos momentos hermosos, tristes y preocupantes. Antes que pudiera darse cuenta ya estaba poniendo su primer pié en la sala de estar de una pequeña casa que olía siempre a comida casera. Esta estaba vacía y visualizaba que a pocos metros en la cocina ya estaban sus compañeros de viaje.

Ginny se apoyaba contra el marco de la puerta mirando hacia la cocina, Harry no tardó en asomarse de detrás de ella. Vio a la señora Weasley cocinando como de costumbre, tenía un aspecto terriblemente deprimente. A la mesa estaban sentados Ron y Hermione con gestos muy cansados mientras Fleur y Bill conversaban moderadamente. Ginny y Harry entraron en la cocina y él se dirigió inmediatamente hacia la señora Weasley quien ya lo había visto y acudía a hablarle.

- ¿Estás bien, Harry? – le dijo mientras se acercaba a abrazarlo suavemente, él le respondió con un firme abrazo y asintió.

- Sí… no, no es de mi de quien debería estar preocupándose. – Dijo acalorado, el papel de víctima definitivamente no era lo que quería en ese momento.

- Oh Harry – dijo la señora Weasley bordeando las lágrimas, su rostro estaba realmente demacrado y cansado – tu has pasado una de las mayores responsabilidades… no es momento de que seas modesto. No dudes en demostrar como te sientes.

- En realidad – dijo Harry algo apenado – en este momento solo estoy algo aturdido y hambriento.

- Toma asiento tesoro. – Dijo la señora Wasley sonriéndole sutilmente.

En un instante los cuatro tenían frente un tazón con guiso de verduras humeante. Ron se llenaba la boca casi sin masticar, mientras Harry y Hermione comían lentamente, como tratando de ignorar lo mal que se sentían de ánimos en la cocina de los Weasley. Ginny se quedó sentada sin probar bocado y a cambio tomó varios vasos de jugo de calabazas.

- Aggy, no pudimos hablag antes, peggo has estado fenomenal fregnte a Voldemogt – Le animó Fleur con una cálida sonrisa.

- Todos estamos muy orgullosos de ti, Harry – Sostuvo Bill.

Pero Harry no podía sentirse halagado por las palabras pese a todo, esas muertes pesaban mucho y no creía que fuesen de ningún modo justificables… había sucedido lo que se temía, aunque las cosas habían finalizado bien muchas cosas en el transcurso fallaron llevándose las vidas de las personas que tanto quería.

- Sí, pero… Tendría que haber hecho más por…- Harry se frenó de seguir hablando, la señora Weasley lo miraba enojada y lo interrumpió.

- No, Harry, no vas a responsabilizarte por la muerte de nadie. Si quieres quedarte esta noche en esta casa, si quieres acudir mañanas a los entierros, debes dejar algo muy claro en tu cabeza. Ni Fred, ni Lupin, ni Tonks murieron por tu culpa – la voz de la señora Weasley se iba derrumbando y quebrando – tu estás libre de culpas y diste lo mejor, ellos también lo dieron pero hubo cosas que ninguno de nosotros podía controlar…

Harry notó en el rostro de la señora Weasley una mirada firme y directa a pesar de las lágrimas, él no pudo más que asentir y darse cuenta de que era la realidad. No podía reprocharse nada a él ni a sus compañeros de lucha, este camino había sido muy largo y peligroso, sabía que pese a todo ellos habían muerto con dignidad, defendiendo sus ideales y la paz.

- ¿Cómo se encuentra Teddy? – Consultó Hermione sin saber a quien mirar. Harry recordó repentinamente a su ahijado y no pudo evitar pensar en él mismo 16 años atrás.

- Está con Andrómeda, mañana los veremos a ambos… - Respondió Bill con una voz triste.

Los cuatro finalizaron de comer y la señora Weasley mandó a lavar los platos. Bill y Fleur se despidieron hasta el día siguiente con un abrazo a la señora Weasley y un agite de manos a los demás. La señora Weasley también se despidió diciendo que iba a dormir y les amenazó con que no tardaran mucho en hacer lo mismo ya que al día siguiente se tendrían que levantar al amanecer, pero Harry no tenía nada de sueño, haría unas tres horas recién que llevaba despierto. Hermione en cambio era ahora quien usaba a su pareja de reposo, Ron la rodeaba con el brazo mientras ella pegaba cabeceadas cuando no podía mantener más sus ojos abiertos.

- Deberías ir a dormir – le susurró Ron – Hace añares que no lo haces…

Hermione murmuró somnolienta parándose y tomándose de las paredes en dirección a la habitación de Ginny. Ron decidió ir a por un baño y Harry se quedó pensativo con la mirada perdida, sin mucha razón giró su cabeza y miró un punto fijo en la pared, el reloj de los Wasley en el cual veía por primera vez una manecilla apuntar hacia "Muerto". El estomago se le achicó. Harry se levantó y se dirigió por la puerta trasera hacia el jardín, Ginny quien estaba alimentando a Crookshanks lo miró pasar de reojo.

Harry se encontraba bajo un manto violáceo repleto de estrellas, siempre le había agradado estar en la madriguera por infinidad de razones, una muy superficial era poder visualizar ese cielo estrellado a campo abierto. Pasó unos dos o tres minutos mirando hacia arriba inmerso en sus pensamientos hasta que escuchó el rechinar de la puerta, Ginny se le acercaba envuelta en una frazada color café y le extendía una igualita a Harry. La noche no era demasiado fría, sin embargo al hablar un fino vapor salía de sus bocas. Pasados unos diez minutos y con el cuello adolorido del mirar las estrellas e inventar posibles constelaciones los jóvenes se sentaron en el césped frío.

Ginny apoyó su espalda contra el lateral de Harry, él inmediatamente recordó y reaccionó. Su mente viajaba hacía un año atrás, cuando pasaban maravillosas tardes en Hogwarts; recordó esos hermosos momentos a la sombra de los árboles besándola, abrazándola, disfrutando de cada segundo de ella.

La abrazó rodeándola y sintiendo nuevamente su perfume, Ginny aun apoyada sobre Harry colocó sus manos sobre las de él, que la tomaban por encima de las clavículas.

La pareja cerró los ojos y disfrutó de ese instante¿Cuánto habían pasado para poder sentirse así? Él sentía que eran décadas. Ginny se giró y lo miró directo a los ojos, él se vio reflejado sobre ese color avellana intenso y lentamente los miró más y más de cerca.

Sus labios la encontraron, tibios y suaves, tal y como los había recordado todos esos largos meses, tal como los había deseado cada día desde su último cumpleaños.