Hola a todas! aquí vuelve Pochi-san con una nueva historia KakaAnko!no me matéis por no actualizar las demás historias, solo que una nueva idea surgió en mi cabeza y que le vamos a hacer (suspiro).
Advertencia: de momento ninguna.
Anko Mitarashi, Kakashi Hatake, Kabuto pertenecen al baka de Masashi Kishimoto.
Kai Hatake Mitarashi y Nomi Hatake Mitarashi pertenecen a Pochi-san, Shira-san y Rairaku.
Hacía un día espectacular en la villa oculta de la hoja, esos días soleados cuando no hay ninguna nube estorbando al cielo azul, nada más que algunas ráfagas de aire para quitar el calor de este día de verano. Era sábado por la tarde, aun así el pueblo estaba bastante activo y animado como cada día en Konoha: los comerciantes hacían publicidad a su manera para que la gente comprara sus productos, la gente llenaba las calles para comprar o simplemente dar una vuelta, los niños jugaban y correteaban por la calle general y alguna que otra vez recorrían los tejados de las casas para entretenerse…
Más alejadas de Konoha, exactamente cerca del Bosque de la Muerte en la parcela nº44, se encontraban la amante de los dangos y si querida hija entrenando para unas pruebas que exigía la academia ninja y era obvio que la pequeña de los Hatake no podía suspenderla.
—Mami, la serpiente no quiere salir de mi brazo – musitó la pequeña Nomi ya frustrada por la situación en la que se encontraba a la vez que daba una patada a una pequeña piedra.
—Vamos, solo tienes que concentrar tu chakra en el brazo y después darle forma de serpiente – explicó la Mitarashi con paciencia acercándose a su hija para ayudarle, ésta se posicionó detrás de la mini pelivioleta y después se agachó hasta quedar a su altura.
—Pero mamá…que van a pensar cuando saque una serpiente allí en medio de la clase – inquirió indirectamente la pequeña con el ceño fruncido a la vez que miraba a su madre directamente a los ojos.
—Pues van a pensar que eres una auténtica Hatake Mitarashi, sobre todo Mitarashi; y aquellas dos hijas de la tonta de Yügao van a dejar de meterse contigo al ver esa serpiente recorrer sus cabezas – respondió Anko con una sonrisa malévola a la vez que le dedicaba alguna que otra mueca graciosa a su hija ocasionando que le siguiera el juego mientras ésta le tendía la mano para que la chocara.
—Se van a enterar quien soy, yo voy a aprobar y ellas van a suspender…además, Kai dejará de hacerse el chulo delante de todos. – fue lo que dijo la ojiazabache sonriente con afán de superación chocando la mano con la de su madre a la vez que volvía a dirigir su mirada al frente.
—Vamos, inténtalo de nuevo – le animó la examinadora de los exámenes chunnin, respuesta afirmativa por parte de la mini pelimorada. – Primero debes contraer tu brazo contra el pecho…- empezó a instruir ésta observando con atención como lo hacía su hija - … bien, ahora cierra los ojos y concentra tu chakra entre el espacio que hay desde el hombro hasta el codo… - siguió la Mitarashi observando, cuando de repente una diminuta luz azul apareció en el lugar nombrado incrementándose por momentos - …genial, ahora visualiza la forma de una serpiente y cuando la tengas, extiende tu brazo con potencia para que ésta pueda salir e ir directamente a la diana; pero controla el chakra porque la serpiente no se tiene que soltar del brazo – acabó de hablar Anko como buena instructora que era.
La pequeña de los Hatake ya casi había conseguido hacer el jutsu puesto que su brazo estaba cargado de chakra y ya estaba preparada para soltar la serpiente, pero de repente un flujo de chakra se desvió y fue a parar al sello maldito que tenía en el cuello ocasionando que éste empezara a palpitar. Por culpa de eso, ella dejó escapar un quejido de dolor y, desconcentrándose, provocó que el chakra se descontrolara y sin quererlo la serpiente saliera disparada al frente, soltándose de su brazo, y ella hacia atrás de esta manera chocando contra Anko, provocando que las dos cayeran al suelo.
— ¡Nomi! – Exclamó alterada la Mitarashi mientras se levantaba aturdida incorporando lo más rápido a su hija en el suelo.
—Mamá…me duele… - fue lo que articuló la pequeña entre leves gemidos de dolor llevándose su mano hacia donde estaba el sello maldito para intentar parar las punzadas que éste desprendía.
—Schhh…estoy aquí… - le susurraba la pelimorada con dulzura mientras apoyaba a la mini pelipúrpura en su regazo -… ya está, ya pasó – intentaba tranquilizar la Mitarashi a la vez que dirigía su mano hacia el sello de la pequeña "Está ardiendo" pensó ésta mientras empezaba a acariciar con cariño el pelo de su hija.
Acto seguido, Anko comenzó a crear un pequeño flujo de chakra en la mano que tenía sobre el sello maldito ocasionando que el dolor de la pequeña disminuyera por momentos hasta quedarse en leves punzadas, pero aún sin quitarse del todo; la pequeña por acto reflejo se abrazó a su madre intentando evitar el dolor que aun quedaba en su interior a la vez que la ojicaramelo se levantaba con su hija en brazos.
—Creo que por hoy ya hemos terminado – musitó la Mitarashi depositando un agradable beso en la frente de la mini pelivioleta a la vez que se alejaba de allí para dirigirse a su casa puesto que ya estaba anocheciendo.
…..
Mientras, en la mansión Hatake…
—Vamos Kai, levántate - dijo el Hatake mientras volvía con paso parsimonioso a su posición de defensa - ¿Crees que los otros chunnin van a tener piedad? Eres el integrante más pequeño de esta prueba y eso hará que no tengan compasión contigo – argumentó el peliplateado seriamente a la vez que sacaba su típico volumen Icha Icha.
—Ya lo sé, pero es que no puedo aumentar la fuerza del chidori. Ya me va justo crearlo en mi mano… - se quejó el pequeño ojicaramelo mientras se levantaba del suelo a la vez que se quitaba el polvo de su ropa.
—Bobadas, solo tienes que concentrarte más – explicó su padre pero de pronto notó como la verja del jardín se abría dejando ver a dos pelimoradas, la más mayor desviando su mirada hacia él.
— ¡Hatake! ¡Suelta ese libro! – vociferó la Mitarashi con autoridad ocasionando que su marido escondiera su preciado libro… era obvio que Kakashi quería conservar su integridad física.
—Cariño…ya has vuelto… – musitó el ninja copia con el tono de voz nervioso a la vez que retrocedía un paso hacia atrás.
—Hola mamá - saludo el pequeño peliplateado con la mano a la vez que desviaba su mirada hacia la ojiazabache - ¿Qué le pasa a Nomi? – inquirió éste con preocupación al ver que su hermana estaba dormida entre los brazos de su madre.
—Solo está cansada – aclaró la Mitarashi con una media sonrisa en su cara de esta manera proporcionándole tranquilidad al pequeño mientras se dirigía hacia donde estaban ellos dos. – Anda, ve y date una ducha que hueles un poco a tufillo – bromeó su madre dedicándole una amplia sonrisa ocasionando que el pequeño se sonrojara levemente al haber escuchado eso.
—Mama, ¿Qué vas a hacer hoy de cenar? – inquirió con curiosidad pero con gracia el pequeño peliplateado esperando con ansias la respuesta de la Mitarashi.
—Es una sorpresa – respondió ésta guiñando un ojo ocasionando que una mueca de queja se dibujara en la cara del pequeño.
—Vale… - dijo éste sin más remedio volteando y alejándose hacia el interior de la casa para poder ducharse.
—Y tú Hatake…también tienes que darte una ducha, si no…no hay cena – le advirtió la pelimorada mientras le robaba un beso por sobre la tela de la máscara.
— ¿Ha conseguido hacer el jutsu? – inquirió el Hatake con el tono de voz tranquilo mientras desviaba su profunda mirada hacia su hija.
—Kakashi, eso es lo de menos. – respondió la pelimorada a la defensiva mientras se alejaba de allí, dirigiéndose hacia el interior de la casa.
—Anko, las pruebas son este miércoles y estamos a sábado. Lleva una semana entrenando y todavía no ha dado resultados. – le echó en cara el peliplata mientras reanudaba el paso para alcanzar a su mujer.
—Este ataque requiere mucho chakra, además…te recuerdo que ella no puede forzar mucho su flujo de energía – le reprendió la Mitarashi a la vez que recordaba lo que había pasado esa tarde.
—Kai ya casi controla el chidori y solo es dos años más grande que Nomi – replicó el Hatake orgulloso de su hijo cuando de pronto una mirada de disgusto por parte de Anko fulminó al peliplata.
—Kakashi, no empecemos ¿de acuerdo?...Los dos hemos sido senseis y los dos sabemos que Kai es diferente a Nomi y Nomi es diferente a Kai, no pretendas ponerlos al mismo nivel – argumentó la pelipúrpura molesta ya dando por acabada la conversación mientras entraba en la casa con su hija en brazos, dejando a Kakashi con la palabra en la boca.
La Mitarashi subió las escaleras de la casa para poder llegar a la habitación de la pequeña Nomi y una vez allí, dejarla para que pudiera descansar del día tan agotador que había tenido. Al fin y al cabo, la mini pelipúrpura solo tenía seis añitos y entrenar durante todo el día era bastante agotador, por lo que se había ganado un gran descanso. Al llegar a la habitación, la ojicaramelo dejó a su hija en la cama para que pudiera dormir con más comodidad pero cuando Anko se disponía a salir de la habitación…
—Mamá, no tengo más sueño - musitó la ojiazabache incorporándose a la vez que se rascaba los ojos de manera muy risueña y con cierta gracia.
—Vaya, ¿ya te has despertado? – inquirió la Mitarashi volteando y dirigiéndose otra vez hacía la cama de su hija, respuesta afirmativa por parte de Nomi. – Pues ya que estás despierta, también podrías darte un baño – informó ésta dando un toque en la nariz de la pequeña.
—Vale, vale… - dijo la mini pelilila moviendo la cabeza hacia ambos lados sin más remedio que obedecer a su madre.
—Venga, que después de cena hay una sorpresa – comentó la Mitarashi dedicando una grata sonrisa a la ojiazabache a la vez que salía de la habitación.
— ¡Mamá! – Vociferó la pequeña ocasionando que su madre asomara su cabeza por la puerta de la habitación - ¿Mañana podré ir a jugar al parque con los demás? – inquirió Nomi poniendo ojos de cachorrito.
—Por mí no hay problema, pero ya sabes que tu padre…aun así pregúntale – contestó Anko sonriéndole y dándole la máxima confianza posible a la vez que ya abandonaba la estancia, dejando a una Nomi molesta por el comportamiento tan repentino de su progenitor.
Acto seguido, la pequeña bajó de la cama y se encaminó hacia su armario para coger la ropa interior y su pijama nuevo; el conjunto constaba de una camiseta de tirantes con dibujos animados dibujados en ésta, parecían ser una serpiente persiguiendo a un ratón, mientras que los pantaloncitos cortos eran lisos y también de color morado. Después de coger todo lo necesario se dirigió hasta el baño, pero al deslizar la maneta de la puerta del aseo se dio cuenta de que estaba cerrada.
— ¡Ya casi estoy! – exclamó el hermano de la mini pelimorada desde el otro lado de la puerta.
—Jolines Kai, eres un lentorro – comentó la pequeña con el objetivo de que su hermano se diera más prisa.
— ¡Y tú una impaciente! – replicó el ojicaramelo haciendo que ésta se molestara aún más.
—Ufff…muy bien Hatake, esto es la guerra – susurró por lo bajo la ojiazabache con una sonrisa y una voz maliciosa a la vez que dejaba sus cosas en el suelo y se encaminaba con rapidez hasta la habitación de su hermano.
Una vez allí, empezó a rebuscar por las cajas de los juguetes del mini peliplateado aunque exactamente no encontraba lo que quería porque todo estaba en su sitio y bien ordenado, al contrario que ella. A Nomi le gustaba… no, le encantaba tenerlo todo desordenado porque así cuando entraba en su habitación, lo encontraba todo y sin ningún tipo de problema.
—Donde estarán… - se decía mentalmente la mini pelimorada empezándose a hartar de la situación tan complicada que se le estaba presentando – Kai, eres un ordenado ¡esto no puede ser! – se torturaba mentalmente la pequeña mientras estaba rebuscando por las cajas.
— ¡Ya estoy harta! – exclamó la ojiazabache cansada de todo a la vez que cogía las cajas de juguetes y las tiraba por el suelo dejando de esa manera el cuarto de Kai casi como el suyo, cuando de pronto pudo ver que había encontrado justo lo que quería…
—Aquí estáis… - susurró por lo bajo la pequeña pelivioleta con malicia a la vez que esa siniestra media sonrisa se ensanchaba aún más mientras que, lentamente, alzaba lo que andaba buscando hasta quedar a la altura de su rostro; y es que era, ni más ni menos, que una bolsita de canicas de varios colores – Vas a morder el polvo Kai, ¡Muahahahaha! – rió ésta con orgullo al haber maquinado esa diablura tan ingeniosa.
Después de haber dejado el cuarto de su hermano un poco más desordenado, se encaminó hacia el baño como si nada y justo cuando se aseguró que su hermano todavía estaba adentro, empezó a esparcir las canicas con estilo justo enfrente de la puerta para que al abrirla, Kai se tropezara y cayera.
— ¡Kai, los he visto más rápidos! – exclamó ella con una alegría en el cuerpo que daba envidia ya que había terminado la "Fase 1" de su espléndido plan.
Ese comentario hizo que su hermano se hartara de su queridita hermana pequeña así que, bruscamente, abrió la puerta del baño pero, al dar el primer paso con fuerza y decisión para reñir a la mini pelimorada, las canicas lo pillaron desprevenido y el ojicaramelo se vio involucrado en un "baile" sin estilo para hacer el intento de evitar caer al suelo…cosa que no ocurrió.
— ¡Toma ya, chúpate esa hermanito! – exclamó victoriosa la ojiazabache mientras señalaba al mini peliplateado con su dedo índice al verlo tendido en el suelo y sobándose la cabeza.
—Nomi… ¡esta me la pagas! – dijo Kai molesto por lo que le había hecho su hermana a la vez que intentaba levantarse del suelo, aunque le resultaba un poco difícil puesto que las bolitas de cristal todavía estaban esparcidas por el suelo del pasillo; aprovechando esto, Nomi cogió sus cosas del suelo y entró en el baño con rapidez, quedándose de esa manera apoyada contra el marco de la puerta viendo con gozo como su hermano mayor caía varias veces.
—Lo estás disfrutando, ¿no? – inquirió el ojicaramelo lanzándole una mirada furiosa a su hermana, que estaba carcajeándose ella sola de la situación en la que se encontraba él; Nomi simplemente asintió con la cabeza varias veces mientras seguía riendo exageradamente. – Ahora verás… - musitó el Hatake levantándose del suelo pero al dirigirse hacia la puerta con rapidez, ya corriendo para atrapar a su hermana, la mini pelipúrpura cerró la puerta de un portazo dejando a su hermano estampado contra ésta.
De repente pasa Anko con tranquilidad por el pasillo para entrar en su habitación pero al ver a su hijo tirado en el suelo con el rostro pegado a la puerta, se lleva una mano a la cabeza y la mueve hacia ambos lados.
—Kai, ya no sé cómo te lo tengo que decir…el pasillo no es lugar para jugar a las canicas – dijo la Mitarashi molesta y ya sin remedio volviendo a reanudar el paso hasta quedar en su habitación, dejando al pobre de Kai tendido en el suelo del pasillo y preguntándose "¿Qué he hecho yo para merecer esto?".
…..
Mientras tanto en la base de los escuadrones ANBU se encontraba el líder de los nombrados en el gran despacho, sentado en su cómodo sillón de cuero negro mientras que, sin prisas, revisaba unos documentos sin importancia cuando de pronto unos suaves golpes chocaron contra la puerta de la estancia de esa manera irrumpiendo en la tranquilidad del pelinegro.
—Pasad– dio paso el ojiazabache a la vez que dejaba los papeles a un lado del elegante escritorio, y es que esa mesa era la más ordenada que había en todo el edificio: todos los cajones bien ordenados y con la llave echada, los papeles más importantes a la derecha de la mesa puesto que él era diestro y así podía cogerlos más rápido mientras que los documentos menos importantes estaban a la izquierda, los cuadros que había colgados en la pared debían estar lo más centrado posible y los cristales de las ventanas podían cegar de lo bien cuidados y limpios que estaban.
—Señor, tenemos nuevas noticias sobre la anterior misión del escuadrón nº14 – informó uno de los tres ANBU que habían entrado en la estancia.
—Adelante – empezó el Uchiha seriamente dirigiendo su profunda mirada hacia ellos de esta manera infundiendo un respeto inigualable, el susodicho dio un paso al frente.
—Resulta que mientras volvíamos a Konoha, uno de los nuestros encontró un cadáver en el bosque… - informó uno de los soldados pero hizo una breve pausa porque no sabía si lo que iba a decir tendría mucha importancia.
—Sigue – le contestó su líder con la voz autoritaria pero a la vez dándole un poco de confianza porque ya sabía que ese ANBU era el nuevo.
Y es que Sasuke Uchiha fue en un pasado el ninja renegado más buscado entre las cinco naciones ninja, por lo que infundía respeto máximo y aún hacía que el miedo calara en los cuerpos de algunos shinobis, aún así se ganó la confianza de Konoha en el momento que eliminó al temido Madara Uchiha dándole de esta manera la libertad a la villa.
—…y casualmente ese cuerpo llevaba unas marcas en el cuello, como si le hubieran succionado la sangre. – Terminó el ANBU dando un paso hacia atrás de esa manera quedando alineado con los otros dos. Sasuke se quedó pensativo durante unos segundos intentando averiguar qué o quién es lo que podría hacer eso, aún así nada le vino a la cabeza.
— ¿Dónde está el cadáver? – inquirió el Uchiha aun pensando qué es lo que podría hacer eso.
—Está en los laboratorios de Konoha – Informó otro soldado con total seguridad.
—Está bien, comunicad ahora mismo a los científicos que mañana bajaré a los laboratorios – ordenó Sasuke autoritariamente mientras se levantaba del sillón. – Podéis marcharos – matizó éste aun con la mirada puesta en el nuevo ANBU, él simplemente agachó la cabeza.
Posteriormente, los tres soldados salieron de la estancia tal y como lo ordenó su líder y se dirigieron a toda rapidez hacia Konoha a transmitir la orden del susodicho; mientras el pelirebelde, aún en el despacho, se dirigió hasta una estantería donde había libros de todo tipo y sin pensárselo, cogió uno relacionado en el kinjutsu, empezó a ojearlo y de repente vio un articulo donde daba información del famosísimo Orochimaru, ya muerto. Acto seguido se sentó otra vez en su sillón y fue echando un vistazo al curioso libro de portada azulada con ligeros adornos en plateado.
—Interesante, eso de robar los libros de la sección prohibida de la biblioteca tiene su recompensa – dijo el pelirebelde para sí mismo a la vez que una media sonrisa se dibujaba en su rostro pero por acto reflejo desvió su mirada hacia el reloj que había justo encima del marco de la puerta, éste marcaba las 21:30h.
—Creo que ya va siendo hora de ir a casa – se dijo él a la vez que cogía el libro y se dirigía hacia la puerta, pero las ganas de un poco de emoción lo invadieron así que sin pensárselo apagó las luces y se encaminó hacia la ventana, acto seguido la levantó y se posó en el marco de ésta pudiendo observar la bonita luna que estaba apareciendo; después cerró el ventanal cuidadosamente y sin hacer ruido, con un salto descomunal, se perdió por el Bosque de la Muerte, al fin y al cabo la base de los ANBU estaba en dicho bosque.
….
En el comedor de la familia Hatake…
— ¡A COMER! – vociferó la Mitarashi con todas sus fuerzas a la vez que hacía sonar con una maza un pequeño gong ocasionando que todos los integrantes de la familia aparecieran en un santiamén sentados ya en la mesa.
—Poco más y te sienten desde Suna – comentó por un casual el Hatake, ella simplemente le sacó la lengua a modo de burla.
—Bueno, y que hay para cenar – inquirió indirectamente el mini peliplateado ya ansioso por saber que sorpresa era la que había preparado su madre para cenar puesto que no había ningún plato con comida encima de la mesa.
—No seas impaciente, Kai – Replicó ésta volviendo otra vez a la cocina para traer la cena; al pasar otra vez hacia el comedor, todos los de la mesa pudieron ver la grandiosa pizza que había sobre el plato que la Mitarashi traía.
— ¡Pizza! – exclamaron los dos pequeños con los ojos más que brillantes de la emoción al ver esa mega pizza ya que su madre hacía ese plato de higos a brevas (1).
—Esta vez te lo has currado – comentó el Hatake bajándose la máscara ya que también estaba contento por lo que iba a cenar esa noche; y es que por muy serio que fuera el ninja copia, a veces también se podía comportar como un niño y aún más si estaba con su familia.
— ¡Yo siempre! – exclamó la pelimorada con orgullo mientras dejaba el plato en la mesa y se sentaba en la silla, enfrente de Kakashi.
Por unos cuantos segundos todos miraron con gozo esa pizza redonda y con bastante "condimento", esperando a que alguien diera el primer paso de coger el primer trozo; todos se miraban de reojo como si se tratara de un duelo de pistolas en el oeste y es que había unos cuantos trozos que llevaban más cosas así que solo serian comidos por los más espabilados, evidentemente todo el mundo tenía mucha hambre.
—Tres…dos… - empezó a descontar la Mitarashi viendo con gracia como su familia estaba al quite - …uno… - y es que le encantaba hacerlos sufrir porque por una parte Kakashi y Kai se miraban desafiantes, y por otra parte Nomi ponía los cinco sentidos y si hacía falta seis con tal de ser la primera. Todos esperaban un "adelante" por parte de la pelimorada, entonces cuando ésta se disponía a dar la salida… sonó el timbre de la puerta.
— ¡NO! – exclamaron todos al unisono con desesperación mientras se llevaban las manos a la cabeza, Nomi ya estaba que no podía más.
—Bueno, ya voy… – dijo la pelivioleta sin más remedio que atender al que esperaba en la puerta, todos la miraron con cara de "ahora es mi oportunidad" - …una cosa…os dejo mirar la pizza pero el que se atreva a tocarla… - advirtió la Mitarashi con una media sonrisa diabólica mientras hacía crujir sus dedos infundiendo respeto y algo más que alerta.
— ¿Y un trocito pequeño de jamón york? – inquirió con gracia la pequeña de la familia indicando con el pulgar y el dedo índice el tamaño del susodicho.
—Ni un trocito – aclaró la ojicaramelo saliendo del comedor y dirigiéndose con paso decidido hasta la puerta. Una vez enfrente del portal, abrió la puerta y en esta se encontró un ANBU, ella supuso que sería un compañero de su marido.
—Buenas noches, señora-
—Señorita – interrumpió la Mitarashi un tanto molesta.
—Le entrego un paquete para Kakashi Hatake –
— ¿Un paquete? – inquirió ésta sorprendida a la vez que cogía la pequeña caja con cautela.
—Esto es todo, gracias y buenas noches – se despidió el soldado desapareciendo con una rapidez increíble.
—Me pregunto que será – dijo la ojicaramelo para sus adentros mientras entraba otra vez en su casa y cerraba la puerta. Acto seguido se dirigió hasta el comedor donde se podía palpar la tensión y las ansias en el ambiente.
—Kakashi, han traído esto para ti – informó la Mitarashi mientras dejaba el paquete encima del mueble a la vez que el ninja copia se preguntaba que sería eso que le habían traído.
— ¡Venga mamá siéntate y da la salida! – exclamó la pequeña ya más que ansiosa por comer esa pizza, como si se tratara de una carrera.
—Por donde iba… ¡ah sí!...uno… -
—Papá, Kai ¿qué es eso? – inquirió la ojiazabache intentando despistar a los peliplateados de la familia, éstos voltearon.
— ¡VA! – exclamó la ojicaramelo con emoción. Entonces las dos pelimoradas fueron más rápidas que ellos y se llevaron los trozos más valiosos dejando a un Kakashi y a un Kai sin súper trozo de pizza.
— ¡Eh, no es justo! – exclamó el mini peliplateado molesto por lo que había hecho su hermana pequeña mientras observaba con rabia como las dos mujeres de la casa disfrutaban del trozo de comida como dos niñas pequeñas.
— ¡En la comida y la guerra todo vale, hermanito! – exclamó la mini pelilila mientras daba un gran bocado a la pizza enfrente de su hermano mayor.
—Siento decirlo, pero Nomi tiene razón, en esta casa tiene que haber un poco de supervivencia – comentó la Mitarashi orgullosa de ella misma a la vez que daba otro bocado a su trozo de pizza.
—Como que tú tienes el mejor trozo…- susurró el Hatake por lo bajo mientras cogía un trozo que solo llevaba queso, y es que la pizza estaba un poco descompensada.
— ¿Decías…? – inquirió ésta lanzándole una mirada asesina a su maridito.
—Nada-
El resto de la cena transcurrió con más o menos normalidad, los mayores hablando de cosas cuotidianas u opinando sobre el trabajo mientras que los pequeños se molestaban mutuamente. Terminaron de cenar y cada uno llevó su plato y su vaso al fregadero para que después la Mitarashi los pudiera fregar, bueno…más bien Kakashi llevo su plato y el de Anko, y Kai llevó el suyo y el de Nomi mientras que ellas dos recogían lo demás.
—Papá, ¿podemos ver la tele? – inquirió la mini pelivioleta poniendo ojos de cachorrito dejando al Hatake sin opción a elegir, éste simplemente desvió su mirada hacia el reloj.
—Son las diez, a las diez y media os vais a dormir, ¿vale? – ordenó el peliplateado a la vez que cogía el paquete que Anko había dejado anteriormente en el mueble del comedor.
—Vale… - contestó la ojiazabache sin más remedio que obedecer a su progenitor a la vez que se alejaba para sentarse en el sofá junto a su hermano.
—Me pregunto que será – susurró el ninja copia para sus adentros mientras empezaba a abrir el paquete con cuidado; cuando lo abrió, se quedó bastante sorprendido ya que pudo ver con total claridad que en su interior había, ni más ni menos que un conejito de color rosa chillón que llevaba una tarjetita con las letras también en rosa que ponía:
Mañana empezamos la jornada juntos, que emoción¡ ¿verdad?
¡Te esperaré con cariño y amor!
YÜGAO!
—En verdad esta mujer no se cansa de molestar – se dijo el Hatake para sí mismo mientras dejaba el conejo de peluche en el paquete y éste en el mueble del comedor para dirigirse a la cocina a beber un vaso de agua y ya de paso estar un rato con su mujer ya que ésta estaba fregando los platos por muy raro que le pareciera.
— ¿Qué era el paquete? – inquirió al Mitarashi al ver a su marido entrar por la puerta de la cocina e ir directamente a la nevera para beber agua; y es que al fin y al cabo la curiosidad la comía por dentro.
—Era un paquete de parte de Yügao, exactamente un conejo de peluche y una tarjeta diciéndome que me esperaba mañana para hacer la jornada juntos – informó con indiferencia y tranquilidad el peliplata dejando el vaso de agua en el fregadero como si nada mientras podía ver como su mujer se estaba empezando a molestar de una manera bárbara.
—Esa penca no se va a cansar de perseguirte nunca, ¿no? – comentó con enfado la pelivioleta mientras seguía fregando la última tongada de platos ya con menos tranquilidad.
— ¿Alguien está celosa? – inquirió el Hatake picando aun más a la ojicaramelo a la vez que se le acercaba por detrás y la rodeaba por la cintura dejando reposar su cabeza en el hombro izquierdo de esa manera aferrándose a ella.
— ¿Yo celosa de esa fresca? No me hagas reír, Hatake – respondió ella firmemente mientras lanzaba unas cuantas gotas de agua al ninja copia.
Éste simplemente empezó a depositar dulces besos sobre la zona del sello maldito, y es que él sabía que le brindaba una tranquilidad sin igual y sobre todo protección cuando besaba la marca de la Mitarashi, aquella marca que la había atormentado durante tantos años y aquella que no hace tanto tiempo casi la mata.
El Hatake no se podía imaginar su vida sin la mujer que le había robado el corazón, lo besaba y le hacía sentir como nadie, se sentía el hombre más afortunado del mundo al tenerla puesto que solo él conocía el lado más cariñoso y tierno de Anko Mitarashi, habían sido tantos momentos los que había pasado con ella: momentos agradables como cuando ambos se reían por tonterías, momentos tristes y tensos como cuando ella se sentía frágil e impotente al no poder quitar el dolor que la marca de la maldición emitía contra ella, momentos apasionados y llenos de deseo como cuando ambos se entregaban mutuamente para poder vivir la mejor noche de sus vidas, que no fue solo una sino infinitas, y así muchos momentos que nunca podría olvidar…
—No me hace ninguna gracia que la furcia de Yügao trabaje contigo – comentó la pelimorada con descaro ocasionando que el Hatake bajara de las nubes. – Es más, no me agrada la idea de que hayas vuelto a ser ANBU – confesó sin rodeos la Mitarashi ya con la voz de más preocupación.
—Anko Mitarashi preocupada, mm… esto es grave – comentó el peliplata con ironía ganándose un leve codazo por parte de ella, aun así no dejó de besar el cuello de la pelivioleta.
—No seas idiota…y no estoy preocupada solo…intranquila por lo que te pueda pasar, te recuerdo que las misiones ANBU son demasiado peligrosas y si por un casual te pasara algo, yo… no se qué haría- dijo ésta cabizbaja intentando evitar pensar en lo que le podría pasar a su amado peliplata a la vez que se secaba las manos con el paño de cocina.
—Pues sí que es grave la situación… - comentó el Hatake otra vez con ironía ganándose otro codazo por parte de la chica pero logrando que la Mitarashi sonriera infantilmente a la vez que la obligaba a voltear de esa manera consiguiendo cruzar miradas.
—Sí, parece que tienes razón, ya decía yo que eres un completo idiota… – comentó ella con descaro haciendo que una mueca de disgusto apareciera en el rostro del Hatake, y es que podía apreciarlo perfectamente puesto que no llevaba máscara permitiéndole de esa manera ver aquel hermoso rostro que hacía que perdiera la razón más de una vez –…pero eres solo mi idiota… solo mío – terminó la pelivioleta acercando su rostro al de él para poder besarlo como si nunca lo hubiera hecho, permiso concedido muy gustosamente por parte del Hatake permitiéndole de esa manera poder acceder a su boca y entrelazar ambas lenguas.
Y es que no se cansaba, ya hacía muchos años que estaba junto a él pero no se cansaba de besarlo y disfrutar de él todo el tiempo que fuera posible. Ella era la única que podía dominar al famosísimo ninja copia y ella era la única que lo conocía en todos los aspectos, todos pensaban que él era un hombre solitario y con pocos sentimientos pero lo que nadie sabía era que debajo de esa máscara se escondía un Kakashi tierno y dulce al que cualquier mujer se enamoraría en unos segundos, pero solo ella era la afortunada de tenerlo y ahora que había formado una familia junto al hombre de su vida era la mujer más feliz de todas, tenía todo lo que podía desear así que no iba a permitir que le pasara nada a nadie de su entorno.
—Uggss…que asco – susurró la mini pelivioleta con la voz desagradable al ver a sus padres besándose mientras estaba escondida detrás del marco de la puerta de la cocina.
—Nomi, vámonos a dormir…venga – susurró con cuidado Kai que estaba detrás de su hermana pequeña pero sin perderse ningún detalle de la escena.
—Pero tengo sed – se quejó la ojiazabache con voz suave desviando la mirada hacia su hermano.
—Pues aguanta hasta mañana, ahora no vamos a interrumpir…eso – dijo el mini peliplateado susurrándolo a la vez que señalaba la escena con su dedo índice.
—Me da igual, tengo sed y yo voy a beber agua – matizó la mini pelipúrpura bastante decidida así que imponiendo iba a entrar en la cocina aún así su hermano la cogió del brazo pero, como que la pequeña iba con todas las de beber agua, ambos tropezaron y cayeron enfrente de la escena ocasionando que Anko y Kakashi se separaran y ya de paso conseguir un poco de oxígeno después de ese beso tan apasionado.
—Vaya, pero si son los dos intrusos de la casa – comentó la Mitarashi con una sonrisa dibujada en su rostro a la vez que soltaba al Hatake y se dirigía hacia sus hijos.
— ¿Vosotros no teníais que estar durmiendo? – inquirió el peliplateado frunciendo el ceño pero también riendo por la escena en la que estaba.
—Es que tenía sed – se defendió la mini pelivioleta con indiferencia levantándose del suelo y dirigiéndose con parsimonia hasta la nevera.
—Ah, ¿y tú, Kai? – inquirió la Mitarashi desviando su mirada hacia el pequeño ocasionando que los nervios aparecieran en él.
—Yo…yo…yo estaba vigilando a Nomi, ya sabes…no la puedo dejar sola que si no vaya que haga algo y ya la hemos liado – se defendió el ojicaramelo con el tono de voz nervioso mientras desviaba su mirada hacia su hermana pequeña, ésta simplemente le sacó la lengua a modo de burla.
—Anda, a la cama los dos – comentó el ninja copia haciendo de padre responsable a la vez que sus hijos se le acercaban para despedirse.
—Buenas noches, papi – dijo la ojiazabache risueñamente dándole un dulce besito en la mejilla, por su parte pudo recibir otro del Hatake; Kai simplemente copió a su hermana.
—Mamá ¿nos acompañas? – inquirió la pequeña poniendo ojos de cachorrito, evidentemente Anko no se pudo resistir así que se dirigió hacia ellos y a uno lo cogió por la mano derecha y a otra por la izquierda de esa manera encaminándose junto a ellos hasta la habitación.
—Buenas noches, monstruitos – se despidió Kakashi muy tiernamente; no se lo podía creer, eso él antes no lo decía.
Anko llevó Kai a su habitación, lo arropó, le dio su oso de peluche y le entregó un beso en la frente; y es que a Kai también le gustaba dormir con un peluche por muy mayor que fuera. Lo mismo hizo con Nomi, la arropó y le dio su serpiente de peluche aunque ella no dormía solo con un muñeco, Nomi tenía la cama repleta de ellos.
— ¿Nomi, no tienes calor con tanto trasto? – inquirió la Mitarashi extrañada al ver tantos muñecos por su habitación, ella simplemente negó con la cabeza aunque con su dedo índice posado en la mejilla le indicó a su madre que también ella quería un beso de buenas noches; muy gustosamente Anko le entregó un agradable beso en la mejilla de esta manera despidiéndose.
Después de arropar a sus hijos, la Mitarashi se encaminó hacia su habitación y cuando entró pudo ver que Kakashi ya estaba en la cama casi dormido, sin esfuerzo alguno ella se dirigió hasta el ventilador y lo encendió puesto que esa noche hacía un calor insoportable.
— ¿Ya se han dormido? – inquirió el peliplateado con la voz adormilada volteando y observando cómo su mujer se metía en la cama.
—Sí, monstruito – respondió ella carcajeándose de lo último que había dicho ocasionando que el peliplata se sonrojara levemente – tú antes no decías esas cosas, como se nota que ya estás chocheando como un viejo – se burló ella mientras seguía riendo exageradamente.
—Hmm – cortó en seco el peliplateado molesto por la reacción de su mujer a la vez que le daba espalda.
—No te enfades…es que se me hace muy raro oírte hablar así – se disculpó ella abrazando al peliplata por detrás y depositando un dulce beso en su espalda consiguiendo de esa manera que él volteara. Él no se podía resistir a sus caricias y más cuando eran tan traviesas, aunque esa vez solo se paseaban por si torso; aún así ella lo besó como si nunca lo hubiera hecho para después quedar rodeada por los brazos del Hatake.
—Buenas noches, amor – le susurró el Hatake depositando un cariñoso beso sobre la frente de la Mitarashi.
—Buenas noches – dijo ella ya con los ojos cerrados y abrazada a él; y es que hacía una calor para morirse, aún así a ella no le importaba pasar un poco más de calor con tal de estar abrazada a su media naranja.
…..
Lejos de Konoha entre la villa oculta de la lluvia y la del sonido, exactamente en un bosque lleno de cadáveres y cuerpos en putrefacción, se encontraba un villano el cual una vez, junto con Madara Uchiha, intentó destruir todas las naciones con tal de ser él el dueño de todo.
Él se encontraba en una de las cuevas del bosque; ésta estaba oscura y un ambiente siniestro y maléfico rodeaba toda la estancia, haciéndola ver realmente diabólica. En el interior había unas cuantas columnas con serpientes dibujadas formando un amplio pasillo hasta llegar a una pequeña elevación de tierra y rocas donde se encontraba un trono, que era donde él se sentaba y controlaba todo; curiosamente, enfrente del altar había un círculo dibujado en el suelo con enredaderas alrededor de éste haciéndolo ver como una especie de sello maligno.
—Kabuto-sama, ¿al final que tenemos que hacer? – inquirió siniestramente un shinobi renegado de la villa oculta de la lluvia.
—Quiero que la traigáis – ordenó sin tapujos y con la voz siseante el que en un tiempo fue la mano derecha de uno de los tres sannin, Orochimaru.
—Pero…no podemos entrar tan fácilmente en Konoha… usted bien sabe que Naruto Uzumaki ahora es el Hokage. – explicó otro shinobi con la voz temblorosa, cuando de pronto se dio cuenta de que un kunai estaba clavado justo en su corazón.
—Ahora es seguro que tú ya no entras en la villa – matizó el líder de todos a la vez que tosía levemente. - ¿Alguien más tiene algo que decir? – inquirió éste con mala condición observando con furia en los ojos a cada uno de los ninjas que estaban alejados unos cuantos metros, respuesta negativa por parte de todos así que, sin nada más que decir, los tres shinobis desaparecieron de aquel siniestro lugar dejando a un Kabuto a la espera de todo.
—Los acontecimientos van a repetirse, Anko Mitarashi. – fue lo único que dijo la plagiada de Orochimaru antes de levantarse del sillón y dirigirse hacia sus aposentos.
Palabras o expresiones que pueden traer problemillas:
1 De higos a brevas: no muy a menudo.
Bueno, aquí termina el primer capítulo de esta historia. Vosotros decís ¿bien, mal?.
Se aceptan opiniones, conclusiones, REVIEWS jjajaaj etc!
Saludos a todas desde España!
Un abrazo muy fuerte;)
BY: Pochi-san
