Hola...Esta esta es una nueva historia Yoru-Soi ...creo que es demasiado Yoru-soi para una corta adaptacion que hice de una historia que lei hace poco.

Este es un leve gusto para aquellos que les agrada esta pareja y que en lo personal es una de mis favoritas.

Debo recordar que los personajes no me pertenecen, es extraño que cuando lees una historia solo piense en como se veria con tus personajes...por ello la adpate.

Espero sea de su agrado.

saludos


Capitulo # 1

El ambiente alrededor de Yoruichi era cálido; la habitación acogedora, la melodía de amor surgía como un eco muy al fondo, la voz de la persona amada temblaba de deseo, ella suspiró suavemente y se dio la vuelta. En sueños, evocaba mil y un sensaciones, la música, Soi abrazándola y apegándola a su cuerpo mientras bailaban... pero de repente, aparecía algo en sus ojos grises, confusión, enfado y entonces Soi Fong se marchaba y de repente todo terminaba.

Soi Fong, sus finos labios... su boca... en un beso apasionante; ella cayendo en sus brazos y su necesidad urgente de una emoción palpitante; su propia garganta y su voz, llorando, y la peli azul abrazándola, amándola, para siempre. El llanto flotando en el eco del viento de la noche; el brazo de ella, pesado y cálido sobre la cadera de Yoruichi, música desvaneciéndose y después solo quedaba... silencio e intimidad.

La música cesó y su eco desapareció como si nunca hubiera existido, Yoruichi descansaba muy quieta en la cama; la estrellada noche que la rodeaba con su silencio parecía calma. Sobre su hombro, un suave y lento respirar, era extraño pues ella estaba soltera desde hace mucho tiempo, pero extrañamente podía sentir el aliento alguien respirando, abrazándola muy cerca. Apretó más sus parpados con un dejo de temor y se cuestiono al instante ¿Qué diablos había hecho...?

La boda, el resto tenía que ser un sueño de esos húmedos que muchas veces había tenido, pero la boda era real... su mente trataba desesperadamente de concretar con certeza sus recuerdos... Sí, la iglesia, Rangiku y Byakuya; la morena lo recordaba muy bien, mientras instintivamente se enrollaba en las sábanas lentamente y con sumo cuidado. La morena los había visto sin poder evitar la envidia por lo que estaban viviendo en esos momentos, también Soi los había visto pero como siempre con su rostro impasible.

Entonces, más tarde, en la lujosa recepción, extrañamente miradas que se cruzaban de vez en cuando acero y oro, luego bailando con... no, Soi no bailó con ella. Los brazos de la peli azul, sus suaves manos que se movían de forma cariñosa y posesiva, la voz de Soi en su oído, su cuerpo tan cercano al suyo que... ¡tenía que ser un sueño!, se repitió mentalmente ¡Por supuesto que era un sueño! ¡Ella jamás sería tan estúpida!

Yoruichi aun con temor en su corazón finalmente abrió los ojos y vio su propia habitación, su cama, una tenue luz surgiendo de las ventanas. Despacio volvió su cabeza, el rostro de Soi era suave cuando dormía y hasta relajado, parecía más joven sin la máscara de control que llevaba siempre cuando estaba despierta. La morena nunca le había visto dormida, el pelo azulado despeinado sobre la frente, los penetrantes ojos grises ahora escondidos en la fragilidad de los párpados y que posiblemente le verían con esa intensidad y fuerza.

Luego sintió que el aire le faltaba ante la realización de lo que pasaba-¡Soi estaba en su cama! Cada detalle de su cálido y erótico sueño era real. La morena cerró los ojos con firmeza y un poco de esperanza de que quizá haya bebido demasiado en esa boda y justo ahora estuviese alucinando de ebria, pero sabía que ella no hacia esas tonterías y se obligó a abrirlos nuevamente. ¿Estaba la peli azul despierta? ¿Abriría sus ojos para mirarla con esa frialdad y dureza con la que acostumbraba?

Seguro que cuando Soi Fong despertara ella debía decirle algo, pero no sabía el que pues no tenía palabras para explicar que había pasado; sólo sentía pánico. ¡Nada de eso era real! ¡No era posible! Los sueños pueden ser muy vívidos, algunas veces más fuertes que la misma realidad. ¿Acaso Soi no había perturbado su sueño por cinco años?

Había ocurrido desde el primer día, cuando ella recibió el impacto de su presencia, al entrar ella en aquella habitación, sentir esa increíble sensación de ensueño y admiración, por alguien tan afamada, segura y controlada en todo lo que hacía. ¡De acuerdo! La peli azul tenía un lugar especial en sus sueños, pero no en su habitación, no abrazándola mientras dormía; una cosa era fantasear con Soi Fong como amante y otra muy distinta, la locura de hacerlo realidad.

¡Tenía que salir de allí!- Cuando ella despertara recordaría claramente todo lo de la noche anterior, contuvo la respiración mientras se deslizaba por debajo del brazo de la peli azul, que de repente cambió el ritmo de su respiración. Yoruichi se quedó inmóvil, con la sábana sobre los muslos y su corazón a punto de darle un infarto. Soi se movió levemente, mientras ella paralizada miraba perdida y fijamente hacia la ventana, con miedo a darse la vuelta y encontrarse con esa mirada fría y dura, pero únicamente se oyó su suave y lento respirar.

La morena escapó nerviosamente de la cama, esperando un sonido, una palabra, su nombre en labios finos de Soi... que finalmente y para su suerte continuó dormida, Yoruichi se puso rápidamente la ropa interior, las medias y el traje del día anterior... ¿y sus zapatos? Se estremeció al recordar, de inmediato salió velozmente al vestíbulo, allí estaban donde los había dejado caer: unos zapatos de tacón alto, los tomó y su garganta se cerró a causa de los recuerdos que prontamente vinieron a ella, pero ella los desestimo al instante.

Busco su bolso y abrigo con un dejo de aflicción... recordó al momento si, debían estar en la cocina, los había dejado allí la noche anterior. El recuerdo le vino como un torbellino uno tras otro y no pudo retenerlos esta vez, después tuvo lugar esa extraña conversación en la sala; esa tensión y las preguntas…Entonces ella dijo: ¿Café? - de repente la locura se apoderó de ellas como un rayo repentino; mucho peor que la demencia de haberla invitado subir a su apartamento.

Yoruichi se detuvo frente a la puerta principal sin saber qué hacer. ¿Qué pasaría si la peli azul ya se hubiera despertado? Quizá debería regresar y tratar de...suspiro - No, eso era imposible enfrentarse a ella después de todo lo ocurrido no era una buena opción.

« ¡Sal ahora antes de que sea tarde!», se dijo mentalmente, contuvo el aliento hasta que cerró la puerta del apartamento, luego suspiro pues estaba a salvo, sólo le faltaban unos cuantos escalones, luego el ascensor. Una vez que las puertas automáticas del ascensor se cerraran, no habría posibilidad de que Soi Fong abriera la puerta del apartamento y la atrapara antes de escapar.

Bajó cinco escalones antes de apretar el botón del ascensor que debía bajarla del décimo piso del edificio. Esperaba mirando fijamente los números luminosos del ascensor con el corazón latiéndole a mil por hora. Llevaba sus zapatos en una mano, su bolso en la otra y su abrigo colgando del brazo. ¡Yoruichi nunca en su vida había hecho algo tan descabellado! por lo que aun le costaba creer su lamentable situación actual.

Escuchaba atentamente el zumbido apagado del ascensor, que esperaba que no interrumpiera el sueño de Soi, que debía de estar muy agotada. Primero por el viaje transoceánico, luego la boda y recepción; pero sobre todo después...

De repente las puertas del ascensor se abrieron, ella entró rápidamente presionando con fuerza el botón del garaje. Al momento no pasó nada pues el ascensor continuaba parado en el décimo piso, con las puertas abiertas de par en par como esperando que alguien más entrara…quizá esperando a la peli azul, La morena golpeó rudamente el botón para cerrar las puertas, pero aun así por unos momentos no ocurrió nada.

Finalmente, las puertas del ascensor se cerraron, Yoruichi se apoyó en uno de los pasamanos de las paredes de espejo del ascensor y suspiro- ¿Qué diablos haría ahora? Por ahora al garaje, por su coche, pero ¿a dónde se iría?- fue la pregunta que le asalto, aunque eso no importaba en ese instante pues ella iría a cualquier parte que fuera lejos de la peli azul.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron en el garaje, ella pisó el frío suelo de cemento y se dio cuenta de que sus pies estaban cubiertos sólo por sus medias, apresuradamente se puso los zapatos y el abrigo, luego buscó en su bolso las llaves del coche. Frunció el ceño pues no estaban en el pequeño compartimento en que debían estar. ¿Acaso había sido tan tonta que las había dejado en su apartamento? ¡Pero no podía volver!, esa no era una opción viable por lo que pensó en que tendría que subir al nivel de la entrada principal y pedirle al portero que le consiguiera un taxi.

En tanto pensaba en que hacer, sus dedos tropezaron con el metal de las llaves y dio un grito sofocado de alivio, con manos temblorosas abrió la puerta de su coche; entró en él y encendió el motor suspirando aliviada - «Bien, ahora conduce sin detenerte»- se dijo, mientras asía con firmeza el volante. «Pero, ¿a dónde?» - se preguntó mentalmente, pero al instante se respondió: «a cualquier parte», solo tenía que salir de ahí antes de que cualquier otro desastre pasara en su vida.

La morena condujo hacia la salida del garaje esperando ver ya la luz del día, sin embargo no fue así. Giró en la calle Burrard como lo hacía cada mañana desde hace 5 años; pero esta vez no era de mañana y esta vez no estaba para sonreírle a la vida, las calles parecían fantasmales y el pavimento brillaba por el alumbrado. Conduciendo mecánicamente, cruzó el puente y se dirigió al corazón de la ciudad.

Cuando llegó al alto y lujoso edificio de la compañía, se detuvo para que estacionaran su coche. Llamó y dio sus llaves a un sobresaltado y extrañado chófer. -¿Señorita Shihōin? – Pregunto -¿Trabajando tan temprano?

Sí -contestó apresuradamente- hay algunas cosas que necesito hacer urgentemente- al salir del coche miró su reloj; cuatro y media de la mañana; ¡no era extraño que el chófer estuviera tan sorprendido! 0 tal vez fuera por el traje de fiesta que aun llevaba... un vestido de seda color coral que había llevado a la boda el día anterior, suspiro molesta fue lo primero que alcanzó a oscuras en su dormitorio, mientras oía la respiración de Soi a sus espaldas, cuando inició su flamante huida.

Era inadecuado para correr y viajar, puso los ojos tendría que comprar otro vestido y dejar el suave y elegante traje en la habitación de algún hotel, obviamente jamás volvería a ponérselo en toda su vida. Yoruichi se mordió un labio, obligándose a mirar las luces del ascensor.

¿Hasta dónde tendría que huir para que la peli azul no la encontrara? Entró en el ascensor, una cosa era segura, fuese como fuese Soi iría a buscarla pues era tan obstinada, miró fijamente la luz que marcaba los pisos por los que pasaba el ascensor, pensando en que la peli azul seguramente despertaría pronto... arrepentida de todo.

Yoruichi Shihōin se pasaba la vida subiendo y bajando en ascensores, pues vivía en el décimo piso de un edificio y trabajaba en el decimosexto de otro. Lo peor de todo era que Soi Fong era la dueña de ambos; la morena pensó convencida de que ella rodeaba su vida. «Admítelo» meditó horrorizada, al tiempo que abría la puerta de la compañía Fong. Efectivamente Soi era su vida, o la había sido hasta ahora.

De camino encontró una caja vacía y la llevó a su escritorio, encendió su ordenador al momento y lo dejó entrar en acción, mientras ella se concentraba en apilar cinco años de su vida en una pequeña caja de cartón, una foto de sus padres; la gran foto de los hijos de Tia... Nell empujando muy fuerte a Yushiro en el columpio mientras éste reía... Bajó su diploma de la pared y lo colocó también en la caja.

De pronto el teléfono sonó, Yoruichi tiró del primer cajón de su escritorio para abrirlo, metió en su bolso el lápiz de labios y el esmalte de uñas que allí guardaba y del cajón de seguridad sacó su pasaporte que tenía siempre a la mano, porque era frecuente que Soi le pidiera repentinamente que le acompañara en algún viaje de negocios.

Había vaciado dos cajones de su escritorio y abrió el tercero; el teléfono sonó una vez más, extendió un par de medias que guardaba para alguna emergencia y las colocó junto a su calculadora, en la caja. Sonrió al pensar que se llevaba la calculadora, había dos libros en el último cajón de su escritorio; su diccionario y su manual de procedimientos de contabilidad, ahora los demás libros, se dijo mentalmente. Empezaría por los estantes frente al escritorio.

El teléfono sonó por cuarta vez y la morena se dio cuenta de que cada llamada del teléfono la hacía titubear y de paso la ponía alerta; podría ser alguien llamando de Alemania, donde quizá serían horas de trabajo, o podría ser la peli azul. Miro hacia los estantes, no sabía con exactitud qué libros eran suyos y cuáles de Soi.

Se mordió el labio cuando oyó la seria y agradable voz de Nanao grabada en el contestador automático, anunciando que las oficinas por el momento estaban cerradas y especificando el horario de atención, Yoruichi dio la espalda a los libros y terminó de recoger los últimos artículos personales que quedaban en el escritorio, pero se quedó paralizada al oír la voz de Soi Fong que, en un susurro, hablaba en el contestador.

-Yoruichi, ¿estás ahí? - Había pasado cinco años de su vida aprendiendo a manejar a la peli azul. La morena la conocía plenamente bien hasta el punto de saber en qué momentos podía enfrentarse a ella y salir victoriosa. Soi Fong era tan eficiente que controlaba todo, incluyendo su vida. Sin embargo, Yoruichi nunca había permitido que la dominara; no le permitía leer sus pensamientos, como parecía leer en las mentes de todos los demás.

Ella sabía que no tendría ninguna oportunidad si se enfrentaba a la peli azul justo ahora, con la mano temblorosa alejó el teléfono. Sintió una extraña punzada de dolor, porque hasta ahora nunca había ignorado los deseos de Soi. Pero de ahora en adelante ella ya no sería parte de su vida. Con ese pensamiento dejo escapara un leve suspiro y por lo tanto siguió con lo suyo- ¿Dónde estaba su pequeña grabadora? ¿Dónde podría estar? Entonces recordó que la peli azul tenía su grabadora.

******************************Flash Back *******************************

El martes pasado justo ahí en su despacho, la voz seria de Soi le había hecho alzar la mirada...

-¿Yoruichi? Tengo en la maleta mi grabadora de bolsillo, ¿me prestas la tuya?

Ella buscó en su escritorio la grabadora, bromeando le aconsejo: -¿Por qué no te dedicas a mirar el paisaje durante el vuelo? Nanao te bendeciría si regresaras sin la acostumbrada docena de cintas para transcribir.

Un destello de diversión brilló en los ojos acerados de Soi. -¿a qué paisaje te refieres?- cuestiono- por si no sabes es un vuelo polar, Yoruichi; el hielo y la nieve cubren las montañas en esta época.

Ella le dio la grabadora y comentó: -Piensa en mí cuando la uses- le sonrió cálidamente - Si recuerdas que tienes algo mío, tal vez seas más cuidadosa antes de firmar nada de ese negocio de alianza comercial.

No te preocupes, Yoruichi—respondió al instante- te mandaré por fax los detalles antes de firmar cualquier cosa, para que tengas oportunidad de darle tu visto bueno.

Que tengas buen viaje -le dijo, con tono indiferente; aunque sabía qué vacía y aburrida era la vida en el trabajo cuando la peli azul se marchaba-. ¿Regresarás el sábado? – pregunto de repente.

Será mejor que lo haga... ya que soy la invada de honor en la boda de Kuchiki; por cierto, ¿asistirás? – cuestiono.

Aun no estoy muy segura de ir, recibí la invitación la semana pasada- dijo con seriedad- Byakuya Kuchiki y Rangiku Matsumoto- dijo, poniendo un cara afligida-. Rangiku siempre me ha hecho sentir intimidada.

No tienes por qué sentirte así - respondió la peli azul, sonriendo-. Es cierto que Rangiku siempre ha sido un tanto dominante, pero parece que Byakuya ha sabido domarla- dijo casi divertida...- Entonces, ¿te veo en la boda? – Cuestiono y vio que ella dudaba -Si vas a la recepción, encontraremos unos minutos a solas para hablar de lo de Berlín.

La morena puso los ojos - está bien - aceptó, aunque en su mente lo dicho por Soi hizo que la boda perdió toda connotación romántica; aparentemente era todo un gran acontecimiento social, pero para la morena ahora resultaba ser otra cita de negocios con Soi.

******************************Fin Flash Back***************************

La morena volvió al presente, ella permanecía inmóvil, con la mano en el escritorio, esperando a que el contestador terminara y la peli azul colgara. Cuando eso sucedió ella se sentó frente al ordenador, abrió un archivo y rápidamente borró la carta que había escrito para Tia la semana pasada. Su hermana tenía todo lo que una mujer podía desear en la vida, meditó con incómoda envidia. Tia tenía el amor de Grimjow Jaegerjaquez y el de sus dos hermosos hijos, tenía una bonita casa con jardín y flores en las ventanas, un gato ronroneándole a sus pies.

Yoruichi se secó una lágrima que había derramado, quizá por la tensión existente y comenzó a escribir un mensaje para Soi Fong en el ordenador, no iba a extenderse pues iría directo al meollo del asunto, era un mensaje muy corto, de apenas tres frases; la morena tecleaba las palabras como si estuvieran escritas en su mente.

Cinco largos años cerrados con tres frases en la pantalla de su ordenador, el día anterior Soi le había pedido encarecidamente que dejara sus vacaciones para después, hasta que los pormenores y el contrato del negocio de Berlín hubieran terminado con total éxito. Hasta apenas el día anterior ella había estado de acuerdo y ahora todo se iba por la alcantarilla, sonrió amargamente al pensar en cómo cambiaban las cosas de un día para otro.

La morena imprimió el mensaje cuando hubo terminado, lo firmó con su mano temblorosa, lo dobló y metió en un sobre blanco e inmaculado en el que escribió el nombre de su jefa. Luego abrió con sus llaves el amplio despacho de Soi. Observó la ciudad a través de la gran ventana del despacho de la peli azul, la noche de Vancouver, plácida y llena de luces. Repentinamente, se alejó de la ventana y colocó el sobre en el escritorio de Soi Fong. Luego volvió a su despacho sin perder tiempo en recuerdos, cavilaciones o añoranzas, con prisa apagó el ordenador y las luces, tomó la caja que había llenado con eficacia.

El teléfono empezó a sonar otra vez, la oficina parecía fantasmal a esa hora, especialmente con la peli azul insistiendo por teléfono, sabiendo que ella podría estar allí. Llegó a la recepción antes de que la cuarta llamada sonara y cruzó la puerta antes de que la voz de Nanao contestara otra vez. Se dirigió al ascensor, con la caja en sus brazos. ¿La estaría llamando desde el apartamento? ¿Iría a la oficina a buscarla? Sí, conociéndola tan bien, Soi Fong iría...

En la planta baja, Yoruichi llamó al chófer y le sonrió cuando él amablemente tomó la caja y la llevó hasta su coche. -Buenas noches -dijo, aunque pensó que lo más acorde era decir adiós, ya que saliendo de ahí no regresaría a ese edificio. El edificio de Soi, la vida de Soi. Ella iría a México; Tia y Grimjow estarían esperándola. Sí, México; Los Santos era en todos los sentidos la antítesis de su vida allí. Se dejaría llevar libremente por el viento y el mar, ella seria libre del dominio de Soi.

Se divertiría en la playa con los niños, bronceándose con el sol tropical y después recordaría viejos y felices momentos, la morena pensó que no tenía que regresar a su apartamento, tenía las tarjetas de crédito, y su coche; en una hora podría cruzar la frontera, después tomaría un vuelo hacia México...


Soi Fong colgó el auricular y lo observó con extrañeza. Era un teléfono decorativo, de cristal y bronce. No el tipo de aparato que habría esperado encontrar en el apartamento de Yoruichi Shihōin; era un tanto ridículo.

El apartamento en sí no era lo que ella hubiera esperado y esto le molestaba porque conocía muy bien a Yoruichi o más bien eso creía. Durante cinco años había estado a su lado, en el despacho contiguo. La morena era eficiente, organizada, una mujer que no desperdiciaba ninguna palabra ni movimiento, no parecía ser de las personas impulsivas. Era inteligente; endemoniadamente inteligente.

Le había llevado mucho tiempo convencerla de que trabajara para ella, pero tardó sólo un día en confirmar que valía la pena cada centavo que había pagado para conseguirla. Yoruichi Shihōin era una de las piezas más valiosas en el funcionamiento de su compañía, lo que hacía que su comportamiento de la noche anterior le pareciera ahora demasiado estúpido.

Echó una mirada a sus pantalones grises; eran los mismos pantalones que había llevado a la boda de Byakuya el día anterior y que hacía unos momentos había encontrado en el suelo de la habitación de Yoruichi. Se encontraba en la sala colocándose la camisa que había levantado del respaldo de un sofá, mientras recordaba con rabia todo lo sucedido.

El sofá de Yoruichi era un poco exótico, de color Coral, como el vestido de seda que había llevado en la boda. Soi Fong solía analizar a Yoruichi y sus emociones por medio de los colores, últimamente había observado cómo su ropa de trabajo se orientaba hacia tonos más vivos y vistosos. Apretó su mandíbula con un dejo de molestia, pues ella sabía exactamente el significado de eso. Había un hombre en su vida otra vez, Soi sintió un tirón de un músculo de su mandíbula, cuando recorría las habitaciones del apartamento de la morena.

El apartamento era acogedor comparado con su despacho; tenía colores cálidos y algunos toques impulsivos, como el de un cuadro muy especial en la pared de su habitación, aquellos extraños dragones en la repisa de su chimenea, para sujetar los libros. Trató de recordar a la Yoruichi Shihōin que conocía, imaginándosela con falda y chaqueta sastre color negro, y una blusa lisa, tal vez con un collar de perlas sencillo o algún otro accesorio.

Otra imagen surgió de pronto en su mente, la Yoruichi seductora y sensual... En sus brazos, toda ella calor, suavidad y ternura; invitándola, mientras una tormenta se desataba en su interior, nada en el mundo existía excepto la ferviente necesidad de llevarla junto a ella, más allá de todo.- ¡Demonios! Todo esto tenía que parar, se dijo mentalmente.

Yoruichi, su aliento entrecortado, las exquisitas curvas de su cuerpo encendido junto al de ella; calor y necesidad de la mano de una abrumadora pasión.- ¡Tenía que acabar con eso! No más fantasías, no más recuerdos; tendría que borrarlos de su mente, no había más remedio que eso.

Maldito Kuchiki y Rangiku, nunca debió asistir a aquella maldita boda y menos ir a esa recepción ó debió haber salido inmediatamente del apartamento de la morena, cuando sintió surgir la locura. Tomó el teléfono junto a la cama de Yoruichi y lo colocó entre su hombro y la barbilla; mientras marcaba observaba el extravagante cuadro en la pared y apretaba entre los dedos una pluma que había encontrado en el escritorio. Tres llamadas, cuatro. Nadie contestaba. ¿Contestaría Yoruichi si estuviera allí?- suspiro.

La peli azul estaba desconcertada y después de lo sucedido, no tenía ninguna idea de lo que podría estar pensando Yoruichi, si no estaba en la oficina, ¿a dónde podía haber ido? La noche anterior la morena le había sorprendido pues no había tenido límites, había sido tan ardiente y apasionada, quizá no solo la morena había perdido el control.

De alguna forma, ella tendría que ser más fría con respecto a esa situación y lo mejor era borrar y eliminar completamente de su vida lo sucedido esa noche...


Continuara...