Lily se veía preciosa en su vestido rosa. Estaba esperando a James ansiosa. Hacía un momento había nevado, por lo cual, el suelo estaba repleto de nieve. Se había tenido que refugiar bajo un pequeño techo para que sus tacones no se hundieran.

Hacía un frío terrible, pero a ella no le importaba, quería verlo mas que nunca.

Pasaron los segundos, los minutos, hasta que el retraso fue de una hora. Lily comenzaba a enojarse. ¿Acaso la iba a dejar plantada en Navidad?

Habían quedado en encontrarse allí. La maga había tomado el metro muggle para llegar, pero a aquellas horas el metro ya no pasaba para volver. Si Potter no llegaba no tenía idea de como volvería a casa.

Lily vio una extraña luz en el cielo que fue bajando en picada hacia ella. Al principio se asustó, pero luego se dio cuenta de que era Sirius con su famosa motocicleta voladora.

El chico de dieciséis años estacionó su moto frente a ella.

-¡¿Acaso querías matarme del susto?! -exclamó Lily enojada.

Sirius le sonrió maliciosamente y se corrió un mechón de cabello del rostro, algo que a las chicas las volvía loca. Pero a Lily no, sus encantos nunca surgían efecto con ella.

-Hola Lily, es un placer verte -dijo bajándose de la motocicleta ágilmente.

-¿Dónde está Potter? -preguntó ella enojada.

Sirius metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta, su expresión se volvió seria.

-Lo siento Lily. James prometió que hoy antes de su cita contigo, los merodeadores se juntarían a tomar algo. Pero James terminó borracho en el suelo.

-¡¿Qué?!

Lily no se lo podía creer. De un momento a otro sus ojos se llenaron de lágrimas. No quería llorar frente a Sirius pero las lágrimas salieron solas.

Estaba cansada de que siempre pasara lo mismo. No era la primera vez que James la dejaba plantada. Siempre ocurría algo. Siempre lo había perdonado, ¿pero en Navidad? Ni siquiera Lily Evans era tan buena como para perdonar eso.

Se sacó los tacones enojada y comenzó a caminar sobre la nieve, hacia casa.

-¡Lily! -exclamó Sirius sorprendido, pero Lily no volteó.

El animago corrió hacia la chica, y la obligó a voltear tomándola del brazo.

-Déjame por lo menos llevarte a casa -dijo el.

-¿Te lo pidió el, verdad? -preguntó furiosa -Me trata como a su mascota, cree que volveré otra vez a estar detrás de el, ¡pero no es así!

-En realidad no me lo pidió, el estaba inconsciente -dijo Sirius incómodo.

Lily lanzó los zapatos con fuerza a lo lejos.

-¡Lo odio! -gritó intentando descargarse.

-¿Ahora que sabes que el no me envió me dejarás llevarte a casa?

-No quiero ir a casa, no hay nadie allí -dijo Lily enojada -Mis padres van a pasar Navidad en la casa de mis tíos.

Sirius sonrió.

-¿Tienes alcohol en casa?

Lily lo miró intentando leerle la mente.

-No creerás que me enrollaré contigo, ¿verdad?

Sirius rio.

-James me mataría, mejor no intentarlo -dijo riendo.

-Creo que tengo whisky -dijo la chica con los brazos cruzados.

Sirius sonrió de oreja a oreja.

-Vamos entonces.

Sirius volvió a tomarla del brazo y la llevó hacia la motocicleta.

-Espera -dijo Lily con los ojos muy abiertos -¿Tenemos que ir en eso?

Sirius le sonrió arrogante.

-Compartir un viaje en moto con Sirius Black, no podrías pedir nada mas.

Lily rodó los ojos.

-Que gracioso.

-¿Te animas? ¿O prefieres quedarte aquí hasta morirte de frío? -le preguntó el chico subiéndose a la motocicleta.

Lily suspiró. Rendida, y odiando a Potter como nunca, subió a la moto detrás de Sirius.

-Eso si pelirroja, vas a tener que agarrarte fuerte de mí si no quieres morir -dijo divertido.

-¿Qué?

Sirius arrancó la moto y salieron en picada hacia arriba. Lily soltó un grito y al instante se abrazó a Sirius haciendo que este soltara una carcajada.

Cuando estuvieron sobre la ciudad, y Sirius disminuyó la ciudad, Lily se maravilló. Londres se veía hermosa desde arriba.

-Es genial -dijo ella sonriendo.

Las luces de todos colores le daban un aspecto romántico a la ciudad, el paisaje era tan bonito que Lily pudo olvidar todo por un momento.

-Paris es mejor -dijo Sirius con una sonrisa.

-¿Fuiste a Paris? -preguntó la maga sorprendida.

-En las vacaciones suelo ir a diferentes lugares con la motocicleta -contestó el animago.

-¿Solo?

Sirius rio.

-Si.

-Debe ser emocionante -comentó.

Sirius aceleró a toda velocidad, haciendo que Lily volviera a gritar.

-¡Idiota! -exclamó la chica aferrada a el como si estuviera a punto de morir.

Iban a tanta velocidad que apenas se podía escuchar lo que decían, pero al sentir que Sirius vibraba se dio cuenta de que se estaba matando de risa.

Lily instintivamente lo golpeó, olvidando que si se soltaba salía disparada hacia atrás. Y eso fue lo que sucedió.

Lily cayó de la moto gritando.

Sirius se sorprendió. Giró la moto y la obligó a bajar a toda la velocidad. Era como una batalla contra la gravedad, si no llegaba a tiempo Lily iba a estrellarse en el suelo.

Pero al manejar la motocicleta como si fuera una parte de su cuerpo, logró atrapar a Lily entre sus brazos. Continuó manejando hacia su casa pero esta vez lentamente.

-¿Eres una idiota lo sabes? -dijo mientras ella estaba en shock.

Que Lily Evans no le respondiera lo asustó.

-¿Estás bien?

Lily escondió su rostro en su pecho, algo que a Sirius le sorprendió. Pensó que James lo mataría si se enteraba de la cercanía que estaban compartiendo.

-Lily...

Lo estaba poniendo nervioso, Sirius se aferraba a los manubrios de la moto con fuerza, intentando no sentir nada con aquel contacto. Lily olía dulce como el infierno.

Suspiró e intentó estar tranquilo durante el viaje, aunque la novia de su amigo no dejó de aferrarse a el durante todo el trayecto.

Cuando estacionó la motocicleta y apagó el motor, Sirius se quedó inmóvil.

-Lily -volvió a decir su nombre -, llegamos.

Lily lo miró enojada con sus bonitos ojos verdes.

-Casi provocas mi muerte.

-Eres tan idiota, ¿quién se soltaría de su acompañante a esa altura?

Lily lo fulminó con la mirada.

Sirius bajó de la moto y con sus fuertes brazos tomó a Lily y la obligó a bajar.

-No me importa cuán enojada estés, todavía quiero ese whisky -dijo despreocupadamente.

Lily y Sirius entraron a la casa, el clima allí era mas cálido, por lo que, los dos soltaron un suspiro.

Sirius se sacó la chaqueta y la dejó en el sofá.

-Quédate aquí, ahora te traeré tu whisky -dijo Lily enojada. Antes de irse prendió un velador que no iluminaba mucho la habitación -No prendas otra luz, los vecinos aquí le informan todo a mis padres, no quiero que sepan que estoy aquí.

Sirius se sentó en el sofá y observó todo a su alrededor. El living estaba repleto de fotos de su familia. Las observó con detenimiento y descubrió que su madre era una copia exacta.

Lily volvió con la botella de whisky que estaba prácticamente llena. Se sentó junto a el en el sofá y le sirvió una copa a Sirius.

El animago tomó un trago y suspiró.

Lily también se sirvió una copa.

-Después del susto que sentí esto me viene bien -le dijo la chica.

-No puedo creer lo que estoy viendo, nunca creí que Lily Evans podría llegar a disfrutar así un trago -dijo con una sonrisa.

Lily le sirvió un poco mas.

-Es cansador ser perfecta, ¿sabes? Me pregunto si para ti es cansador andar siempre con esa fachada de adolescente arrogante -comentó tomando un trago.

Sirius rio.

-Puede ser -dijo con una sonrisa -, creo que tengo mi lado blando en algún lugar también...

Lily sonrió.

-Me encantaría eliminar mi lado blando y ser malvada como tú, tal vez así podría manejar a James -suspiró.

Sirius tomó la botella y tomó de ella.

-¡Hey! -exclamó la maga enojada.

Sirius le sonrió.

-Lo quieres mas de lo que pensaba...

Lily le robó la botella y lo imitó.

-Pero el no me ama tanto como yo lo amo a el. Por eso soy la que siempre sale lastimada -reflexionó.

-El amor apesta -dijo Sirius robándole la botella.

-El amor apesta -coincidió la pelirroja.

Lily miró a Sirius riendo, el alcohol ya empezaba a hacerle efecto, era tan débil.

-Espera, es gracioso estar hablando de esto contigo -dijo divertida.

Sirius la miró y rio.

-Es verdad. Quien diría que pasaríamos la Navidad juntos y hablando sobre cosas tan cursis. Si alguien me lo hubiera dicho no lo creería.

Lily volvió a reír.

-¿Algún día sufriste por amor? -le preguntó curiosa.

-Joder -maldijo Sirius con una sonrisa.

-¿Qué? ¡¿Lo hiciste?! -exclamó la chica riendo acercándose a el peligrosamente.

-No -mintió el chico forzando una risa.

-Oh vamos Sirius, sé que hasta el chico mas guapo de Hogwarts puede sufrir por amor.

Sirius miró a Lily. Realmente envidiaba a su mejor amigo. Lily era hermosa de todas las maneras que la mirara. Siempre en Hogwarts fingía ser la perfección, pero verla liberada, sentada cómodamente en el sofá, hablando despreocupadamente y con una botella en la mano era lo mas maravilloso que había visto en el mundo.

-¿El mas guapo de Hogwarts? -preguntó con una sonrisa maliciosa -Creo que Potter lloraría si se enterara.

Lily le pegó en el brazo.

-Todas las chicas dicen que eres el mas guapo de los merodeadores -dijo rodando los ojos -Solo lo dije por decir.

-Si, claro. Seguramente crees que soy sexy -dijo con una divertida mirada perruna.

Lily tomó un trago de su botella.

-Eres caliente, pero también un completo idiota.

-Nunca creí que dirías que soy caliente -dijo sorprendido -, James por favor no me mates -dijo mirando el techo.

-Estas cambiando de tema Sirius Black, dime, ¿te has enamorado alguna vez?

Lily estaba acortando demasiado la distancia, ya podía sentir aquel dulce perfume otra vez.

-Nunca me enamoré realmente -volvió a mentir.

Lily lo miró desilusionada.

-Que lastima, estaba preparada para escuchar alguna triste historia.

-Lo siento pelirroja -dijo encogiéndose de hombros.

-Debe ser genial no haberse enamorado, nunca lo hagas Black, sino terminarás siendo tan patética como yo... -suspiró.

Sirius la miró dulcemente.

-No eres patética Lily -dijo suavemente.

La maga se secó una lágrima que había caído sin aviso.

-Me dejó sola en Navidad, ¿qué clase de idiota hace eso?

Sirius suspiró.

-Te quiere.

-No.

-Si.

-Cállate Sirius, si no sabes que es querer a alguien ¿cómo lo vas a saber?

Sirius sonrió.

-Tienes razón, mejor me callo.

-Si, mejor cállate -concordó la chica.

Sirius bebió una vez mas, la cabeza ya comenzaba a darle vueltas al igual que Lily.

Se quedaron en silencio por unos minutos, solo bebiendo.

-Sirius...

-¿Hmm?

El animago estaba soñoliento por el whisky, apenas podía pensar.

-¿Por qué estás triste?

-¿Yo?

-Si. Te ves diferente.

-No se de que hablas -mintió el chico.

Lily tomó su rostro y lo obligó a mirarla. Sirius sonrió al ver que estaba aún mas borracha que el. Lily Evans nunca lo tocaría.

-Hoy te ves melancólico por alguna razón -dijo seriamente mirándolo a los ojos.

-¿De verdad?

Lily asintió.

-¿Quieres escuchar al arrogante perro hablar? ¿De verdad?

Lily le sonrió.

-Dijiste que había una parte blanda en ti. A veces es bueno sacarla.

El chico rio sin que la alegría llegara a sus ojos.

-Vamos, te toca a ti hablar -insistió la chica.

Sirius la miró con aquellos ojos oscuros, intensos, que la mayoría de las veces reflejaban arrogancia, pero esta vez vio en ellos un destello de dolor, fue solo un momento, pero Lily logró captarlo.

-Esta bien, por dónde empezar... humm... -el chico sonrió de mala gana -, hace pocos días me escapé de mi casa, en realidad, mas bien me echaron.

Lily se sorprendió. No se había enterado de nada.

-Estoy por un lado enfadado, pero... a pesar de que los odie con toda mi alma es extraño... y luego ver a los Potter, una familia tan perfecta, creo que estoy comenzando a sentir envidia de James... y eso me hace sentir mal.

Lily se quedó en silencio sin saber que decir. No supo por qué lo hizo, tal vez por el alcohol o porque compartía el mismo sentimiento de soledad, pero se encontró apoyándose en el hombro de Sirius.

Sirius se quedó inmóvil al principio, pero luego también apoyó su cabeza contra la de ella.

-A veces también me siento sola, mi familia está allí pero a veces siento que en realidad no lo están... odian que sea maga. En especial mi hermana, desde que entré a Hogwarts ya no me trata como antes. A veces también siento envidia de otras familias, asique no te sientas tan mal Sirius...

-Nunca creí que a alguien como tú le pasara algo así -susurró el animago.

Lily sonrió.

-Todos tenemos secretos -murmuró.

Sirius sonrió.

-James fue un estúpido al dejarte plantada, me aseguraré de que tenga su merecido -dijo el chico sonriente.

Lily rio.

Cerró los ojos por un momento. El aroma de Sirius era realmente embriagador, estaban tan cerca...

La atmosfera era tan extraña para Lily, había visto un lado de Sirius que nunca había creído posible, y para Sirius también, estaba pasando navidad en la casa de Lily Evans, alguien que había creído perfecta, pero que también tenía sus secretos...

Sus rostros se rozaron por accidente, Lily sintió que se le erizaba la piel, era un sentimiento electrizante...

Levantó la mirada para decirle algo, pero Sirius también había dirigido su rostro hacia ella, por lo que sus labios chocaron.

Lily se sorprendió, Sirius también, pero luego comenzaron a besarse de verdad. Sirius tomó su rostro y la besó con necesidad. Lily se aferró a su camisa con fuerza, atrayéndolo aún mas.

Cayeron completamente en el sofá, Sirius sobre ella, este no dejaba de besarle, como si lo hubiera estado esperando desde hace mucho tiempo. Se sentía triste, borracho, feliz por las palabras de Lily, sus sentimientos eran tan confusos que los descargaba en sus besos.

Lily lo agarró por el cabello, besándolo de la misma forma, como si el mundo fuera a acabarse en cualquier instante. Estaba tan borracha y conmovida que apenas entendía por que se estaban besando así. Lo único que sabía era que se sentía como estar en el cielo. Sirius besaba terriblemente bien.

La respiración de Sirius contra sus labios la hacía temblar. Su cuerpo contra el de el le daba una sensación aún mas embriagante que el alcohol. Se sentía mareada, sentía que le faltaba el aire y Sirius apenas la dejaba respirar.

-Sirius... -susurró ella.

El animago apenas la escuchó, se deleitaba con los labios de Lily que eran lo mas dulce que había probado jamás.

No quería dejar de besarla porque sabía que esa iba a ser la única vez, que después la magia entre ellos se destruiría. Le dolía que fuera tan hermosa, desde hace mucho tiempo se había sorprendido por su personalidad fuerte, por como caminaba por los pasillos, nunca nadie había desafiado a los merodeadores, pero ella si, les daba pelea. Sirius amaba su coraje, pero siempre supo que Lily era intocable... James la quería... el había sido el primero en admitir que ella le gustaba. Se había maldecido por tanto tiempo el no decirle a James que Lily también era especial para el. Se sentía como un completo cobarde, un idiota sin remedio. Pero a pesar de querer revertirlo todo, ya era tarde, tan tarde que ahora Lily era de su mejor amigo, y no había solamente amor de parte de el, sino que ella también lo amaba con todo su corazón. Se sintió como una mierda al recordar eso. La chica a la que estaba besando era la novia de su mejor amigo y no era solo una niñería, ella hoy había llorado por el. Lo quería.

Sirius dejó de besarla. Lily lo miró con la respiración agitada. Se veía tan bonita mirándolo así que dolió.

-Lo siento -dijo Sirius tristemente.

Se levantó del sofá intentando no caerse y tomó su chaqueta.

-Sirius -dijo Lily sorprendida, levantándose tambaleante.

-De verdad, lo siento Lily, joder, si que la he cagado -se maldijo el chico.

Lily corrió y antes de que saliera por la puerta lo tomó por el brazo.

-No te vayas -murmuró.

-Esto está mal. Entrar a tu casa ha sido un error Lily -se giró para mirarla -Hagamos como si nunca hubiera pasado nada. James se destrozaría del dolor si se enterara...

Sirius se subió a la moto y desapareció en la noche, dejándo a Lily mas confundida que nunca.